Aristóteles no afirmaba directamente que los esclavos no tuvieran alma, pero sí sostenía ideas que hoy en día se consideran profundamente problemáticas, porque nuestro sistema económico no es esclavista. Su filosofía se basaba en la observación de la naturaleza de las cosas. En su mundo el sistema esclavista era lo natural. En su obra Política, Aristóteles argumentaba que algunas personas estaban naturalmente destinadas a ser esclavas, basándose en la idea de que ciertos individuos eran inherentemente inferiores y, por lo tanto, adecuadamente subordinados a otros.
Aristóteles creía en una jerarquía natural en la que algunas personas estaban predispuestas a la servidumbre debido a sus características inherentes, y esta visión se entrelazaba con sus creencias sobre la naturaleza y el propósito de la humanidad. Su concepción de "alma" no se aplicaba uniformemente a todos los seres humanos en términos de dignidad o capacidad. En su filosofía, el alma tiene diferentes niveles de desarrollo, y él diferenciaba entre el alma de los seres humanos y la de otros seres vivos, como los animales.
Probablemente la afirmación de que Aristóteles sostenía o se acercó a sostener que los esclavos no tenían alma se deba a que en su clasificación del alma, se refería a que el alma humana es única porque es racional, cognitiva y la reflexión y el razonamiento, por su naturaleza, en la concepción de Aristóteles, no eran una cualidad o propiedad del alma de los esclavos, que era un alma sensitiva o animal.
A continuación una referencia a la clasificación del alma según Aristóteles.
Aristóteles desarrolla una teoría del alma en su obra De Anima (Sobre el alma), donde distingue tres niveles o tipos de alma. Cada nivel tiene una función específica y está asociado con diferentes tipos de seres vivos. Estos niveles son:
Alma Vegetativa (o Nutritiva): Este es el nivel más básico del alma y está presente en todas las formas de vida, incluyendo plantas, animales y seres humanos. La función principal de este alma es la nutrición, el crecimiento y la reproducción. Las plantas, por ejemplo, tienen un alma vegetativa que les permite crecer y reproducirse.
Alma Sensitiva (o Animal): Este nivel del alma está presente en los animales y en los seres humanos. Además de las funciones nutritivas, el alma sensitiva permite a los seres vivos percibir el mundo a través de los sentidos, tener deseos y experimentar emociones. Esta alma se encarga de la percepción sensorial, el movimiento y el deseo.
Alma Racional (o Intelectiva): Este nivel del alma es exclusivo de los seres humanos. Se encarga de las capacidades racionales y cognitivas, como el pensamiento, la reflexión y el razonamiento. La función del alma racional es la que permite la actividad intelectual y el desarrollo de la lógica y la ética.
Para Aristóteles, estos niveles del alma están jerárquicamente organizados: el alma racional es superior a la sensitiva, y la sensitiva es superior a la vegetativa. Cada nivel incluye las funciones del nivel inferior, pero añade funciones adicionales. Así, en el ser humano, la función nutritiva y sensitiva se integran con la capacidad racional, permitiendo un tipo de vida que combina la nutrición, la percepción y la razón.
Esta teoría refleja la visión aristotélica de la organización y la jerarquía de las capacidades vitales en los seres vivos.
C/EH