Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

sábado, julio 07, 2007

Aristóteles: Clases Sociales

Sobre las Clases Sociales
Aristóteles


(I)

En todas las artes y ciencias que no versan sobre una parte, sino que son completas en relación con un género, pertenece a una sola considerar lo que corresponde a cada género.

La gimnasia, por ejemplo, ha de considerar qué ejercicio conviene a qué cuerpo y cual es el mejor, así como qué ejercicio en general es mejor para la mayoría (pues esto es también del resorte de la gimnástica); y a más de esto, si alguno deseare adquirir hábitos físicos y cierto saber inferior al que se requiere para los ejercicios atléticos, estará aún en la competencia del maestro de gimnasia y del entrenador proporcionarle esta capacidad por lo menos.

Y lo mismo vemos que acontece en lo relativo a la medicina, a la construcción de navíos, a la confección de vestidos y en todas las demás artes. Es evidente, por tanto, que a la misma ciencia corresponde considerar cuál es la mejor constitución política y qué carácter debe tener de acuerdo con nuestro ideal si ningún factor externo lo impide, como también cuál es la que puede adaptarse a tal pueblo.

(Para muchos, en efecto, será quizás imposible alcanzar la mejor constitución, de suerte que el legislador y el verdadero político no debe ignorar ni cuál es la mejor en absoluto, ni la mejor dentro de las circunstancias)

(...) deberá considerar el régimen que deriva de un supuesto dado (esto es, ser capaz de examinar, en una constitución dada, cómo pudo surgir desde el principio, y una vez que existe así, de qué modo podría asegurarse su existencia el mayor tiempo posible.

Me refiero, por ejemplo al caso en que una ciudad no esté regida por la constitución mejor, y que aun esté desprovista de las condiciones elementales para ello, ni siquiera por la que es practicable dentro de las circunstancias, sino por una francamente inferior).

Además de todo esto, aún debe conocer la constitución que mejor se ajusta a todas las ciudades, ya que la mayoría de los publicistas en materia constitucional, por más que acierten en los demás puntos, yerran en estos otros de utilidad práctica.

No se ha de considerar, en efecto, sólo la constitución mejor, sino también la que es posible, la que más fácil y más comúnmente puede implantarse en todas las ciudades.

Ahora, en cambio, unos no investigan sino la constitución de extremada perfección y que requiere un conjunto de condiciones complementarias, en tanto que otros proponen alguna forma común, haciendo a un lado las constituciones existentes y limitándose a alabar la espartana o alguna otra.

Mas lo que sería menester es introducir un orden político tal que los ciudadanos pudieran fácilmente acatar y compartir dentro de las circunstancias, porque no es menor hazaña enderezar una constitución que construirla desde el principio, así como no lo es menos reaprender una ciencia que aprenderla desde el principio.

Por lo cual, y además de los conocimientos ya expresados, el político debe ser capaz de subvenir a las constituciones ya existentes, según se dijo también antes.

Ahora bien, esto será imposible si ignora cuántas formas constitucionales hay, pues actualmente hay quienes piensan que existe sólo una especie de democracia y una especie de oligarquía, lo que no es verdad.

De aquí que no deban ocultársele las variedades entre las constituciones, cuántas son y de cuántos modos pueden combinarse. A más de esto, debe discernir con la misma prudencia las leyes mejores de las que pueden adaptarse a cada sistema constitucional, ya que las leyes deben establecerse en vista de las constituciones -y es así como las establecen todos- y no las constituciones en vista de las leyes.

La constitución, en efecto, es la organización de los poderes en las ciudades, de qué manera se distribuyen, y cuál debe ser en la ciudad el poder soberano, así como el fin de cada comunidad, mientras que las leyes, con independencia de los principios característicos de la constitución, regulan el modo como los gobernantes deben gobernar y guardar el orden legal contra los transgresores.

Es pues, manifiesto que aun para el solo propósito de legislar, el político ha de conocer necesariamente las variedades de cada constitución y su número, porque es imposible que las mismas leyes sean convenientes a todas las oligarquías o democracias, si realmente hay varias y no una sola democracia u oligarquía.

(II)

En nuestra primera investigación sobre las formas de gobierno hemos distinguido tres constituciones rectas, a saber, monarquía, aristocracia y república, así como tres desviaciones de ellas, y que son respectivamente: de la monarquía, la tiranía; de la aristocracia, la oligarquía, y de la república, la democracia.

De la aristocracia y de la monarquía hemos hablado ya (puesto que estudiar lo relativo a la mejor constitución es tanto como hablar de las formas designadas con aquellos nombres, ya que cada una de ellas apunta a un sistema constituido de acuerdo con la virtud provista de recursos).

Asimismo hemos distinguido antes en qué difieren entre sí la aristocracia de la monarquía, y cuando debe asumirse la monarquía.

No queda, por tanto, sino discutir la forma constitucional que ha recibido el nombre, común a todas, de república, y después las otras formas: oligarquía, democracia y tiranía.

De estas desviaciones, pues es manifiesto cuál es la peor y cuál es la segunda inmediata a la peor.

En efecto, la desviación de la forma primera y más divina ha de ser necesariamente la peor.

Ahora bien, la monarquía o lo será sólo de nombre y no en realidad, o por necesidad ha de fundarse en la gran superioridad del que reina; y en consecuencia, la tiranía, siendo la peor de las desviaciones, será la que más se aleje del gobierno constitucional. En segundo lugar viene la oligarquía (régimen del cual se aparta mucho la aristocracia), y como la más moderna, la democracia. Uno de nuestros predecesores ha mostrado ya lo mismo, aunque sin atender al mismo principio que nosotros, pues juzgaba que de todos las constituciones puede haber desviaciones buenas, como una buena oligarquía, y así de las demás, y que en este caso la democracia es la peor, pero la mejor, en cambio, cuando las desviaciones son malas.

Nosotros, en cambio, sostenemos ser todas ellas por completo erradas, y que no es correcto decir que hay una forma de oligarquía mejor que otra, sino menos mala. Más dejemos por ahora esta discusión, y distingamos cuántas variedades hay de cada constitución, sobre la base de que hay varias formas tanto de democracia como de oligarquía.

(...) cuál es la forma más común y cuál la más deseable de la mejor constitución; y también, si existe alguna otra aristocracia bien constituida; pero no adaptable a la mayoría de las ciudades, cuál pueda ser. En seguida, cuál de las otras formas es deseable para tal o cual pueblo (pues podría ser que para algunos fuese la democracia más necesaria que la oligarquía, y para otros ésta más bien que aquélla). Después, de qué manera ha de proceder quien desee establecer estas formas de gobierno, digo cada una de las formas así de democracia como de oligarquía. Finalmente, y una vez que hayamos dado concisa cuenta de todo esto en la medida de lo posible, intentaremos descubrir los factores que corrompen o preservan las constituciones, así en común como para cada una en particular, y por qué causas sobre todo se produce todo ello naturalmente.

(III)

La causa de que haya varias formas de gobierno es que en toda ciudad hay cierto número de partes.

En primer lugar vemos que toda ciudad está compuesta de familias; y después, que de este conglomerado unos son necesariamente ricos, otros pobres y otros clase media, y que los ricos están armados y los pobres sin armas. Y también vemos que de la gente del pueblo unos son campesinos, otros comerciantes y otros obreros. Y en la clase superior hay también diferencias tanto por la riqueza como por la magnitud de la propiedad (como por ejemplo en la cría de caballos), que no es fácil que la tengan sino los ricos.

De aquí que en los tiempos antiguos haya habido oligarquías en todas las ciudades cuya fuerza estaba en la caballería, de la cual se servían en las guerras contra sus vecinos, como lo hicieron los eritreos, los calcidios y los magnesios de las orillas del Meandro, y otros muchos pueblos de Asia.
Pero además de las diferencias por la riqueza, están las que se fundan en el nacimiento o en la virtud, y cualquier otra distinción similar, si la hubiere, y que constituye un elemento de la ciudad, como hemos dicho al hablar de la aristocracia (donde distinguimos los elementos necesarios de que consta cada ciudad).

Como quiera, pues, que de estos elementos toman parte unas veces todos ellos en el gobierno de la ciudad, y otras menos o más, es manifiesto que necesariamente habrá una pluralidad de formas de gobierno diferentes específicamente entre sí, toda vez que las partes mismas difieren entre sí específicamente.

La constitución, en efecto, es la organización de los poderes, y éstos se distribuyen por lo general en proporción a la influencia de los que participan en el poder o por alguna igualdad que les sea común, con lo que me refiero, por ejemplo, a la que hay entre los pobres o entre los ricos, o a alguna que sea común a ambas clases.

En consecuencia, debe haber tantas formas de gobierno cuantas sean los ordenamientos que se hagan con arreglo a las superioridades y a las diferencias entre las partes. Según la opinión común, habría sólo dos formas constitucionales, así como de los vientos llamamos a unos vientos del norte y a otros vientos del sur, y los demás no son sino modificaciones de éstos.

Pues así también no habría sino dos constituciones: democracia y oligarquía, ya que la aristocracia se considera como cierta oligarquía, y por tanto se clasifica como una forma de oligarquía, y en cuanto a la llamada república la tienen por una democracia...

Esta es, pues, la opinión habitual y prevalente en los que atañe a las constituciones; pero es más verdadera y mejor la clasificación que nosotros hacemos bien constituidas, y las demás desviaciones, lo serán éstas o de la forma bien combinada o de la mejor constitución, siendo oligárquicas las más tensas y despóticas, y democráticas las más relajadas y suaves.

No debe suponerse...que la democracia es simplemente el régimen en que el pueblo es soberano (pues también en las oligarquías y donde quiera es soberana la mayoría); ni que la oligarquía a su vez sea el régimen en que la soberanía esté en el menor número.

Porque si el número total de ciudadanos fuese de mil trescientos, y de éstos mil fuesen ricos y no dieran participación en el poder a los trescientos pobres, por más que éstos fuesen libres y semejantes en lo demás a aquellos, nadie diría que estuviese este pueblo gobernado democráticamente. Y de manera análoga, si los pobres fuesen pocos, pero más poderosos que los ricos más numerosos, nadie tampoco llamaría a este régimen una oligarquía si los demás ciudadanos, no obstante ser ricos, no participasen de los honores.

Más bien, por tanto, debe decirse que la democracia existe cuando son los libres los que detentan la soberanía, y la oligarquía a su vez cuando la tienen los ricos; pero por mera coincidencia los primeros son muchos y los segundos pocos, porque los libres son muchos y los ricos pocos.

De otro modo, en efecto, si las magistraturas se distribuyen en atención a la estatura, como dicen algunos que se hace en Etiopía, o en proporción a la belleza, habría una oligarquía, dado que es pequeño el número de hombres bellos y de gran estatura. pero estas formas de gobierno no se definen suficientemente por la sola riqueza o la libertad, porque como quiera que hay otros elementos así en la democracia como en la oligarquía, debemos aun hacer la precisión ulterior de que no habrá democracia donde los libres, siendo pocos en número, gobiernen sobre una mayoría de hombres no libres, como en Apolonia del mar Jónico y en Tera (pues en cada una de estas ciudades estaban en los puestos de honor las familias más distinguidas por su nobleza y que primeramente habían poblado estas colonias, y estas eran pocas entre la multitud), ni tampoco, a su vez, habría una democracia si dominaran los ricos sólo por su número, como fue antiguamente en Colofón (donde la mayoría tenía grandes propiedades antes de que viniera la guerra contra los lidios), sino que la democracia existe cuando una mayoría de ciudadanos libres y pobres ejercen la soberanía, y la oligarquía, a su vez, cuando la ejerce una minoría de ricos y nobles.

Hemos dicho antes que hay varias formas de gobierno, y por qué causa. Mas ahora, y partiendo del principio que previamente establecimos, digamos por qué hay más de las mencionadas, y por qué razón. Hemos dado por sentado que toda ciudad tiene no una, sino varias partes. Si nos propusiéramos hacer una clasificación de las especies animales, empezaríamos por definir las propiedades que necesariamente tiene todo animal (como, por ejemplo, ciertos órganos sensoriales, así como un aparato para recibir y digerir el alimento, como la boca y el estómago y órganos locomotrices que cada animal posee).Si no hubiese otras partes necesarias fuera de éstas, pero entre ellas hubiera diferencias (como si, por ejemplo, hubiera varias clases de boca, estómago y órganos sensoriales, así como de partes locomotrices) el número de combinaciones de estas variedades constituiría necesariamente una variedad de especies animales (ya que no es posible para el mismo animal tener varias especies de boca, como tampoco de vidas). De este modo, pues, y así que hubiéramos clasificado todas las combinaciones posibles, éstas arrojarán como resultados las respectivas especies animales, que serán tantas en número cuantas son las combinaciones de las partes necesarias.

Pues de la misma manera clasificaremos las variedades de las formas de gobierno que hemos mencionado, porque las ciudades también están compuestas no de una, sino de muchas partes, como hemos dicho repetidamente.

Una es la masa del pueblo que se ocupa de la alimentación, y que son llamados labradores.

La segunda es la de los llamados obreros , y éste es el grupo dedicado a las artes y oficios sin los cuales es inhabitable la ciudad, siendo unas de estas artes de todo punto necesarias, en tanto que otras contribuyen al lujo o al bienestar.

La tercera es la de los comerciantes (por cuyo término entiendo la clase que se ocupa de comprar y vender, bien sea al por mayor o al menudeo).

La cuarta es la de los jornaleros, y

la quinta es la clase militar, cuya existencia es no menos indispensable que las anteriores si la ciudad no ha de llegar a ser esclava de los invasores; porque seguramente es cosa imposible que pretenda llamarse ciudad a una comunidad esclava por naturaleza, ya que la ciudad es autosuficiente, mientras que no lo es la que ostenta la condición servil.

Por esto es ingenioso, pero no suficiente, el tratamiento que de esta cuestión se hace en la República.

Dice Sócrates, en efecto, que son cuatro los elementos absolutamente indispensable de que consta la ciudad, y los especifica como tejedor, labrador, zapatero y albañil; y luego añade, dado que éstos no se bastan así mismos, el herrero y los que cuidan del ganado necesario, y además el comerciante al por mayor y al menudeo.

Todos estos elementos constituyen la plenitud de la primera ciudad por él proyectada, como si toda ciudad se constituyera en vista de las necesidades de la vida, y no por causa del bien, y como si necesitara tanto de zapateros como de labradores. En cuanto a la clase militar, no la introduje sino hasta que ha crecido el país y hasta que, al entrar en contacto con el de los vecinos, se ve arrastrada la ciudad a la guerra.

Pero aun entre las cuatro clases, o sea cual fuere su número, que integren la comunidad, necesariamente ha de haber alguien que atribuya y determine el derecho; y si postulamos que el alma es parte del viviente más principal que el cuerpo, también habrá que postular que estas clases como la militar, la que desempeña la justicia judicial, y además la clase deliberativa (función que corresponde a la prudencia política) son más partes de la ciudad que aquellas otras que sirven a las necesidades corporales.

Y no hace el caso, para la fuerza del argumento, que estas funciones estén en clases separadas o en las mismas personas, pues a menudo ocurre que los mismos hombres llevan las armas y cultivan la tierra.

En conclusión, pues, y toda vez que tanto éstos como aquéllos han de tenerse como partes de la ciudad, es evidente que la clase militar por lo menos es parte de la ciudad.

La séptima clase, que llamamos de los ricos, es la que con su fortuna sirve a la comunidad.


La octava es la de los funcionarios públicos que sirven en las magistraturas, toda vez que sin magistrados es imposible que exista la ciudad.

Es menester, por tanto, que haya quienes sean capaces de gobernar y prestar estos servicios públicos a la ciudad, bien sea de manera continua o por turno.

Quedan sólo las clases que hemos definido ocasionalmente poco antes a saber la deliberativa y la que juzga sobre los derechos de los litigantes.

Y si estas funciones han de existir en las ciudades, y existir con eficiencia y justicia, menester será que quienes las desempeñen sean hombres dotados de virtud en materia política.

En cuanto a las demás capacidades, en opinión de muchos pueden concurrir en las mismas personas, o sea que los mismos pueden ser guerreros, labradores y artesanos, y también miembros de los cuerpos deliberativo y judicial; y en verdad que todos los hombres pretenden tener virtud y creen ser capaces de desempeñar la mayoría de las magistraturas. Pero lo que es imposible es que los mismos sean a la vez pobres y ricos, y por esto parecen ser éstos por excelencia las partes de la ciudad, es decir los ricos y los pobres. Y por el hecho, además, de ser ordinario los primeros pocos y lo segundos muchos, se presentan estas partes como clases antagónicas dentro de la ciudad, de suerte que una y otra establecen los regímenes políticos con vistas a su respectiva supremacía, y por esto, en fin, se cree que no hay sino dos formas de gobierno, que son democracia y oligarquía.

(IV)

Hemos dicho con antelación que hay muchas formas de gobierno, y por qué causa; y ahora podemos decir que hay varias formas de democracia y de oligarquía, lo cual es asimismo manifiesto por lo que hemos dicho. Hay, en efecto, varias clases así del pueblo como de los llamados notables.

De las clases populares una es la de los campesinos, otra de los obreros y artesanos, otra de los comerciantes dedicados a operaciones de compraventa, y otra la de la gente de mar, y de ésta a su vez los que hacen la guerra marítima, los dedicados al tráfico de mercancías o pasajeros, y los pescadores...Pues además de estas clases, estaría aún la de los jornaleros y la de los que, por su escasez de recursos, no pueden disfrutar ningún ocio, así como la de los que no son libres por parte de padre o madre, y aún podría haber otra clases semejante entre el pueblo. Entre los notables, a su vez, las diferencias se constituyen por la riqueza, el nacimiento, la virtud, la educación y otras cualidades del mismo orden.

La primera forma de democracia es la que recibe este nombre en atención sobre al principio igualitario. La legislación de esta democracia, en efecto, hace consistir la igualdad en que los pobres no tengan preeminencia sobre los ricos, ni una u otra clase tenga la soberanía, sino que ambas estén en el mismo nivel.

Si, como algunos opinan, la libertad, se encuentra principalmente en la democracia, y también la igualdad, esto se realizará más cumplidamente cuando todos participen plenamente del gobierno por igual. Y como el pueblo está en mayoría, y la decisión de la mayoría es soberana, necesariamente será este régimen una democracia.

Otra forma de democracia es aquella en que las magistraturas se distribuyen de acuerdo con los censos tributarios, pero éstos son reducidos, por más que sólo quien posee la necesaria propiedad puede participar en el gobierno, y no participa quien la ha perdido. Otra forma de democracia es aquella en que pueden participar del gobierno todos los ciudadanos cuya ascendencia sea inobjetable, pero, en última instancia, gobierna la ley. Otra forma de democracia consiste en que todos pueden participar de las magistraturas con sólo que sean ciudadanos, pero también gobierna la ley. Otra forma de democracia es en todo como la anterior, excepto que es el pueblo y no la ley el soberano; y esto ocurre cuando los decretos de la asamblea tienen supremacía sobre la ley. Esta situación se produce por obra de demagogos. El demagogo no surge en las democracias regidas por la ley, sino que los mejores de entre los ciudadanos están en el poder; pero los demagogos nacen allí donde las leyes no son soberanas y el pueblo se convierte en un monarca compuesto de muchos miembros, porque los más son soberanos no individualmente, sino en conjunto. Lo que está claro es qué especie de democracia quiere significar Homero al decir que no es bueno el gobierno de muchos, se ésta o aquella en que son muchos los que gobiernan a título singular. Como quiera que sea, un pueblo de esta especie, como si fuese un monarca, trata de gobernar monárquicamente al no sujetarse a la ley y se convierte en un déspota siendo la consecuencia que los aduladores alcancen posiciones honrosas. Un régimen de esta naturaleza es a la democracia lo que la tiranía es a los regímenes monárquicos.

Su espíritu es el mismo, y uno y otro régimen oprimen despóticamente a los mejores ciudadanos, los decretos del pueblo son como los mandatos del tirano; el demagogo en una parte es como el adulador en la otra, y unos y otros tienen la mayor influencia respectivamente: los aduladores con los tiranos, y los demagogos con pueblos de esta especie.

Al referir todos los asuntos al pueblo, son ellos la causa de que los decretos prevalezcan sobre las leyes. Su posición eminente la deben a que si el pueblo es soberano en todo los asuntos, ellos lo son a su vez de la opinión popular porque la multitud les obedece. Y por encima de esto, los que tienen alguna queja contra los magistrados alegan que quien debe juzgar es el pueblo, y éste acepta de buen grado al convite, con lo cual se disuelven todas las magistraturas. Y aun pudiera razonablemente censurarse esta democracia si se dijese que no es verdaderamente una república o gobierno constitucional, porque donde las leyes no gobiernan, no hay república. La ley debe ser en todo suprema, y los magistrados deben únicamente decidir los casos particulares, y esto es lo que debemos tener por república. Así pues, si la democracia es una forma de gobierno constitucional, es manifiesto que una organización de esta especie, en que todo se administra por decretos, no es tampoco una democracia en sentido propio, pues no pueden los decretos ser normas generales.

(V)

Queda por hablar de la república o gobierno constitucional y de la tiranía. Por más que la primera no sea una desviación, como tampoco la aristocracia de que acabamos de hablar, las colocamos sin embargo entre las desviaciones, porque en rigor de verdad son deficientes con respecto a la constitución más recta, y en consecuencia se enumeran con las desviaciones a que ellas mismas dan lugar, según dijimos al principio. En cuanto a la tiranía, es lógico mencionarla en último lugar, porque es el menos constitucional de todos los gobiernos, y nuestra investigación es acerca del gobierno constitucional.

Dada, pues, razón del orden que nos proponemos seguir, nos corresponde ahora mostrar lo que sea la república, cuya significación resultará más claras una vez que se han definido las características de la oligarquía y de la democracia.

La república, en efecto, es, en termino generales, una mezcla de oligarquía y democracia; pero la gente acostumbra llamar repúblicas a las que se inclinan a la democracia, y aristocracias, en cambio, a las que propenden a la oligarquía, en razón de que la cultura y la nobleza se encuentran de preferencia en las clases pudientes, y además porque los ricos parecen tener ya aquellos por cuya posesión los delincuentes incurren en falta.

De aquí que los ricos se les llaman nobles y buenos y distinguidos; y así como la aristocracia tiende de suyo a conferir la preeminencia a los mejores de entre los ciudadanos, así también se extiende el término a las oligarquías, como si se integrasen principalmente de hombres nobles y buenos. Por otra parte, parece imposible que reciba un buen orden legal una ciudad no gobernada por los mejores, sino por los malos, como asimismo que gobiernen los mejores si no hay un buen orden legal. Ahora bien, éste no consiste en tener buenas leyes, sino en obedecerlas; y de aquí que la buena legislación haya de entenderse primero como la obediencia a las leyes establecidas, y segundo como la promulgación de leyes buenas que sean acatadas (pues también es posible obedecer a leyes que sean malas) Y el que las leyes sean buenas, puede ser a su vez de dos maneras: o como las mejores entre las posibles para este pueblo, o como las mejores en absoluto.

La aristocracia, con todo, parece consistir esencialmente en la distribución de los honores de acuerdo con la virtud, pues la virtud es el término definitorio de la aristocracia, como la riqueza lo es de la oligarquía y la libertad de la democracia.

El otro principio, en cambio, de estar a la opinión de la mayoría, se encuentra en todas las constituciones, ya que tanto en la oligarquía como en la aristocracia y en la democracia es suprema la decisión de la mayoría de aquellos que participan en el gobierno. Y si la mayoría de las ciudades reclaman la forma de república, es en razón de que su único fin es la mezcla de ricos y de pobres, de riqueza y libertad (y en casi todas los ricos parecen ocupar el lugar que debía destinar a los de condición noble y virtuosa). En realidad, sin embargo, hay tres cosas que pueden reclamar la igualdad en la ciudad, a saber la libertad, la riqueza y la virtud (pues la cuarta, la nobleza, acompaña a las dos últimas, como quiera que la nobleza es riqueza y virtud hereditarias).

Es claro, por tanto, que a la mezcla de estos dos elementos: ricos y pobres, habrá que llamarla república o gobierno constitucional, y a la de los tres, aristocracia en grado eminente, pero fuera de la que es verdadera y primera.

Queda así, pues, explicado que hay otras formas de gobierno aparte de la monarquía, la democracia y la oligarquía, y cuáles son, y en qué difieren entre sí las aristocracias, y las repúblicas de la aristocracia, siendo además conveniente a las ciudades, y qué persona, y de qué origen, debe establecerse como rey.

En esos libros, además, donde tratamos de la monarquía, distinguimos dos formas de tiranía, a causa de que su naturaleza coincide en cierto modo con la de la monarquía, por ser de acuerdo con la ley ambos gobiernos (a saber los monarcas absolutos que eligen algunos bárbaros y algunos monarcas de esta especie que existieron entre los antiguos griegos, y a quienes llamaban dictadores).

Y aunque había algunas diferencias entre uno y otro régimen, ambos eran por una parte monárquicos en cuanto que el poder singular se ejercía sobre una base legal y con el consentimiento de los súbditos, y tiránicos a causa de que el gobierno era despótico y al arbitrio de quienes lo detentaban. Pero la tercera forma de tiranía, y que es la que sobre todo se entiende por dicho término, es la que corresponde a la monarquía absoluta. Esta tiranía, pues, se da necesariamente cuando hay un poder singular que gobiernan irresponsablemente a sus iguales o superiores, en vista de sus propio interés y no del de los gobernados. Es, por tanto, un gobierno de fuerza porque ningún hombre libre tolera voluntariamente un poder de esta naturaleza.

(...)

(VI)

Veamos ahora cuál es la mejor constitución y la vida mejor para la mayoría de las ciudades y el común de los hombres, no juzgando de acuerdo con un patrón de virtud que esté por encima del hombre medio, o por una educación que requiere dotes naturales y recursos de fortuna, ni con vistas a una constitución a la medida de nuestro deseo, sino con arreglo a un estilo de vida que pueda compartir la mayoría de los hombres, y a una constitución de que pueda participar la mayoría de las ciudades. Porque de las llamadas aristocracias, de que acabamos de hablar, unas caen fuera de las posibilidades de la mayoría de las ciudades, y otras se aproximan a la llamada república, por lo cual debe hablarse de ambas formas como de una sola. Y en verdad que el juicio en todas estas materias proviene de los mismos principios elementales.

Porque si en la Ética nos hemos expresado bien al decir que la vida feliz es la que se vive sin impedimento de acuerdo con la verdad, y que la virtud consiste en el término medio, síguese necesariamente que la vida media será la mejor, esto es, de acuerdo con el término medio al alcance de cada individuo.

Y estos mismos conceptos se aplican necesariamente a la virtud o vicio de la ciudad y de su constitución, porque la constitución es como la vida de la ciudad. En todas las ciudades, pues, hay tres partes o clases de la ciudad; los muy ricos, los muy pobres, y en tercer lugar los intermedios entre unos y otros. Ahora bien, y toda vez que, según se reconoce, lo moderado y lo que está en el medio es lo mejor, es claro que una moderada posesión de bienes de fortuna es la mejor de todas.

Obedecer a la razón es lo más fácil en estas condiciones, mientras que los que son en exceso bellos, fuertes, nobles o ricos, o al contrario de éstos, en exceso pobres o débiles, o grandemente despreciados, difícilmente se dejan guiar por la razón, pues los primeros tórnanse de ordinario insolentes y grandes malvados, y los segundos malhechores y criminales de menor cuantía, y de los delitos uno se cometen por insolencia y otros por maldad.

Y los de la clase media además son los menos inclinados o a rehusar los cargos públicos o a procurarlos con empeño, y una y otra cosa son nocivas a las ciudades.

Y a más de esto, aquellos que son muy superiores en bienes de fortuna, fuerza, riqueza, amigos y otros bienes de este género, ni quieren obedecer ni saben cómo (y esta condición la adquieren desde niños y en su hogar, pues, por la molicie en que vivieron, no contrajeron siquiera hábitos de obediencia en la escuela); y aquellos otros, por su parte, que están en extrema necesidad de los bienes dichos, son demasiado sumisos y apocados.

De aquí, en consecuencia, que estos últimos no sepan mandar, sino ser mandados con mando servil, y que los primeros, a su vez, no sepan obedecer a ninguna autoridad, sino sólo mandar con mando despótico. De esta suerte constitúyese una ciudad de esclavos y señores, pero no de hombres libres, sino de una clase de envidiosos y otra de despreciadores, lo cual es lo más distante de la amistad y de la comunidad política. La comunidad se funda en la amistad, pues entre enemigos no se quieren ni siquiera ir juntos por el mismo camino.

Ciertamente la ciudad aspira a componerse de elementos iguales y semejantes tanto como sea posible. Ahora bien, la clase media, más que otra alguna tiene esta composición. por lo cual la ciudad fundada en dicha clase será la mejor organizada en lo que respecta a los elementos naturales que en nuestro concepto constituyen la ciudad. Y esta clase de ciudadanos es también la que tiene mayor estabilidad en las ciudades, pues ni codician como los pobres los bienes ajenos, ni lo suyo es codiciado por otros como los pobres codician lo de los ricos; y así, por no asechar a otros ni ser a su vez objeto de asechanzas, viven una vida exenta de peligros. Y por esto deseaba con razón Focílides: En muchas cosas los de en medio tienen lo mejor; sea la mía una posición media en la ciudad.

Es manifiesto, por tanto, que la comunidad política administrada por la clase media es la mejor, y que pueden gobernarse bien las ciudades en las cuales la clase media es numerosa y más fuerte, si es posible, que las otras dos clases juntas, o por lo menos que cada una de ellas. pues así, sumándose a cualquiera de ellas, inclina la balanza e impide los excesos de los partidos contrarios.

De aquí que la mayor fortuna para una ciudad consiste en que sus miembros tengan un patrimonio moderado, y suficiente, ya que donde nos poseen en demasía y otros nada, vendrá o la democracia extrema o la oligarquía pura, o bien aún, como reacción contra ambos excesos, la tiranía.

De la democracia más violenta, en efecto, así como de la oligarquía, nace la tiranía, pero con mucha menos frecuencia de las formas de gobierno intermedias y de sus afines. La causa la diremos más tarde al tratar de las revoluciones políticas. que el régimen intermedio es el mejor, es así evidente. Es el único, en efecto, libre de facciones, ya que donde la clase media es numerosa, es ínfima la probabilidad de que se produzcan facciones y disensiones entre los ciudadano. Y por la misma razón las grandes ciudades son las menos expuestas a sediciones, pues en ellas es numerosa la clase media, mientras que en las pequeñas es fácil la división de todos en sólo dos partidos sin dejar nada en medio, y casi todos son o pobres o ricos. Y las democracias son más seguras y de más larga duración que las oligarquías a causa de la clase media (cuyos miembros son más numerosos y participan más de los honores políticos en las democracias que en las oligarquías). Mas cuando falta la clase media y los pobres alcanzan un número extremado sobreviene la adversidad y pronto se arruinan. Como hecho significativo debe tenerse el que los mejores legisladores hayan sido ciudadanos de clase media...

De lo anterior resulta manifiesto por qué la mayor parte de las constituciones son unas democráticas y otras oligárquicas; lo que se debe al hecho de que en ellas es a menudo exigua la clase media, y cualquiera de las otras dos que predomine -sean los que tiene la propiedad, sea el pueblo-, desplaza a la clase media y gobierna para sí la república, y así nace la democracia o la oligarquía. A más de esto, y como se producen disensiones y luchas entre el pueblo y los ricos, si cualquiera de estas facciones llega a dominar a su contraria, no establecerá un gobierno para todos, ni igual, sino que asumirá la dominación política como premio de su victoria, y constituirán unos la democracia y otros la oligarquía...

En conclusión, y debido a estas causas, la forma constitucional intermedia no llega a existir jamás, o raramente en pocos lugares; porque apenas un hombre entre los que antiguamente tuvieron la dirección política pudo ser inducido a otorgar este ordenamiento. Ahora, en cambio, se ha arraigado entre los ciudadanos el hábito de ni siquiera desear la igualdad, sino que o bien procuran dominar o, si son vencidos, soportan el mando. Por lo anterior, se ha puesto de manifiesto cuál es la mejor constitución y por qué causa. Y una vez definida esta forma mejor, no será difícil ver, entre las demás constituciones (puesto que afirmamos haber varias democracias y varias oligarquías) cuál hay que poner en primer lugar, cuál en segundo, y cuál vendría luego por este orden, en razón de ser una mejor y otra peor. La que esté más cerca de la mejor constitución, será siempre y necesariamente superior, e inferior a su vez la que más se aleje del término medio, a no ser que hayamos de juzgar con relación a ciertas circunstancias dadas; y hablo de circunstancias porque a menudo aun siendo otra constitución de suyo preferible, nada impide que a ciertos pueblos les convenga más otra constitución.

Las secciones separadas por números romanos son nuestras en un intento de darle unidad temática a estos extractos de Aristóteles y no reflejan la separación que hizo el sabio griego.

domingo, julio 01, 2007

Ubicar obra económica de Lenin

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Hasta el momento solamente hemos encontrado la referencia al libro de Lenin "El Desarrollo del Capitalismo en Rusia" para ser comprado. Para no dejar de lado esta referencia a una obra tan importante y tan poco conocida, o al menos, tan poco estudiada en la Economía Política, la presentamos a continuación:

http://www.priceminister.es/offer/buy/22074507/V-I-Lenin-El-Desarrollo-Del-Capitalismo-En-Rusia-Madrid-1974-Obras-Completas-Tomo-3-Libro.html
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sábado, junio 30, 2007

Matemática y Economía Subjetiva

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Un aceptable ejemplo de cómo la Matemática se utiliza en la interpretación de fenómenos económicos se encuentra en este trabajo:

http://rufasto.tripod.com/pdf/c05mathvar.pdf

Su enfoque puede ubicarse en la corriente de la Economía Política de la Utilidad Marginal, que como sabemos enfatiza más el problema de la ciencia en la circulación que en la producción. Y que evita el tratamiento de la Economía Política como la Ciencia del Trabajo.
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Matemática e Indices de Precios

NOTAS INICIALES
MATEMATICA E INDICES DE PRECIOS
Una explicación elemental

1. Un razonamiento crítico sobre la enseñanza de la matemática
2. Lógica corriente y lógica matemática
3. Las tres fórmulas de los índices de precios

1. Un razonamiento crítico sobre la enseñanza de la matemática

En las explicaciones matemáticas relacionadas con la economía, usualmente se omiten los razonamientos elementales, emanados no solamente de las teorías de la producción o de la circulación, sino de la vida misma, incluso de sentido común que dan origen a abstractas y complicadas formas de razonar que se expresan en el lenguaje de la ciencia de la cantidad, que es la matemática.

En la educación en teoría administrativa, económica o sociológica, se nos hace referencia a la matemática como una ciencia autónoma, casi engendrada en el ser humano por un soplo divino y se llega al atrevimiento de sostener que quien sabe matemática puede saberlo todo. Nada más falso. Ni siquiera un buen matemático puede presumir que es o que puede ser al mismo tiempo un buen economista o un buen sociólogo por sus aptitudes o actitudes matemáticas. Peor si como también usualmente sucede, la matemática ha sido aprehendida cono un ramillete de fórmulas y procedimientos rígidos, de rutinario ejercicio mental, que en lugar de ensanchar los músculos del intelecto los adelgaza hasta volverlos raquíticos e impotentes para cuantificar creativamente los fenómenos de una realidad que necesita transformación.

La matemática que se nos ofrece normalmente consiste en complicaciones formales, y de ahí que se presuma de cualquier matemático puede dar clases de matemática financiera, sin saber de finanzas o que dirija estudios económicos y sociales sin ser sociólogo o economista. O todavía con un razonamiento rayano en el abuso demagógico, que los dirigentes científicos del futuro tienen que ser necesariamente matemáticos.

Sin demeritar la importancia de la matemática, sostenemos que esta ciencia es una ciencia auxiliar del conocimiento humano, es una ciencia que esencialmente ayuda a caracterizar un fenómeno por la vía de su medición y proyección mensurable. Lo fundamental en un fenómeno es calificarlo, cualificarlo, descubrir sus propiedades y regularidades y sistematizar el conocimiento sobre su calidad y en lo necesario sobre sus elementos de cantidad. Por eso la matemática, so pena de ser una ciencia estéril, parcial, formal, no puede separarse de la Filosofía, especialmente de la Epistemología (de la teoría del conocimiento), de la Lógica (de la forma de pensar correctamente), de la Historia (la propia matemática tiene su historia, que nos dice cómo, porqué y para qué fue construida), de la Tecnología y de las Ciencias aplicadas que le dan origen, sentido, fundamento, desarrollo, cambio, relaciones y proyecciones.

Nos parece que desde el punto de vista del proceso de enseñanza aprendizaje, se tienen que hacer esfuerzos para la elaboración de instrumentos conceptuales más didácticos en el caso de las explicaciones matemáticas, a fin de orientarlas a la interpretación de lo concreto, incluso partiendo del sentido común. Un ejercicio de esta naturaleza, que pretende simplificar una explicación matemática más compleja es el que realizamos con los índices de precios.

2. Lógica corriente y lógica matemática

A cualquier persona, le resulta completamente explicable, que el gasto actual o presente esta medido por la cantidad de productos y servicios que se adquieren, multiplicados por su respectivo precio: p1 por q1, p1 x q1, p1 * q1 o simplemente p1q1, donde “p” es el precio, “q” es la cantidad de bienes y servicios que se adquieren a determinado precio y el subíndice 1 indica que se trata del período presente, para diferenciarlo de otros períodos pasados, que se indican con el subíndice “0” (cero) o futuros con subíndices correlativamente mayores, según sea el período: 2, 3, 4 y así sucesivamente.

También resulta comprensible, que exista una preocupación cotidiana, en toda persona, familia o empresa, por examinar si el ingreso que será equivalente al gasto que se realiza o se realizará en la actualidad o en el futuro, los tiene o los tendrá en mejores o en peores condiciones económicas que antes.

El ser humano trata de enriquecerse, de progresar, en el sentido amplio del término, generando y adquiriendo más y mejores bienes y servicios. Y por ello examina y mide la situación económica en términos de capacidad adquisitiva para determinar si la situación económica presente es mejor o peor que la del pasado.

Naturalmente que el gasto que realizamos en el pasado tiene el mismo método de cálculo que el gasto actual: la multiplicación del precio por la cantidad de productos adquiridos, de todos y cada uno de ellos.

La diferencia conceptual cualitativa entre gasto pasado y presente, la expresamos en forma matemática usando un subíndice “cero” para referirnos al gasto pasado y el subíndice “uno” para referirnos al gasto presente. De manera que el gasto en el período pasado es: p0q0.

De lo dicho hasta este momento se extraen posibilidades de comparación matemática. Se puede comparar, como es lógico, la situación del gasto presente, con el gasto pasado y viceversa, el gasto pasado con el gasto presente.

Matemáticamente estas situaciones se expresan con las fórmulas:

p1q1 ÷ p0q0

y también

p0q0 ÷ p1q1

El hecho de que en la expresión matemática se cambie de posición el gasto pasado y el presente actuando alternadamente como numerador o denominador en las dos situaciones, no es intrascendente. Cuando el gasto presente actúa como numerador esta “sobre” el gasto pasado y ello significa que la situación actual se supone mejor que la anterior en cuanto a la capacidad adquisitiva. Se mide en que proporción en general se ha mejorado “hoy” con relación a “ayer”.

Por el contrario si la forma de cálculo del gasto pasado actúa como numerador, el “pasado” esta sobre el “presente” y esto lleva implícita la suposición de que se tenían mejores condiciones de capacidad adquisitiva antes.

Es necesario recordar siempre, que la economía capitalista es la economía de mercado cuando ha alcanzado su mayor desarrollo, aún cuando se trate de países periféricos, dependientes, subdesarrollados o en vías de desarrollo. La economía de mercado tiene en la categoría precio, la categoría central, por ello algunos teóricos identifican el “sistema de mercado” como el “sistema de precios”. El precio es tanto resultante de la expresión monetaria del valor de los factores de la producción (recursos naturales, humanos, tecnológicos, capacidad empresarial) como de los factores de la circulación (interacción de la oferta y la demanda). El precio es una categoría resultante del proceso de acumulación originaria y de la interacción de la oferta y la demanda, pero también es una categoría determinante de ellas, el proceso de acumulación y de circulación también dependen en ciertos momentos históricos, del comportamiento de los precios. De manera que el precio, formando parte de la vida cotidiana de la sociedad y de los consumidores, es la variable central a analizar.

Cuando las personas dicen “que barata era la vida antes”, se refieren a que podían adquirir una mayor cantidad de productos, con menos ingresos, porque el precio de los bienes y servicios era menor. Está implícito en este razonamiento la consideración de que los bienes y servicios del presente son de diferente calidad y cantidad que los de antes; aunque esta consideración no pueda expresarse en los índices simples que estamos examinando.

En la afirmación “en 1965 con 50 dólares se pagaba una letra mensual de una casa y hoy en el 2004 se necesitarían 1000 dólares mensuales para pagar la letra de la misma casa”, se encuentra implícita la valoración de que si la relación entre precio nominal y cantidad se hubieran mantenido a lo largo del tiempo, con el pago mensual de una casa hoy se hubieran podido pagar 20 casas al precio de antes.

En un razonamiento tan simple, cotidiano y básico, se pueden observar dos formas de apreciar la evolución de los precios:

• La relación del precio actual, con la cantidad de antes: p1q0

• La relación del precio de antes con la cantidad actual: p0q1

Ahora bien, estas relaciones necesitan un punto de comparación, ya sea con la situación anterior o con la actual. Para establecer esta comparación es necesario recordar el criterio de cálculo del gasto, de que las cantidades demandadas dependen de los precios. Por ello en la comparación es necesario mantener como constante las cantidades, para examinar en que medida la capacidad adquisitiva ha mejorado o empeorado, conforme la variación de los precios.

De forma que se tendría:

Primera situación: relaciona el precio actual, con la adquisición de las mismas cantidades de bienes y servicios que antes se consumían, y las compara con los precios de antes para adquirir las cantidades de antes:

p1q0 ÷ p0q0

Nótese que la cantidad se mantiene constante y que lo que varía es el precio. Este es el índice de Laspeyres.

Segunda situación: relaciona el precio de antes con las cantidades y los precios de hoy. Lo que varía es el precio, manteniendo las cantidades constantes, debe recordarse que normalmente, se considera que la situación mejora en el presente con relación al pasado y por ello, el precio de antes, con subíndice 0, se coloca en el denominador.

En virtud de ello, tenemos: p1q1÷p0q1.

Este es el índice de Paasche.

Los precios y las cantidades, deben ser individualmente considerados, pero es claro, que la suma de todos y cada uno de ellos, dará como resultado el gasto total. Como sabemos la sumatoria la expresamos con la letra griega sigma: 

3. Las tres fórmulas de los índices de precios

De manera que, al final de estas explicaciones simplificadas, tenemos tres fórmulas:

Indice general de gastos: mide la razón de los precios y cantidades de bienes y servicios, y por ende de los gastos e ingresos necesarios del período 1, con los del período base y compara si hoy se tiene mayor o menor capacidad adquisitiva por la variación de precios y cambios en consumo de bienes y servicios.

Sumatoria p1q1 ÷ Sumatoria p0q0

Indice de Lapeyres: con el precio actual estima el costo de las cantidades adquiridas en el período base, comparándolas con el precio y cantidades que sirvieron de base. Nos indica si con los precios e ingresos actuales se pueden comprar los mismos bienes que antes y en cuanto han variado los precios y consecuentemente la capacidad adquisitiva de los ingresos.

Sumatoria p1q0 ÷ Sumatoria p0q0

Indice de Paasche: mide el precio y el costo de todas las cantidades de bienes y servicios que “se consumen hoy” y los compara para examinar si con los precios de antes se pudieran adquirir los bienes que hoy se demandan. Es otra forma de medir si la situación de precios y cantidades ha mejorado, a partir de las variaciones en el precio.

Sumatoria p1q1 ÷ Sumatoria p0q1

Carlos Evaristo Hernández, MAE
carlosevaristoh@gmail.com

viernes, junio 29, 2007

Diccionario de Economía Política

Un diccionario de Economía Política ya clásico por haber expresado la ortodoxia soviética en el pensamiento económico puede encontrarse en:

http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/index.htm

Momentos Matemáticos

Es de relevar en esta nota, la gran división histórico lógica que se sugiere en el devenir de la Matemática. Tiene dos momentos históricos la "ciencia de la magnitud", que puede ser otra forma de definir a la Matemática: el momento de las magnitudes constantes y el momento de las magnitudes variables. Tomemos este planteamiento al menos como una hipotesis sobre la "lógica interna" de la Matemática.

"Cronológicamente, esta historia podría dividirse en cuatro grandes bloques según la periodicidad establecida por A.N. Kolmogorov:

a) Nacimiento de las matemáticas: Este periodo se prolonga hasta los siglos VI-V a.C. cuando las matemáticas se conviertesn en una ciencia independiente con objeto y metodología propios. También podría denominarse matemáticas antiguas o prehelénicas y en ella se suelen englobar las matemáticas de las antiguas civilizaciones de Egipto, Mesopotamia, China e India. Grecia estaría situada a caballo entre este periodo y el siguiente.

b) Periodo de las matemáticas elementales: A continuación del anterior, se prolonga desde los siglos VI-V a.C. hasta finales del siglo XVI. Durante este periodo se obtuvieron grandes logros en el estudio de las matemáticas constantes, comenzando a desarrollarse la geometría analítica y el análisis infinitesimal.

c) Periodo de formación de las matemáticas de magnitudes variables: El comienzo de es periodo está representado por la introducción de las magnitudes variables en la geometría analítica de Descartes y la creación del cálculo diferencial e integral en los trabajos de I. Newton y G.V. Leibniz. En el transcurso de este periodo se formaron casi todas las disciplinas conocidas actualmente, así como los fundamentos clásicos de las matemáticas contemporáneas. Este periodo se extendería aproximadamente hasta mediados del siglo XIX.

d) Periodo de las matemáticas contemporáneas: En proceso de creación desde mediados del siglo XIX. En este periodo el volumen de las formas espaciales y relaciones cuantitativas abarcadas por los métodos de las matemáticas han aumentado espectacularmente, e incluso podríamos decir exponencialmente desde la llegada del ordenador."

Matemática y Economía

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Un interesante y sugestivo estudio sobre la aplicación de las Matemáticas en Economía puede encontrarse en:

http://www.uam.es/otroscentros/klein/stone/fiirs/cuadernos/pdf/FIIRS001.PDF

El autor, aunque se inclina a nuestro juicio a enfatizar la necesidad del uso de la matemática, advierte sobre las limitaciones en el uso de la misma. Recuerda que algunos "matemáticos" (así, entre comillas a mi juicio) han llegado a decir que lo que falla no es el modelo matemático que han construido sino la realidad que pretenden interpretar. Un profesor de la Universidad de Yale (como si esto fuera el criterio de la verdad) sostiene que la Economía que no es Matemática es Economía Especulativa. De acuerdo a este profesor de Yale, quizás habría que decir: "Pobre Smith, pobre Ricardo, Pobre Mill, Pobre Malthus, Pobre Marx, Pobre Engels, incluso Pobre Menger, para quienes la sustancia de sus trabajos no es la especulación matemática, sino la especulación filosófica y social. Y son los fundadores de nuestra ciencia."
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jueves, junio 28, 2007

Definición Matemática

Siempre es necesario considerar que tanto en el conocimiento corriente como en el conocimiento científico el estudioso se mueve de las cosas que son de entendimiento fácil a las cosas que son de entendimiento difícil. El pensamiento es un va y viene entre lo simple y lo complicado. Por ello siempre tenemos que "tener a mano", valga la redundancia, la definición simple o fácil de las cosas y siempre debemos regresar a ella, aún cuando hayamos avanzado considerablemente en nuestro conocimiento. La forma de iniciar la creación de ideas simples en nuestro entendimiento con el propósito de encausarlas hacia el desarrollo de ideas más acabadas y depuradas, es contar con un buen diccionario que nos trace una imagen general, un panorama de la materia que queremos estudiar.En el caso de la Matemática una de las definiciones aceptablemente buenas podría ser la que aparece en:http://es.wikipedia.org/wiki/MatemáticaLa matemática es la ciencia de la cantidad. Toda ciencia es un conocimiento estructurado, relacionado lógicamente que refleja e interpreta el comportamiento de la realidad. Y la realidad es una amalgama de hechos de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento que necesitamos caracterizarlos por medio de la descripción y el análisis de sus cualidades y de sus cantidades. La cualidad se expresa con palabras que de manera escrita se presentan en el alfabeto; la cantidad se expresa con palabras que de manera escrita se presentan como sistema de numeración. De las cualidades generales de los fenómenos se encarga la filosofía, como ciencia y de las cantidades generales de los fenómenos se encarga la matemática como ciencia. ¿Para qué? Para conocer sistemáticamente las cosas, para no dar palos de ciego, en la vida y en la acción y contribuir con el conocimiento científico de las cosas a mejorar las condiciones de vida del ser humano, incluyendo la nuestra con mejores retribuciones de acuerdo a la profundidad de nuestro conocimiento.
Escrito por matematica el 24/03/2007 23:21

Método y Matemática


Un método de estudio, que puede y debe ser utilizado en toda ciencia, es el método histórico. Este método nos indica que todo fenómeno debe ser primeramente identificado por medio de una definición. La definición transita de lo impreciso a lo preciso, desde la idea general a la categoría científica, conforme vamos estudiando. También el método histórico nos indica una cosa muy evidente, pero quizás por ser evidente, no nos detenemos en ella: todo fenómeno tiene su origen, su pasado, su presente y su futuro. Del estudio de un fenómeno, cuando conocemos cómo se desenvuelve, de dónde viene y hacia dónde va, desprendemos nuestras conclusiones sobre el mismo y sacamos las recomendaciones y aplicaciones para mejorar nuestra vida y la de nuestros semejantes. Esta comprensión muy simple de las cosas está ausente en la enseñanza matemática, al menos en la forma en que muchos la recibimos: es difícil recordar un profesor que empezó dándonos una definición precisa de la matemática, menos uno que conociera historia de la matemática y nos narrara como una novela cómo surgieron los más complicados problemas de la matemática en pensadores que como cualquiera de nosotros tenían problemas económicos y amorosos, biológicos, emocionales y mentales. Menos aún, que nos enseñara que las tremendas complicaciones operatorias hoy se resuelven con programas computacionales cada vez más accesibles, y nos indicara que la finalidad de la matemática no es perdernos viendo el árbol de un artificio matemático, puesto como trampa en un examen, sino que la finalidad de la matemática es que veamos el bosque de la vida en sus diferentes dimensiones y su expresión en números que de manera simple y compleja nos sirva para caracterizar de mejor manera una realidad para transformarla. Nos enseñaron la matemática al revés dándole más importancia al árbol y eso nos ha dificultado ver el bosque.De manera que separaremos este blog en Definiciones, Pasado, Presente, Futuro, Conclusiones y Recomendaciones para el estudio y aplicaciones de la Matemática.
Escrito por matematica el 24/03/2007 18:42

Para estudiar Matemática

Este blog nace de una frustración. Durante nuestra enseñanza universitaria, en los primeros años nos percatamos de que recibíamos una enseñanza matemática carente de aplicación, de sentido útil en la vida profesional que estabamos persiguiendo. Desde la secundaria se nos decía que la Matemática era una ciencia que nos educaba en el razonamiento lógico. Bueno...razonábamos que para ello está la lógica y tal como registramos para nosotros mismos que la enseñanza matemática que recibíamos no se diferenciaba en cuanto a problemas "lógicos" de la enseñanza del ajedrez...aunque es difícil comprender que se necesite Ajedrez I o Ajedrez II, como materias de requisitos curriculares en una profesión universitaria. Hemos batallado para librarnos de la "lobotomía" que nos hicieron, en que nos memorizamos una matemática abstracta, que nos bloqueó la mente y la actitud positiva y nos predispuso a la utilización creativa de la matemática. La matemática es una ciencia tan necesaria que por lo demás usamos todos los días, como usamos los fundamentos de otras ciencias. Iniciamos desde nuestra época de jóvenes estudiantes y por nuestra cuenta un molesto y modesto esfuezo por comprender la matemática y encontramos cosas muy simples, nos parece, válidas para el apredizaje de todas las ciencias. Queremos compartir nuestra experiencia en el estudio de la Matemática. Esperamos que sea de utilidad para otras personas que como nosotros hemos tenido de manera inducida una frustración con una apasionante y necesaria ciencia, la ciencia de la cantidad.Escrito por matematica el 24/03/2007 18:25

miércoles, junio 27, 2007

Sobre la Banca y el Socialismo

A pesar de la cada vez más amplia difusión del pensamiento económico de Ché Guevara, su impacto en el desarrollo del pensamiento de la Economía Política como Ciencia, está a nuestro juicio insuficientemente valorado. Ché Guevara, es uno de los grandes economistas que deja proposiciones sobre la Teoría del Valor Trabajo en la construcción del Socialismo y del Comunismo y sobre el carácter histórico de categorías mercantiles como la banca y el crédito. Del nivel de profundidad con que Ché Guevara trató estos problemas dá cuenta este artículo.

http://cheguevara.cubasi.cu/Content.aspx?menu_activo=3&estado=3&id=142

La banca, el crédito, y el socialismo.
Publicado en la revista Cuba Socialista en marzo de 1964.

En el número anterior de esta revista, apareció un artículo del compañero Marcelo Fernández, presidente del Banco Nacional, en el que analiza las funciones del banco, haciendo un pequeño recuento histórico y un juicio crítico sobre los sistemas de financiamiento utilizados en Cuba. Este artículo coincide con algunas apariciones públicas de dirigentes de ese organismo y otros escritos, donde se fija la posición del banco en forma precisa. Como no estamos de acuerdo con algunas de las funciones apuntadas como propias del banco, en el período de transición, y menos en su enjuiciamiento del sistema presupuestario de financiamiento, consideramos que no debemos dejar sin respuestas las afirmaciones del presidente de dicho organismo, fijando nuestra posición al respecto.

Sobre el papel de los bancos en la aparición de los billetes de banco, dice Marcelo Fernández:

El rápido desarrollo de las relaciones comerciales y la escasez de metales preciosos para la fabricación de monedas, hicieron aparecer los billetes de banco. El billete de banco es un valor sin interés, emitido por el banco autorizado para ejercer esta actividad (Banco Central), expresado en un monto determinado de dinero y emitido al portador. El primer billete de banco fue emitido por un banco sueco de emisión, creado en 1658.

Sin dejar de reconocer el carácter de divulgación que tiene el artículo, debemos tratar de ver por qué se puede producir este fenómeno.

Marx dice al respecto:

"Se plantea, finalmente, el problema de saber por qué el oro puede sustituirse por sí mismo, privados de todo valor. Pero, como hemos visto, el oro solo es sustituible en la medida en que se aísla o adquiere sustantividad en su función de moneda o de medio de circulación. Ahora bien, esta función no cobra sustantividad respecto a las monedas sueltas de oro, aunque se rebele en el hecho de que las piezas desgastadas de oro permanezcan dentro de la circulación. Las piezas de oro sólo son simples monedas o medios de circulación mientras circulan efectivamente. Pero lo que no puede decirse de una moneda suelta de oro es aplicable a la masa de oro sustituible por papel moneda. Ésta gira constantemente en la órbita de la circulación, funciona continuamente como medio de circulación y existe, por tanto, única y exclusivamente como agente de ésta función. Por consiguiente, su dinámica se limita a representar las continuas mutaciones que forman los procesos antagónicos de la metamorfosis de mercancías M-D-M, en las que frente a la mercancía se alza su configuración de valor, para desaparecer enseguida de nuevo. La encarnación sustantiva del valor del cambio de la mercancía sólo es, en este proceso, un momento fugaz.
Inmediatamente, es sustituida por otra mercancía. Por eso, en un proceso que lo hace cambiar continuamente de mano, basta con que el dinero exista simbólicamente. Su existencia funcional absorbe, por decirlo así, su existencia material. No es más que un reflejo objetivo de los precios de mercancías, reflejo llamado a desaparecer y, funcionando como sólo funciona, como signo de sí mismo, es natural que pueda ser sustituido por otros signos. Lo que ocurre es que el signo del dinero exige una validez social objetiva propia, y esta validez se la da, al símbolo del papel moneda, el curso forzoso. Este curso forzoso del estado sólo rige dentro de las fronteras de una comunidad, dentro de su órbita interna de circulación, que son también los límites dentro de los cuales el dinero se reduce todo él a su función de medio de circulación o de moneda y en los que, por tanto, puede cobrar en el papel moneda una modalidad de existencia puramente funcional e independiente al exterior de su sustancia metálica." (1)

Es importante consignar, para fines ulteriores, que el dinero refleja las relaciones de producción; no puede existir sin una sociedad mercantil. Podemos decir también que un banco no puede existir sin dinero y, por ende, que la existencia del banco está condicionada a las relaciones mercantiles de la producción, por elevado que sea su tipo.

El autor del artículo cita luego algunos párrafos de Lenin para mostrar el carácter del imperialismo como producto del capital financiero, es decir, fusión del capital industrial con el bancario en uno sólo. Vuelve a plantearse el problema del huevo o la gallina. ¿Predominando uno de los capitales en esta relación, cuál? o ¿tienen exactamente la misma fuerza?

Lenin plantea las siguientes condiciones económicas del imperialismo:

"1) La concentración de la producción y del capital llegado hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la función del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este capital financiero, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo; y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capital en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la explotación de los capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trust internacionales y ha terminado el reparto de toda la tierra por los países capitalistas más importantes."(2)

Obsérvese que se considera como última etapa la repartición del mundo y luego, como corolario explicado en otra parte, el uso de la fuerza, es decir, la guerra. ¿Por qué se repartieron el mundo los monopolios? La respuesta es concreta: para obtener fuentes de materias primas para sus industrias. Es decir, las necesidades objetivas de la producción hacen surgir, en el sistema capitalista desarrollado, las funciones de los capitales que engendran el imperialismo o, lo que es igual, el capital industrial es el generador del capital financiero y lo controla directa o indirectamente. Pensar lo contrario sería caer en el fetichismo que ataca Marx con respecto al análisis burgués del sistema capitalista. Lenin cita lo siguiente:

"Los bancos crean en escala social la forma, y nada más que la forma, de la contabilidad general y la distribución general de los medios de producción", escribía Marx, hace medio siglo, en El Capital (trad. Rusa, tomo III, parte II, p. 144).

El economista norteamericano Víctor Perlo ha dedicado grandes volúmenes al análisis de los monopolios norteamericanos, encontrando siempre grandes ramas de la producción en estos grupos. El análisis de su desarrollo relativo durante los últimos años demuestra que crecen más los monopolios que agrupan las ramas más avanzadas de la técnica, como el grupo Dupont, de la química, Mellon, del aluminio, o Roquefeler del petróleo, cuyo crecimiento relativo está entre el 325 y 385%. Frente a ellos, el grupo Kuhn Loeb, de los ferrocarriles, con un leve descenso, y el grupo Boston, de la industria ligera, con un crecimiento del 31%, muestra la clara interconexión entre la producción, los monopolios y su suerte en esta competencia entre lobos.

Lenin en el artículo citado por Marcelo Fernández, escrito antes de la toma del poder, habla de los bancos como grandes factores de "contabilidad y control". Da la impresión de que busca la consolidación de todo el aparato financiero para que cumpla la función principal, ya apuntada por Marx, de la contabilidad social.

De hecho el banco de los monopolios es su propio ministerio de finanzas, en la dualidad de un estado dentro de otro estado que se opera en esta etapa. En los periodos de la construcción de la sociedad socialista cambian todos los conceptos que amparan la vida política del banco y debe buscarse otro camino para utilizar su experiencia. La centralización que busca Marcelo puede obtenerse dando todas las responsabilidades al Ministerio de Hacienda, que sería el supremo aparato de "contabilidad y control" de todo el estado.

El aspecto político de la banca capitalista lo destaca Marx en el siguiente párrafo:

"Desde el momento mismo de nacer, los grandes bancos adornados con títulos nacionales, no fueron nunca más que sociedades de especuladores privados que cooperaban con los gobiernos y que, gracias a los privilegios que éstos les otorgaban, estaban en condiciones de otorgarles dinero. Por eso, la acumulación de la deuda pública no tiene barómetro más infalible que el alza progresiva de las acciones de estos bancos, cuyo pleno desarrollo data de la fundación del banco de Inglaterra (en 1694). El Banco de Inglaterra comenzó prestando su dinero al gobierno a un 8 por 100 de interés; al mismo tiempo, quedaba autorizado por el parlamento para acuñar dinero del mismo capital, volviendo a prestarlo al público en forma de billetes de cambio. Con estos billetes podía descontar letras, abrir créditos sobre mercancías y comprar metales preciosos. No trascurrió mucho tiempo antes de que este mismo dinero fiduciario fabricado por él le sirviera de moneda para salvar los empréstitos hechos al estado y para pagar, por cuenta de éste, los intereses de la deuda pública. No contento con dar una mano para recibir con la otra más de lo que daba seguía siendo, a pesar de lo que se embolsaba, acreedor perpetuo de la nación hasta el último céntimo entregado. Poco a poco, fue convirtiéndose en depositario insustituible de los tesoros metálicos del país y en centro de gravitación de todo el crédito comercial. Por los años en que Inglaterra dejaba de quemar brujas, comenzaba a colgar falsificadores de billetes de banco. Qué impresión producía a las gentes de la época la súbita aparición de este monstruo de bancocrátas, financieros, rentistas, corredores, y agentes de la bolsa, lo atestiguan las obras de aquellos años, por ejemplo las de Bolimbroke(64)."(3)

Sobre las funciones económicas de la banca socialista, Marcelo Fernández enumera siete. De éstas, las que están expresadas en el punto 1) regulación de la circulación monetaria, y en el 2) centros de ajustes y pagos del país, no ofrecen contradicción fundamental con nuestra manera de pensar, salvo, quizás, en cuanto al grado de autonomía respecto a la máxima autoridad financiera, que es el Ministerio de Hacienda y en relación con la deuda sobre la real posibilidad de "regulación" que tiene el banco con respecto a la circulación monetaria. Sin embargo no creemos sea el momento de profundizar este análisis.

En cuanto al punto 3) Concesión de Créditos, el artículo de referencia dice:

"El crédito es una función típica bancaria, que no desaparece durante la construcción del socialismo, sino que constituye un instrumento flexible que ayuda al desarrollo proporcional y armónico de la economía y al cumplimiento de los planes."

Sin entrar a exponer el origen del sistema crediticio bancario como una manifestación contra la usura, trascribiremos, sin embargo, algunos párrafos de Marx al respecto:

"No debe olvidarse, sin embargo, que en primer lugar, el dinero -en forma de metal precioso- sigue siendo la base de la que jamás puede desprenderse, por la naturaleza misma de la cosa, el régimen de crédito. Y, en segundo lugar, que el sistema de crédito presupone el monopolio de los medios sociales de producción (bajo forma de capital y de propiedad territorial) en manos de particulares, es decir, que este sistema es de por sí, de un lado, una forma inmanente del sistema capitalista de producción,(4) y, de otra parte, una fuerza motriz que impulsa su desarrollo hasta su forma última y más alta. El sistema bancario es, por su organización formal y su centralización, como se expresó ya en 1867 en "Some thouhgts of the intererts of England", el producto más artificioso y refinado que el régimen capitalista de producción ha podido engendrar. De aquí el enorme poder que tiene una institución como el Banco de Inglaterra sobre el comercio y la industria, a pesar de que su funcionamiento real se desarrolla completamente al margen de él y de que el banco se comporta pasivamente ante sus actividades. Es cierto que eso facilita la forma de una contabilidad y una distribución general de los medios de producción en escala social, pero solamente la forma. Hemos visto ya que la ganancia media del capitalista individual o de cada capital de por sí se determina, no por el trabajo sobrante que este capital se apropia de primera mano, sino por la cantidad de trabajo sobrante total que se apropia el capital en su conjunto y del que cada capital especial se limita a cobrar sus dividendos como parte alícuota del capital global. Este carácter social del capital sólo se lleva acabo y se realiza en su integridad mediante el desarrollo pleno del sistema de crédito y del sistema bancario. Por otra parte, este sistema sigue su propio desarrollo. Pone a disposición de los capitalistas industriales y comerciales todo el capital disponible de la sociedad e incluso el capital potencial que no se halla aún activamente comprometido, de tal modo que ni el que presta este capital ni el que lo emplea es su propietario ni su productor. De este modo, destruye el carácter privado del capital y lleva implícita en sí, la abolición del mismo capital. El sistema bancario sustrae la distribución del capital de manos de los capitalista privados y los usureros como un negocio específico, como una función social. Pero, al mismo tiempo, los bancos y el crédito se convierten así en el medio más poderoso para impulsar la producción capitalista a salirse de sus propios límites y en uno de los vehículos más eficaces de la crisis y la especulación.

El sistema bancario revela, además, mediante la sustitución de dinero por varias formas de crédito circulante, que el dinero no es en realidad, otra cosa que una especial expresión del carácter social del trabajo y de sus productos, la cual sin embargo, como contraste con la producción privada, tiene necesariamente que aparecer siempre, en última instancia, como un objeto, como una mercancía especial al lado de otras mercancías.

Finalmente, no cabe la menor duda de que el sistema de crédito actuará como un poderoso resorte en la época de transición del régimen capitalista de producción al régimen de producción del trabajo asociado, pero solamente como un elemento en relación con otras grandes conmociones orgánicas del mismo régimen de producción. En cambio, las ilusiones que algunos se hacen acerca del poder milagroso del sistema de crédito y del sistema bancario como un sentido socialista nacen de la ignorancia total de lo que es el régimen capitalista de producción y del régimen de crédito como una de sus formas. Tan pronto como los medios de producción dejen de convertirse en capital (lo que implica también la abolición de la propiedad privada sobre el suelo) el crédito como tal no tendrá ningún sentido, cosa que, por lo demás, han visto incluso los sansimonianos. Y, por el contrario, mientras perdure el régimen capitalista de producción perdurará como una de sus formas el capital a interés y seguirá formando, de hecho, la base de su sistema de crédito. Solo ese mismo escritor sensacionalista, Proudhon, que pretende dejar en pie la producción de mercancías y al mismo tiempo abolir el dinero,(5) era capaz de soñar ese dislate del "credit gratuit", pretendida realización de los buenos deseos del pequeño burgués".(6)

Hemos observado que el artículo no menciona en este epígrafe el interés que el banco cobra por el dinero facilitado a las empresas estatales en calidad de préstamos bancarios. Si Marx ha formulado, como hemos visto, que la abolición de la propiedad privada le quita todo el sentido al crédito como tal, ¿qué decir del interés?

Dice Marx:

"Es en el capital a interés donde la relación del capital cobra su forma más externa y más fetichista. Aquí nos encontramos con D-D´, dinero que engendra dinero, valor que se valoriza a sí mismo, sin el proceso intermedio entre ambos extremos. En el capital comercial D-M-D, existe, por lo menos, la forma general del movimiento capitalista, aunque solo se mantenga dentro de la órbita de la circulación, razón por la cual la ganancia aparece aquí como simple ganancia de enajenación; no obstante, como producto de una relación social y no como producto exclusivo de un objeto material. La forma del capital mercantil representa, a pesar de todo, un proceso, la unidad de fases contrapuestas, un movimiento que se desdobla en dos actos antagónicos, en la compra y la venta de las mercancías. En D-D´, o sea en la formula del capital a interés, se esfuma.(7)

En los comienzos del artículo, tratando aún de la banca privada, se menciona el interés de la forma siguiente:

En esto consiste el crédito bancario. El crédito bancario puede ser a corto o a largo plazo, y devenga siempre interés, que constituye el principal ingreso de los bancos.

Si esta situación es válida en el momento actual, y teniendo en cuenta que técnicamente el interés no es un elemento de costo de las empresas, sino una deducción del plustrabajo del obrero para la sociedad, que debía constituir un ingreso del presupuesto nacional, ¿no es éste en realidad el que está financiando los gastos de operaciones del aparato bancario en forma sustancial?

Decir que el déficit presupuestario "constituye un mal inevitable", sin entrar en su análisis, así como afirmar que "el uso de los créditos internacionales que en el futuro gravitarán sobre la economía nacional", es mantener en la actualidad el concepto fetichista de la economía clásica.

En lo que se refiere al 4) financiamiento de las inversiones, consideramos que cae en aspectos formales y ficticios, o lo que es lo mismo, en el fetichismo que encubre las verdaderas relaciones de producción.

Esta función sería real solamente si el banco las financiara con sus propios recursos, lo que sería a su vez un absurdo en una economía socialista.

El banco lo que hace es distribuir los recursos del presupuesto nacional asignados por el plan de inversiones y situarlos a disposición de los aparatos inversionistas correspondientes.

Este aspecto del financiamiento y control de las inversiones, particularmente lo que se refiere a las construcciones, así como el sistema de crédito bancario y el interés, constituyen diferencias sustanciales que en este artículo se denomina autonomía económica y el de financiamiento presupuestario. El financiamiento y control de las inversiones será objeto de un artículo del compañero Luis Álvarez Rom, ya que la importancia y extensión del tema así lo requieren. Sin embargo expondremos los fundamentos de este procedimiento, exposición ya hecha por el Ministro de Hacienda en el Fórum de Inversiones.

Hacienda llega a la conclusión de que todo el embrollo existente actualmente en cuanto al control se debe a la concepción mercantil que la ampara. Todavía pensamos en el banco como representante de los monopolios, su cancerbero, vigilando el tipo y efectividad de la inversión.

En un régimen de presupuesto, con los controles funcionando adecuadamente, el banco no tiene por qué tener participación en la decisión de la inversión, que es una tarea económico-política (JUCEPLAN -Junta Central de Planificación). En el control físico de la inversión el banco no debe participar -esto obligaría a crear un aparato enorme y sin sentido- y sí el organismo inversionista directamente interesado, en tanto que el control financiero lo puede llevar Hacienda, que es responsable del presupuesto estatal, único lugar donde se debe recoger el plusproducto para darle la utilización adecuada. El banco debiera ocuparse, en buena ley, de cuidar del cumplimiento de la metodología de la extracción de los fondos, que es su función específica.

Con respecto al punto 5) administración de divisas y operaciones internacionales, no hay comentarios que hacer.

En el punto 6) organización de los ahorros de la población, el autor se deja llevar demasiado por la idea de divulgación y propaganda. No estamos opuestos a ello, más aun, somos defensores de usar siempre un lenguaje claro para explicar los mecanismos económicos; pero esa claridad no puede estar reñida por la justeza, que es lo que le pasa a al explicación del compañero Marcelo Fernández al decir:

El dinero ahorrado deja de circular, lo cual coadyuva a restablecer el equilibrio entre el fondo de mercancías y el fondo adquisitivo de la población, cosa particularmente útil en las condiciones actuales de Cuba. Además, los ahorros de la población constituyen una importante fuente del banco para otorgar créditos destinados al financiamiento del desarrollo de la economía nacional.

El dinero ahorrado deja de circular temporalmente y esta fuente de recursos sólo tiene aplicación en sentido económico cuando se emplea para financiar en sentido de préstamos bancarios a la actividad privada, ya que sería absurdo creer que en una economía socialista el costo por interés que se le paga al ahorrista se compensa con el interés que se le cobre a las empresas estatales.

Hubiera resultado mucho más interesante y de mayor utilidad conocer la composición del ahorro y su costo, por qué se ahorra en cada una de las escalas de ahorristas y qué medidas de carácter verdaderamente económico son aconsejables tomar, tales como impuestos, precios y otras que ciertamente coadyuven a "restablecer el equilibrio entre el fondo de mercancías y el fondo adquisitivo de la población".

Sobre la función de "otorgar créditos destinados al financiamiento del desarrollo de la economía nacional", ya definimos nuestra posición en contrario.

La última tarea: 7) control económico bancario, cae de lleno en la controversia planteada por Marcelo Fernández en el acápite "Aplicación en Cuba de los dos sistemas financieros".

Al tratar el tema, el autor se sumerge, una vez más, en el análisis de la significación exacta del término ruso que ha dado origen a bastantes discusiones, y saca a relucir una nueva acepción, que ya habíamos visto en trabajos de algunos asesores del banco. En nuestra opinión, no es feliz el nuevo vocablo. La afirmación de que Khozraschot es un régimen de empresa conocido en Cuba como sistema de autonomía económica y de que entre los principios de la autonomía están la "independencia relativa y la gestión planificada, es decir, subordinada a las proporciones principales del plan económico estatal", nos lleva a pensar que en el mejor de los casos el autor no ha traducido bien.

El término autonomía económica en forma absoluta, enlazado con el de independencia relativa, como uno de sus principios, es una construcción gramatical cuyo contenido no alcanzamos a comprender ni proporciona definición que permita alguna aclaración.

La gestión planificada no es equivalente a la subordinación a las principales proporciones del plan económico estatal ni precisa tampoco concepto alguno.

En la caracterización de ambos sistemas no se ha usado un método que permita su fácil comparabilidad, error lógico porque no existe una literatura abundante sobre el tema (en el núm. 5 de Nuestra Industria, Revista Económica, trato de hacer más sistemático el análisis y allí remito al lector); no obstante, consideramos que se podría hacer un análisis más objetivo del sistema de financiamiento presupuestario, sistema que tiene su ley sancionada por el Consejo de Ministros, es decir no es un capricho vano de algunos, sino una realidad reconocida.

Sobre el punto a) "Las empresas reciben sus situaciones para fondos de gastos por un período determinado, digamos un trimestre, antes de producir sus ingresos e independientemente de la ascendencia de éstos."

Lo que las empresas reciben no son situaciones de fondo en el banco sino disponibilidades equivalentes a la autorización para gastar de acuerdo con el plan financiero aprobado, que se registran en el banco en cuentas separadas para salarios y para otros gastos . Ésta segregación permite un fácil control del fondo de los salarios, que no es dable en el sistema de gestión financiera tal como se concibe actualmente en Cuba. En reciente intervención televisada, el Presidente del Banco planteó una fórmula de control de cuentas de salarios que supone la discusión a nivel de unidad en cada caso, lo que traerá trabas administrativas serias si se pretende implantarlas sin analizar muy profundamente las probables consecuencias (no debe olvidarse que los salarios son parte de los fondos de rotación de la Unidad).

Existe aquí la creencia generalizada de que la relación directa con el banco garantiza el análisis de todos los factores de la producción y la imposibilidad de burlar la atención vigilante de ese organismo, lo que no es más que un espejismo en las condiciones actuales de Cuba, y el banco tiene pruebas fehacientes de este aserto en sus organismos de autogestión.

En el año 1931, Stalin hacía el siguiente análisis:

Pero esto no es todo. A lo citado hay que añadir las circunstancia de que, como consecuencia de la mala gestión administrativa, los principios de rentabilidad se han encontrado enteramente comprometidos en una serie de nuestras empresas y organizaciones económicas. Es un hecho que en una serie de empresas y organizaciones económicas hace tiempo que se acabó de contar, de calcular y de establecer balances administrativos de las empresas y de organizaciones económicas las nociones de "régimen de economía", "reducción de gastos improductivos", "racionalización de la producción", se pasaron hace tiempo de moda. Por lo visto, cuentan con el banco de estado "de todas maneras librará las cantidades necesarias". Es un hecho que en los últimos tiempos los precios de costos en una serie de empresas han empezado a subir. Se les señaló la necesidad de bajar los precios de costo en un 10% y más, y en lugar de eso los han elevado.(8)

Lo citamos simplemente para demostrar que se impone la tenaz tarea de organización administrativa antes de poder implantar cualquier sistema, y ése debe ser el sentido de nuestro esfuerzo principal en el momento actual.

En los puntos: b) "Los estímulos morales se plantean como forma principal de impulsar y mejorar la producción, complementados por los estímulos materiales" y,

c) "En las empresas se realiza un "control por los costos", se hace una simplificación peligrosa". En mi último, artículo ya citado, doy características fundamentales:

Con esta serie de citas, hemos pretendido fijar los temas que consideramos básicos para la explicación del sistema:

Primero: El comunismo es una meta de la humanidad que se alcanza conscientemente; luego, la educación, la liquidación de las taras de la sociedad antigua en la conciencia de las gentes, es un factor de suma importancia, sin olvidar, claro está, que sin avances paralelos en la producción no se puede llegar nunca a tal sociedad.

Segundo: Las formas de conducción de la economía, como un aspecto tecnológico de la cuestión, deben tomarse de donde estén más desarrolladas y puedan ser adaptadas a la nueva sociedad. La tecnología de la petroquímica del campo imperialista puede ser utilizada por el campo socialista sin temor al "contagio" de la ideología burguesa. En la rama económica (en todo lo referente a normas técnicas de dirección y control de la producción) sucede lo mismo.

Se podría, si no es considerado demasiado pretencioso, parafrasear a Marx en su referencia a la utilización de la dialéctica de Hegel y decir de estas técnicas que han sido puestas al derecho". (9)

Nosotros no concebimos el comunismo como la suma mecánica de bienes de consumo en una sociedad dada, sino como el resultado de un acto consciente; de allí la importancia de la educación y, por ende, del trabajo sobre la conciencia de los individuos en el marco de una sociedad en pleno desarrollo material.

La cuestión relativa al control de los costos se plantea en el artículo Consideraciones sobre los costos de producción como base del análisis económico de las empresas sujetas a sistema presupuestario(10), bajo mi firma. Allí remito al lector interesado, no sin dejar de apuntar que lo esencial es la posibilidad de hacer uso consciente de la ley del valor y que el método se basa en el desarrollo de un amplio y efectivo aparato de control que convierta en mecánicas estas tareas.

Todo nuestro trabajo -decimos en dicho artículo- debe estar orientado a lograr que la tarea administrativa, de control y dirección, se vaya convirtiendo en algo cada vez más simple y los esfuerzos de los organismos se concentren en la planificación y desarrollo tecnológico. Cuando todos los índices estén establecidos y los métodos y hábitos de control estén instaurados, con el avance de la planificación en todos los sectores de la economía, esta labor será mecánica y no presentará problemas serios. En ese instante, adquirirán su importancia los métodos modernos de planificación y será posible acercarse al ideal de que la economía se rija mediante análisis matemáticos y, mediante ellos, elegir las proporciones más adecuadas entre acumulación y consumo y entre las distintas ramas productivas; sin olvidar claro está, que el ser humano, razón de ser de nuestra revolución y nuestros afanes, no puede reducirse a una mera fórmula y sus necesidades serán cada vez más complejas, desbordando la simple satisfacción de las necesidades materiales. Las distintas ramas de la producción se irán automatizando, aumentando inmensamente la productividad del trabajador y el tiempo libre será dedicado a tareas culturales, deportivas, científicas en su más alto grado y el trabajo será una necesidad social.

Con respecto al punto d) "al estar vinculadas las empresas al presupuesto estatal por el total de sus gastos e ingresos, no hacen nunca uso del crédito bancario en forma directa."

Nosotros consideramos que el sistema de crédito bancario y la compra-venta mercantil dentro de la esfera estatal, cuando se usa el sistema de financiamiento presupuestario, son necesarios.

Para comprender la diferencia entre ambos sistemas, cuyos desconocimiento produce los comentarios del artículo, es necesario tener en cuenta que todas estas categorías surgen como consecuencia de la consideración individualizada de patrimonios independientes y sólo conservan su forma a manera de instrumento para poder controlar la economía nacional, ya que la propiedad de hecho es de todo el pueblo. Esta ficción llega a dominar la mente de los hombres, como lo demuestra el artículo que contestamos, se elimina con la aplicación del sistema de financiamiento presupuestario.

En este sistema el principio del rendimiento comercial dentro de la esfera estatal es estrictamente formal y dominado por el plan, solamente a los efectos del cálculo económico, la contabilidad, el control financiero, etc.; pero nunca llegará a predominar en forma fetichista sobre el contenido social de la producción, ya que como la empresa no tiene patrimonio propio contrapuesto al estado, no retiene ni acumula, por tanto, en fondos propios, el resultado de su producción ni la reproducción de sus costos. En el sistema presupuestario, la compraventa mercantil sólo tiene lugar allí donde el estado vende (sin comillas) a otras formas de propiedad; y en la realización de este acto de cambio mercantil de carácter esencial, la empresa trasladada al presupuesto nacional, a través del cobro y depósito del precio de la mercancía vendida, la totalidad de los costos, y acumulaciones internas que han tenido lugar desde el primero hasta el último acto de producción y comercialización. De esta manera si alguno de los actos intermedios de pago y cobro, que no son más que compensaciones contables sin efecto económico, no llegarán a complementarse por falta de organización o negligencia, etc., el fondo de acumulación nacional no serían perjudicado si el último acto de cambio, que es el único esencialmente económico, se realiza. Este sistema debilita el concepto del patrimonio de grupos individualizados en fábricas del estado, lo cual es objetivamente beneficioso, al desarrollo filosófico del marxismo -leninismo. Hace innecesario el impuesto y el préstamo con interés, ya que la empresa no retiene ni acumula en fondos propios, eliminando, desde ahora, en su fondo y en su forma, categorías que en el desarrollo del proceso comenzarán a luchar entre sí." (Trabajo inédito de Luis Álvarez Rom.)

El financiamiento a una empresa se realiza, por un lado, para compensar, a los efectos de la contabilidad y control social, a otra empresa por el trabajo materializado, y por otro lado, para retribuir el trabajo vivo agregado en cada proceso de la producción social. Si el primero de estos actos es formal y sin contenido económico, ya que es compensatorio; y si el segundo es la entrega del salario al trabajador, que se realiza después de haber sido empleada su fuerza de trabajo en la producción de valor de uso, ¿cuál es la conclusión que se deriva de estas premisas?: Que es el trabajo el que efectivamente da crédito.

Dice Marx:

El capitalista compra la fuerza de trabajo antes de que entre al proceso de producción, pero sólo la paga, en los plazos convenidos, después de emplearla en la producción de valor de uso. Todo el valor del producto le pertenece a él, incluyendo la parte que sólo representa un equivalente del dinero invertido en pagar la fuerza de trabajo, es decir, la parte del producto que representa el valor del capital variable. Con esta parte de valor, el obrero se adelanta a entregarle el equivalente de su salario. Pero es la reversión de la mercancía a dinero, su venta, la que reintegra al capitalista su capital variable como capital dinero que puede desembolsar de nuevo para volver a comprar la fuerza de trabajo.(11)

Afirmar que el banco financia al presupuesto mediante la emisión y el uso de los créditos interestatales ; y que "En vista de que en la economía cubana no se han creado recursos monetarios para el otorgamiento de tal tipo a la Hacienda, se produce la presión inflacionaria y aumenta la necesidad de los créditos extranjeros", es llevar la ficción más allá de sus límites normales, contraponiendo el crédito bancario y la hacienda pública con una mentalidad al borde de hacer buenas las palabras de Marx citadas en otra parte del presente artículo:

No contento con dar una mano para recibir con la otra más de lo que daba, seguía siendo, a pesar de lo que se embolsaba acreedor perpetuo de la nación hasta el último céntimo entregado.

Sin contar con que el banco fuera del estado, no tiene NADA, con mayúscula, a pesar de la ficción jurídica de la ley que se le asigna un patrimonio.

En cuanto a la disciplina financiera, se dice de las empresas presupuestarias que "Algunas de estas empresas no parecen estimuladas a cobrar sus mercancías y servicios , por cuanto tienen sus gastos cubiertos y para ellas solo representa dejar de aportar al presupuesto". Esta es una expresión tan carente de fundamento que sólo sería comparable con otra que dijera que el mismo efecto produciría una empresa autofinanciada, ya que para ella sólo representaría dejar de pagar un préstamo bancario, un aporte al presupuesto o impuestos retenidos, lo cual, incidentalmente, no ha constituido ninguna excepción.

Después de una exposición detallada, de acuerdo con los libros del banco, de los incumplimientos de la ley 1007 por las empresas presupuestarias, el artículo hace la siguiente afirmación:

Puede argumentarse que las empresas de autonomía económica también cometen estas infracciones, incluso debemos señalar que desde que se implantó la ley 1007, las empresas del INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria) han mantenido un penoso primer lugar en cuanto al número y valos de las fracciones. Pero a ello habría que responder que las empresas del INRA nunca han operado realmente como empresas de autonomía económica."

Ante semejante afirmación, que no responde a la seriedad de un artículo de esta naturaleza, cabría hacerse las siguientes preguntas:

¿Por qué el INRA nunca ha operado realmente dentro de ese sistema?

¿Es que los demás organismos han tratado de impedirlo?

¿Es que no se le ha brindado toda la cooperación por parte de hacienda y el banco?

¿Es que la enseñanza y divulgación de este sistema en todos los cursos y en todos los niveles no ha sido suficiente?

¿Es que los buenos deseos del banco, plasmados en una ley, los que nominalmente producen el resultado?

O, ¿será que la medida primera es la organización del aparato administrativo y que sin ella no se puede aspirar a ningún resultado concreto?

Hace tiempo que los defensores de la autogestión se defienden con argumentos como este: es hora ya de que pongan a marchar el sistema y lo analicen correctamente; la polémica sobre estos tópicos es siempre útil, pero si seguimos enfrascados en ella sin avanzar prácticamente, corremos el peligro de resolver la incógnita de saber de sí son galgos o podencos demasiado tarde.

Resumiendo:

a) El artículo analizado plantea en forma de divulgación, pero con escasa profundidad teórica, la génesis de los bancos. De allí surgen las equivocaciones que sobre el papel a jugar por este organismo en la construcción de la nueva sociedad tienen sus dirigentes.

b) Las frases de Lenin citadas por Marcelo Fernández no indican un aspecto objetivo del problema: el papel de los bancos en la etapa monopolista, pero de ninguna manera establece claramente su papel en la siguiente etapa.

c) El autor olvida que los bancos monopolistas son los aparatos financieros de los superestados y, por lo tanto, no pasa a analizar el nuevo papel de esos aparatos cuando el estado, con su aparato financiero propio, los engloba a todos; pretende que el banco siga manteniendo una posición hegemónica en la economía, independientemente de los cambios económicos -sociales.

d) El autor olvida la advertencia de Marx sobre el carácter del sistema de crédito, lo que lleva a formulaciones mecánicas en cuanto a su función.

e) Marcelo Fernández, al insistir en el control de las inversiones, pierde de vista la función que cumple el banco monopolista al ejercer el mismo, desconociendo los cambios ocurridos y a ocurrir durante el período de transición.

f) Marcelo Fernández no ha profundizado suficientemente en el estudio de las bases del sistema presupuestario de financiamiento, por lo que sus razonamientos pecan de poco consistentes en este aspecto del análisis.

g) Tal parece que el banco, dueño de un capital propio, por obra y gracia de la divina providencia, tiene sanas intenciones de ayudar al estado a resolver sus problemas mediante una correcta aplicación de las leyes financieras, bajo su sabia dirección. Desgraciadamente, hay personajes testarudos que se niegan a reconocer esta tutela, provocando el desconcierto financiero y la inflación, por no pedirle un crédito en "condiciones ventajosas".

h) Todo el artículo demuestra que los compañeros del banco usan los conceptos económicos aquí tratados en la forma fetichista de la economía clásica y aún de la economía vulgar; y para ellos vale -con todo respeto y sólo con el ánimo de que esta polémica nos obligue a solicitar consecuentemente el consejo de los clásicos del marxismo-estas palabras de Marx con que apostrofa a los adoradores de la forma:

En la fórmula tripartita de capital- ganancia -o, mejor aún, capital-interés- tierra -renta del suelo y trabajo-salario, en esta tricotomía económica considerada como la concatenación de las diversas partes integrantes del valor y de las riquezas en general con sus fuentes respectivas, se consuma la mistificación del régimen de producción capitalista, la materialización de las relaciones sociales, el entrelazamiento directo de las relaciones materiales con sus condiciones históricas: el mundo encantado, invertido y puesto de cabeza en que Monsieur le Capital y Madame la Terre aparecen como personajes sociales, a la par que llevan a cabo sus brujerías directamente, como simples cosas materiales. El gran mérito de la economía clásica consiste precisamente en haber disipado esta farsa apariencia y este engaño, esta sustantivación y cristalización de los distintos elementos sociales de la riqueza entre sí, esta personificación de las cosas y esta materialización de las relaciones de producción, esta religión de la vida diaria, reduciendo el interés a una parte de la ganancia y la renta del suelo al remanente sobre la ganancia media , con lo cual ambos venían a confluir la plusvalía; exponiendo el proceso de circulación como simple metamorfosis de las formas y, finalmente, reduciendo, en el proceso directo de producción, el valor y la plusvalía de las mercancías al trabajo. Esto no obsta para que los mejores portavoces de la economía clásica, como necesariamente tenía que ser desde el punto de vista burgués, sigan en mayor o menor medida cautivos del mundo de apariencia críticamente destruidos por ellos e incurran todos en ellos, en mayor o menor grado, en inconsecuencias, soluciones a media y contradicciones no resueltas. Y por el contrario, es también igualmente natural, de otra parte, que los agentes reales de la producción se sientan realmente a gusto, como en su casa, dentro de estas formas enajenadas e irracionales de capital-interés, tierra -renta del suelo y trabajo salario, pues son precisamente las formas de la apariencia en que ellos se mueven y con la que conviven diariamente. Por eso es también perfectamente lógico que la economía vulgar, que no es sino una traducción didáctica, más o menos doctrinal, de las ideas cotidianas que abrigan los agentes reales de la producción, y que pone en ellas un cierto orden inteligible, vea en esta trinidad en que aparece descoyuntada toda la concatenación interna, la base natural y sustraída a toda duda de su jactanciosa superficialidad. Esta formula responde, además, al interés de las clases dominantes, pues proclama y eleva a dogma la necesidad natural y la eterna legitimidad de sus fuentes de "ingresos".(12)


(1) Carlos Marx:El Capital, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1962, t. I, pp.93-94.

(2) V. I. Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo. En Obras Escogidas, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1960, t.I, pp. 751.

(3)Si los tártaros invadiesen hoy Europa, resultaría difícil hacerles comprender lo que es entre nosotros un financiero. Montesquieu: Esprit des lois, t. IV, p.33, Londres, 1767. Nota de Marx. El Capital (tomo I, p692-693, E. Nacional de Cuba, 1962).

(4) El subrayado es del Comandante Guevara.

(5) C. Marx: Misère de la Philosophie, Bruselas y París, 1847. Contribución a la crítica de la economía política, p.64.

(6) El Capital, Tomo III, Editorial Nacional de Cuba, 1963.

(7) ob. cit., p.411. En el original aparece la siguiente referencia bibliográfica: El Capital, Tomo III, p.373.

(8) J. Stalin: Cuestiones del leninismo., p.434, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1941.

(9) Nuestra Industria Económica, No. 5, p. 7 y 8.

(10) Nuestra Industria Económica, No. 1, Año 1963.

(11) El Capital, Tomo II, p. 356, Editorial Nacional de Cuba, 1962.

(12) El Capital, Tomo.III, pp. 768-769, Editorial Nacional de Cuba, 1963. (Véase edición del Siglo XXI, t.III, vol. 8, pp. 1056-1057.)
Fuente: Revista Cuba Socialista, N° 31, marzo de 1964

Escrito por evaristo-hernandez el 10/06/2007 19:13

jueves, junio 21, 2007

Marshall: Biografía suscinta


* Destaca en esta nota biográfica la formación filosófica de Marshall. La reproducimos para puntualizar este aspecto. Las negrillas y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

http://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Marshall

Alfred Marshall (* 26 de julio de 1842 - † 13 de julio de 1924), fue un economista británico nacido en Wandsworth.

Estudió en el Saint John's College de la Universidad de Cambridge. Su interés por la filosofía le llevó a tomar lecciones de ética. Tras obtener una beca especial para estudiar ciencias morales en 1868, se matriculó en Economía política, ciencia a la que posteriormente él mismo denominó Economía.

En 1875, viajó a Estados Unidos para estudiar los efectos de los aranceles en una economía joven. Al volver a Inglaterra fue director del University College de Bristol, cargo del que dimitió en 1881. Después estuvo un año en Italia y volvió a Bristol en 1882 como catedrático; en 1883 se trasladó al Balliol College de la Universidad de Oxford. De 1885 a 1908 dio clases de Economía política en Cambridge.

Convirtió Cambridge en la principal facultad de economía de los países de habla inglesa, y tuvo como discípulos a importantes economistas, como Pigou o Keynes.

Su labor docente se basaba en las teorías de Ricardo y Stuart Mill complementadas con las aportaciones del marginalismo, especialmente de Karl Menger y Léon Walras, conciliando las teorías ricardianas con las de la escuela austriaca. De espíritu abierto, con una sólida formación matemática, histórica y filosófica, introdujo en sus enseñanzas las críticas a la Escuela Clásica inglesa (principalmente, Smith, Ricardo, Malthus y Stuart Mill) procedentes del historicismo alemán y del socialismo, así como también de la escuela marginalista.

El resultado de sus esfuerzos fue la denominada «síntesis neoclásica», base de la teoría económica moderna.

En 1890 publicó su obra capital, Principios de economía, que durante muchos años fue el principal libro de texto en las facultades de todo el mundo.

En el primer volumen de la obra compaginó conceptos de la economía clásica como riqueza, producción, trabajo, capital o valor con aportaciones de la escuela marginalista como utilidad y utilidad marginal. A los agentes de la producción (tierra, trabajo, capital) añadió un nuevo factor, el de la organización industrial.

En el segundo volumen realizó una exposición del funcionamiento de los mercados, un análisis de la oferta y la demanda y expuso su teoría del equilibrio general, de la formación de la oferta, la incidencia de los monopolios y la distribución de la riqueza nacional. Los problemas más destacados que analizó fueron el de la formación de los precios y la distribución de la renta.

En el primer caso estableció como determinantes del valor de un bien tanto el coste de producción como la utilidad. A partir del valor del bien, la formación de los precios vendría dada por la confluencia de la oferta y la demanda; la primera, determinada por los costes de producción, y la segunda, por la utilidad marginal. También estableció una relación entre precio y cantidad demandada cuya sintaxis gráfica (curvas de oferta y de demanda) sigue vigente hoy día.

Marshall fue el economista británico más destacado de su época. También fue un profesor sobresaliente y ejerció una gran influencia sobre los economistas de aquella época. Su mayor contribución a la Economía fue su sistematización de las teorías económicas clásicas y el desarrollo del concepto de utilidad marginal. Subrayó la importancia del análisis minucioso y la necesidad de adecuar las teorías a los nuevos acontecimientos. Entre sus obras destacan: Principios de Economía (1890) e Industria y comercio (1919).

Reproducido por evaristo-hernandez el 10/06/2007 20:31

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