Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

miércoles, abril 02, 2008

Nota biográfica de William Petty

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PETTY, WILLIAM (1623-1687):

Economista inglés, uno de los fundadores de la economía política clásica burguesa. Los intereses científicos de Petty presentaban variadas facetas: en 1647 inventó una máquina de copiar; en 1649, obtuvo el grado de doctor en física; en 1651 el título de profesor de anatomía y música. Era un gran terrateniente. Petty actuó como ideólogo de la burguesía triunfante, llegada al poder después de la revolución burguesa en el país.

Las principales obras de Petty dedicadas a la economía política son: “Tratado de los impuestos y contribuciones’’ (1662), “Palabras a un prudente” (1664), “Anatomía política de Irlanda” (1672), “Aritmética política’’ (1676) y otros.

En un principio, sus trabajos contenían ideas mercantilistas, mas en sus obras posteriores, particularmente en “Algunas palabras sobre el dinero’’ (1682), desaparecieron las últimas huellas de sus concepciones mercantilistas.

Petty inició el paso del análisis centrado en la esfera de la circulación al análisis del proceso de producción. Toma de las ciencias naturales el método que aplica en economía política y lo complementa con el análisis matemático y estadístico.

Fue el primero en formular la teoría de que el valor tiene su origen en el trabajo. 

Diferenciaba el valor interno, denominado por él “valor natural”, del precio de mercado o, según su terminología, “precio político”. 

Petty determinaba el valor por el trabajo invertido y establecía una dependencia matemática de la magnitud del valor respecto a la productividad del trabajo. Empleaba dos medidas para estimar la magnitud del valor: la tierra y el trabajo, considerando que el trabajo es el padre de la riqueza, y la tierra, su madre.

La incomprensión de la doble naturaleza del trabajo y de la mercancía impidió a Petty descubrir por completo la esencia del dinero. Sin embargo, veía en el dinero el equivalente general e hizo un análisis de algunas de las funciones del dinero. 

Al examinar las categorías de salario, ganancia y renta del suelo, planteó el problema referente a la división de la jornada de trabajo en tiempo necesario y tiempo adicional. 

Definía la renta como forma universal de la plusvalía, la cual aparecía como renta del suelo y como renta en dinero (interés). 

Petty fue el primer economista que habló de la teoría de la renta diferencial. 

También era científica su manera de enfocar la cuestión del precio de la tierra. 

Las concepciones de Petty sobre los problemas de la economía política reflejaban la tendencia a subordinar la economía del país al capital industrial, pese a considerar como perfectamente lógico que el Estado interviniera en la regulación de la economía nacional.

Tomado de:

Diccionario de Economía Política de Borísov, Zhamin y Makárova

http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/p/Petty.htm
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lunes, marzo 31, 2008

Un esquema para entender la Tabla Económica de Quesnay

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[FISIOCRATAS+3.gif]
Esquema para explicar la Tabla Económica de Quesnay.
Los números indican Miles de Millones de unidades monetarias que expresan el tipo y "valor" e las transacciones entre clases sociales.

1. Los fisiócratas y especialmente Francois Quesnay, son la referencia histórica de la teoría moderna de la Economía Política. Fueron los primeros en sostener la teoría del valor trabajo, solamente que aplicado a la tierra. Por ello la clase productiva para ellos eran los arrendatarios de la tierra, agrupando, en un solo concepto, nos parece, a arrendatarios, campesinos y trabajadores de la agricultura.

2. El esquema arranca con la producción de 5 mil millones de la clase productiva. Estos 5 mil se dividen en 3 mil en forma de producto agrícola y 2 mil en forma de dinero.


3. 2 mil en forma de dinero se van en concepto de renta de la tierra hacia la clase rentista.

4. Los 3 mil de producto: 1 mil para rentistas en forma de alimentos, 1 mil en forma de materias primas para la clase estéril. Estéril (artesanos e industriales en un solo "saco") en el sentido de que solamente produce su propio equivalente y no genera excedente.

5. La clase rentista gasta 1 mil en alimentos y retorna este dinero a la clase productiva y compra 1 mil en productos manufacturados a la clase estéril.


6. La clase estéril compra 1 mil en materias primas a la clase productiva con el dinero (1 mil) que le ha pagado la clase rentista por productos manufacturados. Esos mil, los usa la clase productiva para comprar productos manufacturados (herramientas y otros) a la clase esteril y esta, a su vez, compra a la clase productiva alimentos por ese mismo valor.

Aquí se completa un ciclo de "circulación perfecta", entre las tres clases sociales: los 1 mil que la clase productiva entregó a la clase rentista en forma de renta y esta a la clase estéril para comprar productos manufacturados, retornan a su origen cuando la clase estéril compra 1 mil en materias primas a la clase productiva.

Para los fisiócratas la circulación imperfecta se da solamente entre dos clases sociales.

7. En el esquema no salen las cuentas cabales, si lo observamos con ojos de Economía Política contemporánea. Por ejemplo, como anotó Marx, el producto que circula no son 9 sino 7, que es el nuevo valor creado por la clase productiva y la clase estéril; no se oberva la creación de valor en la clase estéril, en la manufactura. Y quedan muchas preguntas y observaciones algunas de las cuales, como dejamos dicho, las hizo el mismo Marx en su Historia Crítica de las Teorías de la Plusvalía.


8. Pero queda claro que Quesnay fué el primero en hacer una especie de matriz insumo producto de la economía de su época, contablemente coherente y que su preocupación era cómo la riqueza se distribuía y producía entre diversas clases sociales.


Tómense estas notas como una primera aproximación a un esquema para explicar la Tabla Económica.


Otro esquema simplificado para entender la Tabla Económica se encuentra en:

http://cspoliticassantabarbara.wordpress.com/tabla-economica/

En este esquema se destacan con originalidad y digo, con pureza, sin introducir elementos monetarios, las relaciones de transacciones entre las clases sociales y en el caso de los arrendatarios la transacción que se realiza al interior de su propia clase.


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jueves, marzo 27, 2008

Condillac como Sensualista

En esta biografía se destaca la influencia de Condillac en la, podríamos decir, epistemología de las sensaciones:

http://es.wikipedia.org/wiki/Condillac

Tomás Moro: nota biográfica

En esta biografía de Tomás Moro se destaca:

1. El concepto de "parasitismo social". Todavía Moro, consideraba que el trabajo aplicado a la tierra, de los arrendatarios, era la fuente del valor, de la riqueza. El resto de la sociedad vivía de éste trabajo y la nobleza inglesa peor, porque vivía sin trabajar.

2. Teoría de la negatividad de la propiedad privada.

3. Conceptos de relación entre trabajo manual e intelectual, oposición campo y ciudad.

4. Igualdad humana y régimen político.

5. Distribución en base a necesidades. Incluso esto debe analizarse nos parece como un antecedente teórico no del socialismo, sino del comunismo.

Se enfatiza en Moro como un Socialista Utópico. Y al recordar su biografía, se encuentra una situación trágicamente consecuente de la dicotomía histórica entre poder político y poder científico, resuelta a lo Sócrates, con el sacrificio del científico.


En:

http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/m/Moro.htm

MORO, TOMÁS (1478-1535):

Pensador y humanista inglés, uno de los fundadores del socialismo utópico. Jurista por su formación. Ocupó altos cargos en el gobierno inglés, entre ellos el de Lord Canciller. Fue decapitado por negarse a reconocer al rey Enrique VIII como jefe de la Iglesia. En su “Libro de oro, tan útil como festivo, sobre la mejor organización del Estado y sobre la nueva Isla de Utopía” (1516), sometió a dura crítica al feudalismo y las relaciones capitalistas que entonces estaban naciendo en Inglaterra.

Condenando el parasitismo de la nobleza inglesa, Moro escribió que ésta, “como los zánganos, vive del trabajo ajeno”, concretamente del trabajo de los arrendatarios, a los que “monda hasta la carne viva” sin la menor compasión.

Veía en la propiedad privada la causa principal de las calamidades sociales.

Escribió que, en el régimen de propiedad privada por más que la sociedad florezca, el hombre muere de hambre “si no se preocupa de si mismo”.

Soñando con una mejor organización de la sociedad, Moro traza en su libro la imagen del régimen socialista ideal del país de Utopía.

En este país impera la igualdad entre los hombres, no existe la propiedad privada, la producción es social, aunque distribuida en talleres independientes (con entrega del producto a los depósitos colectivos), no se da la oposición entre la ciudad y el campo, entre el trabajo físico y el intelectual, los productos se distribuyen según las necesidades, el régimen político es de tipo republicano.

La idea de Moro acerca de un régimen ideal de la sociedad influyó en sentido progresivo sobre la evolución del pensamiento social: en pleno siglo XVI, Moro se asomó al futuro y predijo genialmente algunos de sus rasgos.

jueves, marzo 20, 2008

Marginalismo y sus bases

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La obra cumbre de Jevons, que construye dos pilares del marginalismo:

1. La teoría subjetiva del valor matematizada. Su sistematizador, Carl Menger no la matematizó.

2. Pionero en la aplicación del cálculo diferencial a la economía.

Puede leerse en inglés en:

http://www.econlib.org/LIBRARY/YPDBooks/Jevons/jvnPE.html
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martes, marzo 18, 2008

Crisis Comerciales

El texto completo en francés de las crisis comerciales de Juglar:

http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k83714z

Historia del Pánico

Juglar puso a una de sus obras el sugestivo título de "Breve historia de los pánicos en los Estados Unidos". Juglar es el precursor moderno, del capitalismo en el análisis de los ciclos económicos, Marx es el precursor del análisis de las CRISIS capitalistas. Después de Keynes sabemos que un ciclo puede terminar en una crisis o no o más bien que el comportamiento crítico de la economía capitalista es cíclico.

Nos llama la atención el término "pánico" usado por Juglar pues refleja el contenido social del ciclo económico en su fase recesiva. El pánico significa miedo, terror; el dios griego pan se aparecía en las noches y eso causaba
. (http://etimologias.dechile.net/?pa.nico).

La recesión es como el dios griego pan, con la diferencia que es real, es un hecho social, que ocasiona terror al poner en peligro aspectos vitales de la sociedad, individuales y colectivos. La recesión atenta contra la subsitencia misma del ser humano, al poner en riesgo la existencia de los bienes materiales necesarios para su vida.

Las recesiones son la parte negativa de los ciclos (las expansiones o recuperaciones son la parte positiva) y ocasionan trastornos sociales que bien podrían incluirse en una sociología del miedo. (http://www.noticiasdelsur.com/nota.php?nota=489).

El pánico es una dimensión superlativa del miedo. Se tendría miedo en un primer nivel cuando se presenta un proceso de desaceleración de la economía, pánico en una prolongada recesión y terror en una crisis cuando la economía toca fondo, como en 1930.

Los Estados Unidos de América, son la primera potencia capitalista del mundo, cuyo producto interno bruto solamente es superado por la Unión Europea "en vaca", en conjunto; ha sentido históricamente como nadie estos procesos sociológicos de pánico. Pero en el actual período recesivo existen posibilidades de que la fase depresiva sea más amplia y profunda y probablemente más frecuente pero seguramente más global; solamente atenuada por medidas keynesianas de política monetaria y fiscal.

Recordemos algunos planteamientos de Juglar, con este texto, que desafortunadamente lo hemos encontrado en inglés y no en español:

http://www.gutenberg.org/dirs/etext05/panic10.txt

Un fragmento del compilador, DECOURCY W. THOM, que resumió el libro de Juglar:

"A Crisis or Panic may be defined as a stoppage of the rise of prices:
that is to say, the period when new buyers are not to be found. It is
always accompanied by a reactionary movement in prices.

A panic may be broadly stated as due to overtrading, which causes
general business to need more than the available capital, thus producing
general lack of credit. Its precipitating causes are broadly anything
leading to overtrading:

In the United States they may be classed as follows:

I. PANICS OF CIRCULATION, as in 1857, when the steadily increased
circulation, which had almost doubled in nine years, had rendered it
very easy to grant excessive discounts and loans, which had thus
over-stimulated business, so that the above relapse occurred; or, we may
imagine the converse case, leading to a quicker and even greater
disaster: a sudden and proportionate shrinkage of circulation, which, of
course, would have fatally cut down loans and discounts, and so
precipitated general ruin.

2. A PANIC OF CREDIT, as in 1866, when the failure of Overend, Gurney, &
Co. rendered the whole business world over cautious, and led to a
universal shrinkage of credit. [I take the liberty of adding that it
seems evident to me that such a danger must soon confront us in the
United States, unless our Silver Law is changed, because of a finally
inevitable distrust of the government's ability to keep 67-cent silver
dollars on an equality with 100-cent gold dollars.]

3. PANICS OF CAPITAL, as in 1847, when capital was so locked up in
internal improvements as to prove largely useless.

4. GENERAL TARIFF CHANGES. To the three causes given above the
translator adds a fourth and most important one: Any change in our
tariff laws general enough to rise to the dignity of a new tariff has
with one exception in our history precipitated a panic. This exception
is the tariff of 1846, which was for revenue only, and introduced after
long notice and upon a graduated scale. This had put the nation at large
in such good condition that when the apparently inevitable Decennial
Panic occurred in 1848 recovery from it was very speedy."

(...)

Juglar: referencia biográfica

En:

http://es.wikipedia.org/wiki/Clement_Juglar

Joseph Clement Juglar (1819-1905). Médico y economista francés.

Publicó Las crisis comerciales y su reaparición periódica en Francia, Inglaterra y Estados Unidos (1862), donde demostró que las crisis económicas no son sucesos casuales o debidos a continencias, sino parte de una fluctuación cíclica de la actividad comercial, industrial y financiera y que los períodos de prosperidad y crisis se seguían unos a otros, por lo que se considera el descubridor de los ciclos económicos.

En reconocimiento a su trabajo estadístico, se ha dado su nombre al ciclo medio, de ocho años y medio de duración en promedio, el Ciclo de Juglar, el básico de la actividad económica en el capitalismo.

viernes, marzo 07, 2008

Valor de uso y de cambio; comercio y usura


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El descubrimiento central de Aristóteles sobre el valor de uso y el valor de cambio, se encuentra en este extracto. También sus valoraciones sobre la economía natural y la economía artificial, la primera es aceptable y la segunda despreciable, una acrecienta el patrimonio la otra acrecienta el dinero por el dinero mismo.

En:


Política · libro primero, capítulo III

De la adquisición de los bienes

Puesto que el esclavo forma parte de la propiedad, vamos a estudiar, siguiendo nuestro método acostumbrado, la propiedad en general y la adquisición de los bienes.

La primera cuestión que debemos resolver, es si la ciencia de adquirir es la misma que la ciencia doméstica, o si es una rama de ella o sólo una ciencia auxiliar. Si no es más que esto último, ¿lo será al modo que el arte de hacer lanzaderas es un auxiliar del arte de tejer? ¿O como el arte de fundir metales sirve para el arte del estatuario?
Los servicios de estas dos artes subsidiarias son realmente muy distintos: lo que suministra la primera es el [29] instrumento, mientras que la segunda suministra la materia. Entiendo por materia la sustancia que sirve para fabricar un objeto; por ejemplo, la lana de que se sirve el fabricante, el metal que emplea el estatuario.
Esto prueba, que la adquisición de los bienes no se confunde con la administración doméstica, puesto que la una emplea lo que la otra suministra. ¿A quién sino a la administración doméstica pertenece usar lo que constituye el patrimonio de la familia?

Resta saber si la adquisición de las cosas es una rama de esta administración, o si es una ciencia aparte. Por lo pronto, si el que posee esta ciencia debe conocer las fuentes de la riqueza y de la propiedad, es preciso convenir en que la propiedad y la riqueza abrazan objetos muy diversos. En primer lugar puede preguntarse, si el arte de la agricultura, y en general la busca y adquisición de alimentos, están comprendidas en la adquisición de bienes, o si forman un modo especial de adquirir. Los modos de alimentación son extremadamente variados, y de aquí esta multiplicidad de géneros de vida en el hombre y en los animales, ninguno de los cuales puede subsistir sin alimentos; variaciones que son precisamente las que diversifican la existencia de los animales. En el estado salvaje unos viven en grupos, otros en el aislamiento, según lo exige el interés de su subsistencia, porque unos son carnívoros, otros frugívoros y otros omnívoros. Para facilitar la busca y elección de alimentos es para lo que la naturaleza les ha destinado a un género especial de vida. La vida de los carnívoros y la de los frugívoros difieren precisamente en que no gustan por instinto del mismo alimento, y en que los de cada una de estas clases tienen gustos particulares.

Otro tanto puede decirse de los hombres, no siendo menos diversos sus modos de existencia. Unos, viviendo en una absoluta ociosidad, son nómadas que sin pena y sin trabajo se alimentan de la carne de los animales que crían. Sólo que, viéndose precisados sus ganados a mudar de pastos, y ellos a seguirlos, es como si cultivaran un campo vivo. Otros subsisten con aquello de que hacen presa, pero no del mismo modo todos; pues unos viven del pillaje{12}, y otros de la pesca, cuando habitan en las orillas de los estanques o de los lagos, o en las orillas de los [30] ríos o del mar; y otros cazan las aves y los animales bravíos. Pero los más de los hombres viven del cultivo de la tierra y de sus frutos.

Estos son, poco más o menos, todos los modos de existencia, en que el hombre sólo tiene necesidad de prestar su trabajo personal, sin acudir para atender a su subsistencia al cambio ni al comercio: nómada, agricultor, bandolero, pescador o cazador. Hay pueblos que viven cómodamente combinando estos diversos modos de vivir y tomando del uno lo necesario para llenar los vacíos del otro: son a la vez nómadas y salteadores, cultivadores y cazadores, y lo mismo sucede con los demás que abrazan el género de vida que la necesidad les impone.

Como puede verse, la naturaleza concede esta posesión de los alimentos a los animales a seguida de su nacimiento, y también cuando llegan a alcanzar todo su desarrollo. Ciertos animales en el momento mismo de la generación producen para el nacido el alimento que habrá de necesitar hasta encontrarse en estado de procurárselo por sí mismo. En este caso se encuentran los vermíparos{13} y los ovíparos. Los vivíparos llevan en sí mismos, durante un cierto tiempo, los alimentos de los recién nacidos pues no otra cosa es lo que se llama leche. Esta posesión de alimentos tiene igualmente lugar cuando los animales han llegado a su completo desarrollo, y debe creerse que las plantas están hechas para los animales, y los animales para el hombre. Domesticados, le prestan servicios y le alimentan; bravíos, contribuyen, si no todos, la mayor parte, a su subsistencia y a satisfacer sus diversas necesidades, suministrándole vestidos y otros recursos. Si la naturaleza nada hace incompleto, si nada hace{14} en vano, es de necesidad que haya creado todo esto para el hombre.
La guerra misma es en cierto modo un medio natural de adquirir, puesto que comprende la caza de los animales bravíos y de aquellos hombres que, nacidos para obedecer, se niegan a someterse; es una guerra que la naturaleza misma ha hecho legítima.
He aquí, pues, un modo de adquisición natural que forma [31] parte de la economía doméstica, la cual debe encontrárselo formado o procurárselo, so pena de no poder reunir los medios indispensables de subsistencia, sin los cuales no se formarían ni la asociación del Estado ni la asociación de la familia.

En esto consiste, si puede decirse así, la única riqueza verdadera, y todo lo que el bienestar puede aprovechar de este género de adquisiciones, está bien lejos de ser ilimitado, como poéticamente pretende Solón:

«El hombre puede aumentar ilimitadamente sus riquezas.»

Sucede todo lo contrario, pues en esto hay un límite como lo hay en todas las demás artes. En efecto, no hay arte, cuyos instrumentos no sean limitados en número y extensión; y la riqueza no es más que la abundancia de los instrumentos domésticos y sociales.

Existe por tanto evidentemente un modo de adquisición natural, que es común a los jefes de familia y a los jefes de los Estados. Ya hemos visto cuáles eran sus fuentes.

Resta ahora este otro género de adquisición que se llama más particularmente y con razón la adquisición de bienes, y respecto de la cual podría creerse que la fortuna y la propiedad pueden aumentarse indefinidamente.

La semejanza de este segundo modo de adquisición con el primero es causa de que ordinariamente no se vea en ambos más que un solo y mismo objeto. El hecho es, que ellos no son ni idénticos, ni muy diferentes; el primero, es natural, el otro no procede de la naturaleza, sino que es más bien el producto del arte y de la experiencia. Demos aquí principio a su estudio.
Toda propiedad tiene dos usos que le pertenecen esencialmente, aunque no de la misma manera: el uno es especial a la cosa, el otro no lo es. Un zapato puede a la vez servir para calzar el pie o para verificar un cambio. Por lo menos puede hacerse de él este doble uso. El que cambia un zapato por dinero o por alimentos con otro que tiene necesidad de él, emplea bien este zapato en tanto que tal, pero no según su propio uso, porque no había sido hecho para el cambio. Otro tanto diré de todas las demás propiedades; pues el cambio efectivamente puede aplicarse a todas, puesto que ha nacido primitivamente entre los hombres de la abundancia en un punto y de la escasez en otro de las cosas necesarias para la vida. Es demasiado claro, que en este sentido la venta no forma en manera alguna parte de la [32] adquisición natural.
En su origen, el cambio no se extendía más allá de las primeras necesidades, y es ciertamente inútil en la primera asociación, la de la familia. Para que nazca, es preciso que el círculo de la asociación sea más extenso.

En el seno de la familia todo era común; separados algunos miembros, se crearon nuevas sociedades para fines no menos numerosos, pero diferentes que los de las primeras, y esto debió necesariamente dar origen al cambio. Este es el único cambio que conocen muchas naciones bárbaras; el cual no se extiende a más que al trueque de las cosas indispensables; como, por ejemplo, el vino que se da a cambio de trigo.
Este género de cambio es perfectamente natural, y no es, a decir verdad, un modo de adquisición, puesto que no tiene otro objeto que proveer a la satisfacción de nuestras necesidades naturales.
Sin embargo, aquí es donde puede encontrarse lógicamente el origen de la riqueza. A medida que estas relaciones de auxilios mutuos se transformaron, desenvolviéndose mediante la importación de los objetos de que se carecía y la exportación de aquellos que abundaban, la necesidad introdujo el uso de la moneda, porque las cosas indispensables a la vida son naturalmente difíciles de transportar.

Se convino en dar y recibir en los cambios una materia, que, además de ser útil por sí misma, fuese fácilmente manejable en los usos habituales de la vida; y así se tomaron el hierro, por ejemplo, la plata, u otra sustancia análoga, cuya dimensión y cuyo peso se fijaron desde luego, y después, para evitar la molestia de continuas rectificaciones, se las marcó con un sello particular, que es el signo de su valor.

Con la moneda, originada por los primeros cambios indispensables, nació igualmente la venta, otra forma de adquisición excesivamente sencilla en el origen, pero perfeccionada bien pronto por la experiencia, que reveló cómo la circulación de los objetos podía ser origen y fuente de ganancias considerables.
He aquí cómo, al parecer, la ciencia de adquirir tiene principalmente por objeto el dinero, y cómo su fin principal es el de descubrir los medios de multiplicar los bienes, porque ella debe crear la riqueza y la opulencia.

Esta es la causa de que se suponga muchas veces, que la opulencia consiste en la abundancia de dinero, como que sobre el dinero giran las adquisiciones y las ventas; y sin embargo, este dinero no es en sí mismo más que una cosa absolutamente vana, no [33] teniendo otro valor que el que le da la ley, no la naturaleza, puesto que una modificación en las convenciones que tienen lugar entre los que se sirven de él, puede disminuir completamente su estimación y hacerle del todo incapaz para satisfacer ninguna de nuestras necesidades.

En efecto, ¿no puede suceder que un hombre, a pesar de todo su dinero, carezca de los objetos de primera necesidad?, y ¿no es una riqueza ridícula aquella cuya abundancia no impide que el que la posee se muera de hambre?{15} Es como el Midas de la mitología que, llevado de su codicia desenfrenada, hizo convertir en oro todos los manjares de su mesa.

Así que con mucha razón los hombres sensatos se preguntan si la opulencia y el origen de la riqueza están en otra parte, y ciertamente la riqueza y la adquisición naturales, objeto de la ciencia doméstica, son una cosa muy distinta.

El comercio produce bienes, no de una manera absoluta, sino mediante la conducción aquí y allá de objetos que son preciosos por sí mismos.

El dinero es el que parece preocupar al comercio, porque el dinero es el elemento y el fin de sus cambios; y la fortuna, que nace de esta nueva rama de adquisición, parece no tener realmente ningún límite.

La medicina aspira a multiplicar sus curas hasta el infinito, y como ella todas las artes colocan en el infinito el fin a que aspiran y pretenden alcanzarlo empleando todas sus fuerzas. Pero, por lo menos, los medios que les conducen a su fin especial son limitados, y este fin mismo sirve a todas de límite.

Lejos de esto, la adquisición comercial no tiene por fin el objeto que se propone, puesto que su fin es precisamente una opulencia y una riqueza indefinidas.

Pero si el arte de esta riqueza no tiene límites, la ciencia doméstica los tiene, porque su objeto es muy diferente. Y así podría creerse a primera vista, que toda riqueza, sin excepción, tiene necesariamente límites. Pero ahí están los hechos para probarnos lo contrario: todos los negociantes ven acrecentarse su dinero sin traba ni término.
Estas dos especies de adquisición tan diferentes, emplean el mismo capital a que ambas aspiran, aunque con miras muy distintas, pues que la una tiene por objeto el acrecentamiento [34] indefinido del dinero, y la otra otro muy diverso; esta semejanza ha hecho creer a muchos, que la ciencia doméstica tiene igualmente la misma extensión, y están firmemente persuadidos de que es preciso a todo trance conservar o aumentar hasta el infinito la suma de dinero que se posee.

Para llegar a conseguirlo, es preciso preocuparse únicamente del cuidado de vivir, sin curarse de vivir como se debe<. No teniendo límites el deseo de la vida, se ve uno directamente arrastrado a desear, para satisfacerle, medios que no tiene.

Los mismos que se proponen vivir moderadamente, corren también en busca de goces corporales, y como la propiedad parece asegurar estos goces, todo el cuidado de los hombres se dirige a amontonar bienes, de donde nace esta segunda rama de adquisición de que hablo.

Teniendo el placer necesidad absoluta de una excesiva abundancia, se buscan todos los medios que pueden procurarla<. Cuando no se pueden conseguir éstos con adquisiciones naturales, se acude a otras, y aplica uno sus facultades a usos a que no estaban destinadas por la naturaleza.

Y así, el agenciar dinero no es el objeto del valor, que sólo debe darnos una varonil seguridad; tampoco es el objeto del arte militar ni de la medicina, que deben darnos, aquél la victoria, ésta la salud; y sin embargo, todas estas profesiones se ven convertidas en un negocio de dinero, como si fuera éste su fin propio, y como si todo debiese tender a él. Esto es lo que tenía que decir sobre los diversos medios de adquirir lo superfluo; habiendo hecho ver lo que son estos medios, y cómo pueden convertirse para nosotros en una necesidad real.

En cuanto al arte que tiene por objeto la riqueza verdadera y necesaria, he demostrado que era completamente diferente del otro, y que no es más que la economía natural, ocupada únicamente con el cuidado de las subsistencias; arte que, lejos de ser infinito como el otro, tiene, por el contrario límites positivos.

Esto hace perfectamente clara la cuestión que al principio proponíamos; a saber, si la adquisición de los bienes es o no asunto propio del jefe de familia y del jefe del Estado. Ciertamente es indispensable suponer siempre la preexistencia de estos bienes.

Así como la política no hace a los hombres, sino que los toma como la naturaleza se los da, y se limita a servirse de ellos; en igual forma a la naturaleza toca suministrarnos los primeros [35] alimentos que proceden de la tierra, del mar o de cualquier otro origen, y después queda a cargo del jefe de familia disponer de estos dones, como convenga hacerlo; así como el fabricante no crea la lana, pero debe saber emplearla, distinguir sus cualidades y sus defectos, y conocer la que puede o no servir.

También podría preguntarse cómo es que mientras la adquisición de bienes forma parte del gobierno doméstico, no sucede lo mismo con la medicina, puesto que los miembros de la familia necesitan tanto la salud como el alimento o cualquier otro objeto indispensable para la vida. He aquí la razón: si por una parte el jefe de familia y el jefe del Estado deben ocuparse de la salud de sus administrados, por otra parte este cuidado compete, no a ellos, sino al médico. De igual modo lo relativo a los bienes de la familia hasta cierto punto compete a su jefe, pero bajo otro no, pues no es él y sí la naturaleza quien debe suministrarlos.

A la naturaleza, repito, compete exclusivamente dar la primera materia. A la misma corresponde asegurar el alimento al ser que ha creado, pues en efecto, todo ser recibe los primeros alimentos del que le transmite la vida; y he aquí por qué los frutos y los animales forman una riqueza natural, que todos los hombres saben explotar.
Siendo doble la adquisición de los bienes, como hemos visto, es decir, comercial y doméstica, ésta necesaria y con razón estimada, y aquélla con no menos motivo despreciada{16}, por no ser natural y sí sólo resultado del tráfico, hay fundado motivo para execrar la usura, porque es un modo de adquisición nacido del dinero mismo, al cual no se da el destino para que fue creado. El dinero sólo debía servir para el cambio, y el interés, que de él se saca, le multiplica, como lo indica claramente el nombre que le da la lengua griega. Los padres en este caso son absolutamente semejantes a los hijos. El interés es dinero producido por el dinero mismo; y de todas las adquisiciones es esta la más contraria a la naturaleza.[36]
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{12} Como observa Tucídides (lib. I, cap. V), el hacer esto no era una cosa deshonrosa en los primeros tiempos de la Grecia.

{13} Sin duda Aristóteles se refiere a aquellos insectos cuyos huevos son demasiado pequeños para poderse descubrir a simple vista.

{14} Principio de las causas finales de que Aristóteles hace un uso muy frecuente.

{15} Montesquieu observa, que las inmensas cantidades de oro y plata del nuevo mundo no impidieron que España cayera en la miseria, ocasionada por una multitud de causas.

{16} Platón ha explicado con gran claridad y con más moderación que Aristóteles las causas del desprecio en que cayó en general el comercio.
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Proyecto Filosofía en español
© 2005 www.filosofia.org Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1874, tomo 3, páginas 28-35