Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

sábado, enero 26, 2008

Principios de Economía Política

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Los Principios de Economía Política es la obra más conocida de Marshall.

Posiblemente pueda decirse que Marshall construyó el edificio de la Economía Política Subjetiva (en el sentido de que el valor de las cosas es creado por el consumidor individual) fusionando la teoría económica del mercado de Smith y Ricardo con el formalismo de la matemática. Fué un paso más, en el alejamiento de la economía de la teoría del valor trabajo. Pero fué un paso de especial importancia cruzando el reino de la producción, de lo social y lo político hacia el reino de la circulación y la matemática.

Los principios de Marshall pueden leerse en:

http://www.econlib.org/library/Marshall/marP.html

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viernes, enero 25, 2008

Teoría positiva del capital

Para estudiar los fundamentos del neoliberalismo, la lectura de La Teoría Positiva del Capital, parece ser necesaria, el texto completo en inglés y en línea, en:

http://www.econlib.org/library/BohmBawerk/bbPTC.html

Riqueza de las Naciones, texto completo

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Al parecer el texto completo de la Riqueza de las Naciones, en inglés, puede leerse en línea en:

http://www.bibliomania.com/2/1/65/112/frameset.html

Y siempre en inglés que tiene la virtud de ser el idioma original de la obra, y probablemente con una mejor presentación para su lectura completa en línea, la Riqueza de las Naciones y la Teoría de los Sentimientos Morales de Adam Smith puede encontrarse en:

http://www.econlib.org/library/Smith/smWN.html
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Sistema y modelo económico


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Sistema y Modelo Económico

Un antecedente

La diferencia conceptual entre Sistema y Modelo Económico, la presentamos por escrito, por primera vez, en Coordinación Universitaria de Investigación Científica, CUIC, Documento de Trabajo, Universidad de El Salvador, Año 3, Nos. 13-14, Noviembre 1988-Enero 1989.

Recapitular la distinción entre sistema y modelo económico tiene importancia en la actual coyuntura electoral pues a nuestro juicio, lo que se debe y puede transformar es el Modelo Neoliberal aunque no así el Sistema Capitalista. Por ello retomaremos el planteamiento.

Dos conceptos

Una cosa es el Sistema Económico y otra el Modelo Económico.

El Sistema Económico es el funcionamiento general, articulado, regularizado de una economía. El capitalismo y el socialismo como sistemas funcionan con ciertas leyes generales de creación y distribución del excedente económico, en cada uno de los países en donde se desarrollan. El sistema económico puede decirse que es la base o el modo de producción que está compuesto de relaciones técnicas y sociales de producción que conjugan las de distribución y consumo.

Existen básicamente dos sistemas económicos en la actualidad: el capitalista y el socialista. Cada uno de ellos experimenta flujos y reflujos, avances y retrocesos.

El modelo económico es el funcionamiento específico, particular en términos históricos o teóricos de un sistema económico.

El modelo económico puede ser considerado desde dos ángulos: uno referido a determinada forma real y temporal en que funciona el sistema económico y otro a una formulación abstracta, simbólica y cuantitativa del funcionamiento real o supuesto de una economía. Cuando nosotros nos referimos al cambio del modelo económico consideramos los dos aspectos: el cambio histórico y el teórico, considerando el primero como el central.

Relación crítica

Una crisis del sistema implica necesariamente una crisis del modelo pero lo inverso no sucede con este grado de "fatalidad". Puede existir una crisis del modelo sin que ello implique una del sistema aunque se vea afectado en diferentes aspectos.

Pero también pueden los cambios en el modelo conducir a cambios en el sistema, sobre todo si en el proceso, objetiva y subjetivamente, se transforman relaciones sociales de producción cruciales.

Nos parece que el concepto de sistema es comprehensivo, incluyente del concepto de modelo o dicho en otros términos el modelo es un sub conjunto del sistema y condensa sus propiedades básicas en un contexto histórico determinado.

En el modelo se refleja la necesidad del cambio económico con más inmediatez que en el sistema. El modelo transformado puede conducir a la consolidación o a la modificación del sistema.

Posibilidad histórica del modelo neoliberal y coyuntura electoral

Las discusiones económicas y políticas giran en torno al modelo neoliberal en que funciona un sistema capitalista o un sistema de mercado en la actualidad.

En el caso de El Salvador, Centroamérica, el desarrollo del sistema capitalista periférico ha llegado a límites críticos haciendo sucumbir los modelos de desarrollo implementados hasta la fecha: agro exportador, sustitución de importaciones, reforma-contrainsurgente y en la actualidad se profundiza la crisis el modelo neoliberal.

Sin embargo el desarrollo de la sociedad y economía nacional y la situación histórica nacional e internacional no indican posibilidades (que se expresan en correlaciones de fuerzas políticas y sociales) de una transformación del sistema.

Como lo sabemos por elementos de Economía Política, la transformación económica y social no es producto exclusivo de una voluntad individual o colectiva políticamente organizada. El cambio del sistema económico en una sociedad está sujeto al desarrollo objetivo de leyes de la economía y la historia que se materializan en una coyuntura determinada, con una correlación nacional e internacional de fuerzas. Las fuerzas productivas se transmutan en fuerzas políticas solamente en determinadas condiciones y determinaciones históricas.

La necesidad de darle respuesta sistematizada en la década del 80 a una serie de cardinales problemas económicos y sociales conllevó a un conflicto bélico. En esta dirección es necesario plantearse para los instrumentos económicos (planes, políticas, proyectos) una imagen modelada de lo que se pretende construir o modificar.

En la vida política de la sociedad salvadoreña y en su dinámica electoral, el problema del modelo económico ha sido, es y será, implícitamente o explícitamente, siempre un punto de especial importancia. Desde luego que a veces otros aspectos como la coyuntura electoral, adquieren temporalmente importancia dominante con relación al modelo económico.

En la actualidad como a principios de la década del 90 del siglo XX con la firma de los Acuerdos de Paz, existe una peculiar coyuntura electoral que podría conducir a una redefinición del modelo económico: el modelo neoliberal ha generado los más grandes desequilibrios macroeconómicos en la historia de El Salvador.
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¿Inviabilidad del Socialismo?

En la época de Mises el Socialismo no solamente era viable, sino que era una realidad. Todo sistema económico surge entre flujos y reflujos, así surgieron los imperios esclavistas, los reynos medioevales, los imperios capitalistas y así están viabilizándose los sistemas socialistas. Pruebas y errores históricos.

Mises nos quiere convencer de que la humanidad ya "topó" y que no existe en el horizonte mejor forma de organización social que la propiedad privada de los medios de producción. No se preocupa de siquiera describir y mucho menos analizar las desastrozas situaciones humanas, sociales y económicas y hasta ecológicas ha que ha llevado la propiedad monopólica de mercado.

Mises no recuerda que el principio socialista, al parecer no formulado por Marx ni por Engels, de que la sociedad debe organizarse conforme el principio de "a cada quién según su trabajo y su capacidad" está vigente, para el socialismo real y para el capitalismo real. Si tanto le preocupa a Mises mantener las diferencias sociales, la teoría socialista las postula solamente que no basada en la explotación enraízada en la propiedad privada de los medios de producción.

Pero Mises "toma el rábano por las hojas" y evita el análisis de la retribución al trabajo diferenciado como factor de la construcción del socialismo, sus obstáculos y perspectivas, su viabilidad por medio de la lucha social constante. Y sitúa su principal crítica en la ausencia de cálculo económico, de pérdidas y ganancias, en la sociedad socialista. Como no hay cálculo económico socialista se justifica la explotación capitalista.

El mismo sistema capitalista ha desarrollado mecanismos de análisis costo beneficio para aquellos casos en que la rentabilidad no puede medirse en términos estrictamente monetarios. Los "precios sombra" son una expresión de una ganancia social aunque no monetaria. Y en el mismo caso del ferrocarril de Mises, sin duda le ocasionaría controversia si hubiera vivido para conocerlo, el hecho de que un país, neoliberal hasta la médula como Taiwan, construye su ferrocarril transisleño con utilidades negativas o pérdidas a costa del Estado, para según las noticias entregarlo al sector privado cuando reporte utilidades positivas o ganancias. En Centromérica tenemos ejemplo claro de que si bien el Estado no es la panacea administrando tampoco la empresa estatal es ineficiente, per se. Costa Rica es un país que desde 1949 estatizó la energía eléctrica, las telecomunicaciones y los seguros y la empresa privada ahora quiere "caerle" a tales empresas precisamente porque son altamente viables y rentables. El problema de fondo es como se distribuyen las ganancias, o el valor agregado, o el excedente, o la plusvalía, si de manera pública o de manera privada, no cómo se realiza el cálculo económico que por lo demás a nuestro juicio no es la raíz definitoria de la distribución del ingreso nacional.

El artículo extractado de Mises en:

http://www.cedice.org.ve/detalle.asp?id=1135

LA INVIABILIDAD DEL SOCIALISMO

Ludwig von Mises

Se piensa con frecuencia que si el socialismo actualmente no funciona, ello se debe a que nuestros contemporáneos no poseen aún las necesarias virtudes cívicas, y que los hombres, tal como son actualmente, son incapaces de poner en el desempeño de las tareas que el estado socialista les asigne el mismo celo con que realizan su diario trabajo bajo el signo de la propiedad privada de los medios de producción, pues, en régimen capitalista, saben que es suyo el fruto de su trabajo personal y que sus ingresos aumentan cuanto uno más produce, reduciéndose en caso contrario. Por el contrario, en un sistema socialista el que personalmente se gane más o menos no depende ya casi de la excelencia del propio trabajo; en efecto, cada miembro de la sociedad tiene teóricamente asignada una determinada cuota de la renta nacional, sin que varíe de forma apreciable por el hecho de que se trabaje con desgana o con ahínco. La gente piensa que la productividad socialista ha de ser por fuerza inferior a la de la comunidad capitalista.

Así es, en efecto. pero no es éste el fondo de la cuestión. Si fuera posible en la sociedad socialista cifrar la productividad del trabajo de cada camarada con la misma precisión con que se puede conocer, mediante el cálculo económico, la del trabajador en el mercado, podría hacerse funcionar el socialismo sin que la buena o mala fe del individuo en su actividad productiva tuviera que preocupar a nadie. Podría entonces la comunidad socialista determinar qué cuota de la producción total corresponde a cada trabajador y, consiguientemente, cifrar la cuantía en que cada uno ha contribuido a ella. El que en una sociedad colectivista no sea posible efectuar semejante cálculo es lo único que, al final, hace que el socialismo sea inviable.

La cuenta de pérdidas y ganancias, instrumento típico del régimen capitalista, es un claro indicativo de si, dadas las circunstancias del momento, se debe o no seguir adelante con todas y cada una de las operaciones en curso; en otras palabras, si se está administrando, empresa por empresa, del modo más económico posible, es decir, si se está consumiendo la menor cantidad posible de factores de producción. Si un negocio arroja pérdidas, ello significa que las materias primas, los productos semielaborados y los distintos tipos de trabajo en él empleados deberían dedicarse a otros cometidos, en los que se produzcan o bien mercancías distintas, que los consumidores valoran en más y estiman más urgentes, o bien idénticos productos, pero con arreglo a un método más económico, o sea, con menor inversión de capital y trabajo, por ejemplo, cuando el tejer manualmente dejó de ser rentable, ello no indicaba sino que el capital y el trabajo invertido en las instalaciones de tejido mecánico eran más productivos, por lo que era antieconómico mantener instalaciones en las que una misma inversión de capital y trabajo producía menos.

En el mismo sentido, bajo el régimen capitalista, si se trata de montar una nueva empresa, fácilmente se puede calcular de antemano su rentabilidad. Supongamos que se proyecta un nuevo ferrocarril; cifrado el tráfico previsto y las tarifas que aquél puede soportar, no es difícil averiguar si resultará o no beneficiosa la necesaria inversión de capital y trabajo. Cuando ese cálculo nos dice que el proyectado ferrocarril no va a producir beneficios, hay que concluir que existen otras actividades sociales que reclaman con mayor urgencia el capital y el trabajo en cuestión; en otras palabras, que todavía no somos lo suficientemente ricos como para efectuar tal inversión ferroviaria. El cálculo de valor y rentabilidad no sólo sirve para averiguar si una determinada operación futura será o no conveniente; ilustra además acerca de cómo funcionan, en cada instante, todas y cada una de las divisiones de las diferentes empresas.

El cálculo económico capitalista, sin el cual resulta imposible ordenar racionalmente la producción, se basa en cifras monetarias. El que los precios de los bienes y servicios se expresen en términos dinerarios permite que, pese a la heterogeneidad de aquéllos, puedan todos, al amparo del mercado, ser manejados como unidades homogéneas. En una sociedad socialista, donde los medios de producción son propiedad de la colectividad y donde, consecuentemente, no existe el mercado ni hay intercambio alguno de bienes y servicios productivos, resulta imposible que aparezcan precios para los aludidos factores denominados de orden superior. El sistema no puede, por tanto, planificar racionalmente, al serle imposible recurrir a un cálculo que sólo puede practicarse recurriendo a un cierto denominador común al que pueda reducirse la inaprehensible heterogeneidad de los innumerables bienes y servicios productivos disponibles.

Contemplemos un sencillo supuesto. Para construir un ferrocarril que una el punto A con el punto B, cabe seguir diversas rutas, pues existe una montaña que separa A de B. La línea ferroviaria podría ascender por encima del accidente orográfico, contornear el mismo o atravesarlo mediante un túnel. Es fácil decidir, en una sociedad capitalista, cuál de las tres soluciones sea la procedente.

Se cifra el costo de las diferentes líneas y el importe del tráfico previsible. Conocidas tales sumas, no es difícil deducir qué proyecto es el más rentable. Una sociedad socialista, en cambio, no puede efectuar un calculo tan sencillo, pues es incapaz de reducir a unidad de medida uniforme las heterogéneas cantidades de bienes y servicios que es preciso tomar en consideración para resolver el problema. La sociedad socialista está desarmada ante esos problemas corrientes, de todos los días, que cualquier administración económica suscita. Al final, no podría ni siquiera llevar sus propias cuentas.

El capitalismo ha aumentado la producción de forma tan impresionante que ha conseguido dotar de medios de vida a una población como nunca se había conocido; pero, nótese bien, ello se consiguió a base de implantar sistemas productivos de una dilación temporal cada vez mayor, lo cual sólo es posible al amparo del calculo económico. Y el cálculo económico es, precisamente, lo que no puede practicar el orden socialista. Los teóricos del socialismo han querido, infructuosamente, hallar fórmulas para regular económicamente su sistema, prescindiendo del cálculo monetario y de los precios. Pero en tal intento han fracasado lamentablemente.

Los dirigentes de la ideal sociedad socialista tendrían que enfrentarse a un problema imposible de resolver, pues no podrían decidir, entre los innumerables procedimientos admisibles, cuál sería el más racional. El consiguiente caos económico acabaría, de modo rápido e inevitable, en un universal empobrecimiento, volviéndose a aquellas primitivas situaciones que, por desgracia, ya conocieron nuestros antepasados.

El ideal socialista, llevado a su conclusión lógica, desemboca en un orden social bajo el cual el pueblo, en su conjunto, sería propietario de la totalidad de los factores productivos existentes. La producción estaría, pues, enteramente en manos del gobierno, único centro de poder social. La administración, por sí y ante sí, habría de determinar qué y cómo debe producirse y de qué modo conviene distribuir los distintos artículos de consumo. Poco importa que este imaginario estado socialista del futuro nos lo representemos bajo forma política democrática o cualquier otra. Porque aun una imaginaria democracia socialista tendría que ser forzosamente un estado burocrático centralizado en el que todos (aparte de los máximos cargos políticos) habrían de aceptar dócilmente los mandatos de la autoridad suprema, independientemente de que, como votantes, hubieran, en cierto modo, designado al gobernante.

Las empresas estatales, por grandes que sean, es decir, las que a lo largo de las últimas décadas hemos visto aparecer en Europa, particularmente en Alemania y Rusia, no tropiezan con el problema socialista al que aludimos, pues todavía operan en un entorno de propiedad privada. En efecto, comercian con sociedades creadas y administradas por capitalistas, recibiendo de estas indicaciones y estímulos que su propia actuación ordenan. Los ferrocarriles públicos, por ejemplo, tienen suministradores que les procuran locomotoras, coches, instalaciones de señalización y equipos, mecanismos todos ellos que han demostrado su utilidad en empresas de propiedad privada. Los ferrocarriles públicos, por tanto, procuran estar siempre al día tanto en la tecnología como en los métodos de administración.

Es bien sabido que las empresas nacionalizadas y municipalizadas suelen fracasar; son caras e ineficientes y, para que no quiebren, es preciso financiarlas mediante subsidios que paga el contribuyente.

Desde luego, cuando una empresa pública ocupa una posición monopolista —como normalmente es el caso de los transportes urbanos y las plantas de energía eléctrica— su pobre eficiencia puede enmascararse, resultando entonces menos visible el fallo financiero que suponen. En tales casos, es posible que dichas entidades, haciendo uso de la posibilidad monopolista, amparada por la administración, eleven los precios y resulten aparentemente rentables, no obstante su desafortunada gerencia. En tales supuestos, aparece de modo distinto la baja productividad del socialismo, por lo que resulta un poco más difícil advertirla. Pero, en el fondo, todo es lo mismo.

Ninguna de las mencionadas experiencias socializantes sirve para advertir cuáles serían las consecuencias de la real plasmación del ideal socialista, o sea, la efectiva propiedad colectiva de todos los medios de producción. En la futura sociedad socialista omnicomprensiva, donde no habrá entidades privadas operando libremente al lado de las estatales, el correspondiente consejo planificador carecerá de esa guía que, para la economía entera, procuran el mercado y los precios mercantiles. En el mercado, donde todos los bienes y servicios son objeto de transacción, cabe establecer, en términos monetarios, razones de intercambio para todo cuando es objeto de compraventa. Resulta así posible, bajo un orden social basado en la propiedad privada, recurrir al cálculo económico para averiguar el resultado positivo o negativo de la actividad económica de que se trate. En tales supuestos, se puede enjuiciar la utilidad social de cualquier transacción a través del correspondiente sistema contable y de imputación de costos. Más adelante veremos por qué las empresas públicas no pueden servirse de la contabilización en el mismo grado en que la aprovechan las empresas privadas. El cálculo monetario, no obstante, mientras subsista, ilustra incluso a las empresas estatales y municipales, permitiéndoles conocer el éxito o el fracaso de su gestión. Esto, en cambio, sería impensable en una economía enteramente socialista no podrían jamás reducir a común denominador los costos de producción de la heterogénea multitud de mercancías cuya fabricación programaran.

Esta dificultad no puede resolverse a base de contabilizar ingresos en especie contra gastos en especie, pues no es posible calcular más que reduciendo a común denominador horas de trabajo de diversas clases, hierro, carbón, materiales de construcción de todo tipo, máquinas y restantes bienes empleados en la producción. Sólo es posible el cálculo cuando se puede expresar en términos monetarios los múltiples factores productivos empleados. Naturalmente, el cálculo monetario tiene sus fallos y deficiencias; lo que sucede es que no sabemos con qué sustituirlo. En la práctica, el sistema funciona siempre y cuando el gobierno no manipule el valor del signo monetario; y, sin cálculo, no es posible la computación económica.

He aquí por qué el orden socialista resulta inviable; en efecto, tiene que renunciar a esa intelectual división del trabajo que mediante la cooperación de empresarios, capitalistas y trabajadores, tanto en su calidad de productores como de consumidores, permite la aparición de precios para cuantos bienes son objeto de contratación. Sin tal mecanismo, es decir, sin cálculo, la racionalidad económica se evapora y desaparece.

Texto de Ludwig von Mises publicado en Viena en 1927, en su obra Liberalismo.

La Vida de Ludwig von Mises

BIBLIOGRAFIA DE LUDWIG VON MISES

1. Ludwig von Mises, "The Theory of Money and Credit" (Indianapolis: Liberty Classics, 1981). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Teoría del dinero y del crédito" (Madrid: Aguilar, 1936)

2. Ludwig von Mises, "Bureaucracy" (Yale University Press, 1944). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Burocracia" (Madrid: Unión Editorial, 1974)

3. Ludwig von Mises, "Theory and History" (Yale University Press, 1957). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Teoría e historia" (Madrid: Unión Editorial, 1975)

4. Ludwig von Mises, "Epistemological Problems of Economics" (Princeton: Van Nostrand, 1960)

5. Ludwig von Mises, "Socialism: An Economic and Sociological Analysis" (Indianapolis: Liberty Fund, 1981). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "El Socialismo" (México: Ed. Hermes, 1961)

6. Ludwig von Mises, "The Free and Prosperous Commonwealth" (Princeton: Van Nostrand, 1962). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Liberalismo" (Barcelona: Planeta-Agostini, 1994)

7. Ludwig von Mises, "The Ultimate Foundation of Economic Science" (Princeton: Van Nostrand, 1962)

8. Ludwig von Mises, "Human Action: A Treatise on Economics" (Chicago: Henry Regnery, 1966). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "La acción humana. Tratado de economía" (Madrid: Unión Editorial, 1995)

9. Ludwig von Mises, "Nation, State and Economy" (New York University Press, 1983)

10. Ludwig von Mises, "Epistemological relativism in the social sciences" en H. Shoeck y J. Wiggins comps., "Relativism and the Study of Man" (Princeton: Van Nostrand, 1961)

El Socialismo según Mises

Una reseña del libro Socialismo de Mises:

1. La aportación más decisiva.

2. El mercado es lo único viable, para este señor.

3. Es toda una teoría de la sociedad.

Con estas referencias será un placer necesario estudiarlo e iniciar una valoración crítica.

La reseña:

http://www.librerialexnova.com/fichalibro.php?isbn=978-84-7209-439-0

En esta ya su quinta edición, El Socialismo (escribe Von Hayek) constituye la aportación más decisiva de Ludwig von Mises. Cuando apareció por primera vez en 1922, «su impacto fue muy profundo. Alteró gradual, pero fundamentalmente, la perspectiva de toda una generación y desafió el pensamiento de muchos jóvenes idealistas».

Con esta obra, ya clásica, Ludwig von Mises, en palabras de François Perroux, «ha aportado una contribución excepcional a la crítica del socialismo». Pero Socialismo es mucho más que una simple crítica al socialismo en sus diversas formas. Su ambición va mucho más allá de demostrar que una sociedad construida al margen del mercado es inviable porque en ella es imposible el cálculo económico y por consiguiente la solución racional de los problemas económicos. Para poder fundamentar su crítica, Mises se adentra en los campos, no sólo de la economía, sino también de la sociología, la filosofía y la historia, haciendo gala de una prodigiosa información en el análisis de problemas radicales como los de la propiedad, la producción y la distribución, la posición del individuo en la sociedad, la naturaleza de la colaboración social, la estructura de la acción humana, la evolución histórica, la función de los intereses y los ideales, la relación entre socialismo e instituciones sociales, entre socialismo y ética, la relación histórica entre socialismo y fascismo, entre socialismo y liberalismo y varios más: toda una teoría de la sociedad, con plena vigencia en la actualidad, a pesar de ciertas apreciaciones coyunturales sobre el socialismo dominante en su tiempo y a pesar también de las transformaciones que el socialismo ha experimentado en los últimos cincuenta años y del abandono de muchos de sus dogmas.

ÍNDICE

Prólogo;
Prefacio a la segunda edición alemana;

Introducción;

Primera parte. Liberalismo y socialismo;

Segunda parte. La economía de la comunidad socialista:

Sección I. El Estado socialista aislado;
Sección II. Relaciones externas de la comunidad socialista;
Sección III. Diversas formas de socialismo y pseudo-socialismo;

Tercera parte. La doctrina de la inevitabilidad del socialismo:

Sección I. La evolución social;
Sección II. La concentración del capital y la constitución de los monopolios como etapa preliminar del socialismo;

Cuarta parte. El socialismo como exigencia moral;

Quinta parte. El destruccionismo;

Conclusión. El papel histórico del socialismo moderno;

Epílogo.

Mises como Girondino

Un blog con datos de personalidades liberales y neoliberales:

http://girondinos.blogspot.com/2005/10/ludwig-von-mises.html

Aquí se encuentran más datos de Mises. Y una descripción de sus planteamientos económicos. Básicamente refiere que en el socialismo, por no existir un sistema de precios, no se pueden calcular los costos. ¿No se pone la cosa al revés, que los costos de producción son el origen de los precios?.

Mises: un pilar neoliberal

Como ha dicho Von Hayeck el padre de la teoría económica de la utilidad es Carl Menger, no Walras, Jevons ni Marshall. Como hemos afirmado nosotros Menger trasladó el problema del valor a la circulación, a la "otra cancha" diferente de la producción donde la había situado la realidad económica y el profundo pensamiento de Smith, Ricardo y poniendo un punto final e inicial en la teoría del valor trabajo, Marx. De manera que las raíces del pensamiento económico neoliberal, se encuentran en Menger, el valor nada tiene que ver con el trabajo sino con la "libertad de elegir", la "libertad de darle el valor a las cosas". Y de ahí arranca Mises también. Después de años de "triunfo" del neoliberalismo y su fracaso en la solución de los problemas económicos de la humanidad, se impone una valoración teórica de sus fundamentos. Esta tarea, modestamente en nuestro caso, la continuamos así sea para forjar críticas iniciales. Y recopilamos la siguiente información sobre Mises:

http://es.wikipedia.org/wiki/Ludwig_von_Mises

Ludwig Heinrich Edler von Mises (Lemberg, 29 de septiembre de 1881 - Nueva York, 10 de octubre de 1973), fue un noble, economista y filósofo social austrohúngaro, considerado el decano de la Escuela Austríaca de Economía.

Juventud

Nació en Lemberg, capital de Galitzia en el antiguo Imperio Austrohúngaro (actualmente dividida entre Polonia y Ucrania) hijo de Arthur von Mises (ingeniero de ferrocarriles y funcionario público) y Adele Landau von Mises. Su hermano menor, Richard von Mises fue un famoso físico. La familia Mises se mudó a Viena siendo Ludwig niño. En 1892 ingresó en el Akademisches Gymnasium, donde recibió una educación humanista. Fue compañero de Hans Kelsen. Desde temprana edad Mises se interesó por la Historia y la Política. Después de graduarse en 1900, comenzó estudios de Derecho y Administración Publica en la Universidad de Viena.

Educación universitaria e influencias

Bajo la dirección de Carl Grünberg, Mises comenzó siendo un exponente de la llamada Escuela Histórica de Administración Publica, que daba mayor importancia a la búsqueda de datos que al análisis teórico. Pero en otoño de 1903 leyó la obra Principios de Economía Política de Carl Menger, texto fundacional de la escuela económica austríaca. El libro le llevó a buscar un enfoque más teórico, y en los años sucesivos profundizó sus estudios de teoría económica, especialmente en el seminario de Eugen von Böhm-Bawerk, ex ministro de Finanzas y campeón de la Escuela Austríaca.

Mises se graduó en febrero de 1906. Ingresó como funcionario en la Administración financiera austríaca, pero después de unos pocos meses abandonó disgustado por la excesiva burocracia. Durante los dos años siguientes trabajó como pasante en un bufete y dio clases de economía. En 1909, empezó a trabajar en la Cámara de Comercio e Industria de Viena, donde continuó los siguientes veinticinco años. La Cámara era una organización semigubernamental y a través de sus publicaciones Mises ejerció una influencia considerable en la política austríaca.

En 1912 publicó Teoría del dinero y el crédito, obra en la que aplicaba la teoría de valor de Carl Menger al dinero y presentaba una nueva teoría del ciclo de los negocios en la que las crisis eran provocadas por la distribución inadecuada de los recursos debido a la inflación. Demostró que la cantidad de dinero en la economía no era neutral y que su aumento tenía efectos redistributivos.

Durante la I Guerra Mundial sirvió como oficial en la artillería austrohúngara y fue asesor económico en el Departamento para la Guerra. La experiencia que obtuvo de las realidades de la guerra le sirvieron para desarrollar sus teorías sobre el intervencionismo estatal. El último año de la guerra recibió el prestigioso nombramiento de profesor extraordinario en la Universidad de Viena.

Después de la guerra participó como adjunto en el gobierno austriaco ocupándose de asuntos financieros concernientes a los asuntos exteriores. Su principal logro durante esta época fue convencer a su antiguo amigo Otto Bauer, líder del partido socialista, de no intentar un golpe de estado bolchevique. También escribió un libro explicando el colapso del Imperio Austrohúngaro. En Nación, Estado y Economía (1919) afirmaba que el imperialismo germano era consecuencia de la aplicación del poder del Estado para resolver los problemas de las comunidades multiculturales de Alemania y Austria.

Posteriormente publica Socialismo: un análisis económico y sociológico (1922) donde afirmó que el sistema comunista no podía ser eficiente ya que le faltaba el mecanismo de precios que hacía que la distribución de los recursos fuera la adecuada como sucedía en el sistema capitalista. Este libro tuvo gran influencia sobre el llamado "movimiento neoliberal".

Durante los años veinte, desde su puesto, Mises luchó exitosamente contra la inflación y utilizó su influencia para lograr las reformas monetarias y financieras de Austria en 1922. No pudo impedir, no obstante, el constante aumento de las regulaciones estatales que, en su opinión, deterioraraban las finanzas públicas. Esto le llevó a teorizar que el intervencionismo por parte del gobierno era totalmente contraproducente. Excluyó como solución posibles terceras vías y defendió el laissez-faire como único remedio. En 1927, publicó una concisa presentación de su política filosófica utilitaria en Liberalismo.

A finales de los años veinte publicó una serie de artículos sobre el carácter epistemológico de la ciencia económica. Mises afirmó que la ciencia económica no podría ser refutada o verificada a través de los datos observables. La Economía sería una ciencia en la que predominaban los juicios a priori al igual que las matemáticas, la lógica o la geometría. No obstante, la Economía sería parte de una ciencia social mayor, la Praxeología.

En 1940 tuvo que huir de Europa por temor a ser apresado por los nazis. Se instaló en Nueva York y recibió la ciudadanía estadounidense en 1946. Desde 1945 fue profesor de la Universidad de Nueva York.

Libertarianismo

Mises fue, con su renovación del liberalismo clásico a través de la Escuela Austríaca de Economía, uno de los principales mentores espirituales del movimiento libertariano y su obra La acción humana (1949) ejerció gran influencia en intelectuales de raigambre austríaca como Friedrich Hayek, Murray Rothbard, Hans Sennholz, George Reisman, Ralph Raico, Leonard Liggio, Tibor Machan, Peter Boettke, Roger Garrison, Joseph Keckeissen, Jesús Huerta de Soto, Israel Kirzner, José Luis Tapia Rocha y Alberto Mansueti. Pero también fue vital para economistas no pertenecientes a su escuela (la mayoría de ellos Premios Nobel) y pensadores de muy diferentes áreas: Max Weber, Joseph Schumpeter, Oskar Lange, Henry Simons, Lionel Robbins, Maurice Allais, Milton Friedman, John Hicks y la lista sigue hasta el actual economista experimental Vernon Smith entre tantos otros. Von Mises murió en 1973 en el hospital St. Vincent de Nueva York..

Relación con Ayn Rand

Por intermediación de Henry Hazlitt (periodista económico autor del librito clásico La economía en una lección), Ludwig von Mises conoció a la célebre filósofa y escritora objetivista Ayn Rand, de quien ya había leído El manantial, habiéndole gustado mucho. Ayn Rand, que ya tenía una cierta notoriedad pública en Estados Unidos, comenzó una campaña concertada para dar a conocer la obra de Von Mises: publicó recensiones de sus libros, lo citó en sus artículos y discursos, asistió a varias conferencias de Mises y, en fin, recomendó su lectura a sus seguidores. Varios economistas han afirmado que es en parte gracias a los esfuerzos de Ayn Rand el que la obra de Mises haya llegado a su audiencia. (Fuente: The Passion of Ayn Rand, de Barbara Branden)

Obras más importantes

La teoría del dinero y del crédito (1912)
El socialismo (1922)
Crítica del intervencionismo (1929)
Problemas epistemológicos de la economía (1933)
Gobierno omnipotente (1944)
Burocracia (1944)
La acción humana (1949)
precedida por Nationalökonomie (1940)
Teoría e historia (1957)
El fundamento último de la ciencia económica (1962)

domingo, enero 20, 2008

Teoría Económica de la Dependencia


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Hace algún tiempo, en 1979, elaboramos este trabajo, cuyo contenido teórico consideramos vigente y de importancia para la comprensión de la teoría del desarrollo latinoamericano. Por esta razón lo reproducimos.

El estudio fué publicado en la Revista ESTUDIOS SOCIALES CENTROAMERICANOS, enero-abril, 1981, Número 28, Programa Centroamericano de Ciencias Sociales, Confederación Universitaria Centroamericana, Talleres Gráficos Trejos Hermanos, San José, 1981, p.p. 157-167

Crítica de una anticrítica: Teoría Económica de la Dependencia

Presentación

Publicamos este trabajo con el propósito de lograr observaciones de los interesados en la Ciencia Social, que nos permitan cuestionar las opiniones aquí vertidas. También esperamos contribuir a la estructuración coherente y científica de la teoría del desarrollo latinoamericano. Consideramos que tenemos serias observaciones al cuerpo doctrinario que se utiliza generalmente para interpretar el desenvolvimiento socio-económico de nuestros países.

Contenido económico de una anticrítica

En 1978 fué publicado un pequeño libro de Vania Bambirra, Teoría de la Dependencia: Una Anticrítica (1). Lo conocimos con un año de retraso y pese a que en las Ciencias Sociales algunos aspectos corren muy de prisa consideramos que en lo sustancial no existen hasta hoy modificaciones importantes de la tesis sostenida por la autora; por ello planteamos críticamente algunas observaciones nuestras. En lo sucesivo salvo que indiquemos lo contrario intercalaremos entre paréntesis las páginas relacionadas con el libro arriba mencionado.

Bambirra emplea su libro para defender la teoría de la dependencia especialmente de los cuestionamientos de Agustín Cueva y específicamente los contenidos en el artículo de éste autor intitulado "Problemas y perspectivas de la teoría de la dependencia" (ponencia presentada en el XI Congreso Latinoamericano de Sociología, San José, 1974) (2). Nos parece explicable que así sea...cuando estudiamos las observaciones de Cueva tuvimos la opinión de que se trataba de la crítica más elaborada contra la teoría de la dependencia y creemos, lo es hasta el momento. Nos es fácilmente comprensible por lo tanto la afirmación de Bambirra en el sentido de que en Cueva se encuentra "el más serio esfuerzo de cuestionar la teoría de la depencencia" (p.41). Pero tambiién al estudiar el trabajo de Cueva tuvimos la percepción de que su crítica para que fructificara, para que no desviara su intencionalidad de contribuir a la transformación científica en nuestra sociedad tenía que ser más centrada, es decir no abrir tantos ángulos de análisis social (políticos, económicos, sociológicos, etc.) débilmente estructurados. Debemos insistir en que la anterior observación no implica el rechazo de opinión de que el estudio de Cueva es el más serio esfuerzo realizado hasta ahora en la crítica de la teoría de la dependencia.

La crítica de Cueva repetimos, a nuestro juicio no centró el análisis en una dimensión del fenómeno y por ello la anticrítica de Bambirra y las del resto que seguramente vendrán, nos parece corren el riesgo de desviar la atención hacia eruditas discusiones evitando el tratamiento del problema central.

Estamos de acuerdo con Bambirra en que "el modelo de crítica es el que cuestiona, de una manera sólida, el núcleo central de los argumentos criticados" (p.37). La crítica que ella hace de Cueva opinamos que no es congruente con su solicitud: a una crítica diluida una anticrítica igual.

Nosotros intentaremos resolver el problema volviendo a los clásicos al menos hasta enterarnos porqué debemos aceptar la teoría de la dependencia como "forma superior de pensamiento" tal como ha sido propuesta en el análisis de Bambirra. Existen proposiciones de teoría científica de la economía y la sociedad que nos parecen vigentes y cuyo núcleo central los teóricos de la dependencia, en lo que conocemos, no han tratado sistemáticamente; tampoco lo han hecho críticos como Cueva. Porque por ejemplo Cueva sólo de paso menciona como algo harto conocido "la polémica de la teoría de la realización que sostuvo Lenin contra los Populistas" al referirse a que Marini sostiene la tesis de "la realización de la plusvalía en el exterior" (3).

Bambirra también menciona, aprobando, el "modelo de crítica de Lenin contra los populistas" (p.38) para después afirmar: "Estamos de acuerdo con Marini en que el modo de producción capitalista asume, en las sociedades dependientes, leyes de movimiento que les son específicas. Un incontrovertible ejemplo que ya hemos mencionado: la acumulación externa de capitales". (p.69).

Pues bien el incontrovertible ejemplo es precisamente lo que nos parece a nosotros el núcleo central de la armazón teórica de los dependentistas; ahí se encuentra la raíz teórica de su error. Alrededor del problema de la realización y de la acumulación de capitales en el exterior es que Lenin entabló su polémica con los populistas combatiendo, nos parece, las tesis que hoy sostienen como "forma superior de pensamiento" los teóricos de la dependencia.

Bambirra insiste en que de manera incontrovertible "el sector I está fuera de las economías nacionales"; literalmente dice: "Se trata de determinar, según la concepción de la teoría de la dependencia, las leyes de movimiento que son específicas a sociedades capitalistas dependientes, vale decir, en las cuales el proceso de reproducción del sistema pasa por el exterior (el sector I está fuera de las economías nacionales) y sus posibilidades de desarrollo están pues condicionadas por la dinámica de otras economías; y que los "obstáculos estructurales internos" es decir, el atraso, es una consecuencia necesaria de este tipo de desarrollo, su condición y no una mera supervivencia de herencias precapitalistas, como también lo mostró Gunder Frank en sus críticas al "dualismo estructural"".(p.87).

Veamos cómo sostiene, con más detenimiento, la tesis de la "acumulación externa", Vania Bambirra (4).

Bambirra dice: "no se puede analizar el proceso de reproducción del sistema capitalista dependiente desvinculado del sistema capitalista mundial sencillamente porque la reproducción dependiente pasa por el exterior, es decir, en un primer momento los sectores I (bienes de producción) y II (bienes de consumo manufacturados) están en el exterior, luego con el desarrollo del proceso de industrialización, el sector II se desarrolla en el seno de varias economías latinoamericanas, pero el sector I no; para que el sistema se reproduzca tiene que importar maquinaria. A partir de los años 50 el sector I empieza a ser instalado en América Latina (en algunos casos antes) pero sigue dependiendo para su funcionamiento propio y expansión, de maquinaria extranjera. Esta maquinaria, a partir de este período, no llega como mercancía-maquinaria sino como capital-maquinaria, es decir bajo la forma de inversiones extranjeras directas. Esta es la especificidad de la reproducción dependiente del sistema: la acumulación de capitales pasa por el exterior a través de la importación de maquinaria"...(p.28). Séanos permitido señalar algunos puntos en donde, a nuestro juicio, la autora que comentamos se aleja de la teoría económica de Marx (5).

Sector I y medios de producción: la diferencia

Como podrá notarse en el párrafo anterior, Bambirra identifica el sector I con la maquinaria. En la teoría marxista el sector I expresa en términos de valor lo relativo a los bienes de producción es decir "a las mercancías cuya forma las obliga a entrar en el consumo productivo, o por lo menos les permite actuar de ése modo” (6) y no solamente a la maquinaria; vale decir que entre las mercancías que forman parte de los medios de producción o digamos del sector I encontramos una variada gama de objetos e instrumentos de trabajo que no son maquinaria.(7).

Lo que a nuestro juicio constituye una mayor incomprensión de Bambirra es su afirmación de que “…con el desarrollo del proceso de industrialización el sector II se desarrolla en el seno de varias economías latinoamericanas pero el sector I no”…¿puede existir en una sociedad capitalista desarrollo del sector II sin que se desarrolle el sector I?. No, no puede existir.

En primer lugar es necesario recordar que los esquemas de reproducción no pueden fragmentarse, son esquemas de reproducción capitalista, suponen el funcionamiento pleno del capitalismo, suponen que el modo de producción capitalista es el dominante y plantean la forma en que se intercambian los valores entre el sector I y el sector II; la cualidad de suponer un funcionamiento pleno del capitalismo ha sido una constante en los esquemas de reproducción desde su génesis con los fisiócratas (8). Pero Bambirra fragmenta los esquemas de reproducción y resulta que el Sector I “en un primer momento está en el exterior” y sólo “a partir de la década del 50 el Sector I empieza a ser instalado en América Latina”. Digamos en principio que aún desde la perspectiva de Bambirra se puede afirmar la existencia de un Sector I en la economía periférica. Por ejemplo, el café no solamente es un bien de consumo sino también un medio de producción, una materia prima o auxiliar, un medio de producción que antes de “empezar a ser instalado el Sector I en América Latina” ya se producía internamente de manera capitalista; se pueden mencionar otras mercancías pero el ejemplo del café es suficiente sobre todo si se toman en cuenta los aportes sobre la mono producción dependiente. Desde esta perspectiva el Sector I se encuentra internamente en la economía latinoamericana.

Parece que Bambirra confunde las categorías Sector I y Medios de Producción. La categoría “Sector I” es una categoría inherente y de manera exclusiva a la economía capitalista, es decir, así como el proceso de trabajo se convierte en una economía capitalista en proceso de valorización, los medios de producción se convierten en capital constante para el capital individual y en Sector I para el análisis de la reproducción del sistema capitalista en su conjunto.

La categoría Sector I expresa cierta clase de valores de uso, los que entran en el consumo productivo, pero los expresa de manera general. No nos dice si esos medios de producción están constituidos por maquinaria o café, por ejemplo. La categoría Sector I, en nuestra opinión, es un determinante recurso metodológico para analizar el funcionamiento de la economía capitalista pero lleva a confusiones cuando se pretende con ella analizar fenómenos históricos como es el proceso de conformación del mercado mundial y la producción y el intercambio de distintos valores de uso (maquinaria y café, por ejemplo) entre distintos países. Concebir el Sector I separado del Sector II, como lo plantea Bambirra, equivale a nuestro juicio a concebir el capital constante desvinculado del capital variable.

NOTAS

(1) Bambirra, Vania, Teoría de la dependencia: una anticrítico, ERA, México, 1978. Primera edición.

(2) Cueva, Agustín, Problemas y perspectivas de la teoría de la dependencia, Ponencia, XI Congreso Latinoamericano de Sociología, San José, 1974.

(3) Cueva dice:..."aún aquel rasgo que Marini señala como más típico de éstas (sociedades dependientes) es decir, la sobreexplotación, que se traduce en la compresión del consumo individual del obrero, bien podría enunciarse con un nombre clásico: proceso de pauperización que en coyunturas a veces prolongadas se realiza incluso en términos absolutos. Y en cuanto al problema de la realización de la plusvalía en el exterior que el mismo autor (Marini) plantea, tampoco es del todo inédito: baste recordar la polémica que al respecto mantuvo Lenin con los populistas rusos" (Cueva, Agustín, Problemas y perspectivas…, Nota 20).

(4) Consideramos que estamos exentos de criticar a Bambirra en uno de sus postulados básicos de teoría económica, generalizando la crítica al resto autores marxistas-dependentistas o histórico-estructuralistas como a sí mismos se llaman. Recuerda Bambirra:..."en mi investigación sobre el proceso de acumulación y reproducción dependientes he planteado la cuestión claramente y como es obvio, mi planteamiento no era novedoso pues estaba enmarcado dentro de los análisis que se estaban haciendo y que yo traté en mi libro de presentar de la manera más didáctica posible".(Bambirra, Vania, Teoría…, p.27).

(5) La disputa teórica entre dependentistas y antidependentistas se ha convertido en ciertos momentos en una ingeniosa esgrima mental. Incluso las breves réplicas de Cueva a la anticrítica de Bambirra en nuestro criterio tienden más a las figuras literarias, a las ironías y no a centrar el núcleo de la discusión. Pensamos que Cueva sin percatarse tiene entre manos la piedra angular de la teoría económica de los dependentistas, rechaza cortantemente el razonamiento de Bambirra sobre la reproducción dependiente y refuta la tesis de que …”en un primer momentos los sectores I (medios de producción) y II (bienes de consumo manufacturados) están en el exterior”…de la siguiente manera: “Hipótesis general tan evidente que ni el más bronco economista burgués impugnaría (¿para qué, además?); pero que sin embargo se estropea enseguida con un desaguisado teórico. En efecto, me gustaría saber cuál es ésa “primera etapa” en la que los sectores I y II del “capitalismo dependiente” están en el exterior, porque, así formuladas las cosas, pareciera que se trata de los cinco primeros días de la creación: al no haber en nuestras sociedades ni un Sector I ni un Sector II, en términos marxistas simplemente no hay nada y la única relación de “dependencia” que puede establecerse es con respecto a Dios. Sospecho lo que Vania Bambirra quiere decir; pero justamente porque alude de manera teóricamente incorrecta a un problema archisabido, para cuyo descubrimiento no hacía falta ir “más lejos aún””. Cueva, Agustín, ¿Vigencia de la anticrítico o necesidad de autocrítica?. A continuación Cueva habla del problema de los modos de producción y no resuelve la confusión del uso del recurso metodológico de los esquemas de reproducción para interpretar fenómenos históricos pese a que en otro artículo percibe explícitamente el problema ya planteado a finales del siglo XIX por Lenin en su polémica con los populistas rusos al discutir sobre la teoría de la realización y el mercado. Véase Cueva, Agustín, El desarrollo de nuestras Ciencias Sociales en el úlltimo período. De estos trabajos de Agustín Cueva tuvimos a mano fotocopias y suponemos que fueron escritos en 1980.

(6) Marx, Carlos, El Capital, Fondo de Cultura Económica, México, 1973, Tomo II, p. 353. Primera edición: 1885.
“El producto global y por tanto la producción total de la sociedad se divide en dos grandes sectores:
I. Medios de producción, mercancías cuya forma les obliga en el consumo productivo, o por lo menos, les obliga a actuar de este modo.
II. Medios de consumo, mercancías cuya forma les destina a entrar en el consumo de la clase capitalista y la clase obrera.
Dentro de cada uno de estos dos sectores, las distintas ramas de producción a él pertenecientes, forman en conjunto una gran rama de producción; de un lado la que produce medios de producción; de otro la que produce medios de consumo.
El capital global invertido en cada una de estas dos ramas de producción forma un sector especial de capital y de la sociedad en su conjunto”.

(7) La observación, en nuestro criterio, muy importante en teoría de la reproducción, de que no todo medio de producción es maquinaria fue puntualizada por Reinaldo Carcanholo en el curso de Economía Política, Licenciatura Centroamericana en Sociología, Universidad de Costa Rica, 1976.

(8) Marx refiriéndose al nacimiento de los esquemas de reproducción dice: "La verdad es que el sistema fisiocrático es la primera versión sistemática de la producción capitalista. El representante del capital -la clase de los arrendatarios- dirige en él todo el movimiento económico..." Marx, Carlos, El Capital, Tomo II, FCE, México, 1973, p. 321. Sobre la necesidad metodológica de la fusión de los Sectores I y II y de suponer un funcionamiento pleno del capitalismo para comprender como opera el sistema, véase Lenin, "A propósito del llamado problema de los mercados", en Escritos Económicos 1893-1897, Siglo XXI Editores, España, 1974 (?), Vol. III.
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