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Hace algún tiempo, en 1979, elaboramos este trabajo, cuyo contenido teórico consideramos vigente y de importancia para la comprensión de la teoría del desarrollo latinoamericano. Por esta razón lo reproducimos.
El estudio fué publicado en la Revista ESTUDIOS SOCIALES CENTROAMERICANOS, enero-abril, 1981, Número 28, Programa Centroamericano de Ciencias Sociales, Confederación Universitaria Centroamericana, Talleres Gráficos Trejos Hermanos, San José, 1981, p.p. 157-167
Crítica de una anticrítica: Teoría Económica de la DependenciaPresentaciónPublicamos este trabajo con el propósito de lograr observaciones de los interesados en la Ciencia Social, que nos permitan cuestionar las opiniones aquí vertidas. También esperamos contribuir a la estructuración coherente y científica de la teoría del desarrollo latinoamericano. Consideramos que tenemos serias observaciones al cuerpo doctrinario que se utiliza generalmente para interpretar el desenvolvimiento socio-económico de nuestros países.
Contenido económico de una anticríticaEn 1978 fué publicado un pequeño libro de Vania Bambirra, Teoría de la Dependencia: Una Anticrítica (1). Lo conocimos con un año de retraso y pese a que en las Ciencias Sociales algunos aspectos corren muy de prisa consideramos que en lo sustancial no existen hasta hoy modificaciones importantes de la tesis sostenida por la autora; por ello planteamos críticamente algunas observaciones nuestras. En lo sucesivo salvo que indiquemos lo contrario intercalaremos entre paréntesis las páginas relacionadas con el libro arriba mencionado.
Bambirra emplea su libro para defender la teoría de la dependencia especialmente de los cuestionamientos de Agustín Cueva y específicamente los contenidos en el artículo de éste autor intitulado "Problemas y perspectivas de la teoría de la dependencia" (ponencia presentada en el XI Congreso Latinoamericano de Sociología, San José, 1974) (2). Nos parece explicable que así sea...cuando estudiamos las observaciones de Cueva tuvimos la opinión de que se trataba de la crítica más elaborada contra la teoría de la dependencia y creemos, lo es hasta el momento. Nos es fácilmente comprensible por lo tanto la afirmación de Bambirra en el sentido de que en Cueva se encuentra "el más serio esfuerzo de cuestionar la teoría de la depencencia" (p.41). Pero tambiién al estudiar el trabajo de Cueva tuvimos la percepción de que su crítica para que fructificara, para que no desviara su intencionalidad de contribuir a la transformación científica en nuestra sociedad tenía que ser más centrada, es decir no abrir tantos ángulos de análisis social (políticos, económicos, sociológicos, etc.) débilmente estructurados. Debemos insistir en que la anterior observación no implica el rechazo de opinión de que el estudio de Cueva es el más serio esfuerzo realizado hasta ahora en la crítica de la teoría de la dependencia.
La crítica de Cueva repetimos, a nuestro juicio no centró el análisis en una dimensión del fenómeno y por ello la anticrítica de Bambirra y las del resto que seguramente vendrán, nos parece corren el riesgo de desviar la atención hacia eruditas discusiones evitando el tratamiento del problema central.
Estamos de acuerdo con Bambirra en que "el modelo de crítica es el que cuestiona, de una manera sólida, el núcleo central de los argumentos criticados" (p.37). La crítica que ella hace de Cueva opinamos que no es congruente con su solicitud: a una crítica diluida una anticrítica igual.
Nosotros intentaremos resolver el problema volviendo a los clásicos al menos hasta enterarnos porqué debemos aceptar la teoría de la dependencia como "forma superior de pensamiento" tal como ha sido propuesta en el análisis de Bambirra. Existen proposiciones de teoría científica de la economía y la sociedad que nos parecen vigentes y cuyo núcleo central los teóricos de la dependencia, en lo que conocemos, no han tratado sistemáticamente; tampoco lo han hecho críticos como Cueva. Porque por ejemplo Cueva sólo de paso menciona como algo harto conocido "la polémica de la teoría de la realización que sostuvo Lenin contra los Populistas" al referirse a que Marini sostiene la tesis de "la realización de la plusvalía en el exterior" (3).
Bambirra también menciona, aprobando, el "modelo de crítica de Lenin contra los populistas" (p.38) para después afirmar: "Estamos de acuerdo con Marini en que el modo de producción capitalista asume, en las sociedades dependientes, leyes de movimiento que les son específicas. Un incontrovertible ejemplo que ya hemos mencionado: la acumulación externa de capitales". (p.69).
Pues bien el incontrovertible ejemplo es precisamente lo que nos parece a nosotros el núcleo central de la armazón teórica de los dependentistas; ahí se encuentra la raíz teórica de su error. Alrededor del problema de la realización y de la acumulación de capitales en el exterior es que Lenin entabló su polémica con los populistas combatiendo, nos parece, las tesis que hoy sostienen como "forma superior de pensamiento" los teóricos de la dependencia.
Bambirra insiste en que de manera incontrovertible "el sector I está fuera de las economías nacionales"; literalmente dice: "Se trata de determinar, según la concepción de la teoría de la dependencia, las leyes de movimiento que son específicas a sociedades capitalistas dependientes, vale decir, en las cuales el proceso de reproducción del sistema pasa por el exterior (el sector I está fuera de las economías nacionales) y sus posibilidades de desarrollo están pues condicionadas por la dinámica de otras economías; y que los "obstáculos estructurales internos" es decir, el atraso, es una consecuencia necesaria de este tipo de desarrollo, su condición y no una mera supervivencia de herencias precapitalistas, como también lo mostró Gunder Frank en sus críticas al "dualismo estructural"".(p.87).
Veamos cómo sostiene, con más detenimiento, la tesis de la "acumulación externa", Vania Bambirra (4).
Bambirra dice: "no se puede analizar el proceso de reproducción del sistema capitalista dependiente desvinculado del sistema capitalista mundial sencillamente porque la reproducción dependiente pasa por el exterior, es decir, en un primer momento los sectores I (bienes de producción) y II (bienes de consumo manufacturados) están en el exterior, luego con el desarrollo del proceso de industrialización, el sector II se desarrolla en el seno de varias economías latinoamericanas, pero el sector I no; para que el sistema se reproduzca tiene que importar maquinaria. A partir de los años 50 el sector I empieza a ser instalado en América Latina (en algunos casos antes) pero sigue dependiendo para su funcionamiento propio y expansión, de maquinaria extranjera. Esta maquinaria, a partir de este período, no llega como mercancía-maquinaria sino como capital-maquinaria, es decir bajo la forma de inversiones extranjeras directas. Esta es la especificidad de la reproducción dependiente del sistema: la acumulación de capitales pasa por el exterior a través de la importación de maquinaria"...(p.28). Séanos permitido señalar algunos puntos en donde, a nuestro juicio, la autora que comentamos se aleja de la teoría económica de Marx (5).
Sector I y medios de producción: la diferenciaComo podrá notarse en el párrafo anterior, Bambirra identifica el sector I con la maquinaria. En la teoría marxista el sector I expresa en términos de valor lo relativo a los bienes de producción es decir "a las mercancías cuya forma las obliga a entrar en el consumo productivo, o por lo menos les permite actuar de ése modo” (6) y no solamente a la maquinaria; vale decir que entre las mercancías que forman parte de los medios de producción o digamos del sector I encontramos una variada gama de objetos e instrumentos de trabajo que no son maquinaria.(7).
Lo que a nuestro juicio constituye una mayor incomprensión de Bambirra es su afirmación de que “…con el desarrollo del proceso de industrialización el sector II se desarrolla en el seno de varias economías latinoamericanas pero el sector I no”…¿puede existir en una sociedad capitalista desarrollo del sector II sin que se desarrolle el sector I?. No, no puede existir.
En primer lugar es necesario recordar que los esquemas de reproducción no pueden fragmentarse, son esquemas de reproducción capitalista, suponen el funcionamiento pleno del capitalismo, suponen que el modo de producción capitalista es el dominante y plantean la forma en que se intercambian los valores entre el sector I y el sector II; la cualidad de suponer un funcionamiento pleno del capitalismo ha sido una constante en los esquemas de reproducción desde su génesis con los fisiócratas (8). Pero Bambirra fragmenta los esquemas de reproducción y resulta que el Sector I “en un primer momento está en el exterior” y sólo “a partir de la década del 50 el Sector I empieza a ser instalado en América Latina”. Digamos en principio que aún desde la perspectiva de Bambirra se puede afirmar la existencia de un Sector I en la economía periférica. Por ejemplo, el café no solamente es un bien de consumo sino también un medio de producción, una materia prima o auxiliar, un medio de producción que antes de “empezar a ser instalado el Sector I en América Latina” ya se producía internamente de manera capitalista; se pueden mencionar otras mercancías pero el ejemplo del café es suficiente sobre todo si se toman en cuenta los aportes sobre la mono producción dependiente. Desde esta perspectiva el Sector I se encuentra internamente en la economía latinoamericana.
Parece que Bambirra confunde las categorías Sector I y Medios de Producción. La categoría “Sector I” es una categoría inherente y de manera exclusiva a la economía capitalista, es decir, así como el proceso de trabajo se convierte en una economía capitalista en proceso de valorización, los medios de producción se convierten en capital constante para el capital individual y en Sector I para el análisis de la reproducción del sistema capitalista en su conjunto.
La categoría Sector I expresa cierta clase de valores de uso, los que entran en el consumo productivo, pero los expresa de manera general. No nos dice si esos medios de producción están constituidos por maquinaria o café, por ejemplo. La categoría Sector I, en nuestra opinión, es un determinante recurso metodológico para analizar el funcionamiento de la economía capitalista pero lleva a confusiones cuando se pretende con ella analizar fenómenos históricos como es el proceso de conformación del mercado mundial y la producción y el intercambio de distintos valores de uso (maquinaria y café, por ejemplo) entre distintos países. Concebir el Sector I separado del Sector II, como lo plantea Bambirra, equivale a nuestro juicio a concebir el capital constante desvinculado del capital variable.
NOTAS(1) Bambirra, Vania, Teoría de la dependencia: una anticrítico, ERA, México, 1978. Primera edición.
(2) Cueva, Agustín, Problemas y perspectivas de la teoría de la dependencia, Ponencia, XI Congreso Latinoamericano de Sociología, San José, 1974.
(3) Cueva dice:..."aún aquel rasgo que Marini señala como más típico de éstas (sociedades dependientes) es decir, la sobreexplotación, que se traduce en la compresión del consumo individual del obrero, bien podría enunciarse con un nombre clásico: proceso de pauperización que en coyunturas a veces prolongadas se realiza incluso en términos absolutos. Y en cuanto al problema de la realización de la plusvalía en el exterior que el mismo autor (Marini) plantea, tampoco es del todo inédito: baste recordar la polémica que al respecto mantuvo Lenin con los populistas rusos" (Cueva, Agustín, Problemas y perspectivas…, Nota 20).
(4) Consideramos que estamos exentos de criticar a Bambirra en uno de sus postulados básicos de teoría económica, generalizando la crítica al resto autores marxistas-dependentistas o histórico-estructuralistas como a sí mismos se llaman. Recuerda Bambirra:..."en mi investigación sobre el proceso de acumulación y reproducción dependientes he planteado la cuestión claramente y como es obvio, mi planteamiento no era novedoso pues estaba enmarcado dentro de los análisis que se estaban haciendo y que yo traté en mi libro de presentar de la manera más didáctica posible".(Bambirra, Vania, Teoría…, p.27).
(5) La disputa teórica entre dependentistas y antidependentistas se ha convertido en ciertos momentos en una ingeniosa esgrima mental. Incluso las breves réplicas de Cueva a la anticrítica de Bambirra en nuestro criterio tienden más a las figuras literarias, a las ironías y no a centrar el núcleo de la discusión. Pensamos que Cueva sin percatarse tiene entre manos la piedra angular de la teoría económica de los dependentistas, rechaza cortantemente el razonamiento de Bambirra sobre la reproducción dependiente y refuta la tesis de que …”en un primer momentos los sectores I (medios de producción) y II (bienes de consumo manufacturados) están en el exterior”…de la siguiente manera: “Hipótesis general tan evidente que ni el más bronco economista burgués impugnaría (¿para qué, además?); pero que sin embargo se estropea enseguida con un desaguisado teórico. En efecto, me gustaría saber cuál es ésa “primera etapa” en la que los sectores I y II del “capitalismo dependiente” están en el exterior, porque, así formuladas las cosas, pareciera que se trata de los cinco primeros días de la creación: al no haber en nuestras sociedades ni un Sector I ni un Sector II, en términos marxistas simplemente no hay nada y la única relación de “dependencia” que puede establecerse es con respecto a Dios. Sospecho lo que Vania Bambirra quiere decir; pero justamente porque alude de manera teóricamente incorrecta a un problema archisabido, para cuyo descubrimiento no hacía falta ir “más lejos aún””. Cueva, Agustín, ¿Vigencia de la anticrítico o necesidad de autocrítica?. A continuación Cueva habla del problema de los modos de producción y no resuelve la confusión del uso del recurso metodológico de los esquemas de reproducción para interpretar fenómenos históricos pese a que en otro artículo percibe explícitamente el problema ya planteado a finales del siglo XIX por Lenin en su polémica con los populistas rusos al discutir sobre la teoría de la realización y el mercado. Véase Cueva, Agustín, El desarrollo de nuestras Ciencias Sociales en el úlltimo período. De estos trabajos de Agustín Cueva tuvimos a mano fotocopias y suponemos que fueron escritos en 1980.
(6) Marx, Carlos, El Capital, Fondo de Cultura Económica, México, 1973, Tomo II, p. 353. Primera edición: 1885.
“El producto global y por tanto la producción total de la sociedad se divide en dos grandes sectores:
I. Medios de producción, mercancías cuya forma les obliga en el consumo productivo, o por lo menos, les obliga a actuar de este modo.
II. Medios de consumo, mercancías cuya forma les destina a entrar en el consumo de la clase capitalista y la clase obrera.
Dentro de cada uno de estos dos sectores, las distintas ramas de producción a él pertenecientes, forman en conjunto una gran rama de producción; de un lado la que produce medios de producción; de otro la que produce medios de consumo.
El capital global invertido en cada una de estas dos ramas de producción forma un sector especial de capital y de la sociedad en su conjunto”.
(7) La observación, en nuestro criterio, muy importante en teoría de la reproducción, de que no todo medio de producción es maquinaria fue puntualizada por Reinaldo Carcanholo en el curso de Economía Política, Licenciatura Centroamericana en Sociología, Universidad de Costa Rica, 1976.
(8) Marx refiriéndose al nacimiento de los esquemas de reproducción dice: "La verdad es que el sistema fisiocrático es la primera versión sistemática de la producción capitalista. El representante del capital -la clase de los arrendatarios- dirige en él todo el movimiento económico..." Marx, Carlos, El Capital, Tomo II, FCE, México, 1973, p. 321. Sobre la necesidad metodológica de la fusión de los Sectores I y II y de suponer un funcionamiento pleno del capitalismo para comprender como opera el sistema, véase Lenin, "A propósito del llamado problema de los mercados", en Escritos Económicos 1893-1897, Siglo XXI Editores, España, 1974 (?), Vol. III.
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