Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

miércoles, marzo 04, 2009

Cálculo del Costo Marginal

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Un ejemplo de cálculo específico del costo marginal y del producto marginal, puede verse en:


http://www.zonaeconomica.com/costo-marginal

miércoles, febrero 25, 2009

La Economía Política y el Cristianismo (1862)

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Las negrillas y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Importante texto para situar los debates teóricos sobre los orígenes de la Economía Política, como ciencia. La concepción del egoísmo capitalista como factor de desarrollo, es criticada desde la óptica del cristianismo de mediados del siglo XIX. Este es el extracto de la primera de ocho partes, que pueden ser consultadas en la referencia electrónica abajo mencionada.

Tomado de:

http://filosofia.org/zgo/zgecop1.htm

Son muchos los que creen que la Economía política es una ciencia absolutamente nueva, y para algunos el origen y existencia de esta ciencia no se extiende mas allá de los nombres de Quesnay, Smith y Malthus. Nosotros no podemos admitir sin restricciones este modo de apreciar el origen y existencia de la Economía política. Admitimos de buen grado que esta sólo comenzó a presentarse con las formas y condiciones de ciencia, de estudio distinto y separado de la legislación y la política, desde la publicación de las Máximas generales de Gobierno Económico de Quesnay. Admitimos [2] también que desde el último tercio del siglo pasado ha entrado en una nueva fase, adquiriendo notable desarrollo bajo la impulsión de los escritos publicados por Smith, Say, Malthus, Storch, Blanqui, Rossi, Bastiat y tantos otros, cuyos trabajos tienden a constituir la Economía política sobre bases y condiciones propiamente científicas, con sus principios, sus leyes y sus deducciones especiales.

Pero, ¿quiere decir esto que antes de esa época nada se sabia de Economía política? ¿Deberemos decir por eso que esta clase de estudios eran completamente desconocidos en los siglos anteriores?

La historia de los pueblos y su legislación nos enseñan que, antes que apareciera el sistema agrícola de Quesnay, había dominado en las naciones de Europa, y con especialidad durante los siglos XVI y el sistema de las restricciones y privilegios, conocido en Economía bajo el nombre de SISTEMA MERCANTIL, sistema basado sobre la idea de que el oro y la plata constituyen la verdadera riqueza de las naciones.

Sabido es también que durante los expresados siglos, o mejor dicho, en el último tercio del siglo y primero del siglo siguiente, aparecieron ya escritos notables, en que se trataban de una manera más ó menos completa los diferentes problemas de que se ocupa hoy la Economía política. Testigos la República de Bodin y el Discurso sobre la moneda de Scaruffi. Testigos también los escritos publicados a la sazón por [3] Davanzati, Montanari, y especialmente por el napolitano Serra.

Si quisiéramos hacer alarde de erudición, y no lo consideráramos innecesario al objeto principal que nos hemos propuesto al escribir estos artículos, no nos sería muy difícil comprobar con numerosas citas que no pocos escolásticos de los siglos XIII y XIV sabían algo de Economía política. La obra de santo Tomás De Regimine Principum, y la que con título igual escribió el agustiniano Egidio Romano, contienen pasajes notables sobre no pocos de los problemas a que se refiere la ciencia económica de los Estados.

Pero pasemos más adelante en nuestra marcha retrógrada, y llegando hasta la antigüedad pagana, veamos si las naciones cultas anteriores al cristianismo, eran completamente extrañas a las nociones de Economía política.

Cierto, que no encontraremos entre los antiguos, ni tratados especiales y exclusivos de esta ciencia, ni el examen y discusión de todas las doctrinas y problemas que abarca este estudio en nuestro siglo; pero esto no prueba de ninguna manera que sus sabios no meditaron sobre estos problemas.

Si no escribieron tratados especiales de Economía política, fue porque acostumbraban a separar la Economía de la Política. La constitución especial de la familia entre los antiguos, aun con respecto a las naciones más civilizadas, como Grecia y Roma, constitución [4] de condiciones completamente diferentes de las que recibió después bajo la influencia benéfica y regeneradora. del cristianismo hacía necesaria una ciencia especial, a la que apellidaban Económica, y que consideraban como distinta y separada de la Política. Sin embargo, en esa Económica, y sobre todo en la ciencia que apellidaban Política, hacían entrar, bajo una forma u otra, muchos de los principales problemas que hoy se consideran como propios de la Economía política. Testigos la República de Patón la Económica y la Política de Aristóteles, y los libros De officiis de Cicerón, en que se hallan tratadas muchas cuestiones económico-políticas, bien que en relación con las instituciones sociales de aquel tiempo.

Ni es de extrañar tampoco que sus escritos y discusiones sobre esta materia fuesen limitadas, sin abarcar todos los problemas de la ciencia actual. ¿No sería absurdo el pretender que los griegos con sus pequeñas repúblicas, y los romanos con su pensamiento dominante de conquistas, se hubieran ocupado de aquellos problemas económico-políticos que dependen en su mayor parte y se hallan en relación con el inmenso desarrollo del comercio y la industria en las naciones modernas? ¿Podían aquéllos ocuparse de ese crédito moderno, con sus diferentes y multiplicadas formas y aplicaciones, que tan importante papel desempeña en la sociedad de nuestros días, y que tanto influye en la producción y acumulación de las riquezas? [5]

Por otra parte, es preciso tener en cuenta que la organización social de los antiguos era esencialmente diferente de la que han llegado a alcanzar las naciones modernas, formadas sobre las doctrinas e ideas traídas al mundo por el cristianismo, y sujetas por espacio de muchos siglos a su acción lenta, pero segura y esencialmente civilizadora.

Dejando a un lado otras infinitas diferencias, basta recordar la esclavitud que entraba como un elemento constitutivo en la organización de las antiguas sociedades, para convencerse de que la Economía política de Grecia y Roma, no pedía ser la Economía política de la moderna Europa.

Uno de los mas difíciles problemas de cuya solución se ocupa la moderna Economía política, es el que se refiere al mejoramiento y bienestar de las clases obreras y a la extinción ó remedios del pauperismo.

Pero este problema, o no existía o cuando menos no podía existir con las mismas condiciones en las sociedades en que los esclavos, que constituían entonces la clase obrera, eran considerados como cosas y no eran admitidos a la participación de los derechos civiles, como lo son, si no siempre en la práctica, a lo menos en principio, los obreros de nuestra sociedad.

En conclusión: creemos poco fundada la opinión de los que miran la Economía política como una invención de los últimos siglos, y nos atrevemos a rechazar como apreciaciones superficiales las de aquellos que [6] piensan que esta ciencia nada ha significado en el mundo hasta que se ocuparon de ella los economistas de los últimos tiempos.

Prescindiendo de las ideas emitidas sobre esta materia por los buenos escritores de la edad media, y dejando también a un lado los ensayos más o menos completos, publicados a últimos del siglo XVI y principios del XVII, es incontestable que los filósofos y legisladores de la antigüedad pagana se ocuparon bastante de estas materias. Si no escribieron tratados especiales y exclusivos, fue porque esta ciencia se hallaba entonces como embebida en la Economía y la Política, y si no abordaron todos los problemas de que se ocupa hoy la ciencia, fue porque la organización social de los antiguos, diferente esencialmente de la nuestra, hacia cambiar necesariamente las condiciones de muchos de los problemas que pertenecen a la Economía política. Pero dejemos la Economía política de antiguos tiempos, y volvamos la vista hacia la de nuestra época.

El antiguo sistema mercantil había ido desapareciendo poco a poco de las naciones de la Europa, y sobre sus ruinas levantábase el sistema agrícola de Quesnay, Dupin, Turgot y demás economistas franceses, cuando en 1771, aparecieron las Meditaciones sobre la Economía política del conde Verri, el cual dio un golpe mortal al sistema agrícola de los economistas franceses.

Verri sólo había destruido; faltaba un hombre capaz [7] de edificar.

Desgraciadamente realizó esta empresa Adam Smith con sus Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones.

Y decimos desgraciadamente, porque Smith es como el jefe de esa escuela semi-materialista de Economía política, que sólo ve en el hombre un capital y un productor de riquezas; escuela cuyos principios desecantes, y cuyas doctrinas egoístas tienden a hacer más desgraciada la suerte de los pobres, en vez de aliviar su infortunio; escuela, en fin, para la cual casi nada significan y en la cual para nada entran la religión y la moral.

Se ha dicho y repetido a porfía que Smith es el verdadero fundador de la ciencia de la Economía política. Esta afirmación es verdadera hasta cierto punto, si se consideran los trabajos de Smith bajo un punto de vista puramente literario; porque este escritor, abarcando en su obra, bajo procedimientos metódicos, todas las cuestiones de esta ciencia, determinando sus principios y leyes generales, desenvolviendo sus conclusiones y estableciendo teorías más o menos sólidas y verdaderas sobre los diferentes problemas de que ocuparse suele la Economía política, dio a las doctrinas económicas una forma científica completa y más universal que la que hasta entonces habían alcanzado.

Empero, aparte de los defectos y errores en que abunda la doctrina de Smith, aun bajo el punto de vista literario y científico, para nosotros el error grande del sistema económico de Smith y el defecto [8] capital ante el cual desaparecen todas las bellezas y méritos que suponerse quieran en sus escritos, es ese espíritu de egoísmo práctico, y esa indiferencia moral y religiosa que domina su sistema; espíritu de egoísmo y de indiferencia que el cristianismo no puede menos de condenar como opuesto a su enseñanza, a su historia y a su misión divina sobre la tierra en favor del hombre y de la sociedad.

En medio de sus extensas teorías sobre la producción y distribución de las riquezas, sobre el consumo de las mismas y sobre las ventajas de la división del trabajo, Smith no halla ni busca nada para impedir la degradación moral del hombre, no parece preocuparle en lo más mínimo la suerte de esa clase infortunada de obreros que caminan rápidamente al embrutecimiento y la inmoralidad, sepultados en las fábricas y talleres; en una palabra, en la teoría de Smith el hombre moral y religioso no significa nada, y desaparece por completo ante el hombre material, ante el hombre máquina, ante el hombre productor de la riqueza. Por eso vemos a los partidarios de su escuela definir al hombre «un capital acumulado, que no tiene valor sino según la masa de este capital en el interés de la producción.» Por eso vemos a Say, principal representante y propagador en el continente de las teorías de Smith, afirmar osadamente que «la equidad no prescribe los socorros públicos.» Por eso vemos, en fin, a esa escuela encerrarse en el estrecho circulo de los intereses materiales, y prescindir enteramente de los intereses morales [9] y religiosos del hombre; investigar sin descanso los medios de llegar a una producción ilimitada de riquezas, sin ocuparse del bien moral de los individuos.

¿Puede avenirse el cristianismo con semejante Economía política? ¿Puede dejar de condenar esas teorías egoístas, esas doctrinas, en que se halla encarnado un materialismo práctico tan desconsolante?

No, mil veces no. El cristianismo, cuya misión divina sobre la tierra es la rehabilitación intelectual y moral del hombre en este mundo, abriéndole de esta suerte el camino para llegar a la consumación de esta doble rehabilitación en el seno de Dios; el cristianismo, que marcha siempre a su objeto y realiza sus destinos en el mundo, apoyándose sobre el gran principio de la caridad divina, no puede avenirse con esas frías teorías, que sólo se ocupan del modo de acumular riquezas sin cuento en las manos del poderoso; que sacrifican la humanidad pobre a la humanidad rica, y que enseñan prácticamente a esta a pasar con indiferencia al lado de aquella.

Y es por eso que, bajo la influencia de la enseñanza católica, no tardó en levantarse una nueva escuela de Economía política en oposición con la escuela egoísta de Smith, Say y sus discípulos.

Algunos hombres reflexivos, reconociendo las funestas consecuencias prácticas de las teorías de la escuela inglesa, dieron a la Economía política un carácter más humanitario, más benéfico, más fecundo y más en armonía con la dignidad del hombre, haciendo entrar en la [10] ciencia el principio moral y el principio de beneficencia cristiana.

{Texto tomado directamente de Zeferino González, Estudios religiosos, filosóficos, científicos y sociales, Tomo segundo, Imprenta de Policarpo López, Madrid 1873, páginas 1-121. Transcribimos la Advertencia que figura al inicio de este volumen: «Advertencia. El artículo que lleva por epígrafe La Economía política y el Cristianismo, aunque escrito en Manila en el año que indica su fecha [1862], ha sido refundido y considerablemente añadido para su publicación en estos Estudios.»}
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lunes, febrero 16, 2009

Walras y los Bienes Raíces

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Las negrillas y separación de algunos párrafos son nuestros.

Tomado de:

http://ecobachillerato.com/economistas/walras.htm

LEONN WALRAS

Autor: Jesús Pérez Allueva

Léon Walras (1834-1910), es un economista francés nacido en Evreux.

Fue profesor en la universidad de Lausana. A partir de 1870, Léon Walras denunció las teorías económicas liberales que se enseñaban en las universidades y que consideraba insuficientes para explicar los problemas económicos de su tiempo. En su obra "Elementos de economía política pura"(1874), su crítica se centra en particular en la teoría del valor del trabajo y de la renta de los bienes raíces de David Ricardo, pero también pone en tela de juicio toda la herencia clásica (sobre todo la de Adam Smith).

Influido por el matemático Antoine Cournot, fue uno de los primeros en introducir de manera sistemática el cálculo matemático en economía.

Walras sitúa la empresa en el centro de la economía y se interesa por su acción en el marco de una competencia entre agentes, así como en una interdependencia de todos los mercados económicos: los mercados de productos (bienes y servicios) y los de factores de producción (trabajo, tierra y capital). Se cuestiona como fijar los precios y las cantidades de manera simultánea y plantea el problema económico del equilibrio en general, es decir, de la estabilidad de los equilibrios sobre todo los mercados. La atención que dedicó a esta cuestión caracterizó a los miembros de la Escuela de Lausana, concretamente al sucesor de Walras, Vilfredo Pareto. Junto al austriaco Carl Menger y al británico Stanley Jevons, al que no conocía en el momento en que emprendió esta vía de investigación, fue considerado uno de los fundadores de la corriente neoclásica y del marginalismo.

Teoría del valor trabajo, principio que afirma que el valor de un bien o servicio depende de forma directa de la cantidad de trabajo que lleva incorporado.

Adam Smith pensaba que el trabajo era la unidad de medida exacta para cuantificar el valor, pero no el factor determinante de los precios.

Durante los 25 años posteriores al fallecimiento de Smith, David Ricardo desarrolló la teoría del valor trabajo en sus Principios de economía política y de la imposición (1817) en la que afirmaba que todos los costos de producción son, de hecho, costos laborales que se pagan, bien de una forma directa o bien acumulándolos al capital (por ejemplo, maquinaria adquirida gracias al esfuerzo de los trabajadores). Por ello se defendía que los precios dependerían de la cantidad de trabajo incorporado en los bienes o servicios. Sin embargo, el posible fallo de la teoría es que si dos bienes se producen utilizando la misma cantidad de factor trabajo, pero uno de ellos utiliza más factor capital, el productor del bien intensivo en capital tendrá que recoger el valor de este capital e incluirlo en el precio si quiere obtener la misma tasa de beneficios o ganancias que la del productor del bien intensivo en trabajo. No obstante, la teoría del valor basada en el trabajo se convirtió en un principio fundamental en el pensamiento económico de Karl Marx, que suponía que sólo el factor trabajo podía crear valor.
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lunes, noviembre 10, 2008

La Crisis Económica y el Sol

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Negrillas y separación de párrafos son nuestros, para análisis.

Tomado de:

http://www.eumed.net/cursecon/dic/dent/j/jac.htm

Uno de los más notables economistas y estadísticos británicos del siglo XIX (1835-82). Sus tratados sobre fluctuaciones de precios, acompañados de amplia información de números índices, sobre las causas de las crisis económicas y bancarias, y sobre teorías económicas, adquirieron amplia difusión y todavía gozan de alguna autoridad.

Se dió el caso de que Jevons desarrolló las mismas ideas de Gossen (...), aunque Jevons manifestó que no tuvo el menor conocimiento de la obra de aquel economista alemán hasta veinte años después de haber publicado su Theory of Political Economy.

Cuando el campo de las ideas económicas estaba dominado en Inglaterra por John Stuart Mill, Jevons desarrolló su teoría de la utilidad -que después llamó valor en cambio- distinguiendo el grado final de utilidad o utilidad marginal, de la utilidad total, aplicando las concepciones y símbolos de los cálculos que conducen a la ecuación del cambio, sentando de esta manera la base para que los tratadistas británicos elaborasen sus nuevas- teorías, simultáneamente con Walras y los campeones de la Escuela austríaca; Menger y Wieser. Jevons sostenía que el valor residía en la utilidad y no en el costo de producción, como afirmaba Mill.

Sus trabajos estadísticos sobre las fluctuaciones periódicas en los mercados de dinero han servido de modelo para ulteriores investigaciones. Sus índices de precios calculados para el período de 1845 a 1862, se retrotrajeron después hasta el 1782 y son estimados como algo de lo más preciso y bien comentado que se ha hecho en ese orden de estudios.

Con respecto a su discutida teoría de si las manchas solares se relacionan con las crisis económicas, es justo hacer observar que lo que él estudió fue la coincidencia de la aparición de esas manchas con las variaciones de la radiación solar que afectaban las cosechas de las zonas tropicales y subtropicales y, por lo tanto, la demanda de productos británicos manufacturados, las consiguientes crisis, y los períodos de hambre en la India.

Sus obras más conocidas son: The Goal Question (1865); The Theory of Political Economy (1871); The Periodicity of Commercial Crisis and Its Physical Explanations (1878); Commercial Crisis and Sun-Spots (1879); Principles of Economics (1882), y lnvestigations in Currency and Finance (1884).
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viernes, octubre 17, 2008

Puntos de Lectura para El Capital

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Propuesta borrador para una guía de lectura de capítulos seleccionados del Tomo I de El Capital, de Carlos Marx.
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Capitulo IX
1. Concepto de cuota de plusvalía
2. Concepto de masa de plusvalía
3. Concepto de valor de capital variable
4. Formula para el calculo de la masa de plusvalía
5. Impacto de una disminución del capital variable
6. Concepto de limite absoluto de la jornada media de trabajo
7. Primera ley de la masa de plusvalía
8. Segunda ley de la masa de plusvalía
9. Tercera ley de la masa de plusvalía
10. ¿Qué sucede con el capital variable y constante en distintas ramas de producción?
11. ¿Qué sucede con el capital variable y constante en la misma rama de producción?
12. Concepto de capital personificado
13. Concepto de trabajo ajeno

Capitulo X
14. Relación entre plusvalía relativa, trabajo excedente y trabajo necesario
15. Concepto del aumento de la capacidad productiva del trabajo
16. Concepto de plusvalía absoluta y su relación con el trabajo necesario y trabajo excedente
17. Relación del aumento de la capacidad productiva del trabajo y el abaratamiento de las mercancías
18. Concepto del valor individual de la mercancía
19. Concepto del valor social de la mercancía
20. Concepto de plusvalía extraordinaria
21. Relación entre la fuerza productiva del trabajo y el abaratamiento de las mercancías
22. Relación entre la plusvalía relativa y la fuerza productiva del trabajo
23. ¿Por qué se dice que en la producción capitalista la economía del trabajo no tiene como finalidad acortar la jornada de trabajo?

Capitulo XIV
24. ¿A que se refiere el concepto de “proceso de trabajo independientemente de su forma histórica”?
25. Concepto de trabajo productivo
26. Concepto de trabajo improductivo
27. ¿En que sentido se puede afirmar que la producción capitalista no es solamente una producción de mercancías?
28. Concepto de supeditación formal del trabajo al capital
29. Concepto de supeditación real del trabajo al capital
30. Relación de la plusvalía absoluta con la supeditación formal del trabajo al capital
31. Concepto de división social del trabajo

Capitulo XV
32. Tres magnitudes de las que depende el precio de la fuerza de trabajo y la plusvalía
33. Primera ley por la que el valor de la fuerza de trabajo y la plusvalía se determinan
34. Segunda ley por la que el valor de la fuerza de trabajo y la plusvalía se determinan
35. Tercera ley por la que el valor de la fuerza de trabajo y la plusvalía se determinan
36. Errores de David Ricardo en la investigación de las 3 leyes que determinan el valor de la fuerza de trabajo y la plusvalía

Capitulo XVI
37. Formulas para expresar la cuota de plusvalía
38. La formula (trabajo no retribuido / trabajo retribuido). ¿Por qué se dice que esta formula es equivocada?

Capitulo XVII
39. ¿Por qué se afirma que el trabajo carece de valor?
40. Concepto de precio natural
41. Concepto de precio necesario
42. Concepto del valor del trabajo
43. Concepto del valor de la fuerza de trabajo
44. Diferencias entre concepto del valor del trabajo y valor de la fuerza de trabajo
45. Relacione los siguientes conceptos: valor y precio de la fuerza de trabajo y salarios
46. ¿El valor del trabajo tiene que se siempre mas reducido que su producto del valor? Si_ No_ ¿Por qué?
47. Relacione de los conceptos de salario y jornada de trabajo
48. Concepto de trabajo feudal
49. Concepto de trabajo esclavo
50. Concepto de trabajo capitalista
51. ¿Por qué se dice que lo que el obrero entrega al capitalista no es realmente su fuerza de trabajo?
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Notas Primer Parcial Economía Política II

* CLIC SOBRE LOS CUADROS PARA AMPLIARLOS

* CONSERVEN LAS PAPELETAS PARA EFECTOS DE COTEJAR NOTAS Y REVISIONES.

* VERIFIQUEN EL NOMBRE. ME PARECE QUE PUEDEN EXISTIR ERRORES POR USAR EL SEGUNDO NOMBRE Y EL SEGUNDO APELLIDO SOLAMENTE EN LAS PAPELETAS. NO REGISTRAMOS ESTE LISTADO COTEJANDO LOS DOS NOMBRES, LOS DOS APELLIDOS Y EL NUMERO DE CARNET, COMO LO HACEMOS AL FINAL, AL CONSOLIDAR LAS NOTAS.
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miércoles, octubre 08, 2008

Citando a Marx


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En:


SECCION QUINTA

LA PRODUCCION DEL PLUSVALOR ABSOLUTO Y DEL RELATIVO

CAPITULO XIV

PLUSVALOR ABSOLUTO Y RELATIVO


"El plusvalor relativo es absoluto, pues trae aparejada una prolongación absoluta de la jornada laboral, por encima del tiempo de trabajo necesario para la existencia del obrero mismo. El plusvalor absoluto es relativo, pues condiciona un desarrollo de la productividad laboral que permite confinar el tiempo de trabajo necesario a una parte de la jornada laboral."

(...)

"La producción del plusvalor relativo, pues, supone un modo de producción específicamente capitalista, que con sus métodos, medios y condiciones sólo surge y se desenvuelve, de manera espontánea, sobre el fundamento de la subsunción formal del trabajo en el capital. En lugar de la subsunción formal, hace su entrada en escena la subsunción real del trabajo en el capital."

(...)

CAPITULO XV

CAMBIO DE MAGNITUDES EN EL PRECIO DE LA FUERZA DE TRABAJO Y EN EL PLUSVALOR


(...)

"Una vez supuesto lo que antecede, vimos que las magnitudes relativas del plusvalor y del precio de la fuerza de trabajo están condicionadas por tres circunstancias:

1) la duración de la jornada laboral o la magnitud del trabajo en cuanto a su extensión;

2) la intensidad normal del trabajo, o su magnitud en cuanto a la intensidad, de manera que determinada cantidad de trabajo se gasta en un tiempo determinado;

3), y finalmente, la fuerza productiva del trabajo, con arreglo a la cual, y según el grado de desarrollo alcanzado por las condiciones de producción, la misma cantidad de trabajo suministra en el mismo tiempo una cantidad mayor o menor de producto.

(...)

CAPITULO XVI

DIVERSAS FORMULAS PARA LA TASA DEL PLUSVALOR


"El capital, por tanto, no es sólo la posibilidad de disponer de trabajo, como dice Adam Smith. Es, en esencia, la posibilidad de disponer de trabajo impago. Todo plusvalor, cualquiera que sea la figura particular ganancia, interés, renta, etc. en que posteriormente cristalice, es con arreglo a su sustancia la concreción material de tiempo de trabajo impago. El misterio de la autovalorización del capital se resuelve en el hecho de que éste puede disponer de una cantidad determinada de trabajo ajeno impago."
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martes, septiembre 09, 2008

Propuesta de una guía de lectura de Marx, Tomo I

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“Propuesta de una guía de lectura para El Capital de Carlos Marx, capítulos I al VIII, Tomo I”

Materia: Economía Política II

Capítulos I - IV

1. ¿Qué es mercancía?
2. Valor de uso en Marx
3. Valor de cambio en Marx
4. Valor en Marx
5. Trabajo concreto
6. Trabajo abstracto
7. Relación entre valor de uso y valor
8. Relación entre trabajo abstracto y trabajo concreto
9. Sustancia del valor
10. Magnitud del valor
11. Tiempo de trabajo socialmente necesario
12. Capacidad productiva del trabajo
13. División social del trabajo
14. Trabajo simple
15. Trabajo complejo
16. Forma simple del valor
17. Forma relativa del valor
18. Forma equivalencial del valor
19. Forma total o desarrollada del valor
20. Forma general del valor
21. Forma dinero del valor
22. Fetichismo de la mercancía
23. Enajenación del trabajo
24. Valor del dinero
25. ¿El dinero tiene precio?
26. Concepto de dinero
27. Doble carácter del dinero
28. Patrón de precios
29. Dinero nominal
30. ¿Puede existir precio sin valor?
31. Relación entre precio y magnitud de valor
32. Curso del dinero
33. Determinación de la masa de dinero que funciona como medio de circulación
34. La moneda como signo del valor
35. Existencia metálica y existencia funcional de la moneda
36. Concepto de dinero – crédito
37. Concepto de papel moneda
38. Concepto de atesoramiento
39. Concepto de medio de pago
40. Concepto de dinero mundial
41. Fórmula general del capital
42. Concepto de plusvalía
43. Concepto de circulación no capitalista
44. Concepto de circulación capitalista
45. Fórmula genérica del capital
46. Relación de la plusvalía con la existencia de clases sociales
47. Concepto de capital comercial
48. Concepto de capital a interés
49. ¿Por qué la transformación del dinero en capital no puede operarse en la esfera de la circulación?
50. Concepto de fuerza de trabajo
51. Condiciones para la existencia de la fuerza de trabajo como mercancía
52. Valor de la fuerza de trabajo
53. ¿En qué sentido se afirma que el trabajo le da crédito al capitalista
54. Proceso de producción
55. Proceso de trabajo
56. Proceso de valorización

Capítulos V-VIII

57. Concepto de atención en el proceso de producción
58. Factores simples que intervienen en el proceso de trabajo
59. Concepto de materia prima
60. Concepto de medio de trabajo
61. Concepto de instrumento de trabajo
62. Concepto de instrumentos mecánicos de trabajo
63. Concepto de medios de producción
64. Concepto de trabajo productivo
65. Concepto de trabajo vivo
66. Concepto de trabajo muerto
67. Concepto de proceso de trabajo
68. Objetivos del capitalista en el proceso de producción
69. Concepto de consumo productivo
70. Concepto de consumo improductivo
71. ¿Por qué se dice que la creación de plusvalía puede realizarse sin infringir en lo más mínimo las leyes del cambio de las mercancías?
72. Diferencias entre los conceptos: procesos de creación de valor y procesos de valorización
73. Relacione los siguientes conceptos: a) proceso de trabajo, b) proceso de creación de valor, c) proceso de producción, d) proceso de valorización, e) proceso de producción capitalista.
74. Concepto de capital constante
75. Concepto de capital variable
76. Establezca la relación entre las siguientes categorías: capital constante, trabajo concreto y trabajo abstracto
77. Diferencia entre el concepto de materias primas y materias auxiliares
78. Diferencias entre materias primas, materias auxiliares y medios de trabajo
79. Relacione las siguientes categorías: capital constante, capital variable y cambio de magnitud de valor
80. Concepto de factores objetivos del proceso de producción
81. Concepto de factores subjetivos del proceso de producción
82. Composición del capital al inicio del proceso de producción
83. Composición del capital al final del proceso de producción
84. Concepto del valor del producto
85. Concepto del producto del valor
86. Magnitud proporcional de la valorización del capital variable (Cuota de plusvalía)
87. Tiempo de trabajo excedente
88. Tiempo de trabajo necesario
89. Relacione y diferencie las siguientes fórmulas: p/c p/(c+v) p/v
90. Concepto de desdoblamiento del producto
91. Ganancia neta y hora final
92. Concepto de producto excedente
93. Concepto de jornada de trabajo
94. ¿Por qué la cuota de plusvalía no nos dice la duración de la jornada de trabajo?
95. Límite físico de la jornada de trabajo
96. Límite moral de la jornada de trabajo
97. Capital personificado
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miércoles, agosto 13, 2008

Memorias de un Maestro de la Economía y la Política

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Un punto necesario de resaltar, a nuestro juicio, sobre el amplio y profundo aporte a la ciencia económica del Maestro Alonso Aguilar, en lo que conocemos, es que fué el primer economista latinoamericano en aplicar la teoría del mercado interno, expuesta por Lenin, en su obra El Desarrollo del Capitalismo en Rusia (1899). Un artículo que da testimonio de ello, fué escrito por Aguilar en 1951 (El mercado y el desarrollo) y la categoría del mercado ha sido uno de los elementos centrales de sus construcciones teóricas. La obra de Lenin, es determinante para comprender las leyes del desarrollo capitalista, aplicadas; es una continuidad de la teoría de la división del trabajo de Adam Smith, David Ricardo y de Marx que señala leyes del desenvolmiento de la economía mercantil y sus implicaciones políticas.

"El Maestro Alonso Aguilar Monteverde escribe sus memorias.

Incansable luchador social, por un México justo, equitativo y desarrollado.


Martes 01 de enero de 2008 num. 173

-Su gran pasión, ver un México menos desigual socialmente hablando.

-Casi 50 años, su Magisterio de economía política, en la UNAM. Compañero y amigo de los grandes revolucionarios de América Latina, de Asia y África.

-En su juventud luchó al lado del General Lázaro Cárdenas, en el Movimiento de Liberación Nacional, en los años “sesentas”.

El Maestro Alonso Aguilar Monteverde escribe sus memorias; han sido seis décadas de lucha política y social por el surgimiento de un México libre y justo, las que ha vivido desde su primera juventud.

Infatigable luchador social y político, maestro universitario distinguido, formador de numerosas generaciones de economistas, nunca ha perdido la brújula, ni claudicado de sus ideas revolucionarias.

El maestro Alonso Aguilar ha desarrollado también una obra editorial notable, siempre yendo a lo más profundo de los asuntos mexicanos e internacionales, pero también apoyando infatigablemente la lucha por la liberación económica y social del pueblo mexicano; tanto así que estuvo al lado del entonces ya ex Presidente Lázaro Cárdenas, en los años sesentas, en la fundación del Movimiento de Liberación Nacional, en octubre de 1963.

Desarrollando una actividad intelectual, política, educativa y cultural intensa e infatigable, por las páginas de las memorias del maestro Alonso Aguilar, que el denomina “Por un México libre y menos injusto”, aparecen los personajes más significativos de la vida de México en lo político y en lo cultural, lo mismo presidentes de la República, pintores, escultores, periodistas, activistas políticos, que llenaron entonces las páginas de los periódicos y de los libros editados en México; lo mismo Diego Rivera, que el General Cárdenas, que José Vasconcelos, Narciso Bassols, Víctor Manuel Villaseñor y José Iturriaga, Luis Echeverría, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos.

En lo internacional cita lo mismo a Fidel Castro, con quien tuvo varios encuentros, lo mismo que con el Che Guevara; y numerosos personajes extranjeros que por entonces desfilaron por nuestro país o que el mismo Alonso Aguilar tuvo oportunidad de encontrar en sus numerosos viajes al extranjero, lo mismo a China que a Francia y Alemania, a Estados Unidos y a Centro y Sudamérica.

Relata pasajes interesantísimos del mundo que le toco vivir en su juventud: la Segunda Guerra Mundial, con las repercusiones que tuvo en México, el marcatismo, y sus reflejos en México, los problemas económicos del país y las difíciles relaciones internacionales de México, las presiones norteamericanas sobre la nación, con motivo del surgimiento de la Revolución Cubana y el triunfo de Fidel Castro.

Alonso Aguilar Monteverde, un joven intelectual mexicano, maestro universitario y luchador social, que entrego su vida al servicio de las mejores causas del pueblo mexicano.

Con una mente prodigiosa y una actividad intensa, no hay persona ni grupo importante de entonces, con los que Alonso Aguilar Monteverde no haya tenido contacto.

Testigo y actor de un México en formación después de la Revolución Mexicana, relata hechos que fueron decisivos para la vida de nuestro país y que explica con toda claridad los tiempos que vivimos ahora.

Habiendo tenido relación el maestro Alonso Aguilar con los más grandes economistas y pensadores de su tiempo como la señora Joan Robinsón, de Inglaterra, Charles Bettelheim, de Francia y Oscar Lange, de Polonia, entre muchos otros, también se entrevistó entonces con el Primer Ministro de China Chou En Lai, quien era el operador político de Mao Tse-tung.

La relación del abogado y economista Alonso Aguilar Monteverde con el General Lázaro Cárdenas, ya en su carácter de ex Presidente de la República, fue muy intensa y activa en lo político; y la relación del mismo Alonso Aguilar con el maestro Narciso Bassols Batalla, también fue muy estrecha, amistosa y respetuosa; podría decirse que estos dos hombres fueron muy significativos en la vida intelectual, política y social del maestro Alonso Aguilar Monteverde.

Cualquiera que este interesado en saber que paso en México en las últimas seis décadas del Siglo XX, tendría muchas respuestas en este más reciente libro del maestro Alonso Aguilar Monteverde “Por un México libre y menos injusto”; un libro que es la continuación y la culminación de muchos otros como “El milagro Mexicano”, de los años sesentas, del que fue coautor con otros distinguidos economistas e intelectuales como fueron Fernando Carmona, Jorge Carrión y Guillermo Montaño, y también “México Riqueza y Miseria”, unos de los primeros grandes estudios que revelaron con bases científicas la verdadera situación de desigualdad y de atraso, de la Nación Mexicana.

También ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo Alonso Aguilar Monteverde a la lucha por la unidad económica, política y social de América Latina podría decirse que fue uno de los pioneros del Siglo XX en esta lucha que ahora ha tomado mayor sentido y necesidad de realización.

Alonso Aguilar, a sus 80 años de vida ha acumulado una experiencia única en el campo de las ideas sobre los asuntos económicos y sociales de nuestro país, así como en los temas políticos; su pensamiento es más claro que nunca y su orientación es la misma que ha mantenido desde su primera juventud; ahora contempla triunfos de las acciones que él realizó junto con muchos hombres y mujeres de su tiempo, y señala para las nuevas generaciones, las metas que ahora se deben alcanzar, para el bien de nuestro país.

EL PENSAMIENTO ECONOMICO Y SOCIAL DE ALONSO AGUILAR MONTEVERDE

Así se explica el propio Alonso Aguilar Monteverde, al iniciar sus memorias:

Introducción

Desde hace ya algunos años, y sobre todo desde que cumplí los setenta de edad, algunos compañeros de trabajo y amigos me sugirieron escribir acerca de ciertos aspectos de mi vida sobre los que, pensaban, podía ser interesante y útil recapitular; y otras personas me preguntaban si proyectaba yo escribir sobre algunas experiencias.

En general siempre respondí que mi vida había sido sencilla y probablemente no tenía algo especial que interesara a los demás. Un par de compañeros, en particular, comentaron, sin embargo que entendían y respetaban mi opinión; pero que sentían que si en vez de intentar una autobiografía me ocupaba de actividades de preferencia políticas, en las que, a veces con muchas otras personas hubiera participado, podría resultar un texto que ayudara a comprender lo que esos esfuerzos intentaron y lo que significaron como elementos de una realidad que desconocen sobre todo los jóvenes; y que así se trata de actividades modestas, a la vez eran parte de la vida de muchos mexicanos y por tanto de su historia y su cultura.

Reconsideré la cuestión, y después de reapreciar lo que se me proponía, sentí que acaso tenían razón ciertos compañeros, y el recordar algunos esfuerzos en los que participamos muchas personas, podría ser útil. Y aunque debo decir que no estoy plenamente convencido de ello, redacté estas páginas que ahora ofrezco al lector, y éste será quien decida si tienen o no algún interés.

Hace unos meses un compañero hizo referencia a tales cuestiones, se ofreció amablemente a colaborar si yo aceptaba escribir sobre esas experiencias, y me dijo que él podría hacerme numerosas preguntas, porque –y en esto coincidimos- si la recapitulación se hacía en preguntas y respuestas podría resultar más ágil y de fácil lectura.

Recogí su sugerencia, conversé con otros amigos, y éstos comentaron que la idea de escribir el libro les parecía interesante, y que incluso no dudaban de su utilidad; que también consideraban un acierto que el texto consistiera en preguntas y respuestas, y que en vez de que una sola persona planteara las preguntas, ellos sugerían que éstas procedieran de múltiples fuentes, esto es de amigos, de compañeros, de personas que me hubieran entrevistado, de dudas nuestras al realizar tales actividades e inclusive de lo que yo pudiera recordar; esto es, de lo que nosotros mismos nos preguntamos muchas veces.

Confieso que al empezar a escribir afloraron nuevas dudas y con frecuencia no tuve claridad acerca de lo que intentaba hacer. Por ejemplo, no obstante estar convencido de que el texto en proyecto no debería ocuparse de aspectos de mi vida personal desvinculados de la actividad política, a menudo recordé ciertos hechos o experiencias respecto a los cuales no tenía claro, en realidad, en dónde está la línea divisoria. A veces, también, tuve presentes aspectos de mi actividad profesional, que de uno u otro modo se relacionaban con actividades propiamente políticas, y de los que tampoco sabía qué debía recoger y qué no. Ello ocurría, en particular, en torno a mi trabajo de investigación a lo largo de muchos años en la universidad y otras instituciones. E inclusive al recordar a compañeros con quienes trabajé, frecuentemente me pregunté si debía o no mencionar lo que ellos pensaban sobre ciertas cuestiones.

A la postre consideré que lo más aconsejable sería sólo reparar, y ello brevemente y de paso, en aspectos de mi vida que habían incluido en mi manera de ser y de pensar, y por tanto en mis posiciones; que de mi actividad profesional y concretamente de mi trabajo de investigador en el campo de la economía y de las ciencias sociales solamente hiciera también una rápida mención, no obstante haber cristalizado ese esfuerzo en numerosos libros, artículos, conferencias y otras actividades, a lo que por cierto se hace referencia en una antología de la que se publicó un primer tomo (Temas de Economía Política 1), y de la que ya está editado el segundo 2.

En cuanto a compañeros con quienes trabajé de cerca no debía tampoco intentar recoger sus opiniones sobre los problemas a los que por mucho tiempo tuvimos que enfrentarnos, pues ello desbordaría el propósito de este libro, me obligaría a manejar una información de la que carezco, y me expondría a hacer referencias muy parciales e inadecuadas de lo que pensaban otras personas, únicas, en realidad, que podrían hacerlo.

Inclusive para mí fue a veces difícil recordar lo que yo mismo pensaba sobre ciertas cosas y sobre lo que, casi siempre en sólo unas cuantas líneas, debía recordar. Y lo que resultó más difícil fue reapreciar crítica y autocráticamente nuestro esfuerzo y saber qué hicimos medianamente bien y qué hicimos mal. A esto último traté de prestar especial atención, y espero que el lector quede convencido, como lo estoy, de que no fue poco lo que hicimos mal.

En el presente texto repito que mucho de lo poco que sé y que a lo largo de mi vida pude hacer, lo debo a lo que aprendí de otros. Al respecto hubiera deseado extenderme y recordar a muchas otras personas de las que en México y en otros países recogí valiosas enseñanzas, desde personas muy cercanas en mi propia familia, hasta trabajadores sencillos, hombres y mujeres que conocían bien sus problemas y que aun no sabiendo cómo resolverlos, casi siempre tenían algo interesante y útil que decir sobre ellos.

Pese a limitaciones, fallas y errores, y siendo conciente de que ni el nuestro ni otros esfuerzos lograron hasta ahora lo que pretendía, pienso a la vez que vistas las luchas populares en conjunto –si bien después de la desaparición de la Unión Soviética y de los demás países socialistas europeos muchos pensaron que en adelante no podría ya recorrerse el camino del socialismo, porque lo acontecido cancelaba esa posibilidad-, en los más recientes años se han multiplicado los movimientos sociales que se oponen al neoliberalismo, a los efectos más negativos de la globalización capitalista y en general a las posiciones más conservadoras, y que aun discrepando en ciertas cuestiones importantes, tratan de avanzar de nuevas maneras y reconocen la necesidad de trabajar en marcos amplios y de buscar la unidad en la diversidad, en la lucha misma.

Se repite a menudo que para enfrentarse con éxito a los más graves problemas es necesario contar con una estrategia alternativa. Mas por una parte a veces no queda claro qué es lo alternativo. Y a veces, también, en tanto algunos piensan que ya se dispone de esa estrategia, otros, a la inversa, no sólo consideran que carecemos de ella sino que no está a nuestro alcance construirla, porque nuestros países son atrasados y dependientes, y porque las grandes potencias a las que tendríamos que hacer frente son muy poderosas y lograrán hacer prevalecer sus intereses.

En mi opinión es cierto que requerimos de una nueva y verdadera estrategia, y cierto también que no la tenemos; pero por fortuna podemos forjarla y no partimos de cero.

Lo hecho en años recientes, con todo y ser desigual, es ya importante. Es decir, las protestas, planteos, demandas y justos reclamos, críticas y rechazo de las políticas en boga son avances que sería un error desdeñar. Y sin prejuicio de reexaminar una y otra vez lo que se hace y aun lo que hasta ahora no ha podido realizarse, lo que a mi juicio tiene especial significación es conocer lo que se hace en ciertos países por el pueblo, y que desafortunadamente no conocemos bien.

Desde luego nada de lo que acontece en algunos países es mecánicamente trasladable a otros; pero lo que se puede aprender de su experiencia, sobre todo si no se cae en el error de copiarla, es mucho. Pensando tan sólo en naciones hermanas de América Latina, es indudable que conocer la forma en que Cuba logró no sólo sobrevivir, sino afirmar su independencia y hacer frente con éxito a serios problemas después del largo e ilegal bloqueo de Estados Unidos, del empeño de ciertos intereses también norteamericanos de fortalecer a los enemigos de la revolución cubana en nombre de la democracia, y sobre todo, no obstante la desaparición de la Unión Soviética y de mecanismos como el Consejo de Apoyo Mutuo Económico (CAME).

Lo mismo podría decirse de la experiencia que vive hoy Venezuela, en donde en respuesta a los cambios que un movimiento bolivariano ha puesto en marcha, las poderosas fuerzas más conservadoras han intentado, hasta ahora sin éxito, derrocar al gobierno constitucional de Hugo Chávez. También ha sido importante lo hecho por el Frente Amplio de Montevideo, y desde luego el triunfo de Lula da Silva en Brasil y la forma en que lo logró; las primeras medidas del gobierno de Kirchner en Argentina y las justas demandas que los pueblos indios de México, Ecuador, Bolivia, Guatemala y otros países han planteado en defensa de sus culturas, su identidad y una vida digna.

Tan son importantes todas esas luchas, que apoyados en ellas han cobrado fuerza el Foro Social Mundial de Porto Alegre y la oposición a las políticas neoliberales, al Consenso de Washington, a las formas más negativas y perjudiciales de globalización, a la intervención de las grandes potencias en los asuntos internos de otros Estados, a la seudo democracia y a las guerras preventivas.

En resumen, en vez de caer en el error que con frecuencia cometen muchos intelectuales, de creer que son ellos quienes tienen las respuestas y la solución a los más graves problemas, entendamos que son los pueblos los que, en ejercicio de su soberanía, cuando se organizan y unen pueden contribuir a que las cosas cambien y sean mejores, sobre todo si son capaces de construir y poner en práctica una verdadera estrategia revolucionaria de desarrollo. Pero lo que esto supone, en primer lugar, es entender en qué consiste trazar una estrategia.

Con frecuencia se confunde una política de corto plazo con una verdadera estrategia, y por ello algunos piensan que unas cuantas medidas económicas del gobierno en turno, o lo que sugiere hacer tal o cual partido, son una estrategia. Desde luego ello no es así, una estrategia de desarrollo es un complejo proceso de alcance multidimensional, o sea económico, político, social y cultural, interno y a la vez de proyección internacional, y que debe establecer con precisión tanto las metas principales como los medios que proyectan utilizarse para alcanzarlas, bajo una determinada organización social y a partir de ella, en la fase de transición hacia una organización diferente.

Las luchas que recientemente libran nuestros pueblos en varios países hermanos, significan en mi opinión que se está avanzando en ese sentido, aunque todavía falta mucho por hacer. Y a pesar de lo que creen los escépticos y quienes piensan que dados nuestro atraso y debilidad es poco o nada lo que podemos hacer frente a países muy poderosos, confiamos en que las cosas cambiarán y que en el siglo que se inicia será posible lo que hasta ahora fue imposible.

Para terminar estas líneas iniciales, quisiera decir que al recapitular sobre algunas actividades políticas en las que me tocó participar, soy conciente de que buena parte de lo que hice fue posible gracias a la valiosa cooperación que siempre tuve de múltiples personas y, sobre todo, gracias a su esfuerzo. A algunas de ellas ya las mencioné en el texto, y si no extiendo la lista es porque, a lo largo de más de cincuenta años fueron tantas, que sería muy difícil recordar a todas. Al menos, sin embargo, dejaré constancia de que varios buenos amigos leyeron estas páginas antes de publicarse, me expresaron que las consideraban útiles y aun hicieron algunas sugerencias que les agradezco, y la licenciada Lorena Reyes batalló con la captura electrónica del material y puso en limpio, una y otra vez, los borradores que yo corregía. Así que puede decir que su ayuda fue cardinal.

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1. Temas de economía política. Antología de Alonso Aguilar Monteverde. Tomo I, compilada por josefina Morales, Isaac Palacios e Irma Portos. Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y Editorial Nuestro Tiempo, México, 1998.

2. Economía política del desarrollo. Antología de Alonso Aguilar Monteverde. Tomo II, compilada por Josefina Morales, Isaac Palacios e Irma Portos. Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y Casa Juan Pablos, México, 2005. "

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