Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

martes, mayo 20, 2008

Escuela de Salamanca

Destaca en esta cita el criterio de que la Escuela de Salamanca es antecedente histórico de la Escuela Austríaca. De manera que el marginalismo tiene raíces hispanas. Es uno de los descubrimientos históricos de Schumpeter, quien según se refiere, llegó a postular que la Escuela de Salamanca es el primer intento de estructurar el pensamiento económico de manera coherente.

Dice la referencia:

"El término Escuela de Salamanca se utiliza de manera genérica para designar el renacimiento del pensamiento en diversas áreas que llevó a cabo un importante grupo de profesores universitarios españoles y portugueses, pero especialmente los teólogos, a raíz de la labor intelectual y pedagógica iniciada por Francisco de Vitoria en Salamanca.

No cabe duda que el influjo de la Escuela se debió sentir en otras naciones, puesto que muchos de los componentes de la Escuela dieron clases en Universidades de fuera de España.

Se inscribe dentro del contexto más amplio del Siglo de Oro español, en el que no solamente hubo una eclosión de las artes, sino también de las ciencias, que se manifiesta especialmente en esta Escuela.

Además de que, por su evolución posterior, en España no interesaba seguir por los caminos marcados por los profesores de Salamanca, su reconocimiento internacional ha sido muy tardío, pues las naciones protestantes (las mayoría de las que han escrito la ciencia a partir del siglo XVIII) no debían sentirse cómodas reconociendo la modernidad de unos teólogos que fueron punteros en el Concilio de Trento.

Así, la aportación de los salmantinos al origen de la economía como ciencia (en la corriente de pensamiento económico español que se conoce con el nombre de arbitrismo) fue reivindicada muy recientemente por Joseph Alois Schumpeter.

Contexto histórico

Desde comienzos del siglo XVI las concepciones tradicionales del hombre y su relación con Dios y con el mundo se habían visto sacudidas por la aparición del humanismo, por la reforma protestante y por los nuevos descubrimientos geográficos y sus consecuencias.

El advenimiento de la Edad Moderna para el concepto del hombre en sociedad.

Estos nuevos problemas fueron abordados por la Escuela de Salamanca.

Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Martín de Azpilcueta (o Azpilicueta), Tomás de Mercado o Francisco Suárez, todos ellos iusnaturalistas y moralistas, son los fundadores de una escuela de teólogos y juristas que realizó la tarea de reconciliar la doctrina tomista con el nuevo orden social y económico.

Los temas de estudio se centraron principalmente en el hombre y sus problemas prácticos (morales, económicos, jurídicos...), pero no se trata ni mucho menos de un corpus único aceptado por todos, como lo prueba los desacuerdos o, incluso, las agrias polémicas entre ellos.

Por la amplitud de temas tratados se ha planteado la conveniencia de distinguir dos escuelas, la de los Salmanticenses y la de los Conimbricenses.

La primera comenzaría con Francisco de Vitoria (h. 1483-1546), y llega a su máximo esplendor con Domingo de Soto (1494-1560), todos ellos de la orden de los dominicos.

La escuela de los conimbricenses estaría formada por los jesuitas que, desde finales del siglo XVI tomaron el relevo intelectual de los dominicos. Entre los jesuitas encontramos nombres de la talla de Luis de Molina (1535-1600) y Francisco Suárez (1548-1617).

Teología

En el Renacimiento la teología estaba en decadencia frente al pujante humanismo, con la escolástica convertida en una metodología vacía y rutinaria. La universidad de Salamanca lideró, a partir de Francisco de Vitoria, un auge de la teología especialmente como renacimiento del tomismo, que influyó en la vida cultural en general y en otras universidades europeas.

El aporte fundamental de la Escuela de Salamanca a la teología quizá sea el estudio de problemas mucho más cercanos a los hombres, que antes habían sido ignorados, además del estudio de cuestiones hasta entonces inéditas. Por ello a veces se utilizaba el término teología positiva para destacar su carácter práctico frente a la teología escolástica.

Moral

En una época en la que la religión (catolicismo, calvinismo, islamismo...) impregnaba todo, analizar la moralidad de los actos era el estudio más práctico y útil que se podía hacer para servir a la sociedad. Por eso las aportaciones originales en derecho y economía de la Escuela de Salamanca no fueron en su origen otra cosa que análisis concretos de los desafíos y problemas morales ocasionados a la sociedad por las nuevas situaciones.

Una idea revolucionaria es que se puede hacer el mal aunque se conozca a Dios, y se puede hacer el bien aunque se le desconozca.

Es decir, la moral no depende de la divinidad.

Esto resultaba especialmente importante para el trato con los paganos, ya que el hecho de que no fuesen cristianos no presuponía que no fuesen buenos.

Con el paso de los años se fue obteniendo una casuística de respuestas ante dilemas morales. Pero como una casuítica nunca podía ser completa, también se buscó una regla o principio más general.

A partir de aquí comenzó a desarrollarse el probabilismo, donde el criterio último ya no era la verdad, sino la seguridad de no elegir mal. Desarrollado principalmente por Bartolomé de Medina y continuado por Gabriel Vázquez y Francisco Suárez, el probabilismo llegó a convertirse en la escuela moral más importante de los siglos siguientes.

Polémica De auxiliis

Esta polémica entre jesuitas y dominicos fue una disputa que se desató a finales del siglo XVI sobre la gracia y la predestinación, es decir, cómo se puede conciliar la libertad humana con la omnipotencia de Dios. En 1582 el jesuita Prudencio de Montemayor y el agustino fray Luis de León hablaron sobre la libertad humana en un acto público. Domingo Báñez consideró que le daban un excesivo peso y que emplearon unos términos que sonaban heréticos, por lo que les acusó ante el Santo Oficio de pelagianismo. Esta doctrina ensalzaba el libre albedrío humano en detrimento del pecado original y de la gracia otorgada por Dios. El resultado de esta escaramuza fue que Prudencio de Montemayor terminó apartado de la enseñanza y a Fray Luis se le prohibió defender tales ideas.

Báñez fue acusado ante el Santo Oficio por fray Luis de León de cometer el error de Lutero. Según esta doctrina, que está en la base del protestantismo, el hombre está corrompido como consecuencia del pecado original y no puede salvarse por sus propios méritos, sólo si Dios le concede la gracia. Báñez resultó exculpado.

Sin embargo esto no acabó con la polémica, que continuó Luis de Molina con su Concordia liberi arbitrii cum gratiae donis (1588), apoyándose en el jesuíta portugués Pedro de Fonseca. Ésta se consideró la mejor expresión de la posición de los jesuitas. La polémica continuó durante años e incluyó un intento de los dominicos para que el Papa Clemente VIII condenase la Concordia de De Molina. Finalmente Pablo V en 1607 reconoció la libertad de jesuitas y dominicos de defender sus ideas, prohibiendo que ninguna de ellas fuese calificada de herejía.

El último gran teólogo de la Escuela de Salamanca fue Pedro de Godoy.

Existencia del mal en el mundo

Vitoria proporcionó una imagen nueva de la divinidad para intentar explicar la presencia de mal en el mundo. La existencia de éste hacía difícil de creer que Dios pudiese ser infinitamente bueno e infinitamente poderoso a la vez.

Vitoria explicó esta paradoja apelando al libre albedrío humano. Puesto que la libertad es concedida por el mismo Dios a cada hombre, no es posible que el hombre actúe eligiendo siempre el bien. La consecuencia es que el hombre puede provocar voluntariamente el mal.

Derecho y justicia

La doctrina jurídica de la Escuela de Salamanca significó el fin de los conceptos medievales del derecho, con la primera gran reivindicación de la libertad, inusitada para la Europa de la época.

Los derechos naturales del hombre pasaron a ser, de una u otra forma, el centro de atención, tanto los relativos al cuerpo (derecho a la vida, a la propiedad) como al espíritu (derecho a la libertad de pensamiento, a la dignidad).

Derecho natural y derechos humanos

La Escuela de Salamanca reformuló el concepto de Derecho natural. Éste surge de la misma naturaleza, y todo aquello que exista según el orden natural comparte ese derecho. La conclusión obvia es que, puesto que todos los hombres comparten la misma naturaleza también comparten los mismos derechos como el de igualdad o de libertad. Frente a la concepción predominante en España y Europa de los indios de América como infantiles o incapaces, la gran novedad fue el reconocimiento de sus derechos, como el derecho a la propiedad de sus tierras o rechazar la conversión por la fuerza.

Puesto que el hombre no vive aislado sino en sociedad, la ley natural no se limita al individuo. Así, por ejemplo, la justicia es un ejemplo de ley natural que se realiza dentro de la sociedad. Para Gabriel Vázquez (1549-1604) actuar con justicia es un deber dictado por la ley natural.

Soberanía

La Escuela de Salamanca distinguió dos potestades, el ámbito natural o civil y el ámbito sobrenatural, que en la Edad Media no se diferenciaban.

Una consecuencia directa de la separación de potestades es que el rey o emperador no tiene jurisdicción sobre las almas, ni el Papa poder temporal. Incluso propusieron que el poder del gobernante tiene sus limitaciones. Así, según Luis de Molina una nación es análoga a una sociedad mercantil en la que los gobernantes serían los administradores, pero donde el poder reside en el conjunto de los administrados considerados individualmente, cuando la idea anterior era que el poder de la sociedad sobre el individuo es mayor que el de éste sobre sí mismo, ya que el poder del gobernante era una emanación del poder divino, cosa que los salmantinos rechazan.

Así por ejemplo, la corona inglesa mantenía la teoría del poder real por designio divino (el único receptor legítimo de la emanación de poder de Dios es el rey), de manera los súbditos sólo podían acatar sus órdenes para no contravenir dicho designio. Frente a esto, diversos integrantes de la Escuela sostuvieron que el pueblo es el receptor de la soberanía, el cual la transmite al príncipe gobernante según diversas condiciones. El más destacado en este sentido posiblemente fue Francisco Suárez, cuya obra Defensio Fidei Catholicae adversus Anglicanae sectae errores (1613) fue la mejor defensa de la época de la soberanía del pueblo. Los hombres nacen libres por su propia naturaleza y no siervos de otro hombre, y pueden desobedecer e incluso deponer a un gobernante injusto. Al igual que De Molina, afirma que el poder político no pertenece a ninguna persona en concreto, pero se diferencia de él por el matiz de que considera que el receptor es el pueblo como un todo, no como un conjunto de soberanos individuales.

Para Suárez el poder político de la sociedad es contractual en su origen porque la comunidad se forma por el consenso de voluntades libres. La consecuencia de esta teoría contractualista es que la forma de gobierno natural es la democracia, mientras que la oligarquía o la monarquía surgen como instituciones secundarias, que son justas si las ha elegido el pueblo.

Derecho de gentes y Derecho internacional

Francisco de Vitoria fue quizá el primero en desarrollar una teoría sobre el ius gentium (derecho de gentes) que sin lugar a dudas puede calificarse de moderna. Extrapoló sus ideas de un poder soberano legítimo sobre la sociedad al ámbito internacional, concluyendo que éste ámbito también debe regirse por unas normas justas y respetuosas con los derechos de todos. El bien común del orbe es de categoría superior al bien de cada estado. Esto significó que las relaciones entre estados debían pasar de estar justificadas por la fuerza a estar justificadas por el derecho y la justicia. Francisco de Vitoria se convirtió en el creador del derecho internacional.

El ius gentium se fue diversificando. Francisco Suárez, que ya trabajaba con categorías bien perfiladas, distinguía entre ius inter gentes e ius intra gentes. Mientras que el ius inter gentes, que correspondería al derecho internacional moderno, era común a la mayoría de países (por ser un derecho positivo, no natural, no tiene porqué ser obligatorio a todos los pueblos), el ius intra gentes o derecho civil es específico de cada nación.

Justas Guerras

Puesto que la guerra es uno de los peores males que puede sufrir el hombre, los integrantes de la Escuela razonaron que no se puede recurrir a ella bajo cualquier condición, sino sólo para evitar un mal mayor. Incluso es preferible un acuerdo regular, aunque se sea la parte poderosa, antes que comenzar una guerra. Ejemplos de guerra justa son:

En defensa propia, siempre que tenga posibilidades de éxito. Si de antemano está condenada al fracaso, dicha guerra sería un derramamiento inútil de sangre.

Guerra preventiva contra un tirano que está a punto de atacar.

Guerra de castigo contra un enemigo culpable.


Pero una guerra no sólo es lícita o ilícita por el motivo desencadenante, debe cumplir toda una serie de requisitos adicionales:

Es necesario que la respuesta sea proporcional al mal, si se utiliza más violencia de la estrictamente necesaria sería una guerra injusta.

El gobernante es el que debe declarar la guerra, pero su decisión no es causa suficiente para comenzarla. Si la población se opone es ilícita. Por supuesto, si el gobernante quiere emprender una guerra injusta, antes que eso es preferible deponerlo y juzgarlo.

Una vez la guerra ha comenzado no se puede hacer todo en ella, como atacar inocentes o matar rehenes, hay límites morales a la actuación.

Es obligatorio apurar todas las opciones de diálogo y negociaciones antes de emprender una guerra, sólo es lícita la guerra como último recurso.

Son injustas las guerras expansionistas, de pillaje, para convertir a infieles o paganos, por la gloria, etc.

Conquista de América

En esta época de comienzo del colonialismo de la época Moderna, España fue la única nación europea en la que un nutrido grupo de intelectuales se planteó la legitimidad de una conquista en lugar de intentar justificarla por motivos tradicionales. Fue la conocida como polémica de los justos títulos, uno de cuyos episodios fue la Junta de Valladolid (1550-1551), famoso debate entre Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas en el que participaron también varios discípulos de Vitoria, ya muerto: Domingo de Soto y Melchor Cano (ambos de la Universidad de Salamanca) y Bartolomé de Carranza (de la de Valladolid), todos ellos (al igual que Sepúlveda y las Casas) dominicos.

Francisco de Vitoria comenzó su análisis de la conquista desechando los títulos ilegítimos. Fue el primero que se atrevía a negar que la bulas de Alejandro VI (conocidas en conjunto como las Bulas de Donación) fuesen un título válido de dominio de las tierras descubiertas. Tampoco eran aceptables el primado universal del emperador, la autoridad del Papa (que carece de poder temporal ) ni un sometimiento o conversión obligatorios de los indios. No se les podía considerar pecadores o poco inteligentes, sino que eran libres por naturaleza y dueños legítimos de sus propiedades. Cuando los españoles llegaron a América no portaban ningún título legítimo para ocupar aquellas tierras que ya tenían dueño.

Vitoria también analizó si existían motivos que justificarían algún tipo de dominio sobre las tierras descubiertas. Encontró hasta ocho títulos legítimos de dominio. El primero que señala, quizá el fundamental, está relacionado con la comunicación entre los hombres, que constituyen en conjunto una sociedad universal. El ius peregrinandi et degendi es el derecho de todo ser humano a viajar y comerciar por todos los rincones de la tierra, independientemente de quién sea el gobernante o cuál sea la religión de cada territorio. Por ello si los indios no permitían el libre tránsito, los agredidos tenían derecho a defenderse, y a quedarse con los territorios que obtuvieran en esa guerra.

El segundo título hace referencia a otro derecho cuya obstaculización también era una causa de guerra justa. Los indios podían rechazar voluntariamente la conversión, pero no impedir el derecho de los españoles a predicar, en cuyo caso la situación sería análoga a la del primer título. Sin embargo Vitoria hace notar que aunque esto sea causa de guerra justa, no necesariamente es conveniente que así ocurra por las muertes que podría causar.

Los siguientes títulos, de mucha menor importancia, son:

Si los soberanos paganos fuerzan a los conversos a volver a la idolatría.

Si hay un número suficiente de cristianos conversos pueden recibir del Papa un gobernante cristiano.

Si hay tiranía o daño hecho a inocentes (sacrificios).

Por causa de socios y amigos atacados, como los tlaxcaltecas, aliados de los españoles pero sojuzgados, con otros muchos pueblos, por los aztecas.

El último título legítimo, aunque calificado por el propio Vitoria de dudoso, es la carencia de leyes justas, magistrados, técnicas agrícolas, etc. En todo caso, siempre sería con caridad cristiana y para utilidad de los indios.

Estos títulos legítimos e ilegítimos no agradaron al rey Carlos I ya que significaba que España no tenía un derecho especial, por lo que intentó sin éxito que los teólogos dejasen de expresar sus opiniones sobre estos temas.

Economía

El espaldarazo final a la denominación Escuela de Salamanca de economistas vino dado por Joseph Schumpeter en su Historia del análisis económico (1954), aunque muchos historiadores económicos ya emplearon el apelativo antes que él.

Schumpeter estudió la doctrina escolástica en general y la española en particular, y elogió el alto nivel de la ciencia económica en la España del siglo XVI. Según él esta escuela fue el grupo que más se merece el título de fundador de la ciencia económica.

La Escuela de Salamanca no llegó a elaborar una doctrina económica completa, pero estableció las primeras teorías económicas modernas para afrontar los nuevos problemas que habían surgido. Desgraciadamente, no hubo continuación desde finales del siglo XVII, y muchas de sus aportaciones acabaron olvidadas para ser redescubiertas décadas después.

Aunque no se ha encontrado una influencia directa, la Escuela de Salamanca se ha comparado muchas veces con la Escuela austríaca.

Antecedentes

En 1517 Francisco de Vitoria, por aquel entonces en la Sorbona, fue consultado por comerciantes españoles afincados en Amberes sobre la legitimidad moral de comerciar para incrementar la riqueza personal.

Desde un punto de vista actual se puede decir que era una consulta sobre el espíritu emprendedor. Desde entonces y durante años posteriores, Vitoria y otros teólogos prestaron atención a los asuntos económicos. Se alejaron de posiciones ya obsoletas e intentaron sustituirlas por nuevos principios extraídos de la ley natural.

El orden natural se basa en la libre circulación de personas, bienes e ideas, de manera que los hombres pueden conocerse entre sí e incrementar sus sentimientos de hermandad. Esto implicaba que los comerciantes no sólo no eran moralmente reprobables, sino que llevaban a cabo un servicio importante para el bienestar general.

Propiedad privada

Con el florecimiento de las órdenes mendicantes en el siglo XIII comenzó un movimiento que, cada vez con más fuerza, insistía en la pobreza y la hermandad de los hombres, deplorando la acumulación de riquezas en la Iglesia.

Las órdenes mendicantes consideraban la posesión de bienes y la propiedad privada como, al menos, moralmente objetables.

Frente a ellos los dominicos en general, y Tomás de Aquino en particular, defendían que la propiedad privada es, en sí, una institución humana moralmente neutra.

Los integrantes de la Escuela de Salamanca coincidieron en que la propiedad tiene el efecto beneficioso de estimular la actividad económica, y con ello el bienestar general.

Diego de Covarrubias (1512-1577) consideraba que los propietarios tenían no sólo derecho de propiedad sobre el bien sino que también, lo que es ya un rasgo moderno, tenían derecho exclusivo a los beneficios que pudieran derivarse del bien, aunque éstos pudiesen beneficiar a la comunidad. De todas maneras precisó que en momentos de gran necesidad todas las cosas son comunes.

Luis de Molina (1535-1601) la consideró una institución de efectos prácticos positivos ya que, por ejemplo, los bienes eran mejor cuidados por un dueño que si eran de propiedad comunal.

Dinero, valor y precio

Los desarrolladores más completos y metódicos de una teoría del valor fueron Martín de Azpilicueta (1493-1586) y Luis de Molina.

Interesado por el efecto de los metales preciosos que llegaban de América, Martín de Azpilcueta constató el hecho de que en los países en los que éstos eran escasos los precios de los bienes son inferiores a los países con abundancia de estos metales.

El metal precioso, como una mercancía más, tiene menos valor adquisitivo cuanto más abundante sea. Desarrolló así una teoría del valor-escasez precursora de la teoría cuantitativa del dinero, adelantándose en más de una década a Jean Bodin (1530-1596).

La teoría del valor predominante hasta aquel momento era una teoría medieval del coste de producción como precio justo. Diego de Covarrubias y Luis de Molina desarrollaron una teoría subjetiva del valor y del precio que consiste en que, puesto que la utilidad de un bien varía de persona a persona, su precio justo será el que se alcance de mutuo acuerdo en un comercio libre (sin monopolio, engaños o la intervención del gobierno).

Expresándolo en términos actuales, los integrantes de la escuela defendieron el libre mercado, donde el precio justo venía dado por la oferta y la demanda.

Interés

La usura (tal como se denominaba en aquella época a cualquier préstamo con interés) siempre había sido muy mal vista por la Iglesia.

El II Concilio de Letrán condenó que el pago de una deuda fuese mayor que el capital prestado; el Concilio de Viena (1307) prohibió explícitamente la usura y se calificó de herética cualquier legislación que la tolerase; los primeros escolásticos reprobaban el cobro de interés. En la economía medieval los préstamos eran consecuencia de la necesidad (mala cosecha, incendio en el taller) y, en dichas condiciones, no podía menos que ser moralmente reprobable el cobrar un interés por ello.

En el Renacimiento la mayor movilidad de las gentes propició un aumento del comercio y la aparición de condiciones apropiadas para que los emprendedores iniciasen negocios nuevos y lucrativos. Puesto que el préstamo ya no era para el autoconsumo sino para la producción, no podía contemplarse bajo el mismo prisma.

La Escuela de Salamanca encontraba diversas razones que justificaban el cobro de un interés.

Así, la persona que recibía el préstamo obtenía un beneficio a costa del dinero obtenido. Por otro lado el interés se podía considerar como una prima por el riesgo del prestatario a perder su dinero. También estaba la cuestión del lucro cesante, ya que el prestatario perdía la posibilidad de utilizar el dinero en otra cosa. Por último, y una de las aportaciones más originales, estaba la consideración del dinero como una mercancía por la cual se puede recibir un beneficio (que sería el interés).

Martín de Azpilcueta consideró también la influencia del tiempo. A igualdad de condiciones es preferible recibir una cantidad ahora a recibirla en el futuro. Para que ésta sea más atractiva es necesario que sea mayor. En este caso el interés supone el pago del tiempo. "

Escuela Histórica Alemana

Escribimos estas notas como hipótesis, guías para estudiar más a fondo el tema.

El gran debate metodológico entre la Escuela Austríaca y la Escuela Histórica, al final se ubica en el campo de las motivaciones. En una las motivaciones son subjetivas y en otra las motivaciones son supuestamente objetivas, en la primera parten de la psicología social en la segunda de la historia social; pero al final, ambas son siempre subjetivas y constituyen vertientes que reaccionan en teoría económica ante la lógica materialista histórica de la teoría de la plusvalía de Marx.

Los Austríacos, con Menger a la cabeza, centran su análisis en el comportamiento individual, transmitido a la empresa; una concepción utilitaria del mundo que se cuantifica. Son los más radicales si se puede usar el término en la defensa de que la utilidad es la esencia de la vida humana, y que solamente por su medio el ser humano percibe la escasez.

La Escuela Histórica busca razones diversas del comportamiento económico del ser humano. El humano no necesariamente tiene motivaciones utilitarias. Lo intrínseco de su ser proceso lo extrínseco de la historia de su sociedad y conjuga en su comportamiento lo histórico social.

La Escuela Histórica se centra, al igual que la Escuela Austríaca en la acción humana individualmente considerada pero con una "profunda" diferencia: la motivación puede ser NO UTILITARIA, el ser humano puede tener motivaciones diferentes a la ganancia en el caso de las empresas. Por eso la reacción radical, valga la expresión, de la Escuela Austríaca que no puede concebir la realidad humana fuera de la utilidad, de la ganancia.

Una definición de la Escuela Histórica:

http://www.eco-finanzas.com/diccionario/E/ESCUELA_HISTORICA_ALEMANA.htm

ESCUELA HISTÓRICA ALEMANA

Este concepto se usa en el contexto de la economía y las finanzas públicas.

Corriente de pensamiento que hizo énfasis en la relatividad histórica de los modos de organización económica de las diversas naciones oponiéndose, en consecuencia, a la idea de que existen leyes económicas de validez universal.

Esta escuela sostuvo, además, la necesidad de aplicar políticas económicas específicas para cada caso.

El principal exponente de esta corriente, Gustav Schmoeller, adoptó un punto de vista algo más flexible, pero insistió en la búsqueda de una ciencia económica que integrara en sus proposiciones todas las motivaciones humanas y no sólo aquellas referidas a la búsqueda de ganancias.

Al destacar la importancia del cambiante entorno en que se desarrolla cada economía, la Escuela Histórica contribuyó al desarrollo de la llamada economía institucional, dando mayor profundidad al pensamiento histórico y social pero inhibiéndose para realizar las generalizaciones teóricas que tan fructíferas resultaron para el desarrollo de la ciencia económica.

Por tal motivo su influencia posterior resultó bastante reducida, quedando confinada a aspectos laterales o escuelas de pensamiento poco influyentes en el destino posterior de la economía.

viernes, mayo 16, 2008

El Capital, Tomo III, Proceso Global Capitalista

Probablemente en este Tomo III, es donde mejor cabe el calificativo de que Marx era Ricardiano. A nosotros nos parece que puede aceptarse la designación en el sentido de la agudeza con que se priorizaron y estudiaron los plantemientos de Ricardo. Los avances, en lo que hemos podido observar, se centran en dos problemas:

1. Una explicación coherente, de la preocupación de Ricardo por la tendencia decreciente de la ganancia a partir de la elevación de la renta de la tierra y los salarios.

2. La aplicación de la teoría de la plusvalía y la reproducción del capital, a la renta diferencial de la tierra.

Estas son concentraciones del Tomo III, decisivas, para entender el funcionamiento de la economía de mercado, capitalista.

En:


LIBRO TERCERO
EL PROCESO GLOBAL DE LA PRODUCCION CAPITALISTA

SECCION PRIMERA

LA TRANSFORMACION DEL PLUSVALOR EN GANANCIA Y DE LA TASA DEL PLUSVALOR EN TASA DE GANANCIA








SECCION SEGUNDA LA TRANSFORMACION DE LA GANANCIA EN GANANCIA MEDIA






SECCION TERCERA LEY DE LA BAJA TENDENCIAL DE LA TASA DE GANANCIA




SECCION CUARTA

TRANSFORMACION DE CAPITAL MERCANTIL Y DE CAPITAL DINERARIO EN CAPITAL DEDICADO AL TRAFICO DE MERCANCIAS Y EN CAPITAL DEDICADO AL TRAFICO DE DINERO (CAPITAL COMERCIAL)






SECCION SEXTA TRANSFORMACION DE LA PLUSGANANCIA EN RENTA DE LA TIERRA












SECCION SÉPTIMA LOS RÉDITOS Y SUS FUENTES






El Capital, Tomo II, Reproducción y Circulación

Este tomo de la obra de Marx fué editado por Engels. Destaca la coherencia del pensamiento, pues el valor del producto estudiado detalladamente (y sobreabundantemente podríamos decir, por la gran cantidad de información procesada) es desarrollado desde la dimensión de la circulación, se ha desplazado el análisis desde la dimensión de la producción. A veces, como se dice, en un planteamiento tan denso y minucioso, se debe tener cuidado de que el árbol no nos deje ver el bosque; estimamos que el bosque se encuentra al final en la sección tercera que trata de la "circulación y reproducción del capital social global". Ahí se armoniza y desarmoniza, por las leyes del capitalismo, el valor del producto (c+v+p) en los sectores de medios de producción y medios de consumo (I y II) en procesos de reproducción simple y ampliado. Referimos el texto para su lectura.

En:

http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital2/

LIBRO SEGUNDO
EL PROCESO DE CIRCULACION DEL CAPITAL

SECCION PRIMERA

LAS METAMORFOSIS DEL CAPITAL Y EL CICLO DE LAS MISMAS

4. 1 EL CICLO DEL CAPITAL DINERARIO

4. 2 EL CICLO DEL CAPITAL PRODUCTIVO

4. 3 EL CICLO DEL CAPITAL MERCANTIL

4. 4 LAS TRES FIGURAS DEL PROCESO CICLICO

4. 5 EL TIEMPO DE CIRCULACION

4. 6 LOS COSTOS DE CIRCULACION

SECCION SEGUNDA
LA ROTACION DEL CAPITAL

4. 7 TIEMPO DE ROTACION Y NUMERO DE ROTACIONES

4. 8 CAPITAL FIJO Y CAPITAL CIRCULANTE

4. 9 LA ROTACION GLOBAL DEL CAPITAL ADELANTADO. CICLOS DE ROTACION

4. 10 TEORIAS SOBRE EL CAPITAL FIJO Y EL CIRCULANTE. LOS FISIOCRATAS Y ADAM SMITH

4. 11 TEORIAS SOBRE EL CAPITAL FIJO Y CIRCULANTE. RICARDO

4. 12 EL PERIODO DE TRABAJO

4. 13 EL TIEMPO DE PRODUCCION

4. 14 EL TIEMPO DE CIRCULACION

4. 15 EFECTO DEL TIEMPO DE ROTACION SOBRE LA MAGNITUD DEL ADELANTO DE CAPITAL

4. 16 LA ROTACION DEL CAPITAL VARIABLE

4. 17 LA CIRCULACION DEL PLUSVALOR

SECCION TERCERA
LA REPRODUCCION Y CIRCULACION DEL CAPITAL SOCIAL GLOBAL

5. 18 INTRODUCCION

5. 19 EXPOSICIONES ANTERIORES ACERCA DEL MISMO OBJETO

5. 20 REPRODUCCION SIMPLE

5. 21 ACUMULACION Y REPRODUCCION AMPLIADA

martes, mayo 06, 2008

Teorías del Comercio Internacional

En estos recursos de encuentran expuestos los principios teóricos de la teoría de las ventajas comparativas de Ricardo.

En:

http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/23583955432369418854679/011392_3.pdf

Presentación sobre Comercio Internacional:

http://www.uned.ac.cr/videoconferencia/documents/287,1,VIDEOCONFERENCIA DE COMERCIO INTERNACIONAL

lunes, mayo 05, 2008

Puntos comparados en Smith, Ricardo y Marx


En lo siguiente pasaré a explicar los criterios de distribución de renta, capital y trabajo para: Smith, Ricardo y Marx.

Para Smith la renta es la paga al terrateniente por el uso su tierra, la renta es absoluta (se mantiene constante), es un factor inamovible establecido como un precio de monopolio (sólo lo determinan los terratenientes), por ser de esta característica, no es determinante dentro del precio como sí lo son el salario y el beneficio -ya que el precio es la sumatoria de renta(R), beneficio(B) y salario(L).

En cambio, la renta para Ricardo no es fija, es diferencial, es decir, se establece por la diferencia de rendimiento de las tierras; por lo cual la tierra de mayor provecho posee una renta superior a una de menor (para él la renta se establece con la aparición de las tierras de aprovechamiento menor, ya que si las tierras se hallasen de forma ilimitada y dieran un mismo fruto, entonces no habría renta).

Ricardo formula el concepto de “rendimiento decreciente” y analiza su implicancia económica, las primeras tierras que se utilizan son las más fértiles, por lo tanto a medida que se agregan el rendimiento por hectárea es cada vez menor, es decir que hay un rendimiento decreciente de la tierra con respecto a la cantidad de productos obtenidos por hectárea.

Ricardo analiza el problema de la época en donde la necesidad de explotar nuevas tierras (por una mayor demanda de alimento de los obreros) acrecentó la renta, ésta a su vez produjo un aumento en el precio, que impacta sobre los salarios mínimos de subsistencia del trabajador, lo cual deviene en un aumento de salarios y una reducción en el beneficio (porque plantea al valor de un producto como: V = B+L+R+v, v es la materia prima, la cual tiene su respectivo v = L+B+R), que provocaría a largo plazo el estancamiento de la economía.

A raíz de esto Ricardo hace un cuestionamiento de la renta (dice que es injusta), propone la expropiación de las tierras a los terratenientes para dárselas a los empresarios para que inviertan en el país; pero luego esto se resolvió con la apertura al comercio internacional.

Para Marx tampoco es fija, es también injusta; cuestiona el derecho de propiedad de la tierra, la renta surge porque alguien es dueño de una tierra y decide cobrar por el uso de la misma. Para él el valor está definido por Capital Constante ( capital invertido en la maquinaria, dentro del cual se podría ubicar la renta ) + Capital Variable (capital empleado para el pago del salario) y Plusvalía (el valor de las horas de trabajo no retribuido al obrero).

Con respecto al trabajo en Smith, el mismo tiene un precio nominal y uno real (siempre medidos en la esfera del mercado), el precio real consiste en la subsistencia del trabajador, y es mediante éste que se puede decir si está mal o bien remunerado; y el precio nominal corresponde al dinero pagado por el mismo, es decir, el salario.

Como hemos visto, siempre se busca el mínimo de éste para obtener así el máximo del beneficio para el empresario, que constituye la clase más importante y útil de la sociedad; lo que deviene en el crecimiento de la economía.

Para Ricardo (en un principio) el valor del producto deviene de la cantidad de horas de trabajo necesario para producirlo, ubica al valor del mismo dentro de la esfera de producción, y además dice que el valor depende de la cantidad de trabajo relativa que se necesita para producirla y no de su mayor o menor compensación de la paga del mismo, el salario no es equivalente al valor producido por el trabajo.

Coincide con Smith en lo referente a la relación salario-beneficio. No toma al trabajo como un valor invariable (como lo hacía Smith, quien decía que la única manera de definir el valor de un objeto era mediante su trabajo en cualquier tiempo y lugar), sino que dice que la mano de obra tiene un precio natural, es el necesario para su supervivencia y la perpetuación de su raza; y un precio de mercado, determinado por las variables del mismo.

Marx también dice que el valor del producto está generado por las horas de trabajo necesarias para producirlo, plantea que el trabajador genera un valor, una parte de éste le es retribuido a través del salario y otra, que no le es retribuida, es la generadora de la plusvalía. Esta explotación es la explotación del trabajo del obrero.

Según Smith el capital es generador de más capital, es decir, el capitalista invierte un capital en la producción: le paga el salario al obrero, paga la renta; y esta inversión de capital genera más capital en el mercado ya que cuando vende el producto obtiene de él un mayor capital, el beneficio, que surge del mercado.

Para Ricardo hay dos tipos de capital, uno circulante (de carácter perecedero y de reproducción frecuente), y otro fijo (de consumo lento).

Por lo cual dos actividades pueden emplear la misma cantidad de capital, pero éste estar distribuido de forma diferente, por lo cual un aumento de los salarios (parte del capital circulante) no afectaría de igual forma a las mercancías. Ubica al capital dentro de la producción.

Marx también lo hace, como capital constante y variable, el primero es la parte del capital que ha sido transformado en maquinaria, edificios, etc.; mientras que el segundo es la parte de que capital que se emplea en producir la fuerza de trabajo, es del cual se obtiene la plusvalía.

Dice que el capital en sí mismo no genera más capital, sino que éste es generado mediante el no pago del total del valor que produce el trabajo del obrero; pero que esta ganancia (o incremento del capital) sólo se percibe luego de su venta en el mercado.

Definición de tasa de ganancia y su tendencia según Marx: la tasa de ganancia es la relación entre la plusvalía y el capital total (P/C.C+C.V), es decir, la plusvalía que obtendría con respecto al capital total empleado. Esta ganancia se obtiene una vez que el producto está en el mercado.

La tendencia de la misma es decreciente, esto tiene dos causas:

* que la producción a largo plazo tiende a caer (el valor general producido a largo plazo), lo que genera una disminución de la plusvalía, y por lo tanto una caída de la tasa de ganancia.

* Otra causa es que el capitalista aumenta el C.C a expensas del C.V., ya que compra la maquinaria necesaria para disminuir el tiempo de trabajo del obrero y poder competir así en el mercado; pero sólo del C.V. es que obtiene la plusvalía. Esto produce una caída de la tasa de ganancia. Esta formulación es errónea porque el C.V. no puede ser nunca cero, alcanza un determinado momento en que permanece constante.

El concepto de valor para Smith: hay dos tipos diferentes de valor, el valor de uso, que representa la utilidad de un objeto; y un valor de cambio, que representa por lo que se puede cambiar ese objeto.

La medida real del valor de cambio (el precio real) es el esfuerzo que cuesta adquirir ese bien. La cantidad de dinero que se da por ese bien constituye el precio nominal. A su vez los productos tienen un precio natural, cuando este refleja la tasa media entre salario, beneficio y renta (los tres componentes del precio); y un precio de mercado que puede ser mayor o menor al precio natural, y está determinado por el comportamiento del mismo. Por lo general los objetos que tienen un gran valor de cambio, tienen poco valor de uso; y viceversa. Es lo que sucede con el agua, que tiene un gran valor de uso y no tiene valor de cambio.

sábado, mayo 03, 2008

La paradoja de Jevons

La paradoja de Jevons, denominada así por su descubridor, William Stanley Jevons, afirma que a medida que el perfeccionamiento tecnológico aumenta la eficiencia con la que se usa un recurso, lo más probable es que aumente el consumo de dicho recurso, antes que disminuya.

Concretamente, la paradoja de Jevons implica que la introducción de tecnologías con mayor eficiencia energética pueden, a la postre, aumentar el consumo total de energía.

En su obra de 1865 titulada "The Coal Question" (la cuestión del carbón) Jevons observó que el consumo del carbón se elevó en Inglaterra después de que James Watt introdujera su máquina de vapor alimentada con carbón, que mejoraba en gran manera la eficiencia del primer diseño de Thomas Newcomen.

Las innovaciones de Watt convirtieron el carbón en un recurso con mayor eficiencia en relación con el coste, haciendo que se incrementara el uso de su máquina de vapor en una amplia gama de industrias. Ello, a su vez, hizo que aumentara el consumo total de carbón, aunque la cantidad de carbón necesaria para cada aplicación concreta cayera.

La observación de Jevons no es una paradoja lógica, pero sigue siendo considerada como una paradoja pues se opone a la intuición común de que la mejora de la eficiencia permite a la gente usar menos cantidad de un recurso.

Traducción extraída de: Crisis Energética

La paradoja de Jevons formalmente dice: aumentar la eficiencia disminuye el consumo instantáneo pero incrementa el uso del modelo lo que provoca un incremento del consumo global.

Esa expresión envuelve contradicción, por ello se puede decir que es una paradoja; pues según el diccionario de la RAE: en retorica se dice que algo es una paradoja cuando se emplean expresiones o frases que envuelven contradicción.

Matematicamente la paradoja de Jevons se expresa de la siguiente forma:

si Ef > Ei entonces Cf <>> Ni donde C es el consumo instantáneo, E es la eficiencia en el consumo, N es el número de consumidores, i es el estado inicial, f es el estado final


Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_Jevons"

viernes, abril 18, 2008

Teoría Matemática de la Riqueza Social

Texto completo en línea y en francés de León Walras:

Teoría Matemática de la Riqueza Social en:

http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k57413

jueves, abril 17, 2008

De la División del Trabajo


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Las negrillas, citas en bloque y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Adam Smith

LIBRO PRIMERO

De las causas del progreso en las facultades productivas del trabajo, y del modo como un producto se distribuye naturalmente entre las diferentes clases del pueblo

CAPÍTULO I

DE LA DIVISIÓN DEL TRABAJO

El progreso más importante en las facultades productivas del trabajo, y gran parte de la aptitud, destreza y sensatez con que éste se aplica o dirige, por doquier, parecen ser consecuencia de la división del trabajo.

Los efectos de la división del trabajo en los negocios generales de la sociedad se entenderán más fácilmente considerando la manera como opera en algunas de las manufacturas.

Generalmente se cree que tal división es mucho mayor en ciertas actividades económicas de poca importancia, no porque efectivamente esa división se extreme más que en otras actividades de importancia mayor, sino porque en aquellas manufacturas que se destinan a ofrecer satisfactores para las pequeñas necesidades de un reducido número de personas, el número de operarios ha de ser pequeño, y los empleados en los diversos pasos o etapas de la producción se pueden reunir generalmente en el mismo taller y a la vista del espectador.

Por el contrario, en aquellas manufacturas destinadas a satisfacer los pedidos de un gran número de personas, cada uno de los diferentes ramos de la obra emplea un número tan considerable de obreros, que es imposible juntados en el mismo taller.

Difícilmente podemos abarcar de una vez, con la mirada, sino los obreros empleados en un ramo de la producción. Aun cuando
en las grandes manufacturas la tarea se puede dividir realmente en un número de operaciones mucho mayor que en otras manufacturas más pequeñas, la división del trabajo no es tan obvia
y, por consiguiente, ha sido menos observada.

Tomemos como ejemplo una manufactura de poca importancia, pero a cuya división del trabajo se ha hecho muchas veces referencia: la de fabricar alfileres.

Un obrero que no haya sido adiestrado en esa clase de tarea (convertida por virtud de la división del trabajo en un oficio nuevo) y que no esté acostumbrado a manejar la maquinaria que en él se utiliza (cuya invención ha derivado, probablemente, de la división del trabajo), por más que trabaje, apenas podría hacer un alfiler al día, y desde luego no podría confeccionar más de veinte.

Pero dada la manera como se practica hoy día la fabricación de alfileres, no sólo la fabricación misma constituye un oficio aparte, sino que está dividida en varios ramos, la mayor parte de los cuales también constituyen otros tantos oficios distintos.

Un obrero estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta, un quinto obrero está ocupado en limar el extremo donde se va a colocar la cabeza: a su vez la confección de la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla es un trabajo especial, esmaltar los alfileres, otro, y todavía es un oficio distinto colocarlos en el papel. En fin, el importante trabajo de hacer un alfiler queda dividido de esta manera en unas dieciocho operaciones distintas, las cuales son desempeñadas en algunas fábricas por otros tantos obreros diferentes, aunque en otras un solo hombre desempeñe a veces dos o tres operaciones. He visto una pequeña fábrica de esta especie que no empleaba más que diez obreros, donde, por consiguiente, algunos de ellos tenían a su cargo dos o tres operaciones. Pero a pesar de que eran pobres y, -por lo tanto, no estaban bien provistos de la maquinaria debida, podían, cuando se esforzaban, hacer entre todos, diariamente, unas doce libras de alfileres. En cada libra había más de cuatro mil alfileres de tamaño mediano. Por consiguiente, estas diez personas podían hacer cada día, en conjunto, más de cuarenta y ocho mil alfileres, cuya cantidad, dividida entre diez, correspondería a cuatro mil ochocientas por persona.

En cambio
si cada uno hubiera trabajado separada e independientemente, y ninguno hubiera sido adiestrado en esa clase de tarea, es seguro que no hubiera podido hacer veinte, o, tal vez, ni un solo alfiler al día; es decir, seguramente no hubiera podido hacer la doscientas cuarentava parte, tal vez ni la cuatro-mil-ochocientos-ava parte de lo que son capaces de confeccionar en la actualidad gracias a la división y combinación
de las diferentes operaciones en forma conveniente.

En todas las demás manufacturas y artes los efectos de la división del trabajo son muy semejantes a los de este oficio poco complicado, aun cuando en muchas de ellas el trabajo no puede ser objeto de semejante subdivisión ni reducirse a una tal simplicidad de operación.

Sin embargo, la división del trabajo, en cuanto puede ser aplicada, ocasiona en todo arte un aumento proporcional en las facultades productivas del trabajo.

Es de suponer que la diversificación de numerosos empleos y actividades económicas en consecuencia de esa, ventaja.
Esa separación se produce generalmente con más amplitud en aquellos países que han alcanzado un nivel más alto de laboriosidad y progreso,
pues generalmente es obra de muchos, en una sociedad culta, lo que hace uno solo, en estado de atraso
.

En todo país adelantado, el labrador no es más que labriego y el artesano no es sino menestral. Asimismo, el trabajo necesario para producir un producto acabado se reparte, por regla general, entre muchas manos. ¿Cuántos y cuán diferentes oficios no se advierten en cada ramo de las manufacturas de lino y lana, desde los que cultivan aquella planta o cuidan el vellón hasta los bataneros y blanqueadores, aprestadores y tintoreros?
La agricultura, por su propia naturaleza, no admite tantas subdivisiones del trabajo, ni hay división tan completa de sus operaciones como en las manufacturas.
Es imposible separar tan completamente la ocupación del ganadero y del labrador, como se separan los oficios del carpintero y del herrero. El hilandero generalmente es una persona distinta del tejedor; pero la persona que ara, siembra, cava y recolecta el grano suele ser la misma. Como la oportunidad de practicar esas distintas clases de trabajo va produciéndose con el transcurso de las estaciones del año es imposible que un hombre esté dedicado constantemente. a una sola tarea.
Esta imposibilidad de hacer una separación tan completa de los diferentes ramos de labor en la agricultura es quizá la razón de por qué el progreso de las aptitudes productivas del trabajo en dicha ocupación no siempre corre parejas con los adelantos registrados en las manufacturas.

Es verdad que las naciones más opulentas superan por lo común a sus vecinas en la agricultura y en las manufacturas, pero generalmente las aventajan más en éstas que en aquélla.

Sus tierras están casi siempre mejor cultivadas,
y como se invierte en ellas más capital y trabajo, producen más,
en proporción a la extensión y fertilidad natural del suelo.

Ahora bien, esta superioridad del producto raras veces. excede considerablemente en proporción al mayor trabajo empleado y a los gastos más cuantiosos en que ha incurrido.

En la agricultura, el trabajo del país rico no siempre es mucho más productivo que el del pobre o, por lo menos, no es tan fecundo como suele serlo en las manufacturas.
El grano del país rico, aunque la calidad sea la misma, no siempre es tan barato en el mercado como el de un país pobre.
El trigo de Polonia, en las mismas condiciones de calidad, es tan barato como el de Francia, a pesar de la opulencia y adelantos de esta última nación. El trigo de Francia, en las provincias trigueras, es tan bueno y tiene casi el mismo precio que el de Inglaterra, la mayor parte de los años, aunque en progreso y riqueza aquel país sea inferior a éste. Sin embargo, las tierras de pan llevar de Inglaterra están mejor cultivadas que las de Francia, y las de esta nación, según se afirma, lo están mejor que las de Polonia.

Aunque un país pobre, no obstante la inferioridad de sus cultivos, puede competir en cierto modo con el rico en la calidad y precio de sus granos, nunca podrá aspirar a semejante competencia en las manufacturas, si éstas corresponden a las circunstancias del suelo, del clima y de la situación de un país próspero.

Las sedas de Francia son mejores y más baratas que las de Inglaterra, porque la manufactura de la seda, debido a los altos derechos que se pagan actualmente en la importación de la seda en rama, no se adapta tan bien a las condiciones climáticas de Inglaterra como a las de Francia. Pero la quincallería y las telas de lana corrientes de Inglaterra son superiores, sin comparación, a las de Francia, y mucho más baratas en la misma calidad. Según informaciones, en Polonia escasea la mayor parte de las manufacturas, con excepción de las más rudimentarias de utensilios domésticos, sin las cuales ningún país puede existir de una manera conveniente.
Este aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo número de personas puede confeccionar, como consecuencia de la división del trabajo, procede de tres circunstancias distintas:

primera, de la mayor destreza de cada obrero en particular;

segunda, del ahorro de tiempo que comúnmente se pierde al pasar de una ocupación a otra, y por último,

de la invención de un gran número de máquinas, que facilitan y abrevian el trabajo, capacitando a un hombre para hacer la labor de muchos.
En primer lugar, el progreso en la destreza del obrero incrementa la cantidad de trabajo que puede efectuar, y la división del trabajo, al reducir la tarea del hombre a una operación sencilla, y hacer de ésta la única ocupación de su vida, aumenta considerablemente la pericia del operario.

Un herrero corriente, que nunca haya hecho clavos, por diestro que sea en el manejo del martillo, apenas hará al día doscientos o trescientos clavos, y aun éstos no de buena calidad. Otro que esté acostumbrado a hacerlos, pero cuya única o principal ocupación, no sea ésa, rara vez podrá llegar a fabricar al día ochocientos o mil, por mucho empeño que ponga en la tarea. Yo he observado varios muchachos, menores de veinte años, que por no haberse ejercitado en otro menester que el de hacer clavos, podían hacer cada uno, diariamente, más de dos mil trescientos, cuando se ponían a la obra. Hacer un clavo no es indudablemente una de las tareas más sencillas. Una misma persona tira del fuelle, aviva o modera el soplo, según convenga, caldea el hierro y forja las diferentes partes del clavo, teniendo que cambiar el instrumento para formar la cabeza. Las diferentes operaciones en que se subdivide el trabajo de hacer un alfiler o un botón de metal son, todas ellas, mucho más sencillas y, por lo tanto, es mucho mayor la destreza de la persona que no ha tenido otra ocupación en su vida. La velocidad con que se ejecutan algunas de estas operaciones en las manufacturas excede a cuanto pudieran suponer quienes nunca lo han visto, respecto a la agilidad de que es susceptible la mano del hombre.

En segundo lugar, la ventaja obtenida al ahorrar el tiempo que por lo regular se pierde, al pasar de una clase de operación a otra, es mucho mayor de lo que a primera vista pudiera imaginarse.

Es imposible pasar con mucha rapidez de una labor a otra, cuando la segunda se hace en sitio distinto y con instrumentos completamente diferentes. Un tejedor rural, que al mismo tiempo cultiva una pequeña granja, no podrá por menos de perder mucho tiempo al pasar del telar al campo y del campo al telar. Cuando las dos labores se pueden efectuar en el mismo lugar, se perderá indiscutiblemente menos tiempo; pero la pérdida, aun en este caso, es considerable.

No hay hombre que no haga una pausa, por pequeña que sea, al pasar la mano de una ocupación a otra.

Cuando comienza la nueva tarea rara vez está alerta y pone interés; la mente no está en lo que hace y durante algún tiempo más bien se distrae que aplica su esfuerzo de una manera diligente. El hábito de remolonear y de proceder con indolencia que, naturalmente, adquiere todo obrero del campo, las más de las veces por necesidad -ya que se ve obligado a mudar de labor y de herramientas cada media hora, y a emplear las manos de veinte maneras distintas al cabo del día-, lo convierte, por lo regular, en lento e indolente, incapaz de una dedicación intensa aun en las ocasiones más urgentes. Con independencia, por lo tanto, de su falta de destreza, esta causa, por sí sola, basta a reducir considerablemente la cantidad de obra que seda capaz de producir.

En tercer lugar, y por último, todos comprenderán cuánto se facilita y abrevia el trabajo si se emplea maquinaria apropiada.

Sobran los ejemplos, y así nos limitaremos a decir que la invención de las máquinas que facilitan y abrevian la tarea, parece tener su origen en la propia división del trabajo.
El hombre adquiere una mayor aptitud para descubrir los métodos más idóneos y expeditos, a fin de alcanzar un propósito, cuando tiene puesta toda su atención en un objeto, que no cuando se distrae en una gran variedad de cosas.
Debido a la división del trabajo toda su atención se concentra naturalmente en un solo y simple objeto.
Naturalmente puede esperarse que uno u otro de cuantos se emplean en cada una de las ramas del trabajo encuentre pronto el método más fácil y rápido de ejecutar su tarea, si la naturaleza de la obra lo permite. Una gran parte de las máquinas empleadas en esas manufacturas, en las cuales se halla muy subdividido el trabajo, fueron al principio invento de artesanos comunes, pues hallándose ocupado cada uno de ellos en una operación sencilla, toda su imaginación se concentraba en la búsqueda de métodos rápidos y fáciles para ejecutarla. Quien haya visitado con frecuencia tales manufacturas habrá visto muchas máquinas interesantes inventadas por los mismos obreros, con el fin de facilitar y abreviar la parte que les corresponde de la obra. En las primeras máquinas de vapor había un muchacho ocupado, de una manera constante, en abrir y cerrar alternativamente la comunicación entre la caldera y el cilindro, a medida que subía o bajaba el pistón.
Uno de esos muchachos, deseoso de jugar con sus camaradas, observó que atando una cuerda en la manivela de la válvula, que abría esa comunicación con la otra parte de la máquina, aquélla podía abrirse y cerrarse automáticamente, dejándole en libertad de divertirse con sus compañeros de juegos. Así, uno de los mayores adelantos que ha experimentado ese tipo de máquinas desde que se inventó, se debe a un muchacho ansioso de economizar su esfuerzo.

Esto no quiere decir, sin embargo, que todos los adelantos en la maquinaria hayan sido inventados por quienes tuvieron la oportunidad de usarlas. Muchos de esos progresos se deben al
ingenio de los fabricantes, que han convertido en un negocio particular la producción de máquinas,
y algunos otros proceden de los llamados filósofos u hombres de especulación,
cuya actividad no consiste en hacer cosa alguna sino en observarlas todas y, por esta razón, son a veces capaces de combinar o coordinar las propiedades de los objetos más dispares.
Con el progreso de la sociedad, la Filosofía y la especulación se convierten, como cualquier otro ministerio, en el afán y la profesión de ciertos grupos de ciudadanos. Como cualquier otro empleo, también ése se subdivide en un gran número de ramos diferentes, cada uno de los cuales ofrece cierta ocupación especial a cada grupo o categoría de filósofos. Tal subdivisión de empleos en la Filosofía, al igual de lo que ocurre en otras profesiones, imparte destreza y ahorra mucho tiempo. Cada uno de los individuos se hace más experto en su ramo, se produce más en total y la cantidad de ciencia se acrecienta considerablemente.
La gran multiplicación de producciones en todas las artes, originadas en la división del trabajo, da lugar, en una sociedad bien gobernada, a esa opulencia universal que se derrama hasta las clases inferiores del pueblo.
Todo obrero dispone de una cantidad mayor de su propia obra, en exceso de sus necesidades, y como cualesquiera otro artesano, se halla en la misma situación, se encuentra en condiciones de cambiar una gran cantidad de sus propios bienes por una gran cantidad de los creados por otros; o lo que es lo mismo, por el precio de una gran cantidad de los suyos. El uno provee al otro de lo que necesita, y recíprocamente, con lo cual se difunde una general abundancia en todos los rangos de la sociedad.

Si observamos las comodidades de que disfruta cualquier artesano o jornalero, en un país civilizado y laborioso, veremos cómo excede a todo cálculo el número de personas que concurren a procurarle aquellas satisfacciones, aunque cada uno de ellos sólo contribuya con una pequeña parte de su actividad. Por basta que sea, la chamarra de lana, pongamos por caso, que lleva el jornalero, es producto de la labor conjunta de muchísimos operarios. El pastor, el que clasifica la lana, el cardador, el amanuense, el tintorero, el hilandero, el tejedor, el batanero, el sastre, y otros muchos, tuvieron que conjugar sus diferentes oficios para completar una producción tan vulgar. Además de esto ¡cuántos tratantes y arrieros no hubo que emplear para transportar los materiales de unos a otros de estos mismos artesanos, que a veces viven en regiones apartadas del país! ¡Cuánto comercio y navegación, constructores de barcos, marineros, fabricantes de velas y jarcias no hubo que utilizar para conseguir los colorantes usados por el tintorero y que, a menudo, proceden de los lugares más remotos del mundo! ¡Y qué variedad de trabajo se necesita para producir las herramientas del más modesto de estos operarios! Pasando por alto maquinarias tan complicadas como el barco del marinero, el martinete del forjador y el telar del tejedor, consideraremos solamente qué variedad de labores no se requieren para lograr una herramienta tan sencilla como las tijeras, con las cuales el esquilador corta la lana. El minero, el constructor del horno para fundir el mineral ,el fogonero que alimenta el crisol, el ladrillero, el albañil, el encargado de la buena marcha del horno, el del martinete, el forjador, el herrero, todos deben coordinar sus artes respectivas para producir las tijeras. Si del mismo modo pasamos a examinar todas las partes del vestido y del ajuar del obrero, la camisa áspera que cubre sus carnes, los zapatos que protegen sus pies, la cama en que yace, y todos los diferentes artículos de su menaje, como el hogar en que prepara su comida, el carbón que necesita para este propósito -sacado de las entrañas de la tierra, y acaso conducido hasta allí después de una larga navegación y un dilatado transporte terrestre-, todos los utensilios de su cocina, el servicio de su mesa, los cuchillos y tenedores, los platos de peltre o loza, en que dispone y corta sus alimentos, las diferentes manos empleadas en preparar el pan y la cerveza, la vidriera que, sirviéndole abrigo y sin impedir la luz, le protege del viento y de la lluvia, con todos los conocimientos y el arte necesarios para preparar aquel feliz y precioso invento, sin el cual apenas se conseguiría una habitación confortable en las regiones nórdicas del mundo, juntamente con los instrumentos indispensables a todas las diferentes clases de obreros empleados en producir tanta cosa necesaria; si nos detenemos, repito, a examinar todas estas cosas y a considerar la variedad de trabajos que se emplean en cualquiera de ellos, entonces nos daremos cuenta de que
sin la asistencia y cooperación de millares de seres humanos, la persona más humilde en un país civilizado no podría disponer de aquellas cosas que se consideran las más indispensables y necesarias.
Realmente, comparada su situación con el lujo extravagante del grande, no puede por menos de aparecérsenos simple y frugal; pero con todo eso, no es menos cierto que las comodidades de un príncipe europeo no exceden tanto las de un campesino económico y trabajador, como las de éste superan las de muchos reyes de África, dueños absolutos de la Vida y libertad de diez mil salvajes desnudos.

Tomado de:


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viernes, abril 11, 2008

Una nota sobre la Riqueza de las Naciones

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Si pudiéramos expresar con nuestra propias palabras la lógica de la Riqueza de las Naciones, diríamos que es una obra:

1. Que explica que la riqueza es creada por el trabajo y su división, que potencializa el uso de la tecnología, la colaboración humana, economiza tiempo, especializa el conocimiento y la destreza y en consecuecia eleva la productividad.

2. Que sostiene que el proceso del trabajo y su división arranca con la acumulación de capital que pone en funcionamiemto el mismo trabajo.

3. La acumulación de capital no obedece a una meditada y bien intencionada acción de producir riqueza que genere bienestar social. El ser humano busca su propio bienestar y sin proponérselo y al hacerlo genera bienestar para toda la sociedad.

4. Son muchas las teorias sobre la riqueza y la intencionalidad humana, que es necesario valorar.

5. Es necesario separar lo que constituye la renta de toda la sociedad de lo que constituye la renta del Estado.
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miércoles, abril 02, 2008

Otra nota biográfica de Petty

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William Petty (1623-1687)

Sir William Petty fue un médico, poeta, científico, estadístico y economista inglés. Estudió medicina en las Universidades de Utrecht, Amsterdam, Paris y Oxford. En París fue alumno de T. Hobbes. Enseñó Anatomía en Oxford.

Sus escritos de carácter económico reflejan su visión anatómica como profesional de la medicina. Considera el sistema económico un cuerpo que necesita ser medido para poder ser conocido. Sus esfuerzos por la cuantificación de magnitudes económicas lo convierten en el precursor de la contabilidad nacional. Apartándose del mercantilismo dominante en su época, anticipa muchas de las ideas de los clásicos. Destaca la importancia económica de la división del trabajo. Propone medir el valor en base al trabajo. Considera que el intercambio está sometido a leyes naturales a las que es inútil oponerse y que los precios vuelven siempre a su nivel natural.

Estas fueron sus palabras:

"Una población escasa es realmente pobre. Una nación con ocho millones de habitantes será más del doble de rica que otra igualmente extensa pero que no tenga más que cuatro millones, pues los gobernantes -que constituyen la carga principal- pueden ocuparse lo mismo de un número mayor o menor de individuos".

(William Petty, The Growth Increase and Multiplication of Mankind, 1681)

Obras:

Treatise on Taxes and Contributions
The Political Anatomy of Ireland
Quantulumcunque Concerning Money
The Growth Increase and Multiplication of Mankind

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Nota biográfica de William Petty

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PETTY, WILLIAM (1623-1687):

Economista inglés, uno de los fundadores de la economía política clásica burguesa. Los intereses científicos de Petty presentaban variadas facetas: en 1647 inventó una máquina de copiar; en 1649, obtuvo el grado de doctor en física; en 1651 el título de profesor de anatomía y música. Era un gran terrateniente. Petty actuó como ideólogo de la burguesía triunfante, llegada al poder después de la revolución burguesa en el país.

Las principales obras de Petty dedicadas a la economía política son: “Tratado de los impuestos y contribuciones’’ (1662), “Palabras a un prudente” (1664), “Anatomía política de Irlanda” (1672), “Aritmética política’’ (1676) y otros.

En un principio, sus trabajos contenían ideas mercantilistas, mas en sus obras posteriores, particularmente en “Algunas palabras sobre el dinero’’ (1682), desaparecieron las últimas huellas de sus concepciones mercantilistas.

Petty inició el paso del análisis centrado en la esfera de la circulación al análisis del proceso de producción. Toma de las ciencias naturales el método que aplica en economía política y lo complementa con el análisis matemático y estadístico.

Fue el primero en formular la teoría de que el valor tiene su origen en el trabajo. 

Diferenciaba el valor interno, denominado por él “valor natural”, del precio de mercado o, según su terminología, “precio político”. 

Petty determinaba el valor por el trabajo invertido y establecía una dependencia matemática de la magnitud del valor respecto a la productividad del trabajo. Empleaba dos medidas para estimar la magnitud del valor: la tierra y el trabajo, considerando que el trabajo es el padre de la riqueza, y la tierra, su madre.

La incomprensión de la doble naturaleza del trabajo y de la mercancía impidió a Petty descubrir por completo la esencia del dinero. Sin embargo, veía en el dinero el equivalente general e hizo un análisis de algunas de las funciones del dinero. 

Al examinar las categorías de salario, ganancia y renta del suelo, planteó el problema referente a la división de la jornada de trabajo en tiempo necesario y tiempo adicional. 

Definía la renta como forma universal de la plusvalía, la cual aparecía como renta del suelo y como renta en dinero (interés). 

Petty fue el primer economista que habló de la teoría de la renta diferencial. 

También era científica su manera de enfocar la cuestión del precio de la tierra. 

Las concepciones de Petty sobre los problemas de la economía política reflejaban la tendencia a subordinar la economía del país al capital industrial, pese a considerar como perfectamente lógico que el Estado interviniera en la regulación de la economía nacional.

Tomado de:

Diccionario de Economía Política de Borísov, Zhamin y Makárova

http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/p/Petty.htm
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lunes, marzo 31, 2008

Un esquema para entender la Tabla Económica de Quesnay

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Esquema para explicar la Tabla Económica de Quesnay.
Los números indican Miles de Millones de unidades monetarias que expresan el tipo y "valor" e las transacciones entre clases sociales.

1. Los fisiócratas y especialmente Francois Quesnay, son la referencia histórica de la teoría moderna de la Economía Política. Fueron los primeros en sostener la teoría del valor trabajo, solamente que aplicado a la tierra. Por ello la clase productiva para ellos eran los arrendatarios de la tierra, agrupando, en un solo concepto, nos parece, a arrendatarios, campesinos y trabajadores de la agricultura.

2. El esquema arranca con la producción de 5 mil millones de la clase productiva. Estos 5 mil se dividen en 3 mil en forma de producto agrícola y 2 mil en forma de dinero.


3. 2 mil en forma de dinero se van en concepto de renta de la tierra hacia la clase rentista.

4. Los 3 mil de producto: 1 mil para rentistas en forma de alimentos, 1 mil en forma de materias primas para la clase estéril. Estéril (artesanos e industriales en un solo "saco") en el sentido de que solamente produce su propio equivalente y no genera excedente.

5. La clase rentista gasta 1 mil en alimentos y retorna este dinero a la clase productiva y compra 1 mil en productos manufacturados a la clase estéril.


6. La clase estéril compra 1 mil en materias primas a la clase productiva con el dinero (1 mil) que le ha pagado la clase rentista por productos manufacturados. Esos mil, los usa la clase productiva para comprar productos manufacturados (herramientas y otros) a la clase esteril y esta, a su vez, compra a la clase productiva alimentos por ese mismo valor.

Aquí se completa un ciclo de "circulación perfecta", entre las tres clases sociales: los 1 mil que la clase productiva entregó a la clase rentista en forma de renta y esta a la clase estéril para comprar productos manufacturados, retornan a su origen cuando la clase estéril compra 1 mil en materias primas a la clase productiva.

Para los fisiócratas la circulación imperfecta se da solamente entre dos clases sociales.

7. En el esquema no salen las cuentas cabales, si lo observamos con ojos de Economía Política contemporánea. Por ejemplo, como anotó Marx, el producto que circula no son 9 sino 7, que es el nuevo valor creado por la clase productiva y la clase estéril; no se oberva la creación de valor en la clase estéril, en la manufactura. Y quedan muchas preguntas y observaciones algunas de las cuales, como dejamos dicho, las hizo el mismo Marx en su Historia Crítica de las Teorías de la Plusvalía.


8. Pero queda claro que Quesnay fué el primero en hacer una especie de matriz insumo producto de la economía de su época, contablemente coherente y que su preocupación era cómo la riqueza se distribuía y producía entre diversas clases sociales.


Tómense estas notas como una primera aproximación a un esquema para explicar la Tabla Económica.


Otro esquema simplificado para entender la Tabla Económica se encuentra en:

http://cspoliticassantabarbara.wordpress.com/tabla-economica/

En este esquema se destacan con originalidad y digo, con pureza, sin introducir elementos monetarios, las relaciones de transacciones entre las clases sociales y en el caso de los arrendatarios la transacción que se realiza al interior de su propia clase.


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