Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

viernes, marzo 07, 2008

Indice de Etica a Nicómano

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La Etica a Nicómano, puede leerse en
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Son centrales para la Ciencia Económica, los planteamientos de Aristóteles contenidos en el Libro V, relacionados con la justicia distributiva (así textualmente la llama), la equidad, la igualdad y las funciones de la moneda.

Es determinante observar en el índice el tratamiento, cercano al principio de la contradicción dialéctica de Hegel, las afirmaciones de Aristóteles sobre la "oposición de los contrarios justicia e injusticia". Ha distinguido entre justicia en economía y política y justicia en jurisprudencia. Hemos puesto en negrillas los mencionados elementos.

Índice de la Ética a Nicómano

Moral a Nicómaco
Libro I· II· III· IV· V· VI· VII· VIII· IX· X
Patricio de Azcárate· Obras de Aristóteles· volumen 1· Madrid 1874

Biblioteca Filosófica. Aristóteles. Moral, tomo primero. Moral a Nicómaco. Obras filosóficas de Aristóteles. Obras de Aristóteles, puestas en lengua castellana por D. Patricio de Azcárate, socio correspondiente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas y de la Academia de la Historia. Madrid [1874], Medina y Navarro, Editores. Calle del Rubio, núm. 25. (Imprenta de la Biblioteca de Instrucción y Recreo, Rubio 25, Madrid.) XXIV + 319 páginas.

Índice y sumario

Vida y obras de Aristóteles, V

Moral a Nicómaco

Libro primero
Teoría del bien y de la felicidad


Capítulo primero. El bien es el fin de todas las acciones del hombre.

Diversidad y subordinación de los fines que nuestra actividad se propone. – Importancia del fin y del bien supremos. – Superioridad de la ciencia política, única que nos los puede dar a conocer; grado de exactitud que se puede exigir de esta ciencia. – La juventud es edad poco a propósito para el estudio de la política, 3

Capítulo II. El fin supremo del hombre es la felicidad.

Diversidad de opiniones sobre la naturaleza de la felicidad; estudio de las más célebres e importantes. – Diferencia de métodos según que se parte de los principios o se sube hasta los mismos. – Cada cual juzga en general de la felicidad por lo que es su vida; al vulgo le basta ir en pos de los placeres; el amor a la gloria es el patrimonio de las naturalezas superiores, así como el amor a la virtud. – Insuficiencia de la virtud para producir por sí sola la felicidad; desprecio de la riqueza, 6

Capítulo III. De la Idea general de la felicidad.

Crítica del sistema de las ideas de Platón. Objeciones diversas; el bien no es uno, puesto que se da en todas las categorías, y que hay muchas ciencias del bien; el bien en sí y el bien se confunden. – Los pitagóricos y Espeusipo. – Distinción de los bienes que son bienes por sí mismos, y de los que sólo lo son a causa de otra cosa; dificultades de esta distinción. – El medio más seguro de conocer el bien es estudiarle en los bienes particulares que el hombre posee y utiliza, 10

Capítulo IV. El bien en cada género de cosas es el fin en vista del cual se hace todo lo demás.

La felicidad es el fin último de todos los actos del hombre; es independiente y perfecta. – La felicidad no se comprende bien sino mediante el conocimiento de la obra propia del hombre. Esta obra es la actividad del alma dirigida por la virtud, 13

Capítulo V. Imperfección inevitable de esta indagación de la felicidad.

El tiempo completará estas teorías; no debe exigirse en todas las cosas una precisión igual. – Importancia de los principios, 17

Capítulo VI. Justificación de la definición de la felicidad dada más arriba.

Para darse bien cuenta de esta definición, es preciso combinarla con los atributos diversos que vulgarmente se dan a la felicidad. – División de los bienes en tres especies: bienes del cuerpo, bienes del alma y bienes exteriores. – La felicidad implica necesariamente la actividad. – La actividad regida por la virtud es la más alta condición de la felicidad del hombre. Sin embargo de esto, los bienes exteriores completan también la felicidad y parecen accesorios indispensables, 18

Capítulo VII. La felicidad no es un efecto del azar; es a la vez un don de los dioses y el resultado de nuestros esfuerzos.

Dignidad de la felicidad comprendida de esta manera. Esta teoría concuerda perfectamente con el fin que se propone la política. – Entre todos los seres animados, sólo el hombre puede ser dichoso, porque es el único capaz de virtud. – No puede decirse que un hombre es dichoso mientras vive y está expuesto a los azares de la fortuna. – ¿Se sienten los bienes y los males después de la muerte?, 21

Capítulo VIII. La virtud es la verdadera felicidad.

No hay necesidad de esperar la muerte de un hombre para decir que es dichoso; la virtud es la que constituye la verdadera felicidad; y no hay nada más seguro en la vida humana que la virtud. – Distinción entre los acontecimientos de nuestra vida, según que son más o menos importantes. – Las pruebas fortifican y apoyan la virtud; el hombre de bien nunca se muestra abatido; serenidad del sabio y constancia de su carácter. – Necesidad de los bienes exteriores hasta cierto punto, 24

Capítulo IX. Influjo del destino de nuestros hijos y de nuestros amigos sobre nosotros.

Es también probable que después de nuestra muerte nos interesemos aún por ellos. Naturaleza de las impresiones que se pueden experimentar después que ha abandonado uno la vida; estas impresiones deben ser muy poco vivas, 27

Capítulo X. La felicidad no merece nuestras alabanzas: merecería más bien nuestro respeto.

Naturaleza relativa y subordinada de las cosas que pueden ser alabadas; no hay alabanzas posibles para las cosas perfectas; sólo cabe admirarlas; teoría ingeniosa de Eudoxio sobre el placer. – La felicidad merece tanto más nuestro respeto, cuanto que es el principio y la causa de los bienes que deseamos al esforzarnos por conseguirla, 28

Capítulo XI. Para darse cuenta de la felicidad es preciso estudiar la virtud que la produce.

La virtud es el objeto principal del hombre de Estado. Para gobernar bien los hombres, es preciso haber estudiado el alma humana. Límites en que debe encerrarse este estudio. – Cita de las teorías que el autor ha expuesto sobre el alma en sus obras exotéricas: dos partes principales en el alma, una irracional, otra dotada de razón. distinción en la irracional de una parte animal y vegetativa, y de otra que sin poseer la razón, puede por lo menos obedecer a esta. – división de las virtudes en intelectuales y morales, 29

Libro segundo
Teoría de la virtud


Capítulo primero. De la distinción de las virtudes en intelectuales y morales. La virtud y el hábito.

La naturaleza sólo nos da disposiciones; nosotros las convertimos en cualidades precisas y determinadas mediante el empleo que hacemos de las mismas. Haciendo esto aprendemos a obrar bien. – Importancia soberana del hábito; es preciso contraer buenos hábitos desde la más tierna infancia, 33

Capítulo II. Un tratado de moral no debe ser una pura teoría, sino ante todo un tratado práctico.

Debe de ser esto cualquiera que sea por otra parte la indecisión inevitable en los pormenores en que debe entrarse. Necesidad de la moderación; todo exceso en más o en menos destruye la virtud y la prudencia, 35

Capítulo III. Inmenso influjo del placer y de la pena en el destino humano y en la virtud.

Para juzgar bien de las cualidades que se poseen, es preciso atender a los sentimientos de placer y de pena que se experimentan después de haber obrado; el hombre de bien se complace en obrar bien; el malo, en obrar mal. – Máxima de Platón. – Inmenso influjo del placer y de la pena sobre el destino humano y sobre la virtud; el uso bueno o malo del placer o de la pena distingue profundamente a los hombres entre sí. – La moral y la política deben ocuparse sobre todo de los placeres y de las penas; también será esto objeto del presente tratado, 37

Capítulo IV. Explicación del principio, según el que se hace uno virtuoso ejecutando actos de virtud.

Diferencia entre la virtud y las artes ordinarias. Tres condiciones se requieren para que un acto sea verdaderamente virtuoso: saber, voluntad, y constancia. La primera condición es la menos importante. – Extraña manera que tienen los más de los hombres de entender la filosofía y la virtud; creen que bastan para esto vanas palabras, 40

Capítulo V. Teoría general de la virtud.

Hay tres elementos principales en el alma: las pasiones, las facultades y los hábitos. Definición de las pasiones y de las facultades. – Las virtudes y los vicios no son pasiones; tampoco son facultades; son hábitos, 41

Capítulo VI. De la naturaleza de la virtud.

Es en toda cosa la cualidad que completa y perfecciona esta misma cosa: virtud del ojo, virtud del caballo. – Definición del medio en matemáticas. El medio moral es más difícil de encontrar; el medio varía individualmente para cada uno de nosotros. – Exceso o defecto en los sentimientos y actos del hombre. – La virtud depende de nuestra voluntad; es en general un medio entre dos vicios. El uno peca por exceso, el otro por defecto. – Excepciones, 43

Capítulo VII. Aplicación de las generalidades que preceden a los casos particulares.

El valor, medio entre la temeridad y la cobardía. – La templanza, medio entre la corrupción y la insensibilidad. – La liberalidad, medio entre la prodigalidad y la avaricia. – La magnificencia. – La grandeza de alma, medio entre la insolencia y la bajeza. – La ambición, medio entre dos excesos que no han recibido nombre especial. – Numerosos vacíos que hay en las lenguas para expresar todos estos diversos matices. – La veracidad, medio entre la fanfarronería y disimulo. – La gracia, medio entre la bufonería y la rusticidad. – La amistad, medio entre la adulación y la aspereza. – La modestia, la imparcialidad, la envidia, la malevolencia, 46

Capítulo VIII. Oposición de los vicios extremos entre sí y con la virtud que ocupa el medio.

Oposición del medio a los dos extremos. Los extremos están más distantes uno de otro que lo están del medio que los separa. – En ciertos casos, uno de los extremos se aproxima más al medio. La temeridad está más cerca del valor que la cobardía; por lo contrario, la insensibilidad está más cerca de la templanza que la relajación. Dos causas de estas diferencias: una procedente de las cosas y otra de nosotros, 51

Capítulo IX. Dificultad de ser virtuoso, y consejos prácticos para serlo.

Deben estudiarse las tendencias naturales que sienta cada cual en sí e inclinarse al extremo contrario; medio de reconocer aquellas; necesidad de resistir al placer. – Insuficiencia de los consejos por precisos que sean; es necesario ejercitarse constantemente en la práctica, 52

Libro tercero
Continuación de la teoría de la virtud. Del valor y de la templanza


Capítulo primero. La virtud sólo puede aplicarse a actos voluntarios.

Definición de lo voluntario y de lo involuntario. – Dos especies de cosas involuntarias, según que se hacen por fuerza o por ignorancia. – Primera especie de cosas involuntarias. Diversos ejemplos de casos de fuerza mayor; acciones mixtas; son siempre en parte voluntarias. – La muerte es preferible a ciertos actos: el Alcmeon de Eurípides. – Definición general de lo voluntario y de lo involuntario. El placer y el bien no ejercen sobre nosotros un imperio irresistible. Con frecuencia es más justo culparse a sí propio que no a las causas exteriores, 55

Capítulo II. Continuación del mismo asunto: segunda especie de cosas involuntarias.

Las cosas involuntarias por ignorancia; dos condiciones; deben ir seguidas por el dolor y el arrepentimiento. – Es preciso distinguir entre obrar por ignorancia y obrar sin saber lo que se hace. – Ejemplos diversos. – Definición del acto voluntario; las acciones inspiradas por la pasión y el deseo no son involuntarias, 58

Capítulo III. Teoría de la preferencia moral o intención.

No se la puede confundir, ni con el deseo, ni con la pasión, ni con la voluntad, ni con el pensamiento; relaciones y diferencias de la intención con todas estas cosas. – La preferencia moral puede confundirse con la deliberación que precede a nuestras resoluciones, 61

Capítulo IV. De la deliberación.

La deliberación sólo puede recaer sobre cosas que están en nuestro poder; no hay deliberación posible respecto de las cosas eternas, ni en las ciencias exactas; sólo hay deliberación en las cosas oscuras y dudosas. – La deliberación recae sobre los medios que se deben emplear y no sobre el fin que se desea. Sólo afecta a las cosas que creemos posibles. Descripción del objeto de la deliberación. La preferencia viene después de la deliberación; ejemplo tomado de Homero. – Última definición de la preferencia moral, 63

Capítulo V. El objeto verdadero de la voluntad es el bien.

Explicación de esta teoría; dificultades de los sistemas según los que el hombre aspira al verdadero bien o sólo aspira al bien aparente. – Ventaja del hombre virtuoso; sólo el sabe encontrar la verdad en todos los casos, 67

Capítulo VI. La virtud y el vicio son voluntarios.

Refutación de una teoría contraria; el ejemplo de los legisladores y las penas que consignan en sus códigos prueban claramente que creen que las acciones de los hombres son voluntarias. – Respuesta a algunas objeciones contra la teoría de la libertad. Nosotros disponemos de nuestros hábitos; y a nosotros toca regirlos para evitar que nos arrastren al mal. – El deseo del bien no es efecto de una disposición puramente natural: resulta del hábito, que nos prepara a ver las cosas bajo cierto aspecto. – Resumen de todas las teorías anteriores; indicación de las que van a exponerse, 68

Capítulo VII. Del valor.

Es un medio entre el miedo y la temeridad. – Lo que se teme en general son los males. distinción de los males; hay unos que se deben temer y otros que es preciso saber despreciar; sólo deben temerse los males que proceden de nosotros. – El verdadero valor es el que se muestra en los mayores peligros y enfrente de los males más temibles; el mayor peligro es el peligro de la muerte en los combates. Belleza de una muerte gloriosa, 73

Capítulo VIII. De los objetos temibles.

Diferencias según los individuos; reglas generales que impone la razón; definición del verdadero valor. – Excesos y defectos relativos al valor; los celtas; el hombre temerario; el fanfarrón; el cobarde. – Relaciones del valor con la temeridad y con la cobardía. – El suicidio no es una prueba de valor. – Resumen, 74

Capítulo IX. Especies diversas de valor.

Hay cinco principales: – 1ª El valor cívico; los héroes de Homero; soldados que obedecían por temor a sus jefes: – 2ª El valor de la experiencia; ventajas de los soldados aguerridos; los soldados son muchas veces menos bravos que los simples ciudadanos; batalla de Hermaeum: – 3ª El valor de la cólera; efectos de la cólera; si a la par se puede reflexionar, se convierte en verdadero valor: – 4ª El valor que procede de la confianza que se tiene en el buen éxito; intrepidez y sangre fría en los peligros imprevistos: – 5ª El valor de la ignorancia, desaparece delante del verdadero peligro, 77

Capítulo X. Estimación del valor.

El valor es siempre muy penoso, y por esta causa merece tanta estimación. – Los atletas. – La virtud en general exige sacrificios y dolorosos esfuerzos. – Fin de la teoría del valor, 81

Capítulo XI. De la templanza.

Sólo se aplica a los placeres del cuerpo y no a todos. – No puede haber intemperancia en los placeres de la vista y del oído; sólo la hay indirectamente en los placeres del olor. – La intemperancia afecta más particularmente al sentido del gusto, y en general al del tacto; ejemplo de Filoxenes de Erix. – Carácter degradante y brutal de la intemperancia; no goza, ni aun mediante el tacto, más que en ciertas partes del cuerpo, 82

Capítulo XII. Más sobre la templanza.

Deseos naturales y generales; deseos particulares y facticios. Se peca raras veces en punto a deseos naturales; se peca las más a causa de las pasiones particulares, entregándose a ellas en condiciones poco convenientes. – La templanza en los dolores es más difícil de definir que la templanza en los placeres. – La insensibilidad respecto a los placeres es muy rara y no es propia del hombre. – Retrato del hombre verdaderamente templado, 84

Capítulo XIII. Comparación de la intemperancia con la cobardía.

La intemperancia parece que es más voluntaria, porque no es otra cosa que el resultado del placer que el hombre busca naturalmente. – Intemperancia y desorden de los niños; es preciso que el hombre someta sus deseos a la razón, como el niño debe someterse a las órdenes de su preceptor. – Fin de la teoría de la templanza, 87

Libro cuarto
Análisis de las diferentes virtudes


Capítulo primero. De la liberalidad.

Su definición; la prodigalidad, la avaricia. Caracteres generales de la liberalidad; virtudes accesorias que ella supone. – La liberalidad debe graduarse por la fortuna del que da. – El liberal no siente excesivamente la pérdida de dinero; es dispuesto para los negocios. – La prodigalidad es mucho menos reprensible que la avaricia, por más que produzca algunas veces los mismos efectos. – La avaricia es incurable; grados diversos de la avaricia, 89

Capítulo II. De la magnificencia.

Su definición; su diferencia de la liberalidad. Defecto y exceso relativos a la magnificencia. – Cualidades del magnífico; sus designios; su manera de hacer las cosas. – Gastos en que se ejercita más especialmente la magnificencia; gastos públicos, gastos privados. – Exceso en la magnificencia: fausto grosero y sin gusto. – Defecto en la magnificencia : mezquindad, 96

Capítulo III. De la magnanimidad.

Definición. Los dos vicios opuestos: pequeñez de alma y vanidad presuntuosa. – El magnánimo no tiene otro norte que el honor; es el más virtuoso de los hombres. – Moderación del magnánimo en todos los grados de fortuna; con las ventajas de una gran posición se desenvuelve la magnanimidad. – Elevación y grandiosidad del magnánimo; su valor, su desinterés, su independencia, su lentitud y su indolencia, su franqueza, su gravedad silenciosa, sus maneras. – El hombre sin grandeza de alma. El necio vanidoso, 100

Capítulo IV. Del justo medio entre la ambición excesiva y la completa indiferencia respecto de la gloria.

No tiene nombre especial; es a la magnanimidad lo que la liberalidad a la magnificencia: Sentido equívoco de la palabra ambicioso, tomada ya en buen sentido, ya en malo. – El justo medio carece de nombre en muchos casos, 106

Capítulo V. De la mansedumbre, medio entre la irascibilidad y la indiferencia.

Descripción de la dulzura y de los dos extremos contrarios. Del carácter irascible; los hombres irascibles se irritan pronto y se calman pronto; con los atrabiliarios sucede todo lo contrario. – Dificultad de fijar con precisión los límites en que debe encerrarse la cólera, 107

Capítulo VI. Del espíritu sociable.

El hombre amable y el hombre que quiere complacer con demasía. La disposición media en este carácter se aproxima a la amistad. – El hombre que quiere agradar debe manifestar firmeza en ciertos casos y hacer sufrir también cuando sea necesario; sabe asimismo tratar las gentes según su posición. – Defectos opuestos a este carácter; la disposición media en este género no ha recibido nombre especial, 110

Capítulo VII. De la veracidad y de la franqueza.

Es un medio entre la vana jactancia, que hace que se suponga uno con cualidades que no tiene, y la reserva, que hace que se rebajen las que se tienen. – Carácter del verídico: detesta la mentira y la evita así en las cosas pequeñas como en las grandes. – El fanfarrón y el charlatán; sus motivos diversos. – Carácter reservado o irónico; Sócrates; la ironía, cuando es moderada, es digna de estimación y graciosa, 112

Capítulo VIII. Del donaire en el decir.

El hombre de buen tono sabe guardar un justo medio entre el bufón, que sólo se propone hacer reír, y el hombre de humor áspero que de nada se ríe. – Límites de la gracia de buen género; ejemplo tomado de la comedia antigua y de la nueva; regla por que se rige siempre el hombre bien educado. – Resumen, 114

Capítulo IX. Del pudor y de la vergüenza.

Es más bien una afección corporal que una virtud; sólo cuadra bien a la juventud. Más tarde, la vergüenza, que consiste en ruborizarse por lo que se hace, no puede nunca darse en el hombre de bien, el cual no hace jamás cosa mala. – La vergüenza indica por otra parte un sentimiento de honradez, 116

Libro quinto
Teoría de la justicia


Capítulo primero. Definición de la justicia.

Oposición general de los contrarios, y en especial de estos dos contrarios: lo justo y lo injusto. – Sentido diverso en que puede tomarse la palabra justicia. – Relaciones de la justicia con la legalidad y con la igualdad. – La justicia se refiere sobre todo a los demás; no es puramente individual; de aquí una diferencia entre ella y la virtud, con la que se confunde muchas veces, 119

Capítulo II. Distinción que debe hacerse entre la justicia o la injusticia y la virtud o el vicio. Especies de justicia.

La justicia es una especie de virtud distinta de la virtud en general, como la parte es distinta del todo. – Es preciso distinguir igualmente la justicia o la injusticia tomadas en general de la justicia o la injusticia en un caso particular. – La justicia de las acciones está de ordinario de acuerdo con su legalidad. – Es preciso distinguir dos especies de justicia; justicia distributiva, política y social; justicia legal y reparadora. Las relaciones de unos ciudadanos con otros son de dos especies, voluntarias e involuntarias, 123

Capítulo III. Primera especie de justicia.

La justicia distributiva o política se confunde con la igualdad. Lo justo es un medio como lo igual. La justicia supone necesariamente cuatro términos: dos personas que se comparan y dos cosas que se atribuyen a las personas. Pero es preciso tener en cuenta el mérito relativo de las personas, que es lo difícil. – La justicia distributiva puede representarse por medio de una proporción geométrica, en la que los cuatro términos están entre sí en las relaciones fijadas por los matemáticos, 126

Capítulo IV. Segunda especie de justicia.

Justicia legal y reparadora. La ley no debe tener en cuenta las personas; debe tender únicamente a restablecer la igualdad entre la pérdida causada al uno y el provecho que haya sacado el otro en aquellas relaciones que no son voluntarias. Esta especie de justicia es como a manera de una proporción aritmética. demostración gráfica. – Resumen de la teoría general de la justicia, 128

Capítulo V. La reciprocidad o el talión no puede ser la regla de la justicia.

Error de los Pitagóricos. – La reciprocidad proporcional de los servicios es el lazo de unión en la sociedad. Regla del cambio: papel de la moneda en todas las transacciones sociales. La función de la moneda, medida común de todo, es puramente convencional. – Definición general de la justicia y de la injusticia, 131

Capítulo VI. De los caracteres y condiciones de la injusticia y del delito.

Puede cometerse un crimen sin ser uno absolutamente criminal. – De la justicia social y política; del magistrado civil; su elevada función; su noble recompensa. – El derecho del padre y del amo o señor no puede confundirse con el derecho político; hay una especie de justicia política entre marido y mujer, 135

Capítulo VII. Distinción de lo natural y de lo puramente legal en la justicia social y en el derecho civil y político.

Las cosas naturales, sin ser inmutables, están sin embargo menos sujetas a cambios que las leyes humanas. En el fondo de cada disposición particular de la ley hay principios generales que no cambian. – Distinción del delito especial y de lo injusto en general, 137

Capítulo VIII. De la intención como elemento necesario del delito y de la injusticia.

Los actos involuntarios, o impuestos por una fuerza superior, no son actos culpables. De la premeditación; la cólera excusa en parte las acciones que bajo su influjo se cometen. – De las faltas que pueden perdonarse; de las faltas imperdonables, 139

Capítulo IX. Refutación de algunas definiciones de la injusticia.

Error de Eurípides. La injusticia que se hace es siempre voluntaria; la que se sufre, realmente no lo es nunca. Respuesta a algunas objeciones. Definición más completa de la injusticia. – No puede uno hacerse injusticia a sí mismo; Glauco y Diómedes. En un repartimiento inicuo, el culpable es el que lo hace y no el que lo acepta. – De los deberes del juez. – Dificultad y grandeza de la justicia. Clase especial de seres que pueden practicarla. Es una virtud esencialmente humana, 142

Capítulo X. De la equidad.

Relaciones y diferencias entre ella y la justicia. La equidad en ciertos casos está por encima de la justicia misma tal como la ley la determina. La ley necesariamente debe emplear fórmulas generales, que no pueden aplicarse a todos los casos particulares; la equidad repara y completa la ley. – Definición del hombre equitativo, 146

Capítulo XI. Imposibilidad de que sea uno realmente injusto para consigo mismo.

Del suicidio. La sociedad tiene razón en condenarlo; es un crimen para con ella. – Vale más sufrir una injusticia que cometerla. – Explicación de esta opinión, según la que puede uno ser injusto para consigo mismo: una parte del alma puede ser injusta con una de las otras partes. – Fin de la teoría de la justicia, 148

Libro sexto
Teoría de las virtudes intelectuales


Capítulo primero. De las virtudes intelectuales en general.

Necesidad de dar más precisión a las teorías precedentes; insuficiencia de las reglas generales. – Para explicar debidamente las virtudes intelectuales, se necesita hacer un estudio exacto del alma. En la razón hay dos partes distintas: una relativa a la ciencia y a los principios eternos e inmutables, la otra que delibera y calcula sobre las cosas contingentes. Destino diverso que tienen en el alma del hombre la sensación, la inteligencia y el instinto; la libre preferencia del alma, ilustrada por la razón, es siempre el principio del movimiento. La preferencia y la deliberación no se aplican nunca sino a lo venidero, 151

Capítulo II. De los medios que tiene el alma para alcanzar la verdad. De la ciencia.

El alma tiene cinco medios de alcanzar la verdad: el arte, la ciencia, la prudencia, la sabiduría y la inteligencia. – De la ciencia; definición de la ciencia; lo que se sabe no puede saberse de otra manera que como se sabe; el objeto de la ciencia es necesario, inmutable, eterno; la ciencia se funda en principios indemostrables, que da la inducción, y sobre los cuales se apoya el silogismo para sacar una conclusión, cierta, pero menos evidente que ellos. – Cita de los Analíticos, 154

Capítulo III. Del arte.

Definición del arte: es el resultado de la facultad de producir y no del acto propiamente dicho; sólo se aplica a las cosas contingentes, que pueden existir o no existir. La razón verdadera dirige el arte; y la inhabilidad es dirigida por una razón falsa, 155

Capítulo IV. De la prudencia.

Definición de la prudencia; sólo se aplica a las cosas contingentes; en qué se diferencia del arte y de la ciencia. Ejemplo de Pericles. Lamentable influjo de las emociones del placer y del dolor sobre la prudencia y conducta del hombre. – La prudencia, una vez adquirida, no se pierde jamás, 157

Capítulo V. De la ciencia y de la inteligencia.

La inteligencia, el entendimiento, es la facultad que conoce directamente los principios indemostrables. – La sabiduría o la perfecta habilidad debe ser considerada como el más alto grado de la ciencia: se eleva por encima de los bienes humanos y de los intereses personales: Fidias, Policleto, Anaxágoras, Tales. – La prudencia, que es esencialmente práctica, debe conocer ante todo los pormenores y los hechos particulares, 159

Capítulo VI. Relaciones de la prudencia con la ciencia política.

Aquella sólo se refiere al individuo, y rige como conviene sus intereses personales. El interés del individuo no puede separarse del de la familia y del Estado. – La juventud no puede tener prudencia, porque sólo se adquiere mediante una larga experiencia. – La prudencia no puede confundirse con la ciencia; se aproxima más a la sensación, 162

Capítulo VII. De la deliberación.

Carácter de la sabia deliberación; difiere de la ciencia; supone siempre una indagación y un cálculo; tampoco es obra del azar ni de la simple opinión. – Definición de la sabia deliberación; es un juicio recto aplicado a lo que es verdaderamente útil; puede ser absoluta o especial, 164

Capítulo VIII. De la inteligencia o comprensión y de la ininteligencia.

La inteligencia no se confunde con la ciencia ni con la opinión; se aplica a los mismos objetos que la prudencia; se manifiesta sobre todo en la rapidez para aprender y comprender las cosas. – Del buen sentido, 166

Capítulo IX. Fin a que tienden todas las virtudes intelectuales.

Se refieren todas a las acciones, es decir, a los términos inferiores y últimos. En general son dones de la naturaleza y no pueden adquirirse. Se producen y se aumentan con la edad. – Importancia que debe darse a los consejos de los hombres experimentados y de los ancianos, 167

Capítulo X. De la utilidad práctica de las virtudes intelectuales.

Comparación de la sabiduría con la prudencia. La sabiduría no tiene por fin especial la felicidad; la prudencia ilustra al hombre sobre los medios de llegar a la felicidad; pero en realidad no le hace más capaz de tenerla. La sabiduría y la prudencia contribuyen, sin embargo, a la felicidad del hombre, así como la virtud al señalar un fin loable a sus esfuerzos. – De la habilidad en el régimen de la vida; sus relaciones con la prudencia; no hay prudencia sin virtud, 169

Capítulo XI. De las virtudes naturales.

Las virtudes, que debemos a la naturaleza, no son hablando con propiedad virtudes, en tanto que no las hemos ilustrado por la razón ni fortificado mediante un hábito voluntario. Teoría de Sócrates, en parte verdadera y en parte falsa, sobre la naturaleza de la virtud. – La virtud no puede confundirse con la razón; pero sin razón no hay virtud. La prudencia es por otra parte inferior a la sabiduría, 171

Libro séptimo
Teoría de la intemperancia y del placer


Capítulo primero. Nuevo objeto de estudio. El vicio, la intemperancia y la brutalidad.

La virtud contraria a la brutalidad es un heroísmo casi divino; dicho de los espartanos. Método que debe seguirse en estas nuevas indagaciones: exponer ante todo los hechos y las opiniones más generalmente recibidos; y después discutir las cuestiones controvertibles. – De la templanza y de la firmeza en el sufrimiento, 175

Capítulo II. Explicación de la intemperancia.

Uno es intemperante sabiendo que lo es. – Refutación de Sócrates, el cual sostiene que el vicio es resultado de la ignorancia; objeciones contra esta teoría. – Grados diversos de la templanza y de la intemperancia, según los casos. El Neoptolemo de Sófocles; peligro de los sofismas. – De la intemperancia absoluta y general. – Fin de las cuestiones preliminares sobre la intemperancia, 177

Capítulo III. De la ignorancia del intemperante.

La intemperancia, ¿se aplica a todo o sólo a los actos de cierto orden? Evidentemente la falta es mucho más grave cuando se comete conociéndola. – Explicación del error en que cae el intemperante; puede conocer la regla general, aunque no conocerla ni aplicarla en el caso particular de que se trate. – El silogismo del acto; el intemperante sólo conoce el último término y no el término universal. – Justificación definitiva de las teorías de Sócrates, que cree que el hombre hace el mal por ignorancia, 180

Capítulo IV. Especies de placeres y de penas con relación a la intemperancia.

¿Qué debe entenderse por la intemperancia tomada de una manera absoluta? – Especies diversas de placeres y de penas; placeres necesarios nacidos de las necesidades del cuerpo; placeres voluntarios. – La intemperancia y la templanza se refieren sobre todo a los goces corporales. – Distinción entre los deseos que son legítimos y laudables y los que no lo son; en los deseos de esta primera especie sólo es reprensible el exceso: Niobé, Sátiro. – La intemperancia y la templanza corresponden a la incontinencia y a la sobriedad, 184

Capítulo V. De las cosas que son naturalmente agradables y de las que se hacen tales mediante el hábito.

Gustos monstruosos y feroces; ejemplos diversos; gustos ridículos y malignos; no puede decirse que estos gustos sean prueba de intemperancia. – La intemperancia tomada en un sentido absoluto es lo opuesto a la sobriedad, 187

Capítulo VI. La intemperancia en la cólera es menos culpable que la intemperancia en los deseos.

El deseo está más desnudo de razón aún que la cólera. Ejemplos diversos. – Tres clases de placeres; la condición de los brutos no es tan baja como la del hombre degradado por el vicio, 190

Capítulo VII. Diversas disposiciones de los individuos relativamente a la templanza y a la incontinencia.

Carácter propio del hombre incontinente; su definición. – La violencia de los deseos hace las faltas más excusables. – Definición de la molicie. – La intemperancia puede tener dos causas, el arrebato o la molicie. Diferencia entre estas dos causas, 192

Capítulo VIII. Comparación de la intemperancia con el espíritu de incontinencia.

La intemperancia es menos culpable; no es reflexiva; es intermitente. La incontinencia, por lo contrario, es una perversidad profunda. – Retrato del intemperante, 195

Capítulo IX. El hombre templado sólo obedece a la recta razón.

La terquedad tiene alguna relación con el dominio de sí misma: motivos comunes de la terquedad. Del cambio de opinión; se puede cambiar de opinión solamente por motivos laudables; ejemplo de Neoptolemo. – La templanza se encuentra entre la insensibilidad, que rechaza los placeres más lícitos, y el desarreglo completo que hace perder el dominio de si mismo. – Relaciones de la templanza con la sobriedad; sus diferencias, 197

Capítulo X. La prudencia y la intemperancia son incompatibles.

Otro retrato del intemperante. – La intemperancia natural es más difícil de curar que la intemperancia que es resultado del hábito. – Resumen de las teorías sobre la intemperancia, 199

Capítulo XI. Naturaleza del placer.

Importa al filósofo, que estudia la ciencia política, conocer a fondo la naturaleza del placer y del dolor. – ¿Es el placer un bien? ¿Es el bien supremo? Argumentos en sentido diverso sobre esta cuestión. – De las especies y de las causas del placer. Respuesta a las diversas objeciones hechas contra el placer. El hombre prudente evita los placeres que no son absolutamente placeres, y que van acompañados de una mezcla de dolor, 201

Capítulo XII. Opiniones comúnmente seguidas sobre el dolor y el placer.

Error de Espeusipo. – Relaciones del placer con la felicidad; peligros de una excesiva prosperidad. La felicidad es el desenvolvimiento completo de todas nuestras facultades; y la actividad es por sí misma un verdadero placer, 204

Capítulo XIII. De los placeres del cuerpo.

Falsas teorías en esta materia; no deben proscribirse los placeres del cuerpo absolutamente; pero es preciso reducirlos a los límites dentro en los cuales son necesarios. – Causa del error que hace que se tomen los placeres del cuerpo por únicos placeres; son muchas veces un consuelo en medio de nuestros disgustos. La juventud. Los temperamentos melancólicos. – Naturaleza del hombre; necesidad del cambio que lleva consigo. Sólo Dios en su perfección no muda jamás. El hombre malo tiene gusto en cambiar sin cesar. – Fin de la teoría del placer, 207

Libro octavo
Teoría de la amistad


Capítulo primero. Caracteres generales de la amistad.

Es necesaria para la vida del hombre; su importancia individual: su importancia política. – La amistad es tan honrosa como necesaria. – Teorías diversas sobre la amistad y el amor. Explicaciones físicas: Eurípides, Heráclito, Empedocles. La amistad y el amor deben estudiarse en el hombre, 211

Capítulo II. Del objeto de la amistad.

El bien; el placer y el interés son las tres únicas causas que pueden dar lugar a la amistad. – Del gusto que se experimenta por las cosas inanimadas. – Benevolencia recíproca pero ignorada. Para ser verdaderamente amigos, es preciso conocerse y saber directamente el bien que se desean el uno al otro, 213

Capítulo III. Especies de amistad.

La amistad reviste el carácter de los motivos que la inspiran; y como ellos es de tres especies: por interés, por placer y por virtud. – Fragilidad de las dos primeras especies de amistad; los ancianos sólo aman por interés; y los jóvenes por placer. Amistades pasajeras de la juventud. – La amistad por virtud es la más perfecta y la más sólida. Pero también es la más rara; sólo se forma con el tiempo, y debe ser igual de una y otra parte, 215

Capítulo IV. Comparación de las tres especies de amistad.

Las amistades por interés duran lo que dura el interés mismo; las amistades por placer pasan generalmente con la edad; la amistad por virtud es la única que merece verdaderamente el nombre de amistad; y la única que resiste a la calumnia. – Las otras sólo son amistades en cuanto se parecen a esta, bajo ciertos puntos de vista, 218

Capítulo V. Distinción de la disposición moral y del acto mismo con relación a la amistad.

Puede ser uno sinceramente amigo sin ejercer actos de amistad: efectos de la ausencia. – Los ancianos y los de carácter rudo y austero son poco inclinados a la amistad. – La vida común es sobre todo el fin y la señal de la verdadera amistad. Alejamiento de los ancianos y de las personas de mal humor de la vida común: no por eso su afección puede ser menos verdadera, 220

Capítulo VI. La verdadera amistad no se extiende a más de una persona.

Las relaciones muy numerosas no pueden ser profundas. – La amistad por placer se aproxima más a la verdadera que la amistad por interés. – Amistades de los ricos: tienen amigos muy diversos; la verdadera amistad es muy rara respecto de ellos. – Resumen sobre las dos especies inferiores de amistad, 222

Capítulo VII. De la amistad o afección respecto de los superiores.

El padre y el hijo: el marido y la mujer; el magistrado y los ciudadanos. – Para que la amistad nazca y subsista, es preciso que la distancia entre las personas no sea muy grande; relación de los hombres con los dioses. – Cuestión sutil que esta consideración suscita, 223

Capítulo VIII. En general se prefiere ser amado a amar.

Papel del adulador. – De la causa que motiva el que se busque la consideración de los hombres que ocupan un alto puesto. – Ejemplo del amor materno. – La reciprocidad de afecto es principalmente sólida cuando se funda en el mérito especial de cada uno de los amigos; relación entre gentes desiguales. – Ridículo en que caen los amantes. – Relaciones entre los contrarios; no tienden el uno hacia el otro, sino que tienden al justo medio, 225

Capítulo IX. Relaciones de la justicia y de la amistad bajo todas sus formas.

Leyes generales de las asociaciones, cualesquiera que ellas sean. Todas las asociaciones particulares no son más que partes de la gran asociación política. Cada cual concurre en el Estado al interés común, que es el fin de la asociación general. – Fiestas solemnes; sacrificios, banquetes; origen de las fiestas sagradas, 227

Capítulo X. Consideraciones generales sobre las diversas formas de gobiernos.

Reinado, aristocracia, timocracia o república. Divisiones de estas tres formas: la tiranía, la oligarquía, la demagogia. – Sucesión de las diversas formas políticas. – Comparación de los diferentes gobiernos con las diversas asociaciones que presenta la familia. – Relaciones del padre a los hijos; poder paterno entre los persas; relaciones del marido a la mujer; relaciones de los hermanos entre sí, 229

Capítulo XI. Relación entre los sentimientos de amistad y de justicia bajo todas las formas de gobierno.

Los reyes, pastores de los pueblos. – Beneficios de la asociación paterna. La afección del marido por la mujer es aristocrática; la de los hermanos entre sí es timocrática. – La tiranía es la forma política en la que no hay, ni afección, ni justicia; la democracia es la forma en que se encuentran más estas cualidades, 231

Capítulo XII. De las afecciones de familia.

De la ternura de los padres para con sus hijos y de los hijos para sus padres; la primera es en general más viva que la otra. – Afección de los hermanos entre sí: motivos en que se apoya. – Afección conyugal: los hijos son un lazo más entre los esposos. – Relaciones generales de justicia entre los hombres, 233

Capítulo XIII. De las quejas y reclamaciones con relación a las distintas clases de amistad.

Las quejas y las reclamaciones no son de temer en las amistades por virtud; son más frecuentes en las amistades por placer; se producen sobre todo en las relaciones por interés. – Dos especies de relaciones interesadas: una puramente moral, otra legal. – De las reglas que deben seguirse en el justo reconocimiento y pago de las deudas o de las obligaciones que se han contraído. – ¿Debe medirse el valor de un servicio por la utilidad del que se aprovechó de él, o por la generosidad del que lo hizo? Diferentes sentimientos del favorecido y del bienhechor. – Superioridad de las amistades por virtud, 235

Capítulo XIV. De los disentimientos en las relaciones en que uno de los dos es superior.

Cada cual saca de la amistad lo que puede sacar; el uno, el honor; el otro, el provecho. – De los honores públicos. – De las relaciones en las que es imposible al hombre hacer todo lo que debe. – Veneración debida a los dioses y a los padres. – Relaciones del padre con el hijo, 239

Libro noveno
Teoría de la amistad. Continuación


Capítulo primero. De las causas de desavenencia en las relaciones en que los amigos no son iguales.

Equivocaciones recíprocas. – El que ha hecho el primer servicio, ¿deberá ser el que fije la tasa de la remuneración? Proceder de Protágoras y de los sofistas. – Veneración profunda que debe tenerse a los maestros que nos han enseñado la filosofía. – Leyes de algunos Estados en que las transacciones voluntarias no dan lugar a acciones jurídicas, 241

Capítulo II. Distinciones y límites de los deberes según las personas.

Delicadeza de estas cuestiones. Reglas generales; excepciones; casos particulares. – Deberes para con los padres, los amigos, los hermanos, los conciudadanos; deberes para con la ancianidad. – Consideraciones que deben tenerse en cuenta en todo caso, 244

Capítulo III. Rompimiento de la amistad.

Diversas causas que pueden producirlo. No hay motivo para quejarse a no ser que uno haya sido engañado con un afecto fingido. – Hipótesis en que uno de los amigos se hace vicioso; no debe romperse la amistad mientras no se pierda la esperanza de corregirlo. – Hipótesis en que uno de los amigos se hace más virtuoso; no debe este romper la amistad absolutamente, y debe guardar siempre alguna consideración al recuerdo del pasado, 246

Capítulo IV. El amigo de sí mismo y el amigo de los demás. Retrato del hombre bueno y del malo.

La amistad que se tiene con los demás procede de la amistad que se tiene consigo mismo. No puede uno amarse a sí mismo sino en cuanto se considera hombre de bien. – Retrato del hombre de bien; está en paz consigo mismo, porque hace el bien exclusivamente en vista del bien. La vida está para él llena de dulzura. – Relaciones de la amistad y del egoísmo. Retrato del hombre malo; sus desórdenes interiores; discordias de su alma; odio a la vida; horror de sí mismo. – El suicida. – Ventajas de la virtud, 248

Capítulo V. De la benevolencia.

Difiere de la amistad y de la inclinación. – Puede recaer sobre desconocidos y es muy superficial. – Influencia del aspecto en la persona en la amistad y el amor. – Cómo la benevolencia puede convertirse en amistad. – Motivo más común de la benevolencia, 250

Capítulo VI. De la concordia.

Se aproxima a la amistad. – No debe confundírsela con la conformidad de opiniones. – Admirables efectos de la concordia en los Estados; es la amistad civil. – Efectos desastrosos de las discordias: Eterocles y Polinice. – La concordia sólo es posible entre hombres de bien. – Los malos están perfectamente en desacuerdo a causa de su desenfrenado egoísmo, 252

Capítulo VII. Del beneficio.

El bienhechor ama en general más que el favorecido. – Falsas explicaciones de este hecho singular. Indebida comparación con las deudas; Epicharmo. Explicación particular de Aristóteles. – Amor de los artistas por sus obras; amor de los poetas por sus versos. – El beneficiado es en cierta manera la obra del bienhechor. – El placer activo superior al placer pasivo. – Hay complacencia en el bien que se hace; y se estima tanto más cuanto más trabajo ha costado. – Afecto más vivo de las madres para con sus hijos, 253

Capítulo VIII. Del egoísmo o amor propio.

El hombre malo sólo piensa en sí mismo: el hombre de bien sólo piensa en hacer el bien, sin tener en cuenta su propio interés. – Sofisma para justificar el egoísmo. Es preciso distinguir lo que se entiende por esta palabra. egoísmo reprensible y vulgar. El egoísmo que consiste en ser más virtuoso y más desinteresado que todo el mundo es muy laudable. – Sacrificio en obsequio de los amigos y de la patria; desdén de las riquezas. pasión excesiva por el bien y por la gloria, 255

Capítulo IX. Sobre si hay necesidad de amigos en la prosperidad.

Argumentos en diversos sentidos. – ¿Hay más necesidad de amigos en la desgracia que en la prosperidad? – El hombre de bien no puede vivir solitario; tiene necesidad de hacer el bien a sus amigos y de ver sus acciones virtuosas: cita de Theognis. Es obrar virtuosamente contemplar a sus amigos; sentir que se obra y se vive en el seno de sus amigos es un vivísimo placer, el cual sólo se consigue en la intimidad. – El hombre dichoso debe tener amigos virtuosos como él, 258

Capítulo X. Del número de amigos.

Amigos por interés deben tenerse pocos; porque no se puede servir a todos; amigos por placer basta un corto número de ellos; amigos por virtud deben tenerse sólo los que se puedan amar con intimidad; este número siempre es muy limitado. – El amor, que es el exceso del afecto, sólo se dirige a un sólo ser. – Las amistades ilustres no han tenido nunca lugar sino entre dos; pero puede amarse a muchos de sus conciudadanos, 262

Capítulo XI. ¿Cuándo son más necesarios los amigos, en la prosperidad o en la desgracia?

Razones en ambos sentidos: la presencia de los amigos y su simpatía alivian nuestras penas y aumentan nuestra felicidad. – Se debe ser muy parco en llamar a los amigos cuando a uno le ocurre algún disgusto o desgracia, e ir espontáneamente en busca de ellos cuando sufren. – Se debe mostrar poca impaciencia en exigirles servicios, pero tampoco rehusarlos obstinadamente. – Resumen, 264

Capítulo XII. Dulzuras de la intimidad.

La amistad es como el amor; es preciso que los amigos se vean. – Ocupaciones comunes que sirven para aumentar la intimidad. – Los malos se corrompen mutuamente. – Los buenos se mejoran con su trato recíproco. – Fin de la teoría de la amistad, 266

Libro décimo
Del placer y de la verdadera felicidad


Capítulo primero. Del placer.

Es el sentimiento mejor apropiado a la especie humana; inmensa importancia del placer en la educación y en la vida. – Teorías contrarias sobre el placer; tan pronto se dice que es un bien como que es un mal. – Utilidad de concordar nuestra conducta con las máximas que profesamos, 267

Capítulo II. Examen de las teorías antes indicadas sobre la naturaleza del placer.

Eudoxio le suponía el soberano bien, porque todos los seres lo buscan y lo desean. Eudoxio autorizaba sus teorías en el perfecto régimen de su conducta. – Argumentos tomados de la naturaleza del dolor; todos los seres huyen de él. – Opinión de Platón. – Solución particular de Aristóteles. – Lo que todos los seres buscan debe ser un bien. – El argumento tomado de los contrarios no es bueno, porque el mal puede ser lo contrario de otro mal. – Refutación de algunos otros argumentos. – El placer no es una simple cualidad; tampoco es un movimiento; tampoco es la satisfacción de una necesidad. – Los placeres vergonzosos no son verdaderos placeres. – Indicación de algunas soluciones. – Resumen: el placer no es el soberano bien; hay placeres que se desean, 268

Capítulo III. Nueva teoría del placer.

Refutación de algunas otras teorías; el placer no es ni un movimiento ni una generación sucesiva. – Especies diferentes del movimiento. Todos los movimientos en general son incompletos, y jamás son perfectos en un momento dado de la duración. – El placer es un todo indivisible, cualquiera que sea el instante de la duración en que se le observe, 273

Capítulo IV. Continuación de la teoría del placer.

El acto más completo es el que se hace en las mejores condiciones. – El placer completa y perfecciona el acto, cuando el objeto que siente y el objeto sentido están en las condiciones apetecidas. – El placer no puede ser continuo como no lo es tampoco la pena; debilidad humana. – Gusto de la novedad. – El hombre ama el placer, porque ama la vida. Estrecho enlace del placer con la vida, 275

Capítulo V. Diferentes clases de placeres.

Nace de la diferencia de los actos. – Se goza tanto más cuanto más placer se tiene en hacer las cosas. Los placeres propios de las cosas; los placeres extraños; los unos perturban a los otros, porque no pueden hacerse dos cosas a la vez. Ejemplo de los espectadores en el teatro y de sus distracciones. – Placeres del pensamiento; placeres de los sentidos. – El placer varía según los seres, y hasta de un individuo a otro en una misma especie. – La virtud debe de ser la medida de los placeres, 277

Capítulo VI. Rápida recapitulación de la teoría de la felicidad.

No es una simple manera de ser. Es un acto libre e independiente, sin otro fin que el mismo y conforme a la virtud. – La felicidad no puede confundirse con las diversiones y los placeres; la diversión no puede ser el fin de la vida: los jóvenes, los tiranos. – Máxima excelente de Anacarsis. – La diversión no es más que un reposo y una preparación para el trabajo. – La felicidad es un asunto extremadamente serio, 281

Capítulo VII. Continuación de la recapitulación de las teorías sobre la felicidad.

El acto del entendimiento constituye el acto más conforme a la virtud, y por consiguiente el más dichoso; puede ser el más continuo. – Placeres admirables de la filosofía. – Independencia absoluta del entendimiento y de la ciencia; tienen en sí mismos su propio fin; calma y paz profunda del entendimiento. Turbaciones de la política y de la guerra. El entendimiento es un principio divino en el hombre. – Superioridad infinita de este principio; grandeza del hombre; la felicidad consiste en el ejercicio de la inteligencia, 283

Capítulo VIII. Superioridad de la felicidad intelectual.

El segundo grado de la felicidad es el ejercicio de otra virtud, que no sea la sabiduría. La virtud moral se relaciona a veces con las cualidades físicas del cuerpo, y se une muy bien con la prudencia. – Superioridad de la felicidad intelectual. No depende casi en nada de las cosas exteriores. – La virtud consiste a la vez en la intención y en los actos. – La perfecta felicidad es un acto de pura contemplación. Ejemplo de los dioses. Es injuriarles el atribuirles otra actividad que la del pensamiento. – Ejemplo contrario de los animales; no tienen felicidad, porque no piensan. – La felicidad está en proporción del pensamiento y de la contemplación, 286

Capítulo IX. Relación de la felicidad con el bienestar exterior.

La felicidad supone un cierto bienestar exterior; pero este bienestar es muy limitado. – La posición más modesta no es incompatible ni con la virtud ni con la felicidad. – Opinión de Solon; opinión de Anaxágoras. No debe darse crédito a las teorías cuando no se conforman con los hechos. – Grandeza del sabio; es el amigo de los dioses; es el único dichoso, 289

Capítulo X. Importancia de las teorías y de la práctica.

Opinión de Theognis. – La razón sólo habla a los menos. Sólo mediante el temor del castigo puede ser dirigida y corregida la multitud. – Influjo de la naturaleza; necesidad de una buena educación; sólo la ley puede ordenarla. Sabios consejos dados al legislador por Platón. – Empleo simultáneo de la práctica y de la fuerza. Sólo la ley tiene poder para mandar eficazmente. – Educación pública; educación particular; utilidad de las reglas generales y de la ciencia; la experiencia. – Papel admirable del legislador. – Oficio poco útil y poco honroso de los sofistas que enseñan la política. Esta es indispensable. Los estudios teóricos sobre las constituciones pueden ser de alguna utilidad. – Colección de constituciones. – Relación de la política con la moral; anuncio de la Política de Aristóteles como continuación de su moral, 290

Nota sobre esta edición digital (septiembre de 2005)

Esta edición del texto en español de la Moral a Nicómaco de Aristóteles, en versión de Patricio de Azcárate, que ofrece libremente por internet el Proyecto Filosofía en español, se ha realizado directamente a partir de un ejemplar de la edición impresa, Madrid 1874. Se hace figurar entre corchetes el número y el lugar donde continúa el texto en cada página de esa edición impresa. Se han renumerado correlativamente las 210 notas puestas al texto de Aristóteles (que en la versión impresa van referidas a cada página). Se reproduce con la mayor fidelidad el texto ofrecido por Azcárate.

Proyecto Filosofía en español
© 2005 www.filosofia.org

Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1874, tomo 1, portada y páginas 299-318
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jueves, marzo 06, 2008

Summa Teológica y Economía

Puntos de tratamiento económico:
1. Préstamo. Valor del dinero en el tiempo (Aquino). El dinero es estéril (Aristóteles).
2. Propiedad privada. Es superior a la colectiva.
3. Precursor de la teoría de la utilidad. El valor lo da la estimación del uso.
4. Política monetaria. Genera estabilidad.

PENSAMIENTO ECONOMICO DE TOMAS DE AQUINO

http://www.eco-finanzas.com/economia/economistas/Tomas_pensamiento_economico.htm

Si bien los temas de análisis de Santo Tomás eran los morales y teológicos, en medio de sus investigaciones se encontró con una serie de temas económicos de los que no rehuyó, sino que, al contrario, optó por abordarlos desde el punto de vista de la ética.

Se preguntó, por ejemplo, si es legítimo prestar con interés, si es justa la ganancia o si es natural la existencia de la propiedad privada.

Es así como el gran libro de Tomás de Aquino, la Summa teológica (una larga obra de catorce tomos que demoró más de cuatro años en escribir), tiene algunos capítulos dedicados a analizar temas que son eminentemente económicos -y que tendrían una fuerte influencia en la economía posterior-, donde es posible apreciar la firmeza de sus ideas.

Propiedad privada

La existencia de la propiedad privada había sido muy cuestionada por los primeros pensadores de la Iglesia: San Ambrosio, San Basilio, San Juan Crisóstomo y -en menor medida- San Agustín. Casi mil años antes que Tomás de Aquino, y basándose principalmente en diversos pasajes bíblicos, estos pensadores propiciaban que los bienes debían ser comunes y al mismo tiempo condenaron la actividad mercantil.

Santo Tomás de Aquino, sin embargo, planteó que la correcta interpretación cristiana de la actividad privada consiste -en pocas palabras- en no valorar las riquezas más de lo que se valora a Dios. En este sentido, propuso que desde un punto de vista moral, los cristianos no deben preocuparse de la existencia o inexistencia de bienes propios, sino de cómo usarlos. Este espaldarazo a la existencia de la propiedad privada es trascendental para la economía, ya que así el teólogo legitimó la actividad mercantil y permitió a los cristianos dedicarse al comercio, que en el siglo XIII comenzaba a ser una actividad cada vez más importante.

Tomás de Aquino no defendió sólo con argumentos bíblicos la posesión privada de bienes. Él, y el escolasticismo en general, también la defendió desde un punto de vista económico: los bienes propios se usan mejor que aquéllos que se tienen en propiedad común. Es decir, rescatando gran parte de lo que había dicho Aristóteles, Tomás de Aquino señaló que los bienes privados son más productivos, ya que las personas cuidan más lo propio. Este planteamiento es, sin duda, base fundamental de la economía de mercado.

¿Precio justo es el "precio de mercado"?

Uno de los temas económicos que más les interesaron a los escolásticos, desde el punto de vista moral, fue determinar cuándo un precio era justo. Mientras algunos autores anteriores habían planteado que el "precio justo" estaba determinado por el costo de producción, Tomás de Aquino estableció que el precio de los bienes no está determinado por la naturaleza de ellos, sino por la utilidad que reportan. Y, más importante aún, consideró que el precio justo era aquél determinado por la "estimación común" de la sociedad; es decir, algo muy similar al concepto actual de precio de mercado.

El precio justo está dado por la "estimación común" de las personas, es decir, algo muy similar al actual precio de mercado.

Tomás también fue enfático en plantear los beneficios que le significan al país el tener una política monetaria sana y estable. El autor consideraba que la adulteración de la moneda era equivalente a darles estupefacientes a los enfermos: en un principio alivia, pero a la larga causa males peores.

Condena al préstamo con interés

La Iglesia Católica tenía una posición oficial, que se remontaba al Antiguo Testamento, de condena al préstamo con interés. Tomás de Aquino hizo suya esta tradición, a la cual le agregó la posición de Aristóteles respecto de que el dinero es estéril y, por lo tanto, no se puede generar dinero con dinero.

Tomás consideraba que pagar interés era pagar un precio por el paso del tiempo y, dado que el tiempo es un bien poseído por todos, no se puede cobrar por él. Si bien hoy puede parecer extemporáneo, con este planteamiento estuvo a punto de descubrir el valor inter-temporal del dinero, propio de la economía moderna (es decir, que cien pesos hoy valen más que cien pesos en un año más).

Es tal la importancia del planteamiento del interés de Tomás de Aquino y fue tan grande su influencia, que la Iglesia Católica reafirmó la prohibición a sus fieles de la práctica del préstamo con intereses hasta principios del siglo XIX. Esto explica, entre otras cosas, que por muchos siglos los cristianos no se hayan dedicado a la actividad bancaria y sí lo hayan hecho los judíos.

En la Edad Media, prácticamente toda la cultura estuvo en manos de la Iglesia. El pensamiento económico no fue una excepción. Interesaba fundamentalmente conocer la moralidad de los diversos actos económicos, lo que explica que muchas reflexiones económicas se encuentren en los manuales para confesores.

Fragmento de Los Trabajos y los Días

Nótese en este fragmento la percepción sobre la ganancia, sobre que lo más seguro es lo que está en la casa, sobre honrar el salario convenido. Son claramente ideas precapitalistas. El texto completo de Los Trabajos y los Días puede verse en:

http://www.scribd.com/doc/522533/hesiodo-los-trabajos-y-los-dias

Fragmento de Los Trabajos y los Días de Hesíodo

No aspires a ganancias ilícitas, porque equivalen a la ruina.

Ama al que te ame, ayuda al que te ayude, da al que te dé; pero no des nada a quien no te dé nada. Se da, en efecto, al que da; pero nadie da a quien no da nada.

Buena es la liberalidad; pero la rapiña es mala y mortal.

Si alguien da, aunque sea mucho, y por su propio impulso, se alegra de dar y está contento de ello en su corazón; pero el que roba escudándose en su impudicia, aunque sea poco, queda con el corazón desgarrado, porque si añades lo poco a lo poco, pero frecuentemente, pronto lo poco se hará mucho.

El que añade a lo que posee, evitará el hambre negra. Lo que está seguro en casa no inquieta al amo. Más vale que esté todo en casa, ya que lo que hay fuera está expuesto.

Dulce es gozar de los bienes presentes y, cruel desear los de fuera.

Te aconsejo evitar todas estas cosas. Hártate de beber al principio y al final del tunel, pero no cuando está a la mitad.

Vana es la economía donde ya no hay nada.

Da siempre exactamente el salario convenido a tu amigo.

Hasta cuando juegues con tu hermano, ten un testigo; la credulidad y la dcsconfianza pierden por igual a los hombres.

No seduzca tu espíritu con su dulce charla la mujer que adorna su desnudez, porque anda buscando tu hacienda: y quien se fía de semejante mujer se fía del ladrón.

Al hijo unico es a quien compete vigilar la casa paterna, y as¡ es como la riqueza se acrece en las moradas. ¡Ojalá mueras viejo y dejes un solo hijo en tu lugar! Zeus otorga también grandes riquezas a las familias numerosas. Los esfuerzos de muchosproducen bienes mayores. Asi, pues, si tu espíritu desea riquezas, procede como te aconsejo y añada trabajo al trabajo.

Los trabajos y los días

Existen diferentes afirmaciones de economistas, que refieren esta obra literaria de Hesíodo como el primer tratado de Economía en el sentido de que puede contarse como antecedente de la Teoría del Valor Trabajo. Una afirmación muy importante, por tratarse de un estudioso que vivió en la Grecia Antigua, es que el trabajo no es un castigo divino, creencia que se mantuvo prácticamente en toda la sociedad feudal y que fué erradicada por la teoría del valor trabajo, sistematizada por Adam Smith.

En:

http://turan.uc3m.es/uc3m/inst/LS/apolo/erga.html

Erga (Los trabajos y los días)

Hesíodo

Los Trabajos y los días o Erga son un manual que incluye información útil para el cultivo de la tierra, la cría de ganado, el paso de las estaciones, la navegación por mar...

El mito de Pandora explica por qué los hombres están obligados a sufrir sacrificios: una venganza divina desatada por la curiosidad de la mujer, que abre la caja prohibida dejando escapar todos los sufrimientos humanos encerrados en ella.

Pero el trabajo según Hesíodo no es sólo un castigo, es el máximo valor para el hombre común, semejante en nobleza a la areté de los héroes antiguos, pues quien trabaja con la dedicación y los conocimientos necesarios puede alcanzar la felicidad.

En este libro se nos habla de dos tipos de ambición, una buena y otra mala. La mala, que se ha apoderado de su hermano Perses, lleva a la intriga, genera discordia y ociosidad, y la buena lleva al campesino a ser próspero, incitándole a perseverar. También contrapone la Justicia (díke) con el exceso de pasiones nefastas (hybris), que debe ser evitado a toda costa.

Estructura:

1-10. Proemio: Himno a las Musas de Pieria y elogio a Zeus; epílogo con oración a éste para que imponga la ley de la justicia y palabras a Perses, al que el poeta va a dar consejos.

11-285. Mitos y fábula: Avisos a Perses sobre la justicia y el trabajo; explicaciones sobre la dolorosa vida humana y el poder justiciero de Zeus. Hay dos Érides o Rivalidades, la de la envidia y la de la emulación en el trabajo, que es la que hay que seguir. Perses abusó de Hesíodo porque siguió la primera.

Mito de Prometeo y Pandora que explica el desgraciado destino humano por haberse enfrentado a Zeus aquel protector de los hombres, que robó el fuego para ellos, haciéndolos poderosos.

Mito de las Edades: la de Oro, a través de las de Plata, Bronce y de los Héroes, se ha llegado a la de Hierro, en que culmina la injusticia.

Fábula del ruiseñor y el halcón, que dice que soltará o no al primero según quiera, porque es más fuerte, con la conclusión de que en el mundo humano es de otro modo. Díke, la Justicia, hija de Zeus, cuenta a éste las injusticias de los hombres y él las castiga.

286-694. Los dos caminos y el tema del trabajo, suplemento dirigido a Perses: tema de los dos caminos, los dioses han puesto sudor en el de la virtud, pero es el que compensa. Máximas sobre el Trabajo, el Respeto, la Felicidad.

386-681. Calendario agrícola: explica cómo trabajar el campo en términos generales. Sólo se dirige a Perses una vez. Preparativos para cada estación, con algunas digresiones.

618-694. Trabajos de navegación.

695-764. Consejos sobre varias cuestiones, dirigidos a un destinatario general, sobre la mujer, los amigos y vecinos, la conducta social y prohibiciones de tipo ritual y supersticioso. Epílogo a la fama.

765-828. Los Días: calendario de los días del mes que son fastos o infaustos para determinadas actividades. Existen dudas sobre su autenticidad.

miércoles, marzo 05, 2008

Jenofonte según Diógenes Laercio

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Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

BIOGRAFÍA DE JENOFONTE

Tomado de:

http://www.e-torredebabel.com/Biblioteca/Diogenes-Laercio/Vida-Filosofos-Ilustres-Jenofonte.htm

1. Jenofonte, hijo de Grilo, nació en Erquia, pueblo del territorio de Atenas. Fue muy vergonzoso y hermoso de cuerpo en sumo grado. Dicen que habiéndolo encontrado Sócrates en una callejuela, atravesó el báculo y lo detuvo. Preguntóle donde se vendían las cosas comestibles, y habiéndoselo dicho, le preguntó de nuevo: «¿Dónde se forman los hombres buenos y virtuosos?». A lo cual, como Jenofonte no le satisficiese de inmediato, añadió Sócrates: «Sígueme y lo sabrás». Desde entonces fue discípulo de Sócrates. Fue el primero que publicó en forma de Comentarios las cosas que antes sólo se referían de palabra, siendo también el primer filósofo que escribió Historia.

2. Refiere Aristipo en el libro IV de las Delicias antiguas que Jenofonte amaba a Clinias y hablaba así: «Con más gusto miro a Clinias que a todas las demás cosas bellas que tienen los hombres; nada me molestaría ser ciego para todas las cosas, con tal que gozase de la vista de Clinias; aflíjome de noche y cuando duermo, porque no lo veo; doy mil gracias al día y al sol porque me muestran a Clinias» (108).

Hízose muy amigo de Ciro en la forma siguiente: tenía un amigo beocio llamado Proxeno, discípulo de Gorgias Leontino y familiar de Ciro, en cuya compañía estaba en Sardes. Escribió éste a Jenofonte, que estaba en Atenas, una carta en la que le decía le sería muy útil hacerse amigo de Ciro.

Jenofonte mostró la carta a Sócrates y le pidió consejo; pero éste lo envió a Delfos a fin de que hiciese lo que el oráculo le dijese.

Pasó a Delfos; mas no preguntó a Apolo si le convenía ir a ver a Ciro, sino el cómo lo había de ejecutar. Sócrates le reprendió la astucia; pero fue del parecer hiciese el viaje. Llegado a verse con Ciro, le supo captar la voluntad de tal manera, que se le hizo tan amigo como el mismo Proxeno. Por lo cual nos dejó escrito cuanto pasó en la subida y regreso de Ciro.

3. Fue mortal enemigo de Memnón de Farsalia, el cual, en la subida de Ciro, era conductor de las tropas extranjeras. Objetábale, entre otras cosas, que seguía amores superiores a su calidad. También afeó a cierto Apolonio por llevar agujeros en las orejas. Después de la subida de los persas, la rotura del Ponto y el quebrantamiento de la alianza por Seto, rey de los odrisos, se retiró Jenofonte a Asia a estar con Agesilao, rey de los lacedemonios; llevóle muchas tropas de Ciro para que militasen en su ejército, se puso todo en su obediencia, y fue su mayor amigo. Con esta ocasión, pareciendo a los atenienses que estaba de parte de los lacedemonios, lo condenaron a destierro. Pasó después a Éfeso y entregó en depósito a Megabizo, sacerdote de Diana, la mitad del oro que traía hasta que volviese; pero si no volvía, mandó se hiciese con él una estatua de la diosa y se la dedicase. Con la otra mitad envió dones a Delios.

Habiendo Agesilao sido llamado a Grecia para hacer la guerra a los tebanos, pasó Jenofonte con él a Grecia, dándole víveres los lacedemonios. Finalmente, separado de Agesilao, se fue al territorio de Elea, cerca de la ciudad de Escilunte.

4. Iban con él, como dice Demetrio de Magnesia, cierta mujercilla llamada Filesia y dos hijos, Grilo y Diodoro, según escribe Dinarco en el libro Del repudio contra Jenofonte; los cuales dos hijos fueron llamados Geminos (109). Habiendo Megabizo viajado a Escilunte por causa de ciertas festividades públicas, recobrando Jenofonte su dinero, compró y dedicó a la diosa unos campos por los cuales corre el río Selinus, del mismo nombre que el que pasa por Éfeso.
Entreteníase en la caza, convidando a comer a los amigos y escribiendo sobre historia.
Dinarco refiere que los lacedemonios le dieron habitación y tierras. Dícese también que Filópidas de Esparta le envió en don diferentes esclavos traídos de Dardania para que se sirviese de ellos en lo que gustase. Que después, habiendo venido los elienses con ejército a Escilunte, destruyeron la posesión de Jenofonte por tardar los lacedemonios en venir a la defensa. Entonces los hijos de Jenofonte huyeron ocultamente con algunos esclavos y se fueron a Lepreo. Igualmente Jenofonte, que primero se retiró a Elis; después pasó a Lepreo, donde estaban sus hijos, y con ellos a Corinto, donde se estableció.

5. Habiendo por entonces resuelto los atenienses dar auxilio a los lacedemonios, envió Jenofonte a sus hijos a Atenas para que militasen bajo las órdenes de los lacedemonios; habían estudiado la disciplina militar en Esparta, según escribe Diocles en las Vidas de los filósofos. Diodoro volvió de aquella jornada sin haber hecho cosa memorable, y tuvo después un hijo del mismo nombre que su hermano. Pero Grilo murió en ella peleando valerosamente entre la caballería, siendo general de ésta Cefisodoro, y Agesilao de la infantería, como dice Éforo en el libro XXV de sus Historias. La batalla fue junto a Mantinea. Murió también en ella Epaminondas, capitán de los tebanos. Dicen que Jenofonte estaba a la sazón haciendo un sacrificio, con corona en la cabeza, y tenida la noticia de la muerte del hijo, se quitó la corona; pero sabido que había muerto peleando valerosamente, se la volvió a poner. Algunos dicen que ni aun lloró; sí que solamente dijo: «Yo ya sabía lo había engendrado mortal».

6. Aristóteles dice hubo muchísimos que escribieron elogios y el epitafio de Grilo, en parte por congraciarse con el padre. Y Hermipo dice, en la Vida de Teofrasto, que aun Sócrates escribió encomios de Grilo; lo cual indujo a Timón a censurarlo con los versos siguientes:

Dos, o tres, o más libros (110)
enfermos y sin fuerza ha publicado,
en todo parecidos a las obras
de Jenofonte y Esquines, ineptas
para persuadir cosa ninguna.

Ésta fue la vida de Jenofonte. Floreció hacia el año IV de la Olimpíada XCIV. Subió con Ciro, siendo arconte Jeneneto, un año antes de la muerte de Sócrates. Murió el año primero de la Olimpíada CV (según escribe Estesiclides Ateniense en la Descripción de los arcontes y vencedores en los juegos olímpicos), siendo arconte Calidemide, en cuyo tiempo reinaba en Macedonia Filipo, hijo de Amintas. Su muerte fue en Corinto, como dice Demetrio de Magnesia, siendo ya de edad avanzada. Fue Jenofonte un varón en todo bueno: aficionado a los caballos y a la caza, e inteligente en la táctica, según consta de sus escritos. Fue pío, dado a los sacrificios, muy práctico en conocer las víctimas y celoso imitador de Sócrates.

7. Escribió más de cuarenta libros, que algunos dividen con variedad. La Subida de Ciro está escrita no con prefacio a toda la obra, sino con proemios particulares a cada libro. Los demás escritos son: La institución de Ciro, Los hechos memorables de los griegos, Los comentarios, El banquete,
La económica,
Acerca de los caballos, De la caza, Del cargo del general de caballería, La apología de Sócrates, De la semilla, Hierón, o sea, Sobre el gobierno tiránico, El Agesilao y, finalmente, Sobre las repúblicas de los atenienses y lacedemonios; bien que Demetrio de Magnesia dice que esta obra no es de Jenofonte. Dícese que poseyendo él solo los libros de Tucídides y habiendo podido suprimirlos, no lo ejecutó; antes bien, los publicó para gloria de aquél. Llamábanlo la Musa ática por la dulzura de su locución, y por esto había algunos celos entre él y Platón, como diremos cuando tratemos de éste.

8. Mis epigramas a Jenofonte son éstos:

No sólo pasó a Persia Jenofonte
por la amistad de Ciro,
sino por caminar por la ardua vía
que a los dioses conduce.
Escribiendo las glorias de los griegos
su socrático ingenio nos demuestra.

Y este otro a su muerte:

Si por los ciudadanos
de Cécrope y de Cranao, Jenofonte,
desterrado te miras,
sin más causa que ser de Ciro amigo,
ya la hospital Corinto te recibe,
y estableces en ella tu morada.

Me acuerdo haber leído que floreció hacia la Olimpiada LXXXIX (111), con los otros discípulos de Sócrates. Istro dice fue desterrado por decreto de Eubelo, y que por sentencia del mismo se le alzó el destierro.

9. Hubo siete Jenofontes. El primero, éste de que hemos tratado. El segundo fue ateniense, hermano del Nicostrato que compuso el poema La Teseide, el cual, entre otras cosas, escribió la Vida de Epaminondas y de Pelópidas. El tercero, médico de Cóo. El cuarto, uno que escribió la Historia de Aníbal. El quinto trató De los portentos fabulosos. El sexto fue de Paros y escultor célebre. Y el séptimo, poeta de la comedia antigua (112).

(108) Este pasaje lo trae el mismo Jenofonte en su Convite, con poquísima diferencia; y es notable que Laercio vaya a buscarlo a Aristipo.
(109) A saber, Cástor y Pólux.
(110) Άσθενιχή τε λόγων δυάς ή τριχς, etc. Logos puede significar argumento, razón, discurso, razonamiento, palabra, disertación, oración, libro, etc.
(111) Arriba, donde dijo Laercio que floreció hacia la Olimpíada XCIV, debió seguir la opinión común y recibida. Aquí da a entender que había quien discrepaba en algo. Bien puede decirse que un hombre florece en sabiduría dentro de unos quince años.
(112) La comedia griega tuvo tres estados: Antigua o Primitiva, la cual representaba hechos verdaderos, y los actores tomaban los nombres y circunstancias de los mismos sujetos entre quienes pasó el caso, que nunca era fingido. Así, en ella se motejaban personalmente y se satirizaban unos a otros, dándose en rostro con sus errores, defectos y descuidos públicos y ocultos, aun entre personas respetables. Esta demasiada libertad de los poetas, tan agradable al populacho, tenía acobardados a todos, sin atreverse a tomar parte en los negocios públicos, por cuya razón Alcibíades prohibió el nombrar a nadie en la escena. Esta prohibición produjo otra especie de comedia que llamaron Media, en la cual eran verdaderos los hechos, y las personas fingidas. De ambas especies compuso comedias Aristófanes, porque en su tiempo se prohibió la Primitiva. Finalmente, porque todavía los asuntos verdaderos se solían aplicar con facilidad a personas señaladas que los habían manejado, aunque no se nombrasen, y la libertad de poetas y actores era excesiva, inventó Menandro la tercera especie de comedia llamada Nueva, en la cual fue todo fingido, hechos y personas
*

Economía según Jenofonte

*
La obra de Jenofonte, Economía, la hemos encontrado solamente en inglés en:

http://www.perseus.tufts.edu/cgi-bin/ptext?doc=Perseus%3Atext%3A1999.01.0212;query=chapter%3D%231;layout=;loc=Ec.%202.1
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Programa de Economía Política I

UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS
ESCUELA DE ECONOMIA

MATERIA: ECONOMIA POLITICA I


ECP 118
PRE REQUISITOS: SOCIOLOGIA GENERAL, MICROECONOMIA II, MACROECONOMIA II
U.V.: 3
20 SEMANAS
CICLO: V
NUMERO CORRELATIVO: 17


OBJETIVO

TENER UNA PERCEPCIÓN BÁSICA Y COHERENTE DE LOS PRINCIPIOS DE LA CIENCIA ECONÓMICA

CONTENIDO:

ESTUDIO DE LA FUNDACIÓN DE LA CIENCIA ECONOMICA

UNIDAD I. PRECURSORES:

GRECIA ANTIGUA: ARISTOTELES, JENOFONTE
FISIOCRATAS: TABLA ECONOMICA DE QUESNAY
WILLIAM PETTY: ARITMETICA POLITICA

UNIDAD II. FUNDADORES:

ADAM SMITH: LA RIQUEZA DE LAS NACIONES
DAVID RICARDO: PRINCIPIOS DE ECONOMIA POLITICA

UNIDAD III. VERTIENTES:

CARLOS MARX: CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA
KARL MENGER: PRINCIPIOS DE ECONOMIA POLITICA

CONTENIDOS:

PRIMERA UNIDAD:

ARISTOTELES: VALOR DE USO Y VALOR DE CAMBIO, CREMATÍSTICA Y ECONOMIA

JENOFONTE: EL TRABAJO

QUESNAY: PRODUCTO NETO, TRABAJO PRODUCTIVO E IMPRODUCTIVO

PETTY. TRABAJO EXCEDENTE

SEGUNDA UNIDAD:

ADAM SMITH: DIVISION DEL TRABAJO, TEORIA DEL VALOR TRABAJO. TRABAJO PRODUCTIVO E IMPRODUCTIVO.

DAVID RICARDO: REMUNERACION DEL TRABAJO. VENTAJAS COMPARATIVAS.

TERCERA UNIDAD:

CARLOS MARX: FUERZA DE TRABAJO Y TRABAJO. TRABAJO EXCEDENTE Y NECESARIO. PLUSTRABAJO.

KARL MENGER: TEORIA DE LA UTILIDAD, CLASIFICACION DE LAS NECESIDADES Y LOS BIENES.

METODOS DE ENSEÑANZA:

CLASES EXPOSITVAS

LECTURAS DE TEXTOS ORIGINALES

DISCUSIONES

TRABAJO DE INVESTIGACION APLICADA

EXPOSICION SOBRE TEMAS AL FINAL

EVALUACIONES:

TRES EXAMENES PARCIALES: 20% CADA UNO

UN TRABAJO ESCRITO EN TRES MOMENTOS: SELECCIÓN Y JUSTIFICACION DEL TEMA SELECCIONADO, AVANCE Y PRESENTACIÓN POR ESCRITO FINAL: 20% DISTRIBUIDOS EN LOS TRES MOMENTOS ANTERIORES.

PRESENTACIÓN ORAL DEL TEMA: RECURSOS DIDÁCTICOS, CAPACIDAD PEDAGÓGICA, DOMINIO DEL TEMA: 20% DISTRIBUIDO EN LOS TRES ASPECTOS ANTERIORES.

BIBLIOGRAFIA:

ARISTOTELES: LAS CLASES SOCIALES, VALOR DE USO Y VALOR DE CAMBIO (LA POLITICA, ETICA A NICÓMANO)

WILLIAM PETTY: ARITMETICA POLITICA

ENGELS: EXPLICACION DE LA TABLA ECONOMICA DE QUESNAY

ADAM SMITH: LA RIQUEZA DE LAS NACIONES (CINCO PRIMEROS CAPITULOS), TEORIA DE LOS SENTIMIENTOS MORALES.

DAVID RICARDO: PRINCIPIOS DE ECONOMIA POLITICA Y TRIBUTACION

CARLOS MARX: PROLOGO DE CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA

LENIN: CARLOS MARX CON UNA EXPOSICION DEL MARXISMO

KARL MENGER: PRINCIPIOS DE ECONOMIA POLITICA

lunes, marzo 03, 2008

Maestro de economistas latinoamericanos

Silva Herzog es maestro de economistas de latinoamérica. Probablemente es uno de los estudiosos de la ciencia que más ha contribuido a difundir y cimentar la personalidad propia, independiente, de la ciencia económica y su carácter social. Es clásica su "Homilía para Futuros Economistas", cuya tercera edición, realizada en 1963, por la Facultad de Economía de la Universidad de El Salvador, fué dedicada por el autor a los alumnos de esta institución. La primera edición de "Homilía..." apareció en 1956 (Cuadernos Americanos).

Un párrafo profundo de Silva Herzog:

"(...) la utilidad de las matemáticas para el economista. Lo reconozco sin reserva allguna. Pero no es lo mismo reconocer que las matemáticas son herramientas útiles y aún indispensables al economista, que sostener que la Economía es una ciencia matemática porque se ocupa de cantidades. Entre una y otra postura, entre una y otra concepción la distancia es inmensa.

A mi parecer el punto de vista de Sismondi, se aproxima más a la verdad que los puntos de vista de Jevons y de Say; pero se hubiera aproximado más todavía, si hubiera escrito que la Economía es una ciencia social que estudia cómo se producen y distribuyen los bienes materiales y cómo debieran producirse y distribuirse; si hubiera añadido que su objeto no es la riqueza por la riqueza misma, sino un medio para mejorar al hombre en todos los aspectos esenciales de su existencia individual y colectiva."

En:


Jesús Silva Herzog

(San Luis Potosí, México, 1892-Ciudad de México, 1985) Economista mexicano.

En 1910, año en que estalló la Revolución, fue enviado por su familia a Nueva York para cursar estudios de economía.

De regreso en su ciudad natal comenzó a ejercer el periodismo en El Demócrata y Redención, y estuvo cerca de ser fusilado por sus divergencias con el ideario constitucionalista de Venustiano Carranza.

En 1922 se graduó en economía por la Escuela de Altos Estudios de la Universidad Nacional. A partir de entonces, su influencia en la vida pública del país fue constante.

Preocupado por la enseñanza de su especialidad, fundó el Instituto Mexicano de Investigaciones Económicas y la Revista Mexicana de Economía, institución que dirigió de 1940 a 1942.

Como investigador se interesó por la historia de la economía y temas como la reforma agraria y la cuestión petrolera. Petróleo mexicano. Historia de un problema (1941), El pensamiento económico en México (1947) y El agrarismo mexicano y la reforma agraria (1959) son sus tratados más destacados.

En este discurso se perfila la trayectoria de Silva Herzog al tiempo que se realiza una síntesis muy precisa del carácter social de la economía con extractos de trabajos de economistas como Keynes.

Discurso de la entrega de los Premios en Investigación Económica Mtro. Jesús Silva Herzog Versión 2000

En:


Rendirle un homenaje al Mtro. Jesús Silva Herzog a través de los Premios en Investigación que otorga en su nombre el Instituto de Investigaciones Económicas es reconocer sus aportaciones a la Ciencia Económica.

Nuestra ciencia no rinde frutos como quisiéramos, el mundo se convulsiona y la producción crece por largos periodos para ir declinando poco a poco y destruir sus propias fuerzas productivas.

La construcción sobre la destrucción de la tecnología, los avances de la innovación y la ciencia. Así, nuevamente, vuelve a crecer la producción pero no se distribuye equitativamente, ni de forma tal que posibilite el desarrollo de las capacidades productivas y creativas de toda la población.

Sin embargo, a lo largo del siglo XX el pensamiento científico en economía ha tenido importantes aportaciones al conocimiento que se genera en las ciencias sociales y las llamadas ciencias duras para la comprensión de los procesos económicos y sus determinaciones.

Aún más, se registró un crecimiento impensable en otras épocas de académicos y profesionales dedicados de tiempo completo al trabajo de esclarecer múltiples fenómenos económicos. Así, el campo mismo de la ciencia económica también se acrecentó.

En México, todavía al inicio del siglo pasado se debatía si la economía tenía un campo específico de estudio o si debía enseñarse en las aulas de las escuelas de derecho y contaduría. Sin embargo, en muy pocos años la ciencia económica avanza hasta alcanzar aportaciones sustanciales y no cabe duda de que hoy conocemos más acerca de la economía mexicana, sus procesos, determinaciones y perspectivas.

Los grandes temas económicos en debate durante el siglo pasado fueron precisamente los problemas del desarrollo, nuestro Instituto tempranamente supo encaminar sus esfuerzos en la línea que marcaba el mayor desafío a la ciencia económica.

A pesar de los importantes avances alcanzados por la ciencia económica en nuestro país, con las contribuciones nuestras y de otros centros académicos y científicos, las aceleradas transformaciones económicas y la presencia de viejos y nuevos problemas, mantienen vigente el desafío del desarrollo.

Existe una necesidad social y política de alcanzar un mínimo de bienestar social y económico para toda la población, que sólo es viable cuando los procesos económicos son deliberadamente encaminados a ello.

La ciencia económica a pesar de las grandes aportaciones que ha dado a la humanidad no ha logrado la distribución de la riqueza que permita en la mayoría de la población que todo ser humano mantenga un mínimo de alimentación y reciba servicios de salud indispensables. Es decir, que cada individuo en nuestra sociedad tenga la oportunidad de trabajar y que todo aquel que desee trabajar pueda hacerlo en condiciones que permitan a la sociedad beneficiarse de todas las capacidades productivas y creativas de su fuerza laboral.

Con otro nivel de retribución al trabajo, su efecto multiplicador sobre la demanda, pero también sobre la vida social y democrática del país, se percibiría de manera casi inmediata y podría gestar las bases económicas detonantes del propio crecimiento económico. Sin embargo, no es la ciencia económica la que distribuye la riqueza, sino las decisiones de política económica.

El uso eficiente de los recursos productivos es un principio que no está a discusión, como tampoco el hecho de que los recursos naturales son finitos. Lo que sí está a discusión y pone en peligro la vida de la sociedad y del propio planeta es seguir aplicando políticas públicas irracionales que no permiten mejorar la calidad de vida. ¿Cómo lograr un desarrollo económico sostenido con equidad?. Esta pregunta se formula a cada momento y en cada contexto histórico ha encontrado múltiples respuestas; es parte de una discusión profunda de lo que han sido la economía y el pensamiento económico desde hace más de 2,900 años.

Hesíodo, el poeta griego, escribió un poema económico “Los trabajos y los días”; quinientos años después, Jenofonte escribió “La Economía” y otro libro “Medios de aumentar las rentas públicas de Atenas”.

Posteriormente, en el “Deuteronomio”, último libro del Pentateuco, atribuido a Moisés, se establece el pago de diezmos y primicias. Estas son las primeras obras de las que se tiene noticia en las cuales se tratan principios de la economía.


Las aportaciones a la economía política van desde Antonio de Montchrétien con su libro “Tratado de la Economía Política” hasta el libro de Carl Menger que también abarca los “Principios de Economía Política”.

Cabe destacar la obra “La Riqueza de las Naciones” de Adam Smith cuyos antecedentes se encuentran en Francois Quesnay, Mercier de la Riviere, Dupont de Nemours y el abate Baoudeau. Carlos Marx considera a William Petty el verdadero fundador de la economía política junto con John Locke y David Hume. No podríamos dejar de mencionar las aportaciones de David Ricardo en su libro “Principios de Economía Política y Tributación”. Puede afirmarse que Adam Smith, David Ricardo, John Stuart Mill y Robert Malthus, son los fundadores de la economía clásica inglesa. Carlos Marx estudió seriamente a Smith y Ricardo, a los socialistas franceses y a los utopistas y filósofos alemanes Feuerbach y Hegel que hicieron aportaciones sustanciales a la ciencia de la economía política.

Recientemente, William Stanley Jevons en su libro “La Teoría de la Economía Política”, junto con Walras y Menger fundan la escuela austríaca y la corriente de los marginalistas. John Maynard Keynes en la introducción de las “Obras Escogidas de Alfred Marshall” cita que “la economía es una ciencia fácil en la que son muy pocos lo que logran destacarse”. Es el propio Keynes quien en “Teoría General de la Ocupación, el interés y el dinero” escribió “No es natural para una población, en que son tan pocos los que disfrutan de las comodidades de la vida, acumular de una manera tan enorme.”, y agrega “Las clases laboriosas no quieren ya privarse de tantas cosas y las clases ricas, que ya no confían en el futuro, pueden disfrutar más plenamente de sus libertades de consumo mientras les dure y llega la hora de la confiscación”.


Es precisamente por la comprensión de la dinámica de las asimetrías y desigualdades características del proceso económico que en sus obras Keynes destaca la importancia del papel del Estado como regulador del proceso económico.

Los grandes pensadores de la economía del siglo XX: Schumpeter, Kalecki, Harrod, Minsky, Perroux, Hayek, Friedman, Leontief se enfrentan al desafío de estructurar de manera coherente el alcance del acto económico que finalmente define el campo de la ciencia económica, pero también se enfrentan a la idea de una mayor o menor regulación del estado.

La ciencia económica hoy tiene que analizar desde la perspectiva de la física los fenómenos caóticos de los sistemas complejos, el carácter no aleatorio de las fluctuaciones de precios en los mercados financieros. Se propone que la economía es caótica, y que los ciclos económicos, a intervalos irregulares, son inevitables. "...las ecuaciones de la economía tendrán que estar basadas en las leyes más complicadas que rigen los elementos económicos básicos: la naturaleza humana y algunas de sus producciones..." "La teoría del caos, basada en principios de globalidad, holísticos, de no-equilibrio y de inestabilidad limitada, proporciona modelos y técnicas para el estudio de las emergentes organizaciones fractales, informales o amorfas, que practican el aprendizaje complejo en la oportunidad y gestionan la innovación y la creatividad. Al ocuparnos de la aplicación del caos a los mercados financieros, se pone de manifiesto el acortamiento del tiempo de predicción que, a veces, queda reducido al mínimo".

Las corrientes en América Latina de los institucionalistas, los cepalinos, los dependentistas y sobre todo el legado y la herencia de las obras del Mtro. Jesús Silva Herzog, también quedan signadas por estas definiciones.

Si regresamos a la lectura de la “Homilía para Futuros Economistas”, cuando el Mtro. Jesús Silva-Herzog piensa en el futuro del economista, él señala lo siguiente, “ ... el ideal supremo de un economista mexicano o latinoamericano en general, estriba en decir las cosas bien y hacerlas mejor, en amar a su patria con hondo y desinteresado amor, en servir a su pueblo con la mira de elevar sus condiciones culturales y materiales, y, por último, luchar sin tregua consigo mismo para hacer de la propia vida algo así como una obra de arte....esperemos que la palabra economista, quiera decir en el próximo futuro, por su íntimo y recóndito significado esencial, arquitecto de pueblos”.

En nuestro días se renueva con distinto vigor el reto para la ciencia económica que es precisamente “...el desempleo en inmensa escala y la organización del ocio entre una parte considerable de los habitantes de la Tierra”. Parece sin embargo necesario reiterar, aún en el curso de enfrentar el debate económico, el principio de libertad que rige a toda sociedad, a todo país, a la Universidad y a nuestra comunidad académica en el marco de la ciencia económica. Tal principio es indispensable para el avance del pensamiento científico, por cuanto que, tanto las corrientes dogmáticas como los apologéticos de la reacción, deben quedar en el pasado y morir cada día que resurgen, especialmente en las comunidades académicas comprometidas con la ciencia y con el bienestar de las mayorías.

Por lo tanto, con la entrega de los premios en investigación económica, no sólo debemos refrendar nuestra misión institucional, que es el estudio de la ciencia económica, sino nuestro compromiso con la sociedad por ser ésta una universidad pública, que vive de lo que la sociedad le otorga.

Asimismo es necesario retribuirle, con investigaciones y estudios que permitan transformar la realidad económica de nuestro país y de América Latina, y con el compromiso de que nuestra generación deberá legar a nuestros hijos la posibilidad de una mejor distribución del ingreso y un desarrollo económico más justo y equitativo.

Muchas gracias, felicidades.

Ciudad Universitaria, 22 de Mayo de 2001.

Dra. Alicia Girón González.

miércoles, febrero 20, 2008

Biografía neoliberal de un liberal

En:

http://www.libertaddigital.com/ilustracion_liberal/articulo.php/744

Nº 31 - RETRATOS
Condillac
Por Gabriel Calzada

Étienne Bonnot nació en Grenoble el 30 de septiembre de 1714. Como vástago menor de la familia, parecía abocado a hacer carrera en el seno de la Iglesia. Sin embargo, su padre, Gabriel Bonnot, que logró amasar una considerable fortuna, al morir dejó a cada uno de sus hijos 25.000 libras, de las que podrían hacer uso cuando cumplieran los 25 años (en el momento de la muerte de Gabriel, Étienne contaba 22). Esta circunstancia hizo posible que nuestro personaje diera esquinazo al destino y se dedicase a sus grandes pasiones.

Étienne, que acabaría siendo conocido como Condillac porque fue abad de la villa francesa del mismo nombre, eligió estudiar. En 1733 se trasladó a París, donde ya se encontraba su hermano Gabriel. Hasta los años 40, los datos que se tienen sobre su vida son escasos. Está prácticamente confirmado que acudió al Collège Mazarin, donde habría cursado Filosofía, Física y Matemáticas. Lo que sí es seguro es que ingresó posteriormente en La Sorbona. Tras completar satisfactoriamente los estudios de Teología, ingresó en el seminario de Saint Sulpice. En 1741 fue ordenado sacerdote, pero nunca llegó a ejercer: no hay indicio alguno de que llegara a oficiar una sola misa.

Durante los años 40, Étienne y su hermano Gabriel participaron regularmente en las reuniones que se celebraban en el salón de Madame de Tecin –de cuyo hermano, el cardenal Tecin, era secretario Gabriel–, donde entraron en contacto con algunos de los grandes pensadores y literatos del momento (entre los asiduos se contaba, por ejemplo, el Barón de Montesquieu). Asimismo, por aquel entonces Condillac mantuvo encuentros semanales con Diderot y Rousseau en el Hotel du Panier-Fleuri.

Rousseau reparó inmediatamente en el gran talento para la filosofía del joven abad de Condillac. Fue él, de hecho, quien le puso en contacto con Diderot, con vistas a que pudiera publicar su primera obra, el Ensayo sobre el origen del conocimiento humano. Diderot no dudó en usar sus influencias para que el Ensayo... pasara por la imprenta. D'Alembert, hijo ilegítimo de Madame de Tecin, era otro de los estrechos amigos de Condillac: en la década siguiente coincidirían a menudo en las famosas reuniones auspiciadas por el Marqués d'Argenson, en las que se juntaba la alta sociedad parisina para debatir todo tipo de cuestiones literarias, políticas y filosóficas.

Para mediados de la década de los 50 nuestro personaje era ya conocido como filósofo dentro y fuera de Francia. Gran seguidor de Locke, abogaba por el empleo de la observación como método de aproximación científica a los fenómenos sujetos a estudio. Es más que posible que su entusiasmo por Locke no se limitara a las obras metodológicas, y que también se viera influido por el liberalismo del inglés.

En 1758 aceptó convertirse en tutor del Príncipe de Parma. En algún momento de su estancia de casi siete años en Italia, Condillac dirigió su atención hacia la obra de Ferdinando Galiani Della moneta, publicada en 1751 y centrada en la relación entre valor y utilidad. A juzgar por el parecido tratamiento que dan al valor Galiani y Condillac, resulta verosímil pensar que Della moneta influyó lo suyo en el francés. En cualquier caso, los años que pasó como director de estudios del Príncipe de Parma son cruciales para entender su obra económica.

De vuelta a Francia (a punto estuvo de impedírselo la viruela; de hecho, se le llegó a dar por muerto, y su recuperación fue lo más parecido a un milagro), Condillac fue designado miembro de la Academia. Durante los ocho años siguientes se dedicó a "resumir" lo que, a su juicio, debía saber un príncipe como el de Parma para desempeñarse como gobernante. Fruto de ello fue su Cours d'etudes, una obra que terminó ocupando 17 volúmenes.

Disertar sobre el arte del buen gobierno sin entrar en materia económica es misión imposible. El buen gobierno está tan estrechamente relacionado con el buen entendimiento de los fenómenos económicos que no es de extrañar que Condillac profundizase extraordinariamente en los diversos problemas teóricos de la economía. Esta forma de acercarse a la economía no es singular; algo parecido hizo, por ejemplo, Juan de Mariana: las magistrales, sinceras y atrevidas lecciones que preparó para la educación de Felipe III le llevaron a plantearse los límites de la política económica de acuerdo con las leyes naturales de la economía. Esas reflexiones le servirían de base para escribir, nueve años más tarde, su famoso y pionero Tratado y discurso sobre la moneda de vellón.

Pero volvamos a Condillac; para hablar, ya, de su gran obra económica: El comercio y el gobierno considerados en su relación mutua. En ella, Condillac erige todo un corpus teórico partiendo de fenómenos generales como el valor y estudiando seguidamente asuntos como los precios (y la determinación de los mismos), los intercambios, la generación de riqueza, el dinero, los monopolios, la soberanía del consumidor o la asignación de recursos en el mercado. A continuación (y tal y como haría Ludwig von Mises dos siglos más tarde en La acción humana) dirige su mirada a los dañinos efectos del intervencionismo gubernamental en el proceso del mercado.

Profundo conocedor de las leyes naturales del mercado, Condillac defendió aquellas políticas económicas que respetaran en todo momento la propiedad privada y ligó las posibilidades de crecimiento económico al respeto escrupuloso de la libertad de los individuos. Asimismo, previó las consecuencias del intervencionismo económico:

Si los Estados europeos persisten en rechazar la libertad total de comercio, nunca llegarán a los niveles de riqueza y población que podrían alcanzar. Si uno de ellos se decanta por la libertad completa y permanente mientras que los otros sólo acceden a una libertad temporal y limitada, aquél será, si todo lo demás permanece igual, el más rico de todos. Finalmente, si todos dejan de poner obstáculos al comercio, serán tan ricos como puedan serlo. Y entonces la riqueza de cada uno de ellos dependerá… de la fertilidad de sus suelos y de lo duro que trabajen sus habitantes.

La obra magna de nuestro personaje tropezaría con varios obstáculos importantes para su difusión y aceptación. En el ámbito de la teoría, Condillac, al demostrar que la tierra no es la única fuente de riqueza, no hizo sino situarse en una posición de marginalidad frente a la corriente dominante de la época, la fisiocracia. Asimismo, su sistema sobre la teoría subjetiva del valor sería arrinconado por espacio de cien años. En el ámbito de la política, sus análisis y conclusiones chocaron frontalmente con el colbertismo ambiente, que llevó el intervencionismo hasta sus últimas consecuencias. Proclamar las bondades de la libertad económica y denunciar los males del dirigismo estatal no era la mejor forma de hacer amigos en la Francia del siglo XVIII.

El destino quiso que El comercio y el gobierno viera la luz en 1776, el mismo año en que Adam Smith publicó La riqueza de las naciones. Tanto una como otra obra pueden ser consideradas importantes piedras fundacionales de dos tradiciones en la historia del pensamiento económico: la continental y la anglosajona, y precursoras de dos corrientes liberales: la austriaca y la neoclásica. La tibia acogida que recibió El comercio... contrasta con el ardor con que se saludó la aparición de La riqueza... El texto del francés era conciso y claro, y no dejaba lugar al intervencionismo estatal.

Dado el marcado carácter liberal de sus principios y conclusiones, a nadie debería extrañar que El comercio y el gobierno tuviese problemas con la censura. Ya el Cours d´études había tenido serias dificultades para ver la luz. De no haber sido por las gestiones de Turgot, a la sazón ministro de Marina e Inspector General de Finanzas, no está claro cuál hubiese sido la suerte de las reflexiones económicas de Condillac.

Fieles a la tradición continental de la teoría subjetiva del valor, Condillac y Turgot tuvieron que batallar a contracorriente por sus ideas. Ambos llegaron a conclusiones extremadamente liberales, y hubieron de soportar críticas generalizadas.

Con todo, el mensaje de Condillac acabó calando, y la importancia de El comercio y el gobierno puede calificarse perfectamente de crucial. Gracias a esta obra, la teoría subjetiva del valor cobró nuevos bríos. Por otro lado, Condillac dio un paso más hacia la fusión coherente de la ética de la propiedad privada con la ciencia económica.

Sin hacer ruido, el magisterio de Condillac se abriría paso hasta la revolución marginalista. Wilhelm Roscher (1817-1894), uno de los mayores conocedores de la historia del pensamiento económico, colocó la explicación del francés sobre el valor en el centro de su tratado de economía, lo que le valió ser atacado por Karl Marx. No es de extrañar: la explicación deductiva del valor disolvía instantáneamente la teoría del valor trabajo y, por lo tanto, la teoría marxista de la explotación.

Unos años después de que Roscher aprovechara los valiosos conocimientos de Condillac en su System der Volkswirtschft, William Stanley Jevons afirmaría, en Theory of Political Economy, que la de Condillac fue "la primera aseveración clara sobre la verdadera conexión entre valor y utilidad". Carl Menger, por su parte, siguió los pasos de Roscher, a quien dedicó sus Principios de Economía Política, y a la hora de explicar los fundamentos del valor citará a Condillac más que a ningún otro autor.

Podemos afirmar que la obra económica de Condillac sitúa a éste a medio camino entre la escolástica tardía y el liberalismo económico contemporáneo. Su figura es clave para entender la tradición continental que une a la Escuela de Salamanca con la Austriaca. De no haber sido por su aportación a la ciencia económica, la tradición subjetivista continental se hubiese visto aún más silenciada por la corriente anglosajona liderada por Adam Smith, David Ricardo y John Stuard Mill. Es difícil valorar en qué medida su esfuerzo permitió, cien años más tarde, la superación de la teoría anglosajona del valor y el retorno a un enfoque metodológico deductivo, al menos en lo que a Menger y su escuela se refiere; pero de lo que no cabe duda es de que fue fundamental.

El 3 de agosto de 1780, cuatro años después de que viera la luz El comercio..., moría repentinamente el hombre que, según Terence Hutchinson, "tiene más derecho que ningún otro a ser considerado el padre fundador del análisis subjetivista en teoría económica". Dos siglos más tarde, la importancia y profundidad de sus ideas contrasta con el desconocimiento que tanto del hombre como de su obra tiene la inmensa mayoría de los economistas contemporáneos.

Quizá la Escuela Austriaca debería hacer un esfuerzo por dar a conocer a uno de sus predecesores más ilustres: Étienne Bonnot, abad de Condillac, pionero en el análisis deductivo y subjetivista de la economía y un liberal íntegro, digno de la mayor admiración.

Nueva Economía Keynesiana

Una puntualización esquemática y matemáticamente formalizada de conceptos básicos del neokernianismo puede verse en:

http://iei.uv.es/~rdomenec/ma/tr_tema5.PDF

Teoría General de la Ocupación

El texto completo en su idioma original, el inglés, del libro clásico de Keynes, Teoría General de la Ocupaciòn, el Interés y el Dinero puede leerse en línea en:

http://etext.library.adelaide.edu.au/k/keynes/john_maynard/k44g/

Tomamos la anterior referencia de wikipedia, que además expresa específicamente una valoración resumida sobre el texto de la siguiente forma:

http://es.wikipedia.org/wiki/Teoría_general_de_la_ocupación,_el_interés_y_el_dinero

"La Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero se considera el trabajo magistral del economista británico John Maynard Keynes. En gran medida, creó la terminología de la moderna macroeconomía. Se publicó en febrero del 1936, en una época marcada por la Gran Depresión estadounidense. El libro desencadenó una revolución en el pensamiento económico, comúnmente denominada la "Revolución Keynesiana", en la forma en la que los economistas pensaban en el fenómeno económico, y especialmente en cómo pensaban acerca de la viabilidad y conveniencia de la gestión del sector público del nivel agregado de la demanda en la economía.

En el libro de Keynes, «Ensayos en Persuasión», el autor recordó sus frustrados intentos por influir en la opinión pública durante la Gran Depresión, a comienzos de los años treinta. La "Teoría General", representó los intentos de Keynes para cambiar la opinión general en el pensamiento que existía en el entorno macroeconómico.

Resumiendo, la "Teoría General" argumentaba que el nivel de empleo en la economía moderna estaba determinado por tres factores: la inclinación marginal a consumir (el porcentaje de cualquier incremento en la renta que la gente destina para gasto en bienes y servicios), la eficiencia marginal del capital (dependiente de los incrementos en las tasas de retorno), y la tasa de interés. El argumento clave en el pensamiento de Keynes es que una economía debilitada por la baja demanda (como por ejemplo, en una depresión), donde hay un problema desencadenante (dificultad en conseguir una economía que crezca vigorosamente), entonces el gobierno (más concretamente el sector público) puede incrementar la demanda agregada, incrementando sus gastos (aunque se incurra en déficit público), sin que el sector público incremente la tasa de interés lo suficiente como para minar la eficacia de esta política.

Keynes previó en la "Teoría General" que su libro probablemente iba a liderar una revolución en la forma que los empresarios pensarían sobre los temas de interés público, y el pensamiento keynesiano (los intentos del gobierno intentando influir en la demanda a través de los impuestos, el gasto público, y la política monetaria) fue muy influyente en la época de la postguerra tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la estanflación de la década de 1970 hizo que el enfoque intervencionista keynesiano perdiera su atracción en los círculos políticos y de los teóricos económicos. En la mayoría de las economías, se comenzó a creer que el manejo keynesiano de la demanda era complejo, y que acarreaba sutiles daños en la economía, como deteriorar los beneficios de un presupuesto público equilibrado, así como favorecer la inflación. Hasta cierto punto, la teoría keynesiana sufrió debido a su propio éxito en la postguerra, durante la que terminó con largos periodos de paro y pérdida de producción. De todas las maneras, el keynesianismo todavía existe en la forma de la denominada Nueva Economía Keynesiana, que intenta combinar la economía neoclásica con algunas conclusiones de la política keynesiana.

Además, Keynes fue un maravilloso comunicador de la lengua inglesa, con una escritura muy fluida que se evidencia a veces en la "Teoría General". Un ejemplo es el capítulo 12, en el que habla del "Estado de las Expectativas a largo plazo", que es considerado por muchos como un ejemplo de los mejores textos sobre bolsa. Sin embargo, gran parte del libro muestra el peor Keynes a la hora de usar el lenguaje, con frases complejas y largas, que no son nada características del estilo de escritura de otras obras previas."