Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.
Mostrando entradas con la etiqueta Ibn-Jaldun. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ibn-Jaldun. Mostrar todas las entradas

martes, octubre 24, 2017

Ibn Jaldún. Un economista musulmán pre-clásico

*
Ibn Jaldún. Un economista musulmán pre-clásico. (*)
*
Ahmed Mohamed Al Horr.
Mohamed Ennaji.

Introducción

Su nombre de por sí, es controversial: Unos le llaman Ibn Jaldúm, abenjaldún, Ibn Abdún, etc.; pero su verdadero nombre fue Abún Zayd Abd al-Rahmán Ibn Jaldún o Abu Zaid Abdeurrahman Ibn Jaldún al-Hadramí, y fue el más importante de su época entre los científico medioevales islámicos. Algunos lo consideran el verdadero padre de la ciencia económica. Es probable que algunas de sus ideas fueran transmitidas en Europa por medio de los dominicos de la Escuela de Salamanca.

Ibn Jaldún, descubre en la dinámica del mercado el germen de las crisis culturales. Analiza una serie de conceptos económicos -entre ellos, los de población, precio, beneficio, lujo, y formación de capital- y traza su interrelación. Aboga por un sistema de libre competencia y condena toda intervención de parte del sultán en las actividades agrícolas, industriales o comerciales del pueblo.

Así, se infiere que el pensamiento de Ibn Jaldún, es un pensamiento universal en lo general y de contribución al pensamiento económico moderno en particular.

El presente artículo se desarrolla en los apartados siguientes: esta introducción, una breve biografía, el pensamiento universal y económico de Ibn Jaldún, con la conclusión y la bibliografía consultada.

Breve biografía

En sus 74 años de vida física, ya que nació el día 27 de mayo del año 1332 después de Cristo – dc.- en la ciudad de Túnez, y vivió mucho tiempo en Sevilla musulmana; murió el 17 de marzo del año 1406 en el Cairo siendo Magistrado y Profesor de la Universidad de Al-Azhar. Jaldún, hizo aportes impresionantes, en particular, para el pueblo islámico; y en general, para todo el mundo, oriental y occidental. Como muchos que nacieron en su época, él fue un sobresaliente en: historia, sociología, filosofía, economía, geografía, demografía y politología. Proveniente de familia noble con origen andalusí establecida en Túnez en la primera mitad del siglo XIV; ocupó muchos cargos políticos, pero fue exilado y encarcelado después de varios sucesos históricos de su pueblo. Finalmente, murió en el Cairo, donde fue nombrado Gran Cadí Malikí de Egipto, que era una especie de guerreros de su época.

El pensamiento universal de Ibn Jaldún

Según Jarmounio Jarmounio, Mostapha (2015), la época en la vivió Ibn Jaldún se puede considerar como una época de transición y de grandes cambios en la historia de occidente y del oriente islámico, esto pudo influir en el carácter cambiante, inestable e individualista de Ibn. Por lo tanto, la época de la baja edad media se puede entender no solamente leyendo la historia, sino también la obra Kitāb at-Ta´rif (autobiografía de Ibn Jaldún).

Para Zeraoui Zidane (2004), este trabajo sobre la historia del pensamiento, parte de la crítica a la premisa del eurocentrismo como eje central en el planteamiento del desarrollo de las ideas socio-políticas. La relación de varios libros sobre la historia del pensamiento nos revela esta distorsión que excluye o minimiza a los autores no occidentales. Precisamente, la idea medular del ensayo, después de la crítica al eurocentrismo, se centra en enfatizar los aportes chinos, indios e islámicos y sobre todo en rescatar el pensamiento de Ibn Jaldún por su visión universal y su contribución en muchas esferas del conocimiento como la sociología (bautizada por él la Ciencia de la Sociedad, en árabe obviamente), la Economía y la Ciencia Política. A pesar de la profundidad de los aportes no-occidentales, la referencia a ellos en la gran mayoría de las obras producidas en Europa o en los Estados Unidos, inclusive en América latina, es escueta, casi inexistente.

Por eso, dice Zeraoui, este ensayo es una aportación al debate sobre el eurocentrismo para revalorizar las contribuciones no occidentales al pensamiento mundial. Precisamente, cuando consultamos alguna obra sobre sociología o pensamiento social, encontramos casi invariablemente un enfoque eurocéntrico. El pensamiento chino, indio o islámico es reducido drásticamente o simplemente inexistente. El origen del pensamiento, según estas obras, se remonta a los griegos para pasar a los romanos y al cristianismo medieval y luego aterrizar en el renacimiento, la Reforma y la Ilustración. Los pensadores islámicos generalmente ocupan un espacio reducido o simplemente son ignorados.

Es en este contexto de atraso del pensamiento islámico que Ibn Jaldún (padre de la sociología y la ciencia histórica) irrumpe con su obra cumbre que marca el último sobresalto de la grandeza del pensamiento del Islam en la medida que durante el Imperio Otomano el pensamiento filosófico fue marginal, por la orientación militarista del Imperio. Su obra se enfoca a la reflexión histórica, pero es el fundador de nuevas ciencias como la sociología o la antropología cultural de la civilización arabo-musulmana.

Sin embargo, sigue Zeraoui, el descubrimiento en Europa de Ibn Jaldún en el siglo XIX conllevó a hacer de él (en el pensamiento europeísta) un pensador solitario, sin ninguna influencia. Fue relegado, a pesar de su innegable influencia en el pensamiento tanto islámico como occidental, como un pensador marginal, sobre todo durante la fase colonial que buscaba reducir los aportes islámicos en la cultura occidental. Posteriormente se ha tratado de compararlo con pensadores como Maquiavelo, Montesquieu, Hegel, Comte, y últimamente en la década de los sesenta con Marx por su acercamiento materialista de la Historia. Falta ubicarlo en su justa dimensión dentro de los grandes pensadores de la Humanidad, sin sobreestimarlo ni subestimarlo.

Así dice Zeraoui, por su parte, el profesor emérito del departamento de Islam de la Universidad Autónoma de Madrid, Miguel Cruz Hernández en 1996, nos brinda esta síntesis del pensamiento de Ibn Jaldún que:

“…Esta fuerte personalidad se refleja en su obra, sobre todo en la objetividad con que enjuicia los hechos... que le llevará a decir que “la experiencia es una linterna que ilumina el camino recorrido”... La unidad histórica no la forman los individuos ni los Estados, sino los grupos sociales homogéneos; los individuos concretos “protagonistas” de la historia no son conductores individuales de la masa, sino un “producto” engendrado por dichos grupos. No es la herencia, sino el medio social –dice Ibn Jaldún antes que Marx–, quien condiciona al individuo y los grupos sociales.

Así, podemos encontrar planteamientos, conceptos e ideas de Ibn Jaldún tanto en los economistas clásicos de los siglos XVII y XVIII, como en las obras de Marx o de los historiadores franceses del siglo XX. Ibn Jaldún queda definitivamente como la gran figura del pensamiento mundial. Aunque “Gumplowicz llamó la atención del mundo sobre él, y Franz Oppenheimer le trató con gran respecto (y que) algunos han visto en Ibn Jaldún al primer sociólogo auténtico”, queda por restituirlo en su justo lugar en el pensamiento mundial. Ibn Jaldún no fue un pensador árabe, sino universal, por el alcance de sus aportaciones. Lo que mencionamos para Ibn Jaldún puede también decirse para Al-Kinfi o Al-Farabi o Menio o Kautilya”.

La reconstrucción de la Historia pasada a través del prisma del nuevo centro de poder (Europa y Estados Unidos) es una deformación a priori de los acontecimientos pasados, para ajustarlos a la visión de la potencia dominante.

Finalmente dice Zeraoui, si analizamos los centros de poder a lo largo del devenir histórico, tendremos una verdadera historia universal del pensamiento político-filosófico centrada en los momentos más relevantes de la formación de la civilización, rescatando por ende los aportes de las civilizaciones no occidentales.

Un soporte a la economía moderna

En efecto, Ibn Jaldún consideraba, entre otras muchas ideas significativas, que la poderosa fuerza de la religión constituye uno de los mayores elementos unificadores que fortalecen la cohesión social, y que, en consecuencia, puede bastar para mantener unida a toda una comunidad. Además, supo adelantar que las mutaciones sociales, así como el desarrollo y el declive de las sociedades, están sujetos a una serie de leyes que pueden formularse de manera empírica, pues se derivan a su vez de ciertas realidades observables, entre las que destaca la actividad económica.

La recuperación de Ibn Jaldún se produjo en el siglo XIX, desde la traducción de su obra al francés de los Prolegómenos, lo que supuso la rápida reivindicación de su labor por parte de algunos intelectuales árabes.

Así, su obra sobresaliente, en el nivel mundial, fue: “Los prolegómenos” Libro I o al-Muqaddimah; muy probablemente escribió su primera versión de este libro entre los años 776-780 de la era lunar o 1375-1379 de la era cristiana, tiempo en el cual estuvo refugiado en el castillo de Qalat-Ibn-Salama en el sudeste de Frendah al oeste de Tiaret, Orán; Argelia.

Recuérdese, que el gran pensador inglés del libre mercado o libre economía, Adam Smith, por ejemplo, escribe su gran obra hasta el año 1776: “Investigación sobre la Naturaleza y causa de la Riqueza de las Naciones”.

En estos Prolegómenos de la sociedad humana y de sus fenómenos que ella presenta [D´Ibn Khaldoun (732-808 de l´hégire) (1332-1406 de J.C.) (1863)]; trató las secciones siguientes:

De la civilización en general

De la civilización de los nómadas y de los pueblos salvajes, y de estos a su casa con organismos de las tribus.

Sobre las dinastías, la realiza, el califa y la orden designada en el Sultán.

Sobre los pueblos, las villas, las ciudades y atropellos a la población encontrada sedentaria.

Sobre los medios de procurarse la subsistencia, sobre la adquisición, las artes y todo lo que considere como nuevo.

De las ciencias y la lectura de diversas especies; de las enseñanzas, de sus métodos y procedimientos, y todo ello debe atarse nuevamente.

Además de esas secciones que incluye este gran Libro I, se podría decir que lo divide en tres tomos: en el tomo I, aborda su Autobiografía (Autobiographie d´Ibn Khaldoun); en el tomo II, aborda los problemas sobre los títulos que son especiales a un Gobernador de la realeza del sultán; y en el tomo III, lo dedica a la Jurisprudencia y a la ciencia de sucesiones, que a éste le competen.

Además, conforme a Escartín González, E. (2004), el pensamiento transmitido por Ibn Abdún en su Tratado no se inscribe en el campo de lo que hoy entendemos por teoría económica, ni en él se encuentran de forma explícita instrumentos que sirven o pueden servir para realizar análisis económicos. Pertenece el pensamiento económico de Ibn Abdún al campo de la economía normativa; es decir, al del establecimiento de reglas para la consecución de un sistema económico más perfecto que el existente. Mas esto no presupone la inexistencia total de economía positiva en el Tratado de Ibn Abdún, puesto que el conocimiento de determinados instrumentos de teoría económica es necesario para concebir dicho sistema, en el que, además, según la mentalidad de la época, predomina su sometimiento a la ley islámica, al código moral preconizado en el Corán, debido al reconocimiento de unos valores de orden superior. Para perfilar una sociedad mejor que la existente, Ibn Abdún tiene que denunciar los defectos del sistema en vigor, y, procediendo de esta forma, también entra en la economía descriptiva. Obedece ésta a una base real, cuya estructura es la que se ha intentado analizar en el presente estudio, además de poner de relieve los principios teóricos subyacentes en su pensamiento.

Por eso, Marjorie Grice-Hutchinson1 (1909 – 2003), historiadora del pensamiento especializada en la Escuela de Salamanca y en el pensamiento económico medieval, y quién fuera discípula de Friedrich August von Hayek (1899-1992) de la Escuela Austríaca; argumenta con sus trabajos algunas contradicciones en temas económicos preexistentes en Europa, y entre los cuales destaca que:

“El pensamiento económico de los clásicos griegos y romanos está enlazado al pensamiento actual a través de las traducciones al árabe y su transmisión vía los pensadores de Al Andalus (Ibn Haldún) y la Escuela de Salamanca”.

Las otras dos contradicciones clave sobre el pensamiento económico actual a que hace Grice-Hutchinson, son que:

“La escuela de Salamanca expresó la teoría cuantitativa del dinero con anterioridad a Bodin”, y que “El origen del capitalismo liberal no puede explicarse como consecuencia del calvinismo ya que puede encontrarse la defensa de la libertad económica en los jesuitas de la Escuela de Salamanca”.

Como puede apreciarse, el libre mercado sostenido por los economistas clásicos (Adam Smith y las Escuelas Austríaca y de Salamanca) o el eurocentrismo económico, fue precedido por el pensamiento económico preclásico de Ibn Jaldún.

Conclusión

El pensamiento general y polifacético de Ibn Jaldún, es un pensamiento universal, que puede ser considerado como pensamiento preclásico, y de soporte al pensamiento clásico eurocéntrico; pensamientos no occidentales ni eurocéntricos que deberían ser profundizados.

En lo que respecta al pensamiento económico y social en particular, existe evidencia suficiente en el pensamiento de Ibn Jaldún, de haber abordado con anterioridad a los pensadores económicos clásicos eurocéntricos (por ejemplo: ingleses, francés, de la escuela de Salamanca, escuela Austríaca) la teoría económica del libre mercado conocida actualmente. Además, antes que Marx, Ibn Jaldún destaca la visión materialista de la historia de las sociedades. }

Bibliografía

Escartín González, Eduardo (2004): “Estudio Económico sobre el Tratado de Ibn Abdún. El vino y los gremios en al-Andalus antes del siglo XII”. Memoria para la obtención de doctor, bajo la dirección de Rocío Sánchez Lissén, Sevilla, Mayo. Editado por la Fundación El Monte en 2006.
D´Ibn Khaldoun [(732-808 de l´hégire) (1332-1406 de J.C.) (1863)]: “Les Prolégoménes I, II y III”. Traduits en FranÇais et commentés par W. Mac Gckin de Slane (1801-1878), Premiére partie. Une collection développée en collaboration avec la biblothéque Paul-Émile Boulet de l´Université du Québec á Chicoutimi, 2006.
Jarmouni Jarmouni, Mostapha (2015): “Kitāb at-Ta´rif o autobiografía de Ibn Jaldún (732-808 H. / 1332-1406 e. C)”. Traducción española, estudio de la autopercepción del autor y de sus materiales poéticos. Tesis doctoral, dirigida por Francisco Franco-Sánchez, Alicante. Universidad de Alicante.
Smith, Adam (1776): “Investigación sobre la Naturaleza y causa de la Riqueza de las Naciones”. Primera edición en inglés de 1776, y tercera reimpresión de 1982 de la primera edición en español de 1958. Fondo de Cultura Económica, México.
Zeraoui, Zidane (2004): “Repensar la historia del pensamiento. Los aportes de Ibn Jaldún. En Espacio Abierto, Cuaderno Venezolano de Sociología; Julio-Septiembre. Departamento de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico de Monterrey (ITESM), México. Nació en Inglaterra y murió en la ciudad de Málaga, España; para mayores detalles véase: http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Grice-Hutchinson.htm

(*) Trabajo preparado para la Maestria en Economía del Desarrollo, MED, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador, en el Módulo de Economía Política del profesor Evaristo Hernández. Agosto 2017

jueves, septiembre 18, 2014

Nota sobre Ibn Jaldún

*
  1. El período de disolución del imperio musulmán y recomposición del poderío cristiano. También es el período de la peste negra.
  2. Su principal obra Al Muqqadima o Libro de las Experiencias, contiene tres apartados el primero, introductorio, con reflexiones sobre la civilización humana, la segunda, historia de pueblos y dinastías y la última es una autobiografía.
  3. Tema de sus análisis es examinar las causas y efectos del avance y el retroceso de las civilizaciones.
  4. Ibn Jaldún sostenía que el Sultán no debía intervenir en el proceso económico. En este sentido fue el primer economista liberal.
  5. Las leyes del mercado deben organizarse sobre la base de la justicia en favor de solucionar los problemas de la pobreza.

Referencia:


Evaristo Hernández
Septiembre 2014
*

martes, abril 27, 2010

Abenjaldún, nota biográfica


*
Las negrillas, sangrías, supresión y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Tomado de:

Wikipedia, la enciclopedia libre

Ibn Jaldún (...)

Ibn Jaldún o Ibn Khaldoun (...). Conocido habitualmente como Abenjaldún (...) (nacido el 27 de mayo de 1332 y fallecido el 19 de marzo de 1406), fue un famoso historiador, sociólogo, filósofo, economista, demógrafo y estadista árabe. Nació en lo que actualmente es Túnez, aunque era de origen andalusí. Su familia fue dueña de la Hacienda Torre de Doña María en la actual Dos Hermanas (Sevilla).

Es considerado como uno de los fundadores de la moderna historiografía, sociología , filosofía de la historia, economía, demografía y las ciencias sociales en general.

Es fundamentalmente conocido por su obra Muqaddima o Prolegómenos a su vasta Historia de los árabes, que constituye un temprano ensayo de filosofía de la historia y de sociología, disciplina esta última de la que a menudo es considerado antecesor.

El gran historiador inglés Arnold J. Toynbee ha dicho que "Ibn Jaldún concibió y formuló una filosofía de la historia que es sin duda el trabajo más grande que jamás haya sido creado por una persona en ningún tiempo y en ningún país".[1]

Biografía

Ibn Jaldún, cuya familia tuvo que abandonar Sevilla cuando fue tomada por los castellanos en 1248, vivió en el momento histórico cuando el Islam comenzaba su decadencia.

Luego de haber fracasado en sus ambiciones políticas y de haber sido perseguido y encarcelado, Ibn Jaldún dedica el resto de su vida a estudiar y reflexionar sobre los hechos sociales, económicos e históricos.

Este conocimiento será el que volcará en su obra. Para ello, desde 1388 se instala en El Cairo (Egipto) donde se dedica a la enseñanza y a la investigación en varias universidades (madrasas), especialmente en la prestigiosa Al-Azhar. No obstante, tiene que volver a la arena política cuando Tamerlán asedia Damasco y recurre al prestigioso Ibn Jaldún para entrevistarse con él, aunque no tuvo éxito (1401).

Muchos años antes, en 1363, gracias a su amistad con Ibn al-Jatib quien lo llamó cuando se encontraba en Fez, Ibn Jaldún desempeñó una misión diplomática en favor del reino de Granada, en el otro extremo del Mediterráneo, más específicamente, en Sevilla ante Pedro I de Castilla, el Cruel.[2]

Su obra

La obra principal de Ibn Jaldún es el Libro de la evidencia, registro de los inicios y eventos de los días de los árabes, persas y bereberes y sus poderosos contemporáneos (...) que está dividido en siete libros.

El primero de ellos es la Muqaddima o Prolegómenos, que prologa al resto de la obra, aunque posteriormente ha sido tratado como una obra independiente.

Los libros del dos al cinco cubren la historia de la Humanidad hasta los tiempos de Ibn Jaldún. Los libros seis y siete cubren la historia de los pueblos bereberes y del Magreb. Su historia es, como el mismo lo afirma, una Historia Universal y abarca el análisis de historias de otros pueblos como los asirios, hebreos, griegos y romanos.

Entre los aportes a la economía de Ibn Jaldún, se incluye el descubrimiento de la dinámica de los mercados. Analiza también conceptos económicos fundamentales como población, precio, beneficio, lujo, y formación de capital. Todos estos conceptos son analizados en sus obras, donde también traza las interrelaciones entre ellos.

Para Ibn Jaldun, la historia es el análisis de las civilizaciones tanto en el aspecto externo como interno: externamente, a través del relato cronológico de los hechos; internamente, mediante un análisis lógico e interrelacionado de los acontecimientos históricos para ubicar sus consecuencias en el presente y las tendencias de futuro.

En lo relativo a la sociología, es particularmente interesante su concepción sobre la existencia de un conflicto central (ciudad versus desierto). Debido a su análisis de los conflictos sociales, sociólogos modernos de la teoría del conflicto como Ludwig Gumplowicz, Gustav Ratzenhofer y Franz Oppenheimer han demostrado un creciente interés en Ibn Jaldún.

La importancia del método de conocimiento racionalista empleado por Abenjaldún del todo acorde con su condición de creyente, pero sin subordinar el conocimiento y la interpretación de la realidad a las descripciones contenidas en el Corán o en los hadices. "Abenjaldún pone entre paréntesis a Dios", resume Charfi. En el libro sexto del Muqaddima o los Prolegómenos, queda claro que es la reflexión fundada sobre la experiencia lo que permite literalmente al hombre hacerse tal por encima de un mundo animal sujeto a los sentidos.

Cabe admitir por cuestión de fe una forma de conocimiento superior, estrictamente espiritual, propio de los ángeles, pero sin incidencia alguna sobre el conocimiento humano.

Es sobradamente conocida la utilización de este criterio para explicar el carácter cíclico de las civilizaciones, y a su núcleo, la interacción conflictiva entre el modo de vida nómada y el urbano o civilizado. Lo es menos la profundización que lleva a cabo Abenjaldún en el análisis de una vida nómada, adscrita al mundo árabe, sin concesión alguna y en la cual va incluida una interpretación de la génesis del Islam de cuya vigencia dan cuenta especialistas como Patricia Crone.

Dotado de una fuerza propia, derivada de la cohesión grupal o asabiyya, el mundo árabe nómada es violento, depredador y en principio incapaz de formar un imperio. Todo cambia, sin embargo, cuando sobre esa rudeza de costumbres incide la religión llevada por un Profeta a sus corazones: "Entonces la unificación más cabal se lleva a efecto entre ellos poniéndolos en condiciones de efectuar las conquistas y de fundar un imperio."[3]

Unos de los principales aportes de Ibn Jaldún a la historiografía es su ruptura con el concepto anterior. Ni en el mundo antiguo, ni en la Edad Media, tanto en Occidente como en el mundo musulmán, existe un antecedente en relación al concepto de historia de Ibn Jaldún. Su manera de enfocar el devenir histórico así como todos los elementos que influyen en el mismo es muy similar al que siglos después establecerían los Annales dirigidos por Marc Bloch, Lucien Febvre o Fernand Braudel. En ambos casos, se puede decir que realizan una historia social, en la cual el ser humano es el protagonista, no un individuo sino toda la colectividad. Se puede decir sin ningún temor que Ibn Jaldún es el "padre" de la historia en el concepto contemporáneo de esta disciplina.

Referencias

1.↑ Arnold Toynbee, Estudio de la Historia
2.↑ Ibn Jaldun. Auge y caída de los imperios
3.↑ Elorza, Antonio. Los errores de Dios, El País, 21 de octubre de 2006

(...)

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Ibn_Jald%C3%BAn"
*

lunes, enero 28, 2008

Nota biográfica del primer economista

*
Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Véase completa y relacionada en:

http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Abenjaldun.htm

Abenjaldun (Ibn Haldún o Jaldún) (1332-1406)

Su nombre completo es Abu Zaid Abdurrahman Ibn Jaldún al-Hadramí. Algunos lo consideran, con fundamento, el verdadero padre de la ciencia económica. Es probable que muchas de sus ideas fueran transmitidas a Europa través de los dominicos de la Escuela de Salamanca.

Las ideas económicas de Abenjaldún se desarrollan a lo largo de su libro al-Muqaddimah, y más especialmente en los capítulos donde considera la vida de las ciudades.
Descubre en la dinámica del mercado el germen de las crisis culturales. Analiza una serie de conceptos económicos -entre ellos, los de población, precio, beneficio, lujo, y formación de capital- y traza su interrelación. Aboga por un sistema de libre competencia y condena toda intervención de parte del sultán en las actividades agrícolas, industriales o comerciales del pueblo.
Nació el 27 de mayo de 1332 en Túnez (entonces capital de la Ifriqiyya) en el seno de una familia árabe-española, que vivió mucho tiempo en la Sevilla musulmana y cuyos miembros fueron prominentes funcionarios de las administraciones omeya, almorávide y almohade hasta 1228, año que emigraron a Ceuta.

Uno de sus antepasados fue el geómetra, astrónomo y médico sevillano Abu Muslim Ibn Jaldún (m.1057). El historiador cordobés Ibn Hayyán (987-1076) dice: «La familia Jaldún es hasta el presente una de las más ilustres de Sevilla. Ha brillado siempre por el elevado rango que ocupan sus miembros en los mandos militares y en las ciencias».

Sus padres murieron cuando tenía quince años, durante la epidemia de peste bubónica conocida como «La peste negra» de 1347-1348, que se cobró más de cien millones de vidas solamente en Europa y causó también estragos en Túnez.

Abenjaldun participó muy activamente en la política y gestión públicas de diversos países del ámbito musulmán de su época. Como consecuencia de una conspiración en la que participó contra el sultán mariní Abu ‘Inán (gobernó entre 1348-1358), fue encarcelado durante dos años (758-759 H./1357-1358). Estuvo al servicio de varios príncipes del Magreb y de al-Ándalus.

Entre 1363 y 1374 vivió en Fez, en Sevilla (embajador musulmán ante la corte de Pedro el Justiciero), en Granada, (donde llegó a ser Señor de Elvira), en Bugía y en Biskra (Constantina, Argelia).
De este modo descubrió sobre el terreno el desmembramiento social y político del Occidente musulmán, lo que reforzaba su gusto por el estudio y la reflexión.
Muy impresionado por la muerte de su gran amigo y colega, el médico, historiador y místico granadino de la escuela shií, Lisanuddín Ibn al-Jatib (1333-1375), estrangulado en la cárcel de Fez, se refugió durante cuatro años (776-780 H./1375-1379) en el castillo de Qalat-Ibn-Salama, en el sudoeste de Frendah (46 kms. al oeste de Tiaret, Orán, Argelia). Terminó allí la primera redacción de su Al-Muqaddimah. Regresó a la ciudad de Túnez, pero para enseñar y acabar la primera redacción de la llamada «Historia Universal» (en árabe Kitab al-‘ibar: "Libro de los bereberes").

Una intriga tramada por los celosos enemigos de su éxito, le obliga esta vez a marchar a Egipto, donde ocupará —también con numerosas vicisitudes— el cargo de Gran Cadí (Juez supremo) en la administración de los sultanes mamelucos.

Posteriormente, residió un tiempo en Damasco (1399-1401) y durante el asedio de esta ciudad por los invasores mongoles (enero y febrero de 1401), salvó la vida gracias a su fama y a la admiración que Timur Lang (Tamerlán ) tenía por los sabios.

Finalmente, se estableció como magistrado en El Cairo y fue profesor de la Universidad de Al-Azhar. Falleció el 17 de marzo de 1406 y fue sepultado en el cementerio de los sufíes de esta ciudad.

Su obra cumbre es el Kitab al-‘ibar ("Libro o Historia de los bereberes" también conocida como «Historia universal»).

Está dividida en tres partes. Una es su propia autobiografía (al-Ta’rif bi-Ibn Jaldún).

La parte más famosa es al-Muqaddimah ("Los prolegómenos"), que ha sido traducida a todos los idiomas.

Ibn Jaldún comienza por establecer las reglas de la crítica histórica que permiten fijar con certeza los hechos; entra el tema de su materia estableciendo la gran división entre pueblos de tribus nómadas y sedentarias; describe la formación de las ciudades, la influencia que ellas ejercen sobre sus habitantes, el nacimiento de todo poder por el espíritu del seno de la familia, la fundación de imperios y las causas de su decadencia; la naturaleza de los diferentes especies de reinos, del califato y del imamato, es decir, del poder temporal y del poder espiritual del califa.
*

Los precios según Ibn Jaldun

*
Ibn Jaldun es considerado por algunos como el primer economista en la historia de la ciencia. Este trabajo atestigua la importancia y meticulosidad con que trató los problemas económicos.

Las leyes de oferta y demanda están expresadas en su embrión.

Pero también es importante señalar que a Ibn Jaldún se le considera un precursor de la Sociología.

Queda sellada la relación de la Economía con la Sociología desde sus inicios en las obras de Ibn Jaldún.

Es el primero, al parecer en hacer una clasificación de las necesidades en indispensables, complementarias y superfluas.

SOBRE LOS PRECIOS (DE ARTÍCULOS Y MERCANCÍAS) EN LAS CIUDADES

En los mercados se encuentran las cosas que son necesarias para los hombres; en primer lugar, las que les son indispensables y que sirven para la alimentación, como el trigo y los demás productos análogos, tales como legumbres, garbanzo, guisantes verdes y otros granos alimenticios, así como las plantas empleadas como sazonamiento, tales como la cebolla, el ajo y otras hierbas del mismo género. Asimismo se encuentran las cosas de necesidad secundaria y superfluas, tales como los condimentos, las frutas, las vestimentas, los utensilios de menaje, los arneses, los productos de diversas artes y los materiales de construcción.

Si la ciudad es grande y encierra numerosa población, los artículos alimenticios de primera necesidad, y todo lo que se entiende dentro de esta categoría, son baratos; pero los superfluos, tales como los condimentos, las frutas y demás cosas similares, son caros. Lo contrario ocurre en las ciudades de pocos habitantes y de escaso progreso. He aquí la razón: los cereales son indispensables para la alimentación del hombre: por tanto sobran los motivos para que cada quien trate de abastecerse de ellos; nadie dejaría su casa sin un aprovisionamiento suficiente para un mes o un año, pues la mayor parte de las gentes, si no la totalidad, se ocupan de la provisión de cereales, tanto los citadinos como los que residen en las cercanías. Norma invariable. Además, cada jefe de familia se hace de provisiones que exceden generalmente de sus necesidades, excedente que bastaría a un buen número de habitantes de esa ciudad. De tal suerte la existencia en dichos granos alimenticios supera a la exigencia de la población; y por consiguiente baja su precio en el mercado, excepto en algunos años en que las influencias atmosféricas perjudican a su producción. Ahora si los habitantes, con el temor de una tal desdicha, no acaparan a tiempo esos cereales, se brindarían graciosamente y sin compensación, debido a su gran abundancia por el crecido número de la población.

En cuanto a los demás artículos, como condimentos, frutas y otras cosas por el estilo, cuya necesidad no es tan común y cuya producción no requiere el trabajo de toda la población, ni siquiera de la mayor parte.

Sin embargo en una ciudad de considerable desarrollo social, de bastantes exigencias del lujo, habrá suficientes motivos para que estos artículos tengan mucha demanda y cada quien procure proveerse de ellos tanto como sus medios le permitieran. La cantidad que de ellos exista en la ciudad se vuelve completamente insuficiente; los compradores se hacen numerosos y esas cosas, de por sí limitadas, se escasean totalmente. Entonces los interesados se aglomeran, luchan porfiadamente por lograrlas, y los opulentos, teniendo más menester de ellas que el resto de la población, las pagan a excesivos precios. De ahí la causa de su encarecimiento.

Por cuanto respecta a las artes, el encarecimiento de sus productos en las ciudades muy pobladas, estriba en tres razones:

1ª. la crecida demanda, a consecuencia del lujo que allí prevalece y que es siempre en relación con la importancia del desarrollo social;

2º. las altas pretensiones de los obreros, que no quieren trabajar ni fatigarse mientras que la abundancia de los artículos alimenticios que existen en la ciudad les permite mantenerse con poco costo;

3º. el gran número de individuos que viven en la abundancia y que, teniendo menester de que otros trabajen para ellos, toman a sus servicios a gentes de diversos oficios.

Por estos motivos, los artesanos reciben mayores salarios que el valor real de sus labores; se lucha a porfía con los competidores, a fin de apropiarse de los productos del trabajo, y de ahí resulta que los obreros y los artesanos se vuelven muy exigentes y ponen un alto precio a sus servicios. Esto absorbe una gran parte de los recursos que poseen los habitantes de la ciudad.

En las pequeñas ciudades, de poca población, los artículos alimenticios son escasos, debido al poco trabajo y al temor a la carestía, cosa que induce a los habitantes a acaparar todos los granos que puedan alcanzar. Lo cual conduce a la carencia de los granos (en el mercado) y a la subida de su precio para los que desean comprarlos. En cuanto a los artículos de necesidad secundaria, su demanda es bien exigua, dado el corto número de los habitantes y sus raquíticos medios; por eso dichos artículos son muy poco buscados entre ellos y se venden bien baratos.

Por otra parte, los comerciantes, al fijar los precios a los granos, toman en cuenta los derechos e impuestos que se les asigna en los mercados y en las puertas de la localidad, a nombre del sultán; tampoco olvidan la contribución impuesta por los receptores sobre todos los efectos vendibles. Por ello los precios son más elevados en las ciudades que en los campos, donde los impuestos y demás derechos son insignificantes o no existen. Todo lo contrario en las ciudades (los impuestos son numerosos y pesados), particularmente en la época en que la dinastía reinante se inclina hacia su ocaso.

Además, al establecer los precios de los artículos alimenticios, se incluyen inevitablemente los cuidados especiales que pueda exigir la labranza: tal ocurre actualmente en España.

La población musulmana de ese país, al dejarse arrebatar sus buenas tierras y sus fértiles provincias por los cristianos, se vio empujada al litoral y reducida a las comarcas más accidentadas, impropias para la agricultura y poco favorables a la vegetación. De ese modo se encuentra obligada a preparar minuciosamente estas tierras para el cultivo, a fin de obtener algunas cosechas regulares. Los trabajos de esta índole ocasionan fuertes gastos y requieren el empleo de diversos accesorios de los cuales algunos, como el abono, por ejemplo, son bastante costosos.

Por tanto los gastos de labranza son muy elevados entre los musulmanes de España y cuentan necesariamente en el precio de venta.

De ahí la carestía que reina en esa parte del territorio español, desde que los cristianos forzaron a dicha población a retroceder hacia el litoral.

Cuando los hombres hablan de la elevación de precios en España, la atribuyen a la escasez de víveres y cereales; pero se equivocan, porque, de todos los pueblos del mundo, los españoles son los más industriosos y los más hábiles. Toda la gente entre ellos, desde el sultán hasta el hombre del pueblo, poseen una finca rústica o una fanega que explotan. Las únicas excepciones son los artesanos, los profesionales y los hombres venidos al país con la intención de hacer la guerra santa. El sultán asigna incluso a estos voluntarios, a título de sueldo y manutención, unas tierras que pudieran proporcionarles la subsistencia, a ellos y a sus caballos. Pero la verdadera causa de la carestía de los granos en el medio ambiente de los muslimes españoles es aquella que acabamos de señalar. Todo lo opuesto son las circunstancias en el país de los bereberes: la vegetación bien frondosa, el suelo fértil y no exige ningún apresto dispendioso; las tierras cultivadas muy extensas y toda la gente posee su porción. De ahí resulta que los víveres son baratos en esta región. Y Dios determina las noches y los días.

Tomado de:

http://www.eumed.net/cursecon/textos/abenjaldun-soberano.htm


Nota: Introducción a la historia universal. (Al Muqaddimah). Estudio preliminar, revisión y apéndices de Elias Trabulse, México, 1977. pp. 507-509, 643-645 Alojado en "100 textos de Economía"