Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

jueves, febrero 18, 2010

Veblen, nota biográfica

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Las negrillas, separación y supresión de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Tomado de:

http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Veblen.htm

Thorstein B. Veblen (1857-1929)

Principal figura de la escuela del Institucionalismo Americano, Thorstein Bunde Veblen fue un filósofo, sociólogo y economista altamente controvertido.

Nació en Wisconsin de padres de origen noruego. Estudia en el Carleton College y las universidades John Hopkins, Cornell y Yale, en la que obtiene el doctorado en 1884. Veblen trabaja en las universidades de Chicago (de donde será expulsado por mantener relaciones sexuales con alumnas), Stanford (de la que le fuerzan a irse por su actitud crítica hacia los hombres de negocio) y Missouri, sin que en ningún caso puede superar el nivel de profesor auxiliar. Fuertemente crítico con el "stablishment", fue elegido, sin embargo por sus colegas de profesión para la presidencia de la American Economic Association.

(...)

Obras

"Kant's Critique of Judgement", 1884, Journal of Speculative Philosophy
"Some Neglected Points in the Theory of Socialism", 1891, Annals of AAPSS
"Bohm-Bawerk's Definition of Capital and the Source of Wages" , 1892, QJE.
"The Overproduction Fallacy", 1892, QJE
"The Food Supply and the Price of Wheat", 1893, JPE
"The Army of the Commonweal", 1894, JPE
"The Economic Theory of Women's Dress", 1894, Popular Science Monthly
"Review of Karl Marx's Poverty of Philosophy", 1896, JPE
"Review of Werner Sombart's Socializmus", 1897, JPE
"Review of Gustav Schmoller's Uber einige Grundfragen der Socialpolitik", 1898, JPE
"Review of Turgot's Reflections", 1898, JPE
"Why is Economics Not an Evolutionary Science?" , 1898, QJE.
"The Beginnings of Ownership" , 1898, American Journal of Sociology .
"The Instinct of Workmanship and the Irksomeness of Labor" , 1898, American Journal of Sociology . (copy)
"The Barbarian Status of Women" , 1898, American Journal of Sociology .
The Theory of the Leisure Class: an economic study of institutions, 1899 - Copy (1) ; (2)
"The Preconceptions of Economic Science", Part 1 (1899),Part 2 (1899) , Part 3 (1900), QJE;
"Industrial and Pecuniary Employments", 1901, Publications of the AEA
"Gustav Schmoller's Economics", 1901, QJE
"Arts and Crafts", 1902, JPE
"Review of Werner Sombart's Der moderne Kapitalismus", 1903, JPE
"Review of J.A. Hobson's Imperialism", 1903, JPE
"An Early Experiment in Trusts", 1904, JPE
"Review of Adam Smith's Wealth of Nations", 1904, JPE
Theory of Business Enterprise , 1904 - Copy (1), (2)
"Credit and Prices", 1905, JPE
"The Place of Science in Modern Civilization", 1906, American J of Sociology
"Professor Clark's Economics", 1906, QJE
"The Socialist Economics of Karl Marx and His Followers", Part 1 (1906), Part 2 (1907), QJE
"Fisher's Capital and Income" , 1907, Political Science Quarterly .
"The Evolution of the Scientific Point of View", 1908, University of California Chronicle
"On the Nature of Capital", 1908, QJE
"Fisher's Rate of Interest" , 1909, Political Science Quarterly .
"The Limitations of Marginal Utility" , 1909, JPE.
"Christian Morals and the Competitive System", 1910, International J of Ethics
"The Mutation Theory and the Blond Race", 1913, Journal of Race Development
"The Blond Race and the Aryan Culture", 1913, Univ of Missouri Bulletin
The Instincts of Worksmanship and the State of the Industrial Arts, 1914.
"The Opportunity of Japan", 1915, J of Race Development
Imperial Germany and the Industrial Revolution, 1915.
An Inquiry into the Nature of Peace and the Terms of its Perpetuation, 1917.
"On the General Principles of a Policy of Reconstruction", 1918, J of the National Institute of Social Sciences
"Passing of National Frontiers", 1918, Dial
"Menial Servants during the Period of War", 1918, Public
"Farm Labor for the Period of War", 1918, Public
"The War and Higher Learning", 1918, Dial
"The Modern Point of View and the New Order", 1918, Dial
The Higher Learning In America: A Memorandum On the Conduct of Universities By Business Men , 1918 - (1) .
The Vested Interests and the Common Man , 1919
"The Intellectual Pre-Eminence of Jews in Modern Europe", 1919, Political Science Quart
"On the Nature and Uses of Sabotage", 1919, Dial
"Bolshevism is a Menace to the Vested Interests", 1919, Dial
"Peace", 1919, Dial
"The Captains of Finance and the Engineers", 1919, Dial
"The Industrial System and the Captains of Industry", 1919, Dial
The Place of Science in Modern Civilization and other essays, 1919.
"Review of J.M.Keynes's Economic Consequences of the Peace , 1920, Political Science Quarterly
The Engineers and the Price System, 1921. (PDF version)
Absentee Ownership and Business Enterprise in Recent Times: the case of America, 1923.
"Economic theory in the Calculable Future", 1925, AER
Essays in Our Changing Order, 1927.
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Liberalismo

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Las negrillas, citas en bloque, separación y supresión de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Liberalismo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Liberalismo"

El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que promueve las libertades civiles pero se niega aceptar la libertad colectiva; se opone a cualquier forma de despotismo, suscitando a los principios republicanos, siendo la corriente en la que se fundamentan la democracia representativa y la división de poderes.

Aboga principalmente por:

El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la sociedad.

El establecimiento de un Estado de Derecho, donde todas las personas sean iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento con un mismo marco mínimo de leyes.

(...)

Características

Sus características principales son:

El individualismo, que considera al individuo primordial, como persona única y en ejercicio de su plena libertad, por encima de todo aspecto colectivo.

La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.

El principio de igualdad entre las personas, entendida en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo, todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado.

El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley.

El establecimiento de códigos civiles, constituciones, e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y en la discusión y solución de los problemas por medio de asambleas y parlamentos.

La Tolerancia Religiosa.

Liberalismo social, económico y político

El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales, existiendo plena libertad de expresión y religiosa, así como los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas, morales, etc.

Esta no intromisión permitiría la legalización del consumo de drogas, la libertad de paso, la no regulación del matrimonio por parte del Estado (es decir, éste se reduciría a un contrato privado como otro cualquiera, pudiendo ser, por tanto, contratado por cualquier tipo de pareja), la liberalización de la enseñanza, etc.

Por supuesto, en el liberalismo hay multitud de corrientes que defienden con mayor o menor intensidad diferentes propuestas.

El liberalismo económico defiende la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos, impulsando la reducción de impuestos a su mínima expresión y eliminando cualquier regulación sobre comercio, producción, etc.

La no intervención del Estado asegura la igualdad de condiciones de todos los individuos, lo que permite que se establezca un marco de competencia perfecta, sin restricciones ni manipulaciones de diversos tipos. Esto significa neutralizar cualquier tipo de beneficencia pública, como ser aranceles, subsidios, etc

El liberalismo político inspiró la organización del Estado de Derecho dentro del marco de la democracia liberal durante el siglo XIX, vigente en gran parte de los Estado-Nación actuales. Sus elementos principales son el poder de los ciudadanos como voluntad general de poder gubernamental y la elección de sus representantes de manera libre y soberana. El Estado de Derecho como marco jurídico e institucional resguarda las libertades y los derechos de las personas..

Liberalismo benthamiano

Una división menos famosa pero más rigurosa es la que distingue entre el liberalismo predicado por Jeremías Bentham y el defendido por Wilfredo Pareto. Esta diferenciación surge de las distintas concepciones que estos autores tenían respecto al cálculo de un óptimo de satisfacción social.

En el cálculo económico se diferencian varias corrientes del liberalismo. En la clásica y neoclásica se recurre con frecuencia a la teoría del Homo oeconomicus, un ser perfectamente racional con tendencia a maximizar su satisfacción. Para simular este ser ficticio, se ideó el gráfico Edgeworth-Pareto, que permitía conocer la decisión que tomaría un individuo con un sistema de preferencias dado (representado en curvas de indiferencia) y unas condiciones de mercado dadas. Es decir, en un equilibrio determinado.

Sin embargo, existe una gran controversia cuando el modelo de satisfacción se ha de trasladar a una determinada sociedad. Cuando se tiene que elaborar un gráfico de satisfacción social, el modelo benthamiano y el paretiano chocan frontalmente.

Según Wilfredo Pareto, la satisfacción que goza una persona es absolutamente incomparable con la de otra. Para él, la satisfacción es una magnitud ordinal y personal, lo que supone que no se puede cuantificar ni relacionar con la de otros. Por lo tanto, sólo se puede realizar una gráfica de satisfacción social con una distribución de la renta dada. No se podrían comparar de ninguna manera distribuciones diferentes.

Por el contrario, en el modelo de Bentham los hombres son en esencia iguales, lo cual lleva a la comparabilidad de satisfacciones, y a la elaboración de una única gráfica de satisfacción social.

En el modelo paretiano, una sociedad alcanzaba la máxima satisfacción posible cuando ya no se le podía dar nada a nadie sin quitarle algo a otro. Por lo tanto, no existía ninguna distribución óptima de la renta. Un óptimo de satisfacción de una distribución absolutamente injusta sería, a nivel social, tan válido como uno de la más absoluta igualdad (siempre que éstos se encontrasen dentro del criterio de óptimo paretiano).

No obstante, para igualitaristas como Bentham, no valía cualquier distribución de la renta. El que los humanos seamos en esencia iguales y la comparabilidad de las satisfacciones llevaba necesariamente a un óptimo más afinado que el paretiano. Este nuevo óptimo, que es necesariamente uno de los casos de óptimo paretiano, surge como conclusión lógica necesaria de la ley de rendimientos decrecientes.

Corrientes de estas concepciones

Estas dos concepciones radicalmente diferentes dividen al liberalismo en dos corrientes:

por un lado, una corriente igualitarista y progresista, abanderada por la teoría de Bentham y, por el otro, aquella otra corriente que no persigue la igualdad, pues considera natural que hombres diversos actuando en función de sus propias motivaciones y empleando libremente los medios de que disponen lleguen a fines diferentes.

Entre los seguidores de Bentham destacan las tesis del social-liberalismo, mientras que de Pareto surgen otras como la escuela austríaca (si bien, para esta última corriente, no es necesario en absoluto basarse en idealizaciones y estudios de equilibrios inexistentes en la realidad. De hecho, dicha escuela considera un auténtico error epistemológico pretender llevar a cabo el estudio de la economía como si se tratara de una ciencia natural . Por tanto, propone un acercamiento distinto, completamente opuesto al de los clásicos y neoclásicos, al liberalismo).

Pensadores liberales

La categoría Liberales agrupa todos los artículos sobre personalidades liberales. La que sigue es sólo una breve relación orientativa de liberales de gran relevancia en la historia de esta corriente intelectual, académica y política.

Filosofía
John Locke
Montesquieu
Voltaire
Rousseau
David Hume
Alexis de Tocqueville
Benjamin Constant
José Ortega y Gasset
Benedetto Croce
Karl Popper
Isaiah Berlin
Raymond Aron
John Rawls
Robert Nozick
Ayn Rand
Murray Rothbard
Israel Kirzner

Economía
Richard Cantillon
Adam Smith
David Ricardo
John Stuart Mill
Jean-Baptiste Say
Max Weber
Carl Menger
Alfred Marshall
Eugen von Böhm-Bawerk
Joseph Schumpeter
Ludwig von Mises
George Stigler
Friedrich Hayek
Milton Friedman
Wilhelm Röpke
David Friedman
Ludwig Lachmann

Política
Benjamin Franklin
Thomas Jefferson
Jacques Turgot
Juan Bautista Alberdi
Francisco de Miranda
Francisco Morazán
Jacques Pierre Brissot
Nicolas de Condorcet
Benito Juárez
Thomas Paine
James Madison
Eloy Alfaro
Konrad Adenauer
Ludwig Erhard
Vaclav Havel
Mario Vargas Llosa
Ron Paul

Divulgación
Frédéric Bastiat
Henry Hazlitt
Juan Montalvo
Guy Sorman
Johan Norberg
Mauricio Rojas Mullor
Octavio Paz
Carlos Rangel
Jean-François Revel
Marcos Aguinis
Thomas Szasz
Armando Valladares
Thomas Sowell
Álvaro Vargas Llosa
Carlos Alberto Montaner
Jesús Huerta de Soto
José Somoza

Bibliografía

Historia de las ideas liberales
Historia de la teoría política, George Holland Sabine, Fondo de Cultura Económica, 2000. ISBN 950-557-097-X
Historia de la teoría política (tomos 3 a 6), Fernando Vallespín Oña (ed.), Alianza Editorial, 2002. ISBN 978-84-206-7305-9
El liberalismo en occidente: historia en documentos (6 tomos), E.K. Bramsted y K.J. Melhuish (eds.), Unión Editorial, 1982-1984. Tomo 1 ISBN 978-84-7209-151-1
De Lo Político a la política. Liberalismo: El otro límite de la legitimidad. Pablo M. Fernández Alarcón. E-Prints Complutense, Madrid 2005 ISBN 84-669-1876-0
Historia del pensamiento económico (2 tomos), M.N. Rothbard, Unión Editorial, 1999. ISBN 978-84-7209-351-5

Principales obras

Oración fúnebre, Pericles, 430 a. C.
Sobre la República, Cicerón, 50 a. C.
Carta Magna, 1215.
Instrucción de mercaderes, Saravia de la Calle, 1544.
Tratados sobre el gobierno civil, John Locke, 1690.
El espíritu de las leyes, Barón de Montesquieu, 1748.
Un ensayo sobre la naturaleza del comercio en general, Richard Cantillon, 1755.
Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Adam Smith, 1776.
Introducción a los principios de moral y legislación, Jeremy Bentham, 1780.
Fundamentación de la metafísica de la moral, Immanuel Kant, 1785.
El Federalista, James Madison, Alexander Hamilton y John Jay, 1788.
Autobiografía, Benjamin Franklin, 1788.
Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Edmund Burke, 1790.
Tratado de economía política: o la producción, distribución, y consumo de la riqueza, Jean-Baptiste Say, 1803.
De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos, Benjamin Constant, 1819.
La democracia en América, Alexis de Tocqueville, 1840.
Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina, Juan Bautista Alberdi, 1854.
Sobre la libertad, John Stuart Mill, 1859.
El hombre contra el Estado, Herbert Spencer, 1884.
Capital e interés, Eugen von Böhm-Bawerk, 1884–1909.
La sociedad del futuro, Gustave de Molinari, 1899.
La rebelión de las masas, José Ortega y Gasset, 1930.
Camino de servidumbre, Friedrich Hayek, 1944.
La sociedad abierta y sus enemigos, Karl Popper, 1945.
Sobre el poder, Bertrand de Jouvenel, 1945.
Ética de la sociedad competitiva, Frank Knight, 1946.
La acción humana, Ludwig von Mises, 1949.
La rebelión de Atlas, Ayn Rand, 1957.
Dos conceptos de libertad, Isaiah Berlin, 1958.
La libertad y la ley, Bruno Leoni, 1958.
Una economía humana, Wilhelm Röpke, 1960.
El problema del costo social, Ronald Coase, 1960.
El cálculo del consenso, James M. Buchanan y Gordon Tullock, 1962.
Capitalismo, socialismo y democracia, Joseph Schumpeter, 1962.
Capitalismo y libertad, Milton Friedman, 1962.
La gran depresión americana, Murray Rothbard, 1963.
La maquinaria de la libertad, David Friedman, 1971.
Teoría de la justicia, John Rawls, 1971.
Anarquía, Estado y utopia, Robert Nozick, 1974.
Libertad individual: obras selectas, William Hutt, 1975.
En defensa de la corporación, Robert Hessen, 1979.
Libertad de elegir, Milton Friedman, 1980.
El capital humano, Gary Becker, 1983.
El nacimiento del mundo occidental, Douglass North, 1983.
Teoría de la democracia, Giovanni Sartori, 1987.
El fin de la historia y el último hombre, Francis Fukuyama, 1992.
Propiedad y libertad, Richard Pipes, 1999.
Desarrollo y libertad, Amartya Sen, 1999.
De la subsistencia al intercambio, Peter Bauer, 2000.
Por qué la globalización funciona, Martin Wolf, 2004.
Dando cuenta de los derechos de propiedad, Hernando de Soto, 2006.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Liberalismo"
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miércoles, febrero 10, 2010

Fernando Carmona, datos biográficos

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El comentario inicial, las negrillas, citas en bloque y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Uno de los aportes metodológicos del Maestro Fernando Carmona, en el análisis económico, puede examinarse en el texto titulado "México: Riqueza y Miseria", escrito conjuntamente con Alonso Aguilar. En lo que recordamos, Aguilar realiza un estudio de Economía Política en la primera parte y en la segunda, Carmona, analiza la Política Económica del México de esta época, en la segunda mitad de la década del 60 del siglo XX. Cómo pasa el tiempo, tan rápidamente.

Carmona utiliza un método de análisis muy ingenioso. En primer lugar, destaca las formulaciones oficiales de la política económica; en segundo lugar las contrasta con datos de la realidad, oficiales o no y en tercer lugar expresa críticamente su posición científica. En realidad es una aplicación del método, combinando inducción y deducción.

Además de sus cualidades como investigador, Carmona fué un ejemplo de modestia, que yo reflexionaría ahora, como de austeridad conciente, la austeridad que posibilita la libertad de pensamiento. Recuerdo dos momentos con él: visitando México como estudiante en el proceso de establecer relaciones entre el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de El Salvador, con el de la UNAM, me ofreció llevarme en su automóvil a mi hotel y me dejó gratamente impresionado que su auto era un viejo modelo; me sentí en una carroza de plata con el Maestro. Años después en el marco del conflicto bélico centroamericano, me impresionó cuando me dijo, con una alegría infantil, que formaba parte de MAFUENIC (Manos Fuera de Nicaragua), una organización que luchaba contra la ingerencia imperial en Nicaragua.

Un legado educativo de Fernando Carmona, me parece, es que un economista debe ser integral, la conducta y la mente deben estar unidas en la consecuencia. Y para serlo, debe evitar ser esclavo del consumismo.

Para recordar, en un primer momento, en esta página al Maestro, reproducimos dos artículos de economistas que lo conocieron.


Tomada de:

http://www.redcelsofurtado.edu.mx/carmona.html

FERNANDO CARMONA DE LA PEÑA

Investigator Emérito desde 1989. Premio Universidad Nacional 1990.

Realizó sus estudios en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM en 1944-48 y la especialización en la Escuela de Economía y Ciencia Política, en Londres, Inglaterra (1949-1951). Profesor-Investigador titular de la UNAM desde 1966.

Se incorporó a la planta docente de la Escuela Nacional de Economía (ENE) en 1957 al Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) en noviembre de 1966.

Ha laborado en diversas instituciones como: Banco de México, Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas (Banobras), la Comisión Nacional de Inversiones, de la Presidencia de la República, la Secretaría de Industria y Comercio y otros. Formó parte de la delegación mexicana a la XIV Asamblea General de la ONU (1959), Fundador del Círculo de Estudios Mexicanos en 1954, del Movimiento de Liberación Nacional en 1961, así como de Estrategia. Revista de Análisis Político en 1974 (publicada hasta 1993) y de la Asociación por la Unidad de Nuestra América en 1995.

Fue el primer director del IIEc de febrero de 1968- marzo 1974. Durante su gestión se crearon la biblioteca “Maestro Jesús Silva Herzog” y la publicación trimestral Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía. Es miembro fundador y de número de la Academia Mexicana de Economía Su obra en el IIEc incluye cerca de un centenar de ensayos y artículos en revistas nacionales y extranjeras. Es autor de los libros individuales Dependencia y cambios estructurales (1971), Nicaragua: la estrategia de la victoria (1980) y Una alternativa al neoliberalismo (1993). Es coautor de México: riqueza y miseria (1967), El milagro mexicano (1970), Problemas del capitalismo mexicano (1976), La nacionalización de la banca, crisis y monopolios (1982) y Hagamos cuentas ... con la realidad (1991).

Ha escrito decenas de capítulos de libros y coordinado, colaborado y editado, obras colectivas.

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AL MAESTRO, CON CARIÑO +

Por: Arturo Guillén R. *

La noticia de la muerte del maestro Fernando Carmona de la Peña fue para mí un duro golpe. La noticia me llegó tarde, al regreso de un viaje a Guadalajara, a donde asistí a la reunión de la Asociación de Escuelas de Economía (ANIDIE) y en la cual, por cierto, coincidí con Ramón Martínez Escamilla, investigador de este Instituto, ignorantes ambos del deceso. No pude, por lo tanto, acompañar a Anita Mariño, compañera de trabajo de tantos años y a los compañeros y amigos de Carmona, mis amigos, al funeral, acto con el que los humanos ritualizamos la vida.

Vida intensa y fructífera la del maestro. “Desde hace años – decía Carmona en una entrevista autobiográfica efectuada por Ana Victoria Jiménez – se me llama “maestro Carmona”, y me pregunto en qué medida el título corresponde en verdad al trabajo real y a la vocación de un maestro, regularmente frente a un grupo en un aula” 1 Yo mismo nunca fui alumno de Carmona en un aula, pero fue siempre para mí maestro y seguirá siendo tal. Eso de maestro era una etiqueta que los estudiantes de mi generación colgábamos no a todos nuestros profesores en la Escuela de Economía,
sino a aquéllos – los menos, por cierto -, que no sólo nos enseñaban conceptos o instrumentos útiles para nuestra vida futura, sino que, sobre todas las cosas “decían su verdad” y predicaban con el ejemplo, como era el caso de Carmona,
Alonso Aguilar, Ricardo Torres Gaitán, José Luis Ceceña Gámez, Angel Bassols B., Eduardo Botas Santos, para mencionar sólo a algunos de los más destacados.
Ser maestro con mayúsculas tenía su gracia, sobre todo en un medio como era el México de los sesenta, en pleno esplendor priísta, donde resultaba más fácil doblar el lomo que erguirlo.
Conocí personalmente a Carmona por conducto de Alonso Aguilar en la Editorial Nuestro Tiempo, cuando publiqué allí mi primer libro en 1971. Sin embargo, sus ideas las conocía desde varios años atrás en sus artículos publicados en la Revista Política, en pleno auge de la Revolución Cubana.
Aunque yo me había vuelto “rojillo” desde la preparatoria a finales de los cincuenta, influido por lo que quedaba de los movimientos ferrocarrilero y magisterial de Vallejo, Campa y Othón Salazar, los incisivos artículos de Carmona, Alonso Aguilar, Enrique Cabrera, Jorge Carrión, Víctor Flores Olea, Fernando Benítez, Carlos Fuentes, Enrique González Pedrero y tantos otros, fueron determinantes, junto con la Revolución Cubana y la creación posterior del Movimiento de Liberación Nacional, en la definición de la vocación antiimperialista de muchos de los jóvenes de esa época.
Nuestro querido maestro tuvo un origen modesto. En su juventud entró a trabajar al Banco de México como mozo; pronto fue adscrito al departamento de Estudios Económicos, donde ascendió rápidamente hasta convertirse en ayudante del Director General, Don Rodrigo Gómez. Su estancia en el banco central, coincidió con sus estudios profesionales en la Escuela Nacional de Economía.

Carmona como otros mexicanos de su generación, es heredero del nacionalismo revolucionario, cuya raíz es la Revolución Mexicana y que se encarna es personajes como Lázaro Cárdenas, Narciso Bassols y Jesús Silva Herzog (no Flores, como acostumbraba rectificar el maestro Carmona). En la Escuela de Economía, como el mismo lo relata, se convirtió en un profundo cardenista, aunque su rompimiento con el sistema aún no se producía.

“Aunque no fui el único - reconoce en su entrevista autobiográfica – incurrí en ‘pecado’ al estrenarme como ciudadano y votar por primera vez en mi vida en 1946 por Miguel Alemán, el candidato presidencial del PRM, el partido oficial todavía con la sigla cardenista (...) frente a Ezequiel Padilla, que había sido el reaccionario secretario de relaciones exteriores de Avila Camacho. Pero después de la siguiente elección presidencial que terminó en la represión a los henriquistas, como tantos otros mexicanos ya no volví a votar; sabía que era inútil, que ahí no se iba a expresar ninguna voluntad popular, no sólo por el fraude y la represión sino por el control vertical de los campesinos, del sindicalismo centrado en la CTM (...) “ 2

Su pensamiento evoluciona del nacionalismo al marxismo, durante su estancia en Londres para efectuar estudios de posgrado, no sólo por su trabajo académico en la London School of Economics, sino por sus contactos extra-académicos, amistades inglesas y de otros países, como lo reconoce en su autobiografía 3. Al regresar a México en 1951, aunque se reincorpora al sector público, despliega una intensa actividad, política y académica, independiente (la revista Indice, el Círculo de Estudios Mexicanos, la Revista Política, el Comité por la Paz, el Movimiento de Liberación Nacional)
junto a Alonso Aguilar Monteverde, quien a partir de ese momento sería su compañero inseparable en diversos esfuerzos políticos.
En 1963 se titula como licenciado en economía y al año siguiente gana un concurso para una plaza de investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, entonces dependiente de la Escuela Nacional de Economía.
“Ahí - recuerda Carmona- podría cumplir mi vocación y el gusto por la investigación que se había definido en mí. Podría ganarme la vida modestamente, pero sin la constante contradicción entre mis convicciones y mi trabajo profesional, como me había ocurrido durante un trayecto de casi tres lustros (...) (En la Universidad) “he podido desplegar vocación y convicciones, sin vivir sometido a quienes a menudo no respeto y cuyos valores no puedo compartir” 4
A partir de su incorporación al Instituto, la actividad del Maestro Carmona se desenvuelve en tres frentes: las tareas de investigación; su actuación como funcionario universitario dentro del IIEC; y un intenso trabajo político-ideológico en la Editorial Nuestro Tiempo y en el Grupo Estrategia. En la aventura política de Estrategia coincidimos centenares de hombres y mujeres, con la intención de construir una organización de izquierda independiente, basada en una interpretación rigurosa de la realidad nacional e internacional y capaz de influir, junto con otras fuerzas y organizaciones, en la transformación democrática de México. En esa tarea nuestro homenajeado, Alonso Aguilar y Jorge Carrión fueron los motores principales. Por razones que no viene al caso discutir aquí, ese esfuerzo político se debilitó y se aisló - muchos fuimos abandonando el barco en distintas estaciones - y terminó fracasando en su intención política organizativa. No fracasó, en cambio, como molde forjador de ciudadanos conscientes y comprometidos. La mayoría de los compañeros que militaron allí siguen comprometidos, en la academia o en su vida profesional, con las mejores causas nacionales y populares. Por lo que a mí respecta, la relación de tantos años con Aguilar, Carmona, Carrión y demás compañeros fue fundamental en mi proceso de formación como investigador y ciudadano.

La obra de Carmona cubre un amplio espectro de libros individuales, libros colectivos, artículos especializados, multitud de artículos periodísticos, ponencias, etc., imposibles de analizar e incluso de listar en un acto de homenaje como el presente. Entre sus trabajos más importantes se encuentran: El drama de América Latina. El caso de México (1964), su tesis de licenciatura, publicada como libro por Cuadernos Americanos; Tres culturas en agonía (1969) sobre el movimiento estudiantil de 1968, que Carmona defendió honrosamente en su delicada posición de director universitario; El milagro mexicano (1970), con Aguilar M, Jorge Carrión y el Dr. Montaño, trabajo pionero en la crítica del llamado desarrollo estabilizador, junto con México, riqueza y miseria (1971) en coautoría con Alonso Aguilar; Dependencia y cambios estructurales (1971); La nacionalización de la banca, la crisis y los monopolios (1982); México, el curso de una larga crisis (1987); Una alternativa al neoliberalismo (1993).

Los temas principales en su obra fueron muchos, tanto en el campo económico, como en el social y político: la dependencia, el desarrollo y el subdesarrollo, el imperialismo, la crisis, la política económica, el papel del estado, el capital extranjero, la estructura social, la educación y tantas más. El espacio de sus preocupaciones académicas y políticas: América Latina y, por sobretodo, México. Sus influencias intelectuales de lo más amplias en tratándose de un lector insaciable. Nunca se me borrará de la mente su por el llamada “papeloteca” en su casa de Tacubaya, donde solía trabajar entre un laberinto de libros, revistas y periódicos del piso al techo, y donde podía uno pasarse largas horas con él, platicador incorregible, mientras devoraba sus inseparables Del Prado.

Aparte de los clásicos del marxismo, eran referencias cercanas suyas los trabajos de Baran, Sweezy, Huberman y Magdoff, del pensamiento latinoamericano, no solo de los cepalinos y de la teoría de la dependencia, sino de los próceres de nuestra historia. No existe casi libro o artículo que no incluya epígrafes o citas, cuidadosamente seleccionadas, de Martí, Bolívar, Juárez, Zapata, Guevara y cuantos más. Muchos, incluyendo al que habla, tratamos de aprenderle ese estilo. 5 Una influencia obvia en su obra es la de Alonso Aguilar Monteverde, con quién compartió tareas académicas y políticas por, se dice rápido, medio siglo. Con “el amigo Alonso” me dijo varias veces con modestia el maestro Carmona, me une una larga relación en la que siempre he ocupado la posición de “segundo violín”.

No fue el querido maestro, un investigador interesado especialmente en las cuestiones teóricas, mucho menos en la teoría económica tradicional. Refiriéndose a sus tiempos de estudiante, recuerda que:

“algunas de las materias fundamentales como teoría económica, me parecían tediosas, repetitivas y abstractas, no referidas directa y concretamente a la realidad que nos circundaba de inflación acelerada, en un país atrasado y de enormes contrastes sociales, involucrado en la guerra con la cual algunos prosperaban rápidamente” 6

Le importaba sí, conocer y aplicar una teoría capaz de reflejar y de explicar la realidad en su amplia dimensión económica, social y política,
de ahí su adhesión a la economía política, ahora tan atacada neoliberales
deseosos de convertir nuestras universidades públicas en un espejo deformado del ITAM.
“Aprendí – decía Carmona- que una teoría sin una correspondencia correcta con la realidad no va lejos; pero el sólo recuento empírico de hechos sin un adecuado fundamento teórico, lleva casi siempre al pragmatismo mecanicista y al empirismo reduccionista, a simplificar la realidad al extremo de ignorar lo decisivo. Que el estudio empírico es un elemento de la formación de la ciencia, pero no es la ciencia, y que no se pueden entender cabalmente los problemas económicos y la orientación de las políticas económicas, sin incluir, como a mi juicio sólo lo permite la economía política, una dosis de interdisciplinariedad para analizar procesos sociales simultáneos que no siempre, y más bien casi nunca, son sincrónicos en los terrenos políticos, culturales e ideológicos con los estrictamente económicos” 7
Durante sus últimos años un tema le obsesionó: la necesidad de construir una estrategia de desarrollo alternativa, convencido de que no bastaba con la crítica al modelo neoliberal sino que era necesario y posible buscar opciones distintas, lo cual significaba necesariamente un cambio en el bloque en el poder, así como de cambios en la correlación política de fuerzas internacional. Como planteaba en uno de sus últimos libros:

“La destrucción y el deterioro económico acumulado en la planta productiva y en la infraestructura es inmenso y los estragos causados por las políticas neoliberales a millones de compatriotas, en algunos casos son irreversibles y, en todos, se requieren años para revertir el proceso a partir del momento en que desde un nuevo poder y con un Estado muy diverso del actual, se logre un nuevo cambio de calidad al instaurar un apolítica económica abocada a la creación rápida de empleos, el aumento consistente de los salarios reales y de la productividad, el impulso y reestructuración del proceso de acumulación de capital y de la planta agrícola e industrial, los sistemas de educación, salud, vivienda y otros servicios básicos.
No se puede abrigar ilusiones de que esta diferente política económica se decida desde arriba, desde el bloque de fuerzas dominante que, al contrario, usa todos los recursos del poder para consolidar los cambios que le favorecen y la política que ha puesto en vigor, no obstante el gran cúmulo de contradicciones, descontento y agravios en casi todas nuestras naciones” 8
El desempeño de Fernando Carmona como funcionario universitario fue relevante. Actor decisivo en la autonomía del IIEC, constructor de sus cimientos y de su institucionalidad; estableció, antes que existieran becas y SNI, criterios para la admisión y promoción del personal académico; fundador de la revista Problemas del Desarrollo, cuya edición cuidaba hasta el extremo. “Indice y la Revista Estudios del Banco Nacional Hipotecario – recordaba el maestro- me pusieron en contacto con el trabajo de imprenta, que desde un primer momento y hasta la fecha, me parece fascinante ¡Cómo me agrada el olor a tinta y papel, el accionar de los linotipos de ayer y aun de las computadoras de hoy, y el trabajo de los formadores y prensistas!” 9 Decenas de números de Estrategia y de Problemas del Desarrollo pasaron por sus manos.

No olvidaré nunca que fue el maestro Carmona, cuando era director del Instituto, quien me alentó y convenció de incorporarme al mismo como investigador en 1974, a mi regreso de un curso de posgrado en Polonia. Con ello, dejé con gusto mi vida de funcionarito medio de Bancomer, en ese entonces “banco de las ideas modernas” de Espinosa Yglesias, donde un tufo represivo velado se había cebado contra aquéllos que habíamos participado en el movimiento estudiantil de 1968 y que manteníamos posiciones públicas progresistas. En fin tantos recuerdos del paso de Carmona por el Instituto: su institucionalidad, su respeto por la vida democrática, su trato cordial no sólo con los académicos sino con los administrativos, al punto que no recuerdo un solo compañero que se quejara del trato del maestro, sí, en cambio, el cariño que le profesaban Doña Meche, Juanita, Don Angel y tantos más.

Con la muerte de Fernando Carmona perdimos no solamente a un investigador y un economista de valía, sino perdimos a un hombre honrado y honesto que debe ser un ejemplo para todos nosotros;
perdimos, sobre todo, a un luchador social que desde su trinchera, que fue la pluma, supo ser congruente siempre con su posición de hombre de izquierda. Su obra será un referente obligado de los jóvenes de hoy y de las generaciones futuras.

Notas
+ Texto presentado en el homenaje a Fernando Carmona de la Peña organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM el 29 de noviembre de 2001.
* Profesor - Investigador Titular de T.C. del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa. Jefe del Area de Economía Política. México, D.F. E-mail: grja@xanum.uam.mx

1Fernando Carmona de la Peña. México, país de ilusiones. La brega por la economía política. México, 1998.
2 Ibid. p. 69.
3 Ibid. p. 85-89
4 Ibid. p.113
5 En su libro El drama de América Latina explica Carmona la intención de sus epígrafes. “podrá observarse – señalaba- que los epígrafes con los cuales inicio cada de las secciones del presente ensayo, están tomados de la obra de pensadores y hombres de acción mexicanos que en su mayoría consagraron sus vidas a la lucha contra los privilegios de minorías enquistadas y por la cabal independencia de nuestra Patria. Con ello he querido subrayar algo que en México es ya un verdadero lugar común: la lucha revolucionaria iniciada con la guerra de independencia dista de haber concluido, a pesar de todos los cambios y efectivos progresos alcanzados – gracias a los duros sacrificios de nuestro pueblo – a lo largo ya más de ciento cincuenta años” . El drama de América Latina. El caso de México. México, 1964, Cuadernos Americanos. P. 17
6 Ibid. México, un país... ob.cit. p. 57
7 Ibid. p. 89.
8 Fernando Carmona. Una alternativa al neoliberalismo. México, 2ª. ed, 1995. Edit. Nuestro Tiempo. p. 120-121
9 México, un país... Ob.cit. p.109.
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