Usualmente las negrillas y subrayados son nuestros.

sábado, junio 30, 2007

Matemática y Economía Subjetiva

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Un aceptable ejemplo de cómo la Matemática se utiliza en la interpretación de fenómenos económicos se encuentra en este trabajo:

http://rufasto.tripod.com/pdf/c05mathvar.pdf

Su enfoque puede ubicarse en la corriente de la Economía Política de la Utilidad Marginal, que como sabemos enfatiza más el problema de la ciencia en la circulación que en la producción. Y que evita el tratamiento de la Economía Política como la Ciencia del Trabajo.
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Matemática e Indices de Precios

NOTAS INICIALES
MATEMATICA E INDICES DE PRECIOS
Una explicación elemental

1. Un razonamiento crítico sobre la enseñanza de la matemática
2. Lógica corriente y lógica matemática
3. Las tres fórmulas de los índices de precios

1. Un razonamiento crítico sobre la enseñanza de la matemática

En las explicaciones matemáticas relacionadas con la economía, usualmente se omiten los razonamientos elementales, emanados no solamente de las teorías de la producción o de la circulación, sino de la vida misma, incluso de sentido común que dan origen a abstractas y complicadas formas de razonar que se expresan en el lenguaje de la ciencia de la cantidad, que es la matemática.

En la educación en teoría administrativa, económica o sociológica, se nos hace referencia a la matemática como una ciencia autónoma, casi engendrada en el ser humano por un soplo divino y se llega al atrevimiento de sostener que quien sabe matemática puede saberlo todo. Nada más falso. Ni siquiera un buen matemático puede presumir que es o que puede ser al mismo tiempo un buen economista o un buen sociólogo por sus aptitudes o actitudes matemáticas. Peor si como también usualmente sucede, la matemática ha sido aprehendida cono un ramillete de fórmulas y procedimientos rígidos, de rutinario ejercicio mental, que en lugar de ensanchar los músculos del intelecto los adelgaza hasta volverlos raquíticos e impotentes para cuantificar creativamente los fenómenos de una realidad que necesita transformación.

La matemática que se nos ofrece normalmente consiste en complicaciones formales, y de ahí que se presuma de cualquier matemático puede dar clases de matemática financiera, sin saber de finanzas o que dirija estudios económicos y sociales sin ser sociólogo o economista. O todavía con un razonamiento rayano en el abuso demagógico, que los dirigentes científicos del futuro tienen que ser necesariamente matemáticos.

Sin demeritar la importancia de la matemática, sostenemos que esta ciencia es una ciencia auxiliar del conocimiento humano, es una ciencia que esencialmente ayuda a caracterizar un fenómeno por la vía de su medición y proyección mensurable. Lo fundamental en un fenómeno es calificarlo, cualificarlo, descubrir sus propiedades y regularidades y sistematizar el conocimiento sobre su calidad y en lo necesario sobre sus elementos de cantidad. Por eso la matemática, so pena de ser una ciencia estéril, parcial, formal, no puede separarse de la Filosofía, especialmente de la Epistemología (de la teoría del conocimiento), de la Lógica (de la forma de pensar correctamente), de la Historia (la propia matemática tiene su historia, que nos dice cómo, porqué y para qué fue construida), de la Tecnología y de las Ciencias aplicadas que le dan origen, sentido, fundamento, desarrollo, cambio, relaciones y proyecciones.

Nos parece que desde el punto de vista del proceso de enseñanza aprendizaje, se tienen que hacer esfuerzos para la elaboración de instrumentos conceptuales más didácticos en el caso de las explicaciones matemáticas, a fin de orientarlas a la interpretación de lo concreto, incluso partiendo del sentido común. Un ejercicio de esta naturaleza, que pretende simplificar una explicación matemática más compleja es el que realizamos con los índices de precios.

2. Lógica corriente y lógica matemática

A cualquier persona, le resulta completamente explicable, que el gasto actual o presente esta medido por la cantidad de productos y servicios que se adquieren, multiplicados por su respectivo precio: p1 por q1, p1 x q1, p1 * q1 o simplemente p1q1, donde “p” es el precio, “q” es la cantidad de bienes y servicios que se adquieren a determinado precio y el subíndice 1 indica que se trata del período presente, para diferenciarlo de otros períodos pasados, que se indican con el subíndice “0” (cero) o futuros con subíndices correlativamente mayores, según sea el período: 2, 3, 4 y así sucesivamente.

También resulta comprensible, que exista una preocupación cotidiana, en toda persona, familia o empresa, por examinar si el ingreso que será equivalente al gasto que se realiza o se realizará en la actualidad o en el futuro, los tiene o los tendrá en mejores o en peores condiciones económicas que antes.

El ser humano trata de enriquecerse, de progresar, en el sentido amplio del término, generando y adquiriendo más y mejores bienes y servicios. Y por ello examina y mide la situación económica en términos de capacidad adquisitiva para determinar si la situación económica presente es mejor o peor que la del pasado.

Naturalmente que el gasto que realizamos en el pasado tiene el mismo método de cálculo que el gasto actual: la multiplicación del precio por la cantidad de productos adquiridos, de todos y cada uno de ellos.

La diferencia conceptual cualitativa entre gasto pasado y presente, la expresamos en forma matemática usando un subíndice “cero” para referirnos al gasto pasado y el subíndice “uno” para referirnos al gasto presente. De manera que el gasto en el período pasado es: p0q0.

De lo dicho hasta este momento se extraen posibilidades de comparación matemática. Se puede comparar, como es lógico, la situación del gasto presente, con el gasto pasado y viceversa, el gasto pasado con el gasto presente.

Matemáticamente estas situaciones se expresan con las fórmulas:

p1q1 ÷ p0q0

y también

p0q0 ÷ p1q1

El hecho de que en la expresión matemática se cambie de posición el gasto pasado y el presente actuando alternadamente como numerador o denominador en las dos situaciones, no es intrascendente. Cuando el gasto presente actúa como numerador esta “sobre” el gasto pasado y ello significa que la situación actual se supone mejor que la anterior en cuanto a la capacidad adquisitiva. Se mide en que proporción en general se ha mejorado “hoy” con relación a “ayer”.

Por el contrario si la forma de cálculo del gasto pasado actúa como numerador, el “pasado” esta sobre el “presente” y esto lleva implícita la suposición de que se tenían mejores condiciones de capacidad adquisitiva antes.

Es necesario recordar siempre, que la economía capitalista es la economía de mercado cuando ha alcanzado su mayor desarrollo, aún cuando se trate de países periféricos, dependientes, subdesarrollados o en vías de desarrollo. La economía de mercado tiene en la categoría precio, la categoría central, por ello algunos teóricos identifican el “sistema de mercado” como el “sistema de precios”. El precio es tanto resultante de la expresión monetaria del valor de los factores de la producción (recursos naturales, humanos, tecnológicos, capacidad empresarial) como de los factores de la circulación (interacción de la oferta y la demanda). El precio es una categoría resultante del proceso de acumulación originaria y de la interacción de la oferta y la demanda, pero también es una categoría determinante de ellas, el proceso de acumulación y de circulación también dependen en ciertos momentos históricos, del comportamiento de los precios. De manera que el precio, formando parte de la vida cotidiana de la sociedad y de los consumidores, es la variable central a analizar.

Cuando las personas dicen “que barata era la vida antes”, se refieren a que podían adquirir una mayor cantidad de productos, con menos ingresos, porque el precio de los bienes y servicios era menor. Está implícito en este razonamiento la consideración de que los bienes y servicios del presente son de diferente calidad y cantidad que los de antes; aunque esta consideración no pueda expresarse en los índices simples que estamos examinando.

En la afirmación “en 1965 con 50 dólares se pagaba una letra mensual de una casa y hoy en el 2004 se necesitarían 1000 dólares mensuales para pagar la letra de la misma casa”, se encuentra implícita la valoración de que si la relación entre precio nominal y cantidad se hubieran mantenido a lo largo del tiempo, con el pago mensual de una casa hoy se hubieran podido pagar 20 casas al precio de antes.

En un razonamiento tan simple, cotidiano y básico, se pueden observar dos formas de apreciar la evolución de los precios:

• La relación del precio actual, con la cantidad de antes: p1q0

• La relación del precio de antes con la cantidad actual: p0q1

Ahora bien, estas relaciones necesitan un punto de comparación, ya sea con la situación anterior o con la actual. Para establecer esta comparación es necesario recordar el criterio de cálculo del gasto, de que las cantidades demandadas dependen de los precios. Por ello en la comparación es necesario mantener como constante las cantidades, para examinar en que medida la capacidad adquisitiva ha mejorado o empeorado, conforme la variación de los precios.

De forma que se tendría:

Primera situación: relaciona el precio actual, con la adquisición de las mismas cantidades de bienes y servicios que antes se consumían, y las compara con los precios de antes para adquirir las cantidades de antes:

p1q0 ÷ p0q0

Nótese que la cantidad se mantiene constante y que lo que varía es el precio. Este es el índice de Laspeyres.

Segunda situación: relaciona el precio de antes con las cantidades y los precios de hoy. Lo que varía es el precio, manteniendo las cantidades constantes, debe recordarse que normalmente, se considera que la situación mejora en el presente con relación al pasado y por ello, el precio de antes, con subíndice 0, se coloca en el denominador.

En virtud de ello, tenemos: p1q1÷p0q1.

Este es el índice de Paasche.

Los precios y las cantidades, deben ser individualmente considerados, pero es claro, que la suma de todos y cada uno de ellos, dará como resultado el gasto total. Como sabemos la sumatoria la expresamos con la letra griega sigma: 

3. Las tres fórmulas de los índices de precios

De manera que, al final de estas explicaciones simplificadas, tenemos tres fórmulas:

Indice general de gastos: mide la razón de los precios y cantidades de bienes y servicios, y por ende de los gastos e ingresos necesarios del período 1, con los del período base y compara si hoy se tiene mayor o menor capacidad adquisitiva por la variación de precios y cambios en consumo de bienes y servicios.

Sumatoria p1q1 ÷ Sumatoria p0q0

Indice de Lapeyres: con el precio actual estima el costo de las cantidades adquiridas en el período base, comparándolas con el precio y cantidades que sirvieron de base. Nos indica si con los precios e ingresos actuales se pueden comprar los mismos bienes que antes y en cuanto han variado los precios y consecuentemente la capacidad adquisitiva de los ingresos.

Sumatoria p1q0 ÷ Sumatoria p0q0

Indice de Paasche: mide el precio y el costo de todas las cantidades de bienes y servicios que “se consumen hoy” y los compara para examinar si con los precios de antes se pudieran adquirir los bienes que hoy se demandan. Es otra forma de medir si la situación de precios y cantidades ha mejorado, a partir de las variaciones en el precio.

Sumatoria p1q1 ÷ Sumatoria p0q1

Carlos Evaristo Hernández, MAE
carlosevaristoh@gmail.com

viernes, junio 29, 2007

Diccionario de Economía Política

Un diccionario de Economía Política ya clásico por haber expresado la ortodoxia soviética en el pensamiento económico puede encontrarse en:

http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/index.htm

Momentos Matemáticos

Es de relevar en esta nota, la gran división histórico lógica que se sugiere en el devenir de la Matemática. Tiene dos momentos históricos la "ciencia de la magnitud", que puede ser otra forma de definir a la Matemática: el momento de las magnitudes constantes y el momento de las magnitudes variables. Tomemos este planteamiento al menos como una hipotesis sobre la "lógica interna" de la Matemática.

"Cronológicamente, esta historia podría dividirse en cuatro grandes bloques según la periodicidad establecida por A.N. Kolmogorov:

a) Nacimiento de las matemáticas: Este periodo se prolonga hasta los siglos VI-V a.C. cuando las matemáticas se conviertesn en una ciencia independiente con objeto y metodología propios. También podría denominarse matemáticas antiguas o prehelénicas y en ella se suelen englobar las matemáticas de las antiguas civilizaciones de Egipto, Mesopotamia, China e India. Grecia estaría situada a caballo entre este periodo y el siguiente.

b) Periodo de las matemáticas elementales: A continuación del anterior, se prolonga desde los siglos VI-V a.C. hasta finales del siglo XVI. Durante este periodo se obtuvieron grandes logros en el estudio de las matemáticas constantes, comenzando a desarrollarse la geometría analítica y el análisis infinitesimal.

c) Periodo de formación de las matemáticas de magnitudes variables: El comienzo de es periodo está representado por la introducción de las magnitudes variables en la geometría analítica de Descartes y la creación del cálculo diferencial e integral en los trabajos de I. Newton y G.V. Leibniz. En el transcurso de este periodo se formaron casi todas las disciplinas conocidas actualmente, así como los fundamentos clásicos de las matemáticas contemporáneas. Este periodo se extendería aproximadamente hasta mediados del siglo XIX.

d) Periodo de las matemáticas contemporáneas: En proceso de creación desde mediados del siglo XIX. En este periodo el volumen de las formas espaciales y relaciones cuantitativas abarcadas por los métodos de las matemáticas han aumentado espectacularmente, e incluso podríamos decir exponencialmente desde la llegada del ordenador."

Matemática y Economía

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Un interesante y sugestivo estudio sobre la aplicación de las Matemáticas en Economía puede encontrarse en:

http://www.uam.es/otroscentros/klein/stone/fiirs/cuadernos/pdf/FIIRS001.PDF

El autor, aunque se inclina a nuestro juicio a enfatizar la necesidad del uso de la matemática, advierte sobre las limitaciones en el uso de la misma. Recuerda que algunos "matemáticos" (así, entre comillas a mi juicio) han llegado a decir que lo que falla no es el modelo matemático que han construido sino la realidad que pretenden interpretar. Un profesor de la Universidad de Yale (como si esto fuera el criterio de la verdad) sostiene que la Economía que no es Matemática es Economía Especulativa. De acuerdo a este profesor de Yale, quizás habría que decir: "Pobre Smith, pobre Ricardo, Pobre Mill, Pobre Malthus, Pobre Marx, Pobre Engels, incluso Pobre Menger, para quienes la sustancia de sus trabajos no es la especulación matemática, sino la especulación filosófica y social. Y son los fundadores de nuestra ciencia."
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jueves, junio 28, 2007

Definición Matemática

Siempre es necesario considerar que tanto en el conocimiento corriente como en el conocimiento científico el estudioso se mueve de las cosas que son de entendimiento fácil a las cosas que son de entendimiento difícil. El pensamiento es un va y viene entre lo simple y lo complicado. Por ello siempre tenemos que "tener a mano", valga la redundancia, la definición simple o fácil de las cosas y siempre debemos regresar a ella, aún cuando hayamos avanzado considerablemente en nuestro conocimiento. La forma de iniciar la creación de ideas simples en nuestro entendimiento con el propósito de encausarlas hacia el desarrollo de ideas más acabadas y depuradas, es contar con un buen diccionario que nos trace una imagen general, un panorama de la materia que queremos estudiar.En el caso de la Matemática una de las definiciones aceptablemente buenas podría ser la que aparece en:http://es.wikipedia.org/wiki/MatemáticaLa matemática es la ciencia de la cantidad. Toda ciencia es un conocimiento estructurado, relacionado lógicamente que refleja e interpreta el comportamiento de la realidad. Y la realidad es una amalgama de hechos de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento que necesitamos caracterizarlos por medio de la descripción y el análisis de sus cualidades y de sus cantidades. La cualidad se expresa con palabras que de manera escrita se presentan en el alfabeto; la cantidad se expresa con palabras que de manera escrita se presentan como sistema de numeración. De las cualidades generales de los fenómenos se encarga la filosofía, como ciencia y de las cantidades generales de los fenómenos se encarga la matemática como ciencia. ¿Para qué? Para conocer sistemáticamente las cosas, para no dar palos de ciego, en la vida y en la acción y contribuir con el conocimiento científico de las cosas a mejorar las condiciones de vida del ser humano, incluyendo la nuestra con mejores retribuciones de acuerdo a la profundidad de nuestro conocimiento.
Escrito por matematica el 24/03/2007 23:21

Método y Matemática


Un método de estudio, que puede y debe ser utilizado en toda ciencia, es el método histórico. Este método nos indica que todo fenómeno debe ser primeramente identificado por medio de una definición. La definición transita de lo impreciso a lo preciso, desde la idea general a la categoría científica, conforme vamos estudiando. También el método histórico nos indica una cosa muy evidente, pero quizás por ser evidente, no nos detenemos en ella: todo fenómeno tiene su origen, su pasado, su presente y su futuro. Del estudio de un fenómeno, cuando conocemos cómo se desenvuelve, de dónde viene y hacia dónde va, desprendemos nuestras conclusiones sobre el mismo y sacamos las recomendaciones y aplicaciones para mejorar nuestra vida y la de nuestros semejantes. Esta comprensión muy simple de las cosas está ausente en la enseñanza matemática, al menos en la forma en que muchos la recibimos: es difícil recordar un profesor que empezó dándonos una definición precisa de la matemática, menos uno que conociera historia de la matemática y nos narrara como una novela cómo surgieron los más complicados problemas de la matemática en pensadores que como cualquiera de nosotros tenían problemas económicos y amorosos, biológicos, emocionales y mentales. Menos aún, que nos enseñara que las tremendas complicaciones operatorias hoy se resuelven con programas computacionales cada vez más accesibles, y nos indicara que la finalidad de la matemática no es perdernos viendo el árbol de un artificio matemático, puesto como trampa en un examen, sino que la finalidad de la matemática es que veamos el bosque de la vida en sus diferentes dimensiones y su expresión en números que de manera simple y compleja nos sirva para caracterizar de mejor manera una realidad para transformarla. Nos enseñaron la matemática al revés dándole más importancia al árbol y eso nos ha dificultado ver el bosque.De manera que separaremos este blog en Definiciones, Pasado, Presente, Futuro, Conclusiones y Recomendaciones para el estudio y aplicaciones de la Matemática.
Escrito por matematica el 24/03/2007 18:42

Para estudiar Matemática

Este blog nace de una frustración. Durante nuestra enseñanza universitaria, en los primeros años nos percatamos de que recibíamos una enseñanza matemática carente de aplicación, de sentido útil en la vida profesional que estabamos persiguiendo. Desde la secundaria se nos decía que la Matemática era una ciencia que nos educaba en el razonamiento lógico. Bueno...razonábamos que para ello está la lógica y tal como registramos para nosotros mismos que la enseñanza matemática que recibíamos no se diferenciaba en cuanto a problemas "lógicos" de la enseñanza del ajedrez...aunque es difícil comprender que se necesite Ajedrez I o Ajedrez II, como materias de requisitos curriculares en una profesión universitaria. Hemos batallado para librarnos de la "lobotomía" que nos hicieron, en que nos memorizamos una matemática abstracta, que nos bloqueó la mente y la actitud positiva y nos predispuso a la utilización creativa de la matemática. La matemática es una ciencia tan necesaria que por lo demás usamos todos los días, como usamos los fundamentos de otras ciencias. Iniciamos desde nuestra época de jóvenes estudiantes y por nuestra cuenta un molesto y modesto esfuezo por comprender la matemática y encontramos cosas muy simples, nos parece, válidas para el apredizaje de todas las ciencias. Queremos compartir nuestra experiencia en el estudio de la Matemática. Esperamos que sea de utilidad para otras personas que como nosotros hemos tenido de manera inducida una frustración con una apasionante y necesaria ciencia, la ciencia de la cantidad.Escrito por matematica el 24/03/2007 18:25

miércoles, junio 27, 2007

Sobre la Banca y el Socialismo

A pesar de la cada vez más amplia difusión del pensamiento económico de Ché Guevara, su impacto en el desarrollo del pensamiento de la Economía Política como Ciencia, está a nuestro juicio insuficientemente valorado. Ché Guevara, es uno de los grandes economistas que deja proposiciones sobre la Teoría del Valor Trabajo en la construcción del Socialismo y del Comunismo y sobre el carácter histórico de categorías mercantiles como la banca y el crédito. Del nivel de profundidad con que Ché Guevara trató estos problemas dá cuenta este artículo.

http://cheguevara.cubasi.cu/Content.aspx?menu_activo=3&estado=3&id=142

La banca, el crédito, y el socialismo.
Publicado en la revista Cuba Socialista en marzo de 1964.

En el número anterior de esta revista, apareció un artículo del compañero Marcelo Fernández, presidente del Banco Nacional, en el que analiza las funciones del banco, haciendo un pequeño recuento histórico y un juicio crítico sobre los sistemas de financiamiento utilizados en Cuba. Este artículo coincide con algunas apariciones públicas de dirigentes de ese organismo y otros escritos, donde se fija la posición del banco en forma precisa. Como no estamos de acuerdo con algunas de las funciones apuntadas como propias del banco, en el período de transición, y menos en su enjuiciamiento del sistema presupuestario de financiamiento, consideramos que no debemos dejar sin respuestas las afirmaciones del presidente de dicho organismo, fijando nuestra posición al respecto.

Sobre el papel de los bancos en la aparición de los billetes de banco, dice Marcelo Fernández:

El rápido desarrollo de las relaciones comerciales y la escasez de metales preciosos para la fabricación de monedas, hicieron aparecer los billetes de banco. El billete de banco es un valor sin interés, emitido por el banco autorizado para ejercer esta actividad (Banco Central), expresado en un monto determinado de dinero y emitido al portador. El primer billete de banco fue emitido por un banco sueco de emisión, creado en 1658.

Sin dejar de reconocer el carácter de divulgación que tiene el artículo, debemos tratar de ver por qué se puede producir este fenómeno.

Marx dice al respecto:

"Se plantea, finalmente, el problema de saber por qué el oro puede sustituirse por sí mismo, privados de todo valor. Pero, como hemos visto, el oro solo es sustituible en la medida en que se aísla o adquiere sustantividad en su función de moneda o de medio de circulación. Ahora bien, esta función no cobra sustantividad respecto a las monedas sueltas de oro, aunque se rebele en el hecho de que las piezas desgastadas de oro permanezcan dentro de la circulación. Las piezas de oro sólo son simples monedas o medios de circulación mientras circulan efectivamente. Pero lo que no puede decirse de una moneda suelta de oro es aplicable a la masa de oro sustituible por papel moneda. Ésta gira constantemente en la órbita de la circulación, funciona continuamente como medio de circulación y existe, por tanto, única y exclusivamente como agente de ésta función. Por consiguiente, su dinámica se limita a representar las continuas mutaciones que forman los procesos antagónicos de la metamorfosis de mercancías M-D-M, en las que frente a la mercancía se alza su configuración de valor, para desaparecer enseguida de nuevo. La encarnación sustantiva del valor del cambio de la mercancía sólo es, en este proceso, un momento fugaz.
Inmediatamente, es sustituida por otra mercancía. Por eso, en un proceso que lo hace cambiar continuamente de mano, basta con que el dinero exista simbólicamente. Su existencia funcional absorbe, por decirlo así, su existencia material. No es más que un reflejo objetivo de los precios de mercancías, reflejo llamado a desaparecer y, funcionando como sólo funciona, como signo de sí mismo, es natural que pueda ser sustituido por otros signos. Lo que ocurre es que el signo del dinero exige una validez social objetiva propia, y esta validez se la da, al símbolo del papel moneda, el curso forzoso. Este curso forzoso del estado sólo rige dentro de las fronteras de una comunidad, dentro de su órbita interna de circulación, que son también los límites dentro de los cuales el dinero se reduce todo él a su función de medio de circulación o de moneda y en los que, por tanto, puede cobrar en el papel moneda una modalidad de existencia puramente funcional e independiente al exterior de su sustancia metálica." (1)

Es importante consignar, para fines ulteriores, que el dinero refleja las relaciones de producción; no puede existir sin una sociedad mercantil. Podemos decir también que un banco no puede existir sin dinero y, por ende, que la existencia del banco está condicionada a las relaciones mercantiles de la producción, por elevado que sea su tipo.

El autor del artículo cita luego algunos párrafos de Lenin para mostrar el carácter del imperialismo como producto del capital financiero, es decir, fusión del capital industrial con el bancario en uno sólo. Vuelve a plantearse el problema del huevo o la gallina. ¿Predominando uno de los capitales en esta relación, cuál? o ¿tienen exactamente la misma fuerza?

Lenin plantea las siguientes condiciones económicas del imperialismo:

"1) La concentración de la producción y del capital llegado hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la función del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este capital financiero, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo; y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capital en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la explotación de los capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trust internacionales y ha terminado el reparto de toda la tierra por los países capitalistas más importantes."(2)

Obsérvese que se considera como última etapa la repartición del mundo y luego, como corolario explicado en otra parte, el uso de la fuerza, es decir, la guerra. ¿Por qué se repartieron el mundo los monopolios? La respuesta es concreta: para obtener fuentes de materias primas para sus industrias. Es decir, las necesidades objetivas de la producción hacen surgir, en el sistema capitalista desarrollado, las funciones de los capitales que engendran el imperialismo o, lo que es igual, el capital industrial es el generador del capital financiero y lo controla directa o indirectamente. Pensar lo contrario sería caer en el fetichismo que ataca Marx con respecto al análisis burgués del sistema capitalista. Lenin cita lo siguiente:

"Los bancos crean en escala social la forma, y nada más que la forma, de la contabilidad general y la distribución general de los medios de producción", escribía Marx, hace medio siglo, en El Capital (trad. Rusa, tomo III, parte II, p. 144).

El economista norteamericano Víctor Perlo ha dedicado grandes volúmenes al análisis de los monopolios norteamericanos, encontrando siempre grandes ramas de la producción en estos grupos. El análisis de su desarrollo relativo durante los últimos años demuestra que crecen más los monopolios que agrupan las ramas más avanzadas de la técnica, como el grupo Dupont, de la química, Mellon, del aluminio, o Roquefeler del petróleo, cuyo crecimiento relativo está entre el 325 y 385%. Frente a ellos, el grupo Kuhn Loeb, de los ferrocarriles, con un leve descenso, y el grupo Boston, de la industria ligera, con un crecimiento del 31%, muestra la clara interconexión entre la producción, los monopolios y su suerte en esta competencia entre lobos.

Lenin en el artículo citado por Marcelo Fernández, escrito antes de la toma del poder, habla de los bancos como grandes factores de "contabilidad y control". Da la impresión de que busca la consolidación de todo el aparato financiero para que cumpla la función principal, ya apuntada por Marx, de la contabilidad social.

De hecho el banco de los monopolios es su propio ministerio de finanzas, en la dualidad de un estado dentro de otro estado que se opera en esta etapa. En los periodos de la construcción de la sociedad socialista cambian todos los conceptos que amparan la vida política del banco y debe buscarse otro camino para utilizar su experiencia. La centralización que busca Marcelo puede obtenerse dando todas las responsabilidades al Ministerio de Hacienda, que sería el supremo aparato de "contabilidad y control" de todo el estado.

El aspecto político de la banca capitalista lo destaca Marx en el siguiente párrafo:

"Desde el momento mismo de nacer, los grandes bancos adornados con títulos nacionales, no fueron nunca más que sociedades de especuladores privados que cooperaban con los gobiernos y que, gracias a los privilegios que éstos les otorgaban, estaban en condiciones de otorgarles dinero. Por eso, la acumulación de la deuda pública no tiene barómetro más infalible que el alza progresiva de las acciones de estos bancos, cuyo pleno desarrollo data de la fundación del banco de Inglaterra (en 1694). El Banco de Inglaterra comenzó prestando su dinero al gobierno a un 8 por 100 de interés; al mismo tiempo, quedaba autorizado por el parlamento para acuñar dinero del mismo capital, volviendo a prestarlo al público en forma de billetes de cambio. Con estos billetes podía descontar letras, abrir créditos sobre mercancías y comprar metales preciosos. No trascurrió mucho tiempo antes de que este mismo dinero fiduciario fabricado por él le sirviera de moneda para salvar los empréstitos hechos al estado y para pagar, por cuenta de éste, los intereses de la deuda pública. No contento con dar una mano para recibir con la otra más de lo que daba seguía siendo, a pesar de lo que se embolsaba, acreedor perpetuo de la nación hasta el último céntimo entregado. Poco a poco, fue convirtiéndose en depositario insustituible de los tesoros metálicos del país y en centro de gravitación de todo el crédito comercial. Por los años en que Inglaterra dejaba de quemar brujas, comenzaba a colgar falsificadores de billetes de banco. Qué impresión producía a las gentes de la época la súbita aparición de este monstruo de bancocrátas, financieros, rentistas, corredores, y agentes de la bolsa, lo atestiguan las obras de aquellos años, por ejemplo las de Bolimbroke(64)."(3)

Sobre las funciones económicas de la banca socialista, Marcelo Fernández enumera siete. De éstas, las que están expresadas en el punto 1) regulación de la circulación monetaria, y en el 2) centros de ajustes y pagos del país, no ofrecen contradicción fundamental con nuestra manera de pensar, salvo, quizás, en cuanto al grado de autonomía respecto a la máxima autoridad financiera, que es el Ministerio de Hacienda y en relación con la deuda sobre la real posibilidad de "regulación" que tiene el banco con respecto a la circulación monetaria. Sin embargo no creemos sea el momento de profundizar este análisis.

En cuanto al punto 3) Concesión de Créditos, el artículo de referencia dice:

"El crédito es una función típica bancaria, que no desaparece durante la construcción del socialismo, sino que constituye un instrumento flexible que ayuda al desarrollo proporcional y armónico de la economía y al cumplimiento de los planes."

Sin entrar a exponer el origen del sistema crediticio bancario como una manifestación contra la usura, trascribiremos, sin embargo, algunos párrafos de Marx al respecto:

"No debe olvidarse, sin embargo, que en primer lugar, el dinero -en forma de metal precioso- sigue siendo la base de la que jamás puede desprenderse, por la naturaleza misma de la cosa, el régimen de crédito. Y, en segundo lugar, que el sistema de crédito presupone el monopolio de los medios sociales de producción (bajo forma de capital y de propiedad territorial) en manos de particulares, es decir, que este sistema es de por sí, de un lado, una forma inmanente del sistema capitalista de producción,(4) y, de otra parte, una fuerza motriz que impulsa su desarrollo hasta su forma última y más alta. El sistema bancario es, por su organización formal y su centralización, como se expresó ya en 1867 en "Some thouhgts of the intererts of England", el producto más artificioso y refinado que el régimen capitalista de producción ha podido engendrar. De aquí el enorme poder que tiene una institución como el Banco de Inglaterra sobre el comercio y la industria, a pesar de que su funcionamiento real se desarrolla completamente al margen de él y de que el banco se comporta pasivamente ante sus actividades. Es cierto que eso facilita la forma de una contabilidad y una distribución general de los medios de producción en escala social, pero solamente la forma. Hemos visto ya que la ganancia media del capitalista individual o de cada capital de por sí se determina, no por el trabajo sobrante que este capital se apropia de primera mano, sino por la cantidad de trabajo sobrante total que se apropia el capital en su conjunto y del que cada capital especial se limita a cobrar sus dividendos como parte alícuota del capital global. Este carácter social del capital sólo se lleva acabo y se realiza en su integridad mediante el desarrollo pleno del sistema de crédito y del sistema bancario. Por otra parte, este sistema sigue su propio desarrollo. Pone a disposición de los capitalistas industriales y comerciales todo el capital disponible de la sociedad e incluso el capital potencial que no se halla aún activamente comprometido, de tal modo que ni el que presta este capital ni el que lo emplea es su propietario ni su productor. De este modo, destruye el carácter privado del capital y lleva implícita en sí, la abolición del mismo capital. El sistema bancario sustrae la distribución del capital de manos de los capitalista privados y los usureros como un negocio específico, como una función social. Pero, al mismo tiempo, los bancos y el crédito se convierten así en el medio más poderoso para impulsar la producción capitalista a salirse de sus propios límites y en uno de los vehículos más eficaces de la crisis y la especulación.

El sistema bancario revela, además, mediante la sustitución de dinero por varias formas de crédito circulante, que el dinero no es en realidad, otra cosa que una especial expresión del carácter social del trabajo y de sus productos, la cual sin embargo, como contraste con la producción privada, tiene necesariamente que aparecer siempre, en última instancia, como un objeto, como una mercancía especial al lado de otras mercancías.

Finalmente, no cabe la menor duda de que el sistema de crédito actuará como un poderoso resorte en la época de transición del régimen capitalista de producción al régimen de producción del trabajo asociado, pero solamente como un elemento en relación con otras grandes conmociones orgánicas del mismo régimen de producción. En cambio, las ilusiones que algunos se hacen acerca del poder milagroso del sistema de crédito y del sistema bancario como un sentido socialista nacen de la ignorancia total de lo que es el régimen capitalista de producción y del régimen de crédito como una de sus formas. Tan pronto como los medios de producción dejen de convertirse en capital (lo que implica también la abolición de la propiedad privada sobre el suelo) el crédito como tal no tendrá ningún sentido, cosa que, por lo demás, han visto incluso los sansimonianos. Y, por el contrario, mientras perdure el régimen capitalista de producción perdurará como una de sus formas el capital a interés y seguirá formando, de hecho, la base de su sistema de crédito. Solo ese mismo escritor sensacionalista, Proudhon, que pretende dejar en pie la producción de mercancías y al mismo tiempo abolir el dinero,(5) era capaz de soñar ese dislate del "credit gratuit", pretendida realización de los buenos deseos del pequeño burgués".(6)

Hemos observado que el artículo no menciona en este epígrafe el interés que el banco cobra por el dinero facilitado a las empresas estatales en calidad de préstamos bancarios. Si Marx ha formulado, como hemos visto, que la abolición de la propiedad privada le quita todo el sentido al crédito como tal, ¿qué decir del interés?

Dice Marx:

"Es en el capital a interés donde la relación del capital cobra su forma más externa y más fetichista. Aquí nos encontramos con D-D´, dinero que engendra dinero, valor que se valoriza a sí mismo, sin el proceso intermedio entre ambos extremos. En el capital comercial D-M-D, existe, por lo menos, la forma general del movimiento capitalista, aunque solo se mantenga dentro de la órbita de la circulación, razón por la cual la ganancia aparece aquí como simple ganancia de enajenación; no obstante, como producto de una relación social y no como producto exclusivo de un objeto material. La forma del capital mercantil representa, a pesar de todo, un proceso, la unidad de fases contrapuestas, un movimiento que se desdobla en dos actos antagónicos, en la compra y la venta de las mercancías. En D-D´, o sea en la formula del capital a interés, se esfuma.(7)

En los comienzos del artículo, tratando aún de la banca privada, se menciona el interés de la forma siguiente:

En esto consiste el crédito bancario. El crédito bancario puede ser a corto o a largo plazo, y devenga siempre interés, que constituye el principal ingreso de los bancos.

Si esta situación es válida en el momento actual, y teniendo en cuenta que técnicamente el interés no es un elemento de costo de las empresas, sino una deducción del plustrabajo del obrero para la sociedad, que debía constituir un ingreso del presupuesto nacional, ¿no es éste en realidad el que está financiando los gastos de operaciones del aparato bancario en forma sustancial?

Decir que el déficit presupuestario "constituye un mal inevitable", sin entrar en su análisis, así como afirmar que "el uso de los créditos internacionales que en el futuro gravitarán sobre la economía nacional", es mantener en la actualidad el concepto fetichista de la economía clásica.

En lo que se refiere al 4) financiamiento de las inversiones, consideramos que cae en aspectos formales y ficticios, o lo que es lo mismo, en el fetichismo que encubre las verdaderas relaciones de producción.

Esta función sería real solamente si el banco las financiara con sus propios recursos, lo que sería a su vez un absurdo en una economía socialista.

El banco lo que hace es distribuir los recursos del presupuesto nacional asignados por el plan de inversiones y situarlos a disposición de los aparatos inversionistas correspondientes.

Este aspecto del financiamiento y control de las inversiones, particularmente lo que se refiere a las construcciones, así como el sistema de crédito bancario y el interés, constituyen diferencias sustanciales que en este artículo se denomina autonomía económica y el de financiamiento presupuestario. El financiamiento y control de las inversiones será objeto de un artículo del compañero Luis Álvarez Rom, ya que la importancia y extensión del tema así lo requieren. Sin embargo expondremos los fundamentos de este procedimiento, exposición ya hecha por el Ministro de Hacienda en el Fórum de Inversiones.

Hacienda llega a la conclusión de que todo el embrollo existente actualmente en cuanto al control se debe a la concepción mercantil que la ampara. Todavía pensamos en el banco como representante de los monopolios, su cancerbero, vigilando el tipo y efectividad de la inversión.

En un régimen de presupuesto, con los controles funcionando adecuadamente, el banco no tiene por qué tener participación en la decisión de la inversión, que es una tarea económico-política (JUCEPLAN -Junta Central de Planificación). En el control físico de la inversión el banco no debe participar -esto obligaría a crear un aparato enorme y sin sentido- y sí el organismo inversionista directamente interesado, en tanto que el control financiero lo puede llevar Hacienda, que es responsable del presupuesto estatal, único lugar donde se debe recoger el plusproducto para darle la utilización adecuada. El banco debiera ocuparse, en buena ley, de cuidar del cumplimiento de la metodología de la extracción de los fondos, que es su función específica.

Con respecto al punto 5) administración de divisas y operaciones internacionales, no hay comentarios que hacer.

En el punto 6) organización de los ahorros de la población, el autor se deja llevar demasiado por la idea de divulgación y propaganda. No estamos opuestos a ello, más aun, somos defensores de usar siempre un lenguaje claro para explicar los mecanismos económicos; pero esa claridad no puede estar reñida por la justeza, que es lo que le pasa a al explicación del compañero Marcelo Fernández al decir:

El dinero ahorrado deja de circular, lo cual coadyuva a restablecer el equilibrio entre el fondo de mercancías y el fondo adquisitivo de la población, cosa particularmente útil en las condiciones actuales de Cuba. Además, los ahorros de la población constituyen una importante fuente del banco para otorgar créditos destinados al financiamiento del desarrollo de la economía nacional.

El dinero ahorrado deja de circular temporalmente y esta fuente de recursos sólo tiene aplicación en sentido económico cuando se emplea para financiar en sentido de préstamos bancarios a la actividad privada, ya que sería absurdo creer que en una economía socialista el costo por interés que se le paga al ahorrista se compensa con el interés que se le cobre a las empresas estatales.

Hubiera resultado mucho más interesante y de mayor utilidad conocer la composición del ahorro y su costo, por qué se ahorra en cada una de las escalas de ahorristas y qué medidas de carácter verdaderamente económico son aconsejables tomar, tales como impuestos, precios y otras que ciertamente coadyuven a "restablecer el equilibrio entre el fondo de mercancías y el fondo adquisitivo de la población".

Sobre la función de "otorgar créditos destinados al financiamiento del desarrollo de la economía nacional", ya definimos nuestra posición en contrario.

La última tarea: 7) control económico bancario, cae de lleno en la controversia planteada por Marcelo Fernández en el acápite "Aplicación en Cuba de los dos sistemas financieros".

Al tratar el tema, el autor se sumerge, una vez más, en el análisis de la significación exacta del término ruso que ha dado origen a bastantes discusiones, y saca a relucir una nueva acepción, que ya habíamos visto en trabajos de algunos asesores del banco. En nuestra opinión, no es feliz el nuevo vocablo. La afirmación de que Khozraschot es un régimen de empresa conocido en Cuba como sistema de autonomía económica y de que entre los principios de la autonomía están la "independencia relativa y la gestión planificada, es decir, subordinada a las proporciones principales del plan económico estatal", nos lleva a pensar que en el mejor de los casos el autor no ha traducido bien.

El término autonomía económica en forma absoluta, enlazado con el de independencia relativa, como uno de sus principios, es una construcción gramatical cuyo contenido no alcanzamos a comprender ni proporciona definición que permita alguna aclaración.

La gestión planificada no es equivalente a la subordinación a las principales proporciones del plan económico estatal ni precisa tampoco concepto alguno.

En la caracterización de ambos sistemas no se ha usado un método que permita su fácil comparabilidad, error lógico porque no existe una literatura abundante sobre el tema (en el núm. 5 de Nuestra Industria, Revista Económica, trato de hacer más sistemático el análisis y allí remito al lector); no obstante, consideramos que se podría hacer un análisis más objetivo del sistema de financiamiento presupuestario, sistema que tiene su ley sancionada por el Consejo de Ministros, es decir no es un capricho vano de algunos, sino una realidad reconocida.

Sobre el punto a) "Las empresas reciben sus situaciones para fondos de gastos por un período determinado, digamos un trimestre, antes de producir sus ingresos e independientemente de la ascendencia de éstos."

Lo que las empresas reciben no son situaciones de fondo en el banco sino disponibilidades equivalentes a la autorización para gastar de acuerdo con el plan financiero aprobado, que se registran en el banco en cuentas separadas para salarios y para otros gastos . Ésta segregación permite un fácil control del fondo de los salarios, que no es dable en el sistema de gestión financiera tal como se concibe actualmente en Cuba. En reciente intervención televisada, el Presidente del Banco planteó una fórmula de control de cuentas de salarios que supone la discusión a nivel de unidad en cada caso, lo que traerá trabas administrativas serias si se pretende implantarlas sin analizar muy profundamente las probables consecuencias (no debe olvidarse que los salarios son parte de los fondos de rotación de la Unidad).

Existe aquí la creencia generalizada de que la relación directa con el banco garantiza el análisis de todos los factores de la producción y la imposibilidad de burlar la atención vigilante de ese organismo, lo que no es más que un espejismo en las condiciones actuales de Cuba, y el banco tiene pruebas fehacientes de este aserto en sus organismos de autogestión.

En el año 1931, Stalin hacía el siguiente análisis:

Pero esto no es todo. A lo citado hay que añadir las circunstancia de que, como consecuencia de la mala gestión administrativa, los principios de rentabilidad se han encontrado enteramente comprometidos en una serie de nuestras empresas y organizaciones económicas. Es un hecho que en una serie de empresas y organizaciones económicas hace tiempo que se acabó de contar, de calcular y de establecer balances administrativos de las empresas y de organizaciones económicas las nociones de "régimen de economía", "reducción de gastos improductivos", "racionalización de la producción", se pasaron hace tiempo de moda. Por lo visto, cuentan con el banco de estado "de todas maneras librará las cantidades necesarias". Es un hecho que en los últimos tiempos los precios de costos en una serie de empresas han empezado a subir. Se les señaló la necesidad de bajar los precios de costo en un 10% y más, y en lugar de eso los han elevado.(8)

Lo citamos simplemente para demostrar que se impone la tenaz tarea de organización administrativa antes de poder implantar cualquier sistema, y ése debe ser el sentido de nuestro esfuerzo principal en el momento actual.

En los puntos: b) "Los estímulos morales se plantean como forma principal de impulsar y mejorar la producción, complementados por los estímulos materiales" y,

c) "En las empresas se realiza un "control por los costos", se hace una simplificación peligrosa". En mi último, artículo ya citado, doy características fundamentales:

Con esta serie de citas, hemos pretendido fijar los temas que consideramos básicos para la explicación del sistema:

Primero: El comunismo es una meta de la humanidad que se alcanza conscientemente; luego, la educación, la liquidación de las taras de la sociedad antigua en la conciencia de las gentes, es un factor de suma importancia, sin olvidar, claro está, que sin avances paralelos en la producción no se puede llegar nunca a tal sociedad.

Segundo: Las formas de conducción de la economía, como un aspecto tecnológico de la cuestión, deben tomarse de donde estén más desarrolladas y puedan ser adaptadas a la nueva sociedad. La tecnología de la petroquímica del campo imperialista puede ser utilizada por el campo socialista sin temor al "contagio" de la ideología burguesa. En la rama económica (en todo lo referente a normas técnicas de dirección y control de la producción) sucede lo mismo.

Se podría, si no es considerado demasiado pretencioso, parafrasear a Marx en su referencia a la utilización de la dialéctica de Hegel y decir de estas técnicas que han sido puestas al derecho". (9)

Nosotros no concebimos el comunismo como la suma mecánica de bienes de consumo en una sociedad dada, sino como el resultado de un acto consciente; de allí la importancia de la educación y, por ende, del trabajo sobre la conciencia de los individuos en el marco de una sociedad en pleno desarrollo material.

La cuestión relativa al control de los costos se plantea en el artículo Consideraciones sobre los costos de producción como base del análisis económico de las empresas sujetas a sistema presupuestario(10), bajo mi firma. Allí remito al lector interesado, no sin dejar de apuntar que lo esencial es la posibilidad de hacer uso consciente de la ley del valor y que el método se basa en el desarrollo de un amplio y efectivo aparato de control que convierta en mecánicas estas tareas.

Todo nuestro trabajo -decimos en dicho artículo- debe estar orientado a lograr que la tarea administrativa, de control y dirección, se vaya convirtiendo en algo cada vez más simple y los esfuerzos de los organismos se concentren en la planificación y desarrollo tecnológico. Cuando todos los índices estén establecidos y los métodos y hábitos de control estén instaurados, con el avance de la planificación en todos los sectores de la economía, esta labor será mecánica y no presentará problemas serios. En ese instante, adquirirán su importancia los métodos modernos de planificación y será posible acercarse al ideal de que la economía se rija mediante análisis matemáticos y, mediante ellos, elegir las proporciones más adecuadas entre acumulación y consumo y entre las distintas ramas productivas; sin olvidar claro está, que el ser humano, razón de ser de nuestra revolución y nuestros afanes, no puede reducirse a una mera fórmula y sus necesidades serán cada vez más complejas, desbordando la simple satisfacción de las necesidades materiales. Las distintas ramas de la producción se irán automatizando, aumentando inmensamente la productividad del trabajador y el tiempo libre será dedicado a tareas culturales, deportivas, científicas en su más alto grado y el trabajo será una necesidad social.

Con respecto al punto d) "al estar vinculadas las empresas al presupuesto estatal por el total de sus gastos e ingresos, no hacen nunca uso del crédito bancario en forma directa."

Nosotros consideramos que el sistema de crédito bancario y la compra-venta mercantil dentro de la esfera estatal, cuando se usa el sistema de financiamiento presupuestario, son necesarios.

Para comprender la diferencia entre ambos sistemas, cuyos desconocimiento produce los comentarios del artículo, es necesario tener en cuenta que todas estas categorías surgen como consecuencia de la consideración individualizada de patrimonios independientes y sólo conservan su forma a manera de instrumento para poder controlar la economía nacional, ya que la propiedad de hecho es de todo el pueblo. Esta ficción llega a dominar la mente de los hombres, como lo demuestra el artículo que contestamos, se elimina con la aplicación del sistema de financiamiento presupuestario.

En este sistema el principio del rendimiento comercial dentro de la esfera estatal es estrictamente formal y dominado por el plan, solamente a los efectos del cálculo económico, la contabilidad, el control financiero, etc.; pero nunca llegará a predominar en forma fetichista sobre el contenido social de la producción, ya que como la empresa no tiene patrimonio propio contrapuesto al estado, no retiene ni acumula, por tanto, en fondos propios, el resultado de su producción ni la reproducción de sus costos. En el sistema presupuestario, la compraventa mercantil sólo tiene lugar allí donde el estado vende (sin comillas) a otras formas de propiedad; y en la realización de este acto de cambio mercantil de carácter esencial, la empresa trasladada al presupuesto nacional, a través del cobro y depósito del precio de la mercancía vendida, la totalidad de los costos, y acumulaciones internas que han tenido lugar desde el primero hasta el último acto de producción y comercialización. De esta manera si alguno de los actos intermedios de pago y cobro, que no son más que compensaciones contables sin efecto económico, no llegarán a complementarse por falta de organización o negligencia, etc., el fondo de acumulación nacional no serían perjudicado si el último acto de cambio, que es el único esencialmente económico, se realiza. Este sistema debilita el concepto del patrimonio de grupos individualizados en fábricas del estado, lo cual es objetivamente beneficioso, al desarrollo filosófico del marxismo -leninismo. Hace innecesario el impuesto y el préstamo con interés, ya que la empresa no retiene ni acumula en fondos propios, eliminando, desde ahora, en su fondo y en su forma, categorías que en el desarrollo del proceso comenzarán a luchar entre sí." (Trabajo inédito de Luis Álvarez Rom.)

El financiamiento a una empresa se realiza, por un lado, para compensar, a los efectos de la contabilidad y control social, a otra empresa por el trabajo materializado, y por otro lado, para retribuir el trabajo vivo agregado en cada proceso de la producción social. Si el primero de estos actos es formal y sin contenido económico, ya que es compensatorio; y si el segundo es la entrega del salario al trabajador, que se realiza después de haber sido empleada su fuerza de trabajo en la producción de valor de uso, ¿cuál es la conclusión que se deriva de estas premisas?: Que es el trabajo el que efectivamente da crédito.

Dice Marx:

El capitalista compra la fuerza de trabajo antes de que entre al proceso de producción, pero sólo la paga, en los plazos convenidos, después de emplearla en la producción de valor de uso. Todo el valor del producto le pertenece a él, incluyendo la parte que sólo representa un equivalente del dinero invertido en pagar la fuerza de trabajo, es decir, la parte del producto que representa el valor del capital variable. Con esta parte de valor, el obrero se adelanta a entregarle el equivalente de su salario. Pero es la reversión de la mercancía a dinero, su venta, la que reintegra al capitalista su capital variable como capital dinero que puede desembolsar de nuevo para volver a comprar la fuerza de trabajo.(11)

Afirmar que el banco financia al presupuesto mediante la emisión y el uso de los créditos interestatales ; y que "En vista de que en la economía cubana no se han creado recursos monetarios para el otorgamiento de tal tipo a la Hacienda, se produce la presión inflacionaria y aumenta la necesidad de los créditos extranjeros", es llevar la ficción más allá de sus límites normales, contraponiendo el crédito bancario y la hacienda pública con una mentalidad al borde de hacer buenas las palabras de Marx citadas en otra parte del presente artículo:

No contento con dar una mano para recibir con la otra más de lo que daba, seguía siendo, a pesar de lo que se embolsaba acreedor perpetuo de la nación hasta el último céntimo entregado.

Sin contar con que el banco fuera del estado, no tiene NADA, con mayúscula, a pesar de la ficción jurídica de la ley que se le asigna un patrimonio.

En cuanto a la disciplina financiera, se dice de las empresas presupuestarias que "Algunas de estas empresas no parecen estimuladas a cobrar sus mercancías y servicios , por cuanto tienen sus gastos cubiertos y para ellas solo representa dejar de aportar al presupuesto". Esta es una expresión tan carente de fundamento que sólo sería comparable con otra que dijera que el mismo efecto produciría una empresa autofinanciada, ya que para ella sólo representaría dejar de pagar un préstamo bancario, un aporte al presupuesto o impuestos retenidos, lo cual, incidentalmente, no ha constituido ninguna excepción.

Después de una exposición detallada, de acuerdo con los libros del banco, de los incumplimientos de la ley 1007 por las empresas presupuestarias, el artículo hace la siguiente afirmación:

Puede argumentarse que las empresas de autonomía económica también cometen estas infracciones, incluso debemos señalar que desde que se implantó la ley 1007, las empresas del INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria) han mantenido un penoso primer lugar en cuanto al número y valos de las fracciones. Pero a ello habría que responder que las empresas del INRA nunca han operado realmente como empresas de autonomía económica."

Ante semejante afirmación, que no responde a la seriedad de un artículo de esta naturaleza, cabría hacerse las siguientes preguntas:

¿Por qué el INRA nunca ha operado realmente dentro de ese sistema?

¿Es que los demás organismos han tratado de impedirlo?

¿Es que no se le ha brindado toda la cooperación por parte de hacienda y el banco?

¿Es que la enseñanza y divulgación de este sistema en todos los cursos y en todos los niveles no ha sido suficiente?

¿Es que los buenos deseos del banco, plasmados en una ley, los que nominalmente producen el resultado?

O, ¿será que la medida primera es la organización del aparato administrativo y que sin ella no se puede aspirar a ningún resultado concreto?

Hace tiempo que los defensores de la autogestión se defienden con argumentos como este: es hora ya de que pongan a marchar el sistema y lo analicen correctamente; la polémica sobre estos tópicos es siempre útil, pero si seguimos enfrascados en ella sin avanzar prácticamente, corremos el peligro de resolver la incógnita de saber de sí son galgos o podencos demasiado tarde.

Resumiendo:

a) El artículo analizado plantea en forma de divulgación, pero con escasa profundidad teórica, la génesis de los bancos. De allí surgen las equivocaciones que sobre el papel a jugar por este organismo en la construcción de la nueva sociedad tienen sus dirigentes.

b) Las frases de Lenin citadas por Marcelo Fernández no indican un aspecto objetivo del problema: el papel de los bancos en la etapa monopolista, pero de ninguna manera establece claramente su papel en la siguiente etapa.

c) El autor olvida que los bancos monopolistas son los aparatos financieros de los superestados y, por lo tanto, no pasa a analizar el nuevo papel de esos aparatos cuando el estado, con su aparato financiero propio, los engloba a todos; pretende que el banco siga manteniendo una posición hegemónica en la economía, independientemente de los cambios económicos -sociales.

d) El autor olvida la advertencia de Marx sobre el carácter del sistema de crédito, lo que lleva a formulaciones mecánicas en cuanto a su función.

e) Marcelo Fernández, al insistir en el control de las inversiones, pierde de vista la función que cumple el banco monopolista al ejercer el mismo, desconociendo los cambios ocurridos y a ocurrir durante el período de transición.

f) Marcelo Fernández no ha profundizado suficientemente en el estudio de las bases del sistema presupuestario de financiamiento, por lo que sus razonamientos pecan de poco consistentes en este aspecto del análisis.

g) Tal parece que el banco, dueño de un capital propio, por obra y gracia de la divina providencia, tiene sanas intenciones de ayudar al estado a resolver sus problemas mediante una correcta aplicación de las leyes financieras, bajo su sabia dirección. Desgraciadamente, hay personajes testarudos que se niegan a reconocer esta tutela, provocando el desconcierto financiero y la inflación, por no pedirle un crédito en "condiciones ventajosas".

h) Todo el artículo demuestra que los compañeros del banco usan los conceptos económicos aquí tratados en la forma fetichista de la economía clásica y aún de la economía vulgar; y para ellos vale -con todo respeto y sólo con el ánimo de que esta polémica nos obligue a solicitar consecuentemente el consejo de los clásicos del marxismo-estas palabras de Marx con que apostrofa a los adoradores de la forma:

En la fórmula tripartita de capital- ganancia -o, mejor aún, capital-interés- tierra -renta del suelo y trabajo-salario, en esta tricotomía económica considerada como la concatenación de las diversas partes integrantes del valor y de las riquezas en general con sus fuentes respectivas, se consuma la mistificación del régimen de producción capitalista, la materialización de las relaciones sociales, el entrelazamiento directo de las relaciones materiales con sus condiciones históricas: el mundo encantado, invertido y puesto de cabeza en que Monsieur le Capital y Madame la Terre aparecen como personajes sociales, a la par que llevan a cabo sus brujerías directamente, como simples cosas materiales. El gran mérito de la economía clásica consiste precisamente en haber disipado esta farsa apariencia y este engaño, esta sustantivación y cristalización de los distintos elementos sociales de la riqueza entre sí, esta personificación de las cosas y esta materialización de las relaciones de producción, esta religión de la vida diaria, reduciendo el interés a una parte de la ganancia y la renta del suelo al remanente sobre la ganancia media , con lo cual ambos venían a confluir la plusvalía; exponiendo el proceso de circulación como simple metamorfosis de las formas y, finalmente, reduciendo, en el proceso directo de producción, el valor y la plusvalía de las mercancías al trabajo. Esto no obsta para que los mejores portavoces de la economía clásica, como necesariamente tenía que ser desde el punto de vista burgués, sigan en mayor o menor medida cautivos del mundo de apariencia críticamente destruidos por ellos e incurran todos en ellos, en mayor o menor grado, en inconsecuencias, soluciones a media y contradicciones no resueltas. Y por el contrario, es también igualmente natural, de otra parte, que los agentes reales de la producción se sientan realmente a gusto, como en su casa, dentro de estas formas enajenadas e irracionales de capital-interés, tierra -renta del suelo y trabajo salario, pues son precisamente las formas de la apariencia en que ellos se mueven y con la que conviven diariamente. Por eso es también perfectamente lógico que la economía vulgar, que no es sino una traducción didáctica, más o menos doctrinal, de las ideas cotidianas que abrigan los agentes reales de la producción, y que pone en ellas un cierto orden inteligible, vea en esta trinidad en que aparece descoyuntada toda la concatenación interna, la base natural y sustraída a toda duda de su jactanciosa superficialidad. Esta formula responde, además, al interés de las clases dominantes, pues proclama y eleva a dogma la necesidad natural y la eterna legitimidad de sus fuentes de "ingresos".(12)


(1) Carlos Marx:El Capital, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1962, t. I, pp.93-94.

(2) V. I. Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo. En Obras Escogidas, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1960, t.I, pp. 751.

(3)Si los tártaros invadiesen hoy Europa, resultaría difícil hacerles comprender lo que es entre nosotros un financiero. Montesquieu: Esprit des lois, t. IV, p.33, Londres, 1767. Nota de Marx. El Capital (tomo I, p692-693, E. Nacional de Cuba, 1962).

(4) El subrayado es del Comandante Guevara.

(5) C. Marx: Misère de la Philosophie, Bruselas y París, 1847. Contribución a la crítica de la economía política, p.64.

(6) El Capital, Tomo III, Editorial Nacional de Cuba, 1963.

(7) ob. cit., p.411. En el original aparece la siguiente referencia bibliográfica: El Capital, Tomo III, p.373.

(8) J. Stalin: Cuestiones del leninismo., p.434, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1941.

(9) Nuestra Industria Económica, No. 5, p. 7 y 8.

(10) Nuestra Industria Económica, No. 1, Año 1963.

(11) El Capital, Tomo II, p. 356, Editorial Nacional de Cuba, 1962.

(12) El Capital, Tomo.III, pp. 768-769, Editorial Nacional de Cuba, 1963. (Véase edición del Siglo XXI, t.III, vol. 8, pp. 1056-1057.)
Fuente: Revista Cuba Socialista, N° 31, marzo de 1964

Escrito por evaristo-hernandez el 10/06/2007 19:13

jueves, junio 21, 2007

Marshall: Biografía suscinta


* Destaca en esta nota biográfica la formación filosófica de Marshall. La reproducimos para puntualizar este aspecto. Las negrillas y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

http://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Marshall

Alfred Marshall (* 26 de julio de 1842 - † 13 de julio de 1924), fue un economista británico nacido en Wandsworth.

Estudió en el Saint John's College de la Universidad de Cambridge. Su interés por la filosofía le llevó a tomar lecciones de ética. Tras obtener una beca especial para estudiar ciencias morales en 1868, se matriculó en Economía política, ciencia a la que posteriormente él mismo denominó Economía.

En 1875, viajó a Estados Unidos para estudiar los efectos de los aranceles en una economía joven. Al volver a Inglaterra fue director del University College de Bristol, cargo del que dimitió en 1881. Después estuvo un año en Italia y volvió a Bristol en 1882 como catedrático; en 1883 se trasladó al Balliol College de la Universidad de Oxford. De 1885 a 1908 dio clases de Economía política en Cambridge.

Convirtió Cambridge en la principal facultad de economía de los países de habla inglesa, y tuvo como discípulos a importantes economistas, como Pigou o Keynes.

Su labor docente se basaba en las teorías de Ricardo y Stuart Mill complementadas con las aportaciones del marginalismo, especialmente de Karl Menger y Léon Walras, conciliando las teorías ricardianas con las de la escuela austriaca. De espíritu abierto, con una sólida formación matemática, histórica y filosófica, introdujo en sus enseñanzas las críticas a la Escuela Clásica inglesa (principalmente, Smith, Ricardo, Malthus y Stuart Mill) procedentes del historicismo alemán y del socialismo, así como también de la escuela marginalista.

El resultado de sus esfuerzos fue la denominada «síntesis neoclásica», base de la teoría económica moderna.

En 1890 publicó su obra capital, Principios de economía, que durante muchos años fue el principal libro de texto en las facultades de todo el mundo.

En el primer volumen de la obra compaginó conceptos de la economía clásica como riqueza, producción, trabajo, capital o valor con aportaciones de la escuela marginalista como utilidad y utilidad marginal. A los agentes de la producción (tierra, trabajo, capital) añadió un nuevo factor, el de la organización industrial.

En el segundo volumen realizó una exposición del funcionamiento de los mercados, un análisis de la oferta y la demanda y expuso su teoría del equilibrio general, de la formación de la oferta, la incidencia de los monopolios y la distribución de la riqueza nacional. Los problemas más destacados que analizó fueron el de la formación de los precios y la distribución de la renta.

En el primer caso estableció como determinantes del valor de un bien tanto el coste de producción como la utilidad. A partir del valor del bien, la formación de los precios vendría dada por la confluencia de la oferta y la demanda; la primera, determinada por los costes de producción, y la segunda, por la utilidad marginal. También estableció una relación entre precio y cantidad demandada cuya sintaxis gráfica (curvas de oferta y de demanda) sigue vigente hoy día.

Marshall fue el economista británico más destacado de su época. También fue un profesor sobresaliente y ejerció una gran influencia sobre los economistas de aquella época. Su mayor contribución a la Economía fue su sistematización de las teorías económicas clásicas y el desarrollo del concepto de utilidad marginal. Subrayó la importancia del análisis minucioso y la necesidad de adecuar las teorías a los nuevos acontecimientos. Entre sus obras destacan: Principios de Economía (1890) e Industria y comercio (1919).

Reproducido por evaristo-hernandez el 10/06/2007 20:31

*

Sobre el Dinero

*

Este trabajo podría llamarse con propiedad "sobre el dinero". Su autor Alfred Marshall desarrolla la lógica de los teóricos de la utilidad y refleja en el razonamiento que la Economía es una ciencia que tiene más relación con la Sociología, la Historia, la Filosofía que con la Matemática. Y esto dicho por un marginalista como Marshall y a quien se reputa como uno de los constructores de la "Economía Matemática".

Las negrillas, citas en bloque y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Alfred Marshall

Cap. IV, del Libro 1, de la obra Money Credit and Commerce, Londres, 1923.


1. Funciones del dinero

El dinero, o moneda corriente, se desea como un medio para lograr un fin; sin embargo, en este caso no es de aplicación la regla general de que cuanto mayores sean los medios de que se dispongan para cumplir un fin determinado mejor se logrará éste. Puede, pues, compararse al aceite necesario para que una máquina funcione fácilmente. Una máquina no puede funcionar a menos que se engrase, de lo que un novicio pudiera inferir que cuanto más aceite ponga mejor funcionará, pero, en realidad, si se pone más aceite del necesario la máquina quedará obstruida.
De la misma manera, un aumento excesivo de dinero disminuye el crédito de éste, e incluso puede hacerlo dejar de circular.
A primera vista puede parecer que esta analogía es algo artificiosa. Pero debemos tener en cuenta lo siguiente:

El dinero no se desea por sí mismo, sino porque su posesión proporciona una disponibilidad inmediata de poder adquisitivo general en forma adecuada. Un billete de ferrocarril se desea por la utilidad del viaje a que da derecho. Si las compañías de ferrocarril ajustan sus billetes a la longitud de los trayectos respectivos, un billete que proporcione un viaje largo es más deseable que el que sólo da derecho a uno corto; y en el caso de que las longitudes de todos los viajes se duplicaran, este aumento de longitudes ocasionaría únicamente una perturbación muy pequeña. De igual manera, un aumento en el volumen de dinero de un país, permaneciendo iguales los demás factores, rebajará proporcionalmente el valor de cada unidad. De hecho, si existe el peligro de que dicho aumento se repita, el valor de cada unidad puede descender en mayor proporción que el aumento ya verificado.

Así como el billete de ferrocarril se valora de acuerdo con la longitud del viaje a que da derecho, así el dinero se valora según la cantidad de poder adquisitivo inmediato que proporcione. Si una ampliación de las ventajas así obtenidas pudiera adquirirse sin esfuerzo, todos podrían conservar una mayor cantidad de poder adquisitivo a mano en forma de dinero. Pero el dinero que se conserva de esta manera no produce ingresos; por tanto, todos (más o menos automática o instintivamente) pesan los beneficios que podrían obtener aumentando la cantidad de dinero que guardan en efectivo con los que lograrían invirtiendo alguna parte de la misma, bien en la adquisición de una cosa cualquiera -un abrigo o un piano, por ejemplo- de la que pudieran obtener algún beneficio, bien montando o participando en un negocio, o comprando un valor cotizable en bolsa que pueda proporcionarles un ingreso en dinero. Así se impide que el valor total del circulante que una nación tiene caiga muy por abajo, o suba muy por encima, de la cantidad de poder adquisitivo disponible que sus miembros desean tener en efectivo. y si entonces el descubrimiento de nuevas minas, o cualquier otra causa, aumenta considerablemente el acervo de dinero, el valor de éste desciende hasta que la caída determina que la adquisición de crecientes cantidades de oro deje de ser provechosa. Esto es, el valor de una moneda de oro, acuñada libremente, tiende a ligarse bastante estrechamente al coste de adquisición del oro que contiene.

Lo que un país desea no es determinada cantidad de dinero metálico (o de otra naturaleza), sino una cantidad de él que tenga un poder adquisitivo determinado. Sus existencias de oro en todo tiempo tienden a ser iguales a la cantidad que (a dicho valor) sea equivalente al poder adquisitivo que los individuos deseen conservar en forma de oro -bien en su propio poder, bien en el de los bancos- en unión de la cantidad que la industria del país quiera absorber a dicho valor.

Si el país tiene minas de oro propias, el monto de su existencia oro se regulará por el coste de producción, sujeto a la influencia indirecta de las alteraciones de la demanda de exportación, etc. Si no tiene minas de oro, su acervo tenderá a ser tal que pueda absorberlo más o menos a la tasa de coste al que pueda fabricar y exportar mercancías que los países productores de oro acepten a cambio del metal. La forma que adopta este proceso la estudiaremos más tarde.

Si sus depósitos de oro están fijados por la propia naturaleza, si el oro se utiliza únicamente para la acuñación de moneda, y todos los demás medios de cambio son en efecto pedidos por cierta cantidad de oro, entonces el valor total de este oro sería siempre el mismo, cualquiera que fuera su cantidad. Pero el oro pasa generalmente de un país a otro con plena libertad, y, por consiguiente, la existencia que cada país tiene del mismo se ajusta a la demanda que exista para acuñación o para otros usos.

El poder adquisitivo del oro dentro de cada territorio debe estar en tal relación respecto a su poder adquisitivo en los demás países, que ni sus exportadores ni sus importadores encuentren una ventaja considerable en sustituir el oro, en gran escala, por otros productos. Por tanto, las reservas de oro nunca difieren mucho, durante un tiempo considerable, de las cantidades necesarias para conservar el nivel general de precios en armonía con el de otros países, teniendo en cuenta, cuando esto sea preciso, el coste de transporte y los impuestos de aduana.

Desde luego, la demanda total de cada metal precioso está constituida por la demanda para su uso como moneda y por la demanda para usos industriales y personales. Estos incluyen los servicios de mesa de plata y plateados, los artículos de oro como los relojes y cadenas, el dorado de marcos de retratos y cuadros, etcétera. Cada una de estas demandas tiene su propia ley de variación. Cuanto más difícil sea la obtención de la plata, menos uso se hará de ella en cada país, pero su poder de facultar a una persona para hacer compras considerables con ella se aumentará con el alza de su valor. Muchas personas suelen llevar consigo, y conservar en sus casas, un peso mayor de moneda de plata que de cobre porque muchas de sus necesidades no pueden ser satisfechas con el gasto de unas cuantas monedas de esta última clase. (1)

2) En tiempos anteriores solía afirmarse que el valor del oro y de la plata era "artificial". Pero, de hecho, este valor está regulado, en cuanto a su oferta, por el coste de su obtención, y en cuanto a su demanda, por la necesidad de las gentes de poseer poder adquisitivo disponible basado en el oro y en la plata, junto con la demanda de estos metales para fines industriales y personales.

La observación de que el valor de una moneda se eleva con frecuencia sobre el del metal que contiene, induce a pensar que el valor del dinero es, realmente, un valor "artificial"; es decir, debido a un convencionalismo, a una costumbre, o a cualquier otro esfuerzo imaginativo. Pasaron muchos siglos antes de que se prestara atención al fenómeno de que el valor de cada unidad monetaria de un volumen dado podía depender de la cantidad de funciones que la moneda debía desempeñar. Pero algo progresó el pensamiento humano en esta dirección, cuando, con alguna frecuencia, la irregularidad de la oferta natural de metales preciosos, o la negligencia excepcional de aquellos que eran los encargados de cuidar de la calidad de la moneda, provocaban, o amenazaban con provocar, grandes cambios en los precios en general. Las discusiones respecto al valor del dinero fueron muy vehementes -aunque desprovistas de buena información- en Inglaterra, cuando Enrique VIII envileció la moneda; igualmente, cuando las minas del Nuevo Mundo enviaron los primeros cargamentos importantes a Europa; y de nuevo alcanzaron gran actualidad en el siglo XVIII, cuando el comercio pedía un sistema de acuñación más exacto que los anteriores y cuando el pensamiento económico comenzaba a ser más sereno y más sólido.

Al fin se vio que las condiciones del país regían en todo momento la cantidad de poder adquisitivo disponible que era preciso en tal instante para el debido funcionamiento de la actividad económica. En una palabra, las condiciones generales del país imponen un determinado número de funciones a su moneda. Por consiguiente, cuanto mayor sea la cantidad de dinero, menor número de funciones tendrá que desempeñar cada parte de la cantidad total, y, por tanto, será menor la demanda efectiva de cada pieza acuñada y menor el valor de éstas. El paso próximo a realizar era tener también en cuenta la medida en que las funciones del dinero en sí mismo podían ser facilitadas por la ayuda del crédito. (2)

No obstante, hasta principios del siglo XIX no se emprendió en serio el estudio de las causas que regían el valor del dinero. El pensamiento humano había estado hasta entonces muy preocupado con averiguar las bases económicas de la seguridad política y las del bienestar general. Al fin, la perturbación violenta del crédito público y de los precios, causada por los destrozos y las perturbaciones de las guerras napoleónicas, determinó que un grupo de hombres de estudio y de hombres de negocios, capacitados y bien enterados, comenzaran a investigar de nuevo el problema, dejando ya poco trabajo a sus sucesores en cuanto se refiere a sus líneas fundamentales. (3)

Ricardo fue uno de los pensadores más influyentes y redactó sobre este tema su famoso informe sobre los metales preciosos (Bullion Report) en 1810. En él declara que "el dinero efectivo de un país depende de la velocidad de su circulación y del número de operaciones que realiza en un momento dado, tanto como de la cantidad acuñada; toda circunstancia que muestre una tendencia a apresurar o a retrasar el ritmo de la circulación hace que la misma cantidad de dinero sea más o menos adecuada para satisfacer las necesidades del comercio. Se requiere menor cantidad de dinero cuando el crédito público consigue un alto nivel de estimación que cuando la alarma obliga a los individuos a retirar sus anticipos y protegerse contra el peligro atesorando su dinero; y en un período de seguridad comercial y confianza privada que cuando la desconfianza origina el aplazamiento de toda operación monetaria hasta que vengan mejores tiempos. Pero, sobre todo, la misma cantidad de dinero será más o menos adecuada en relación a la habilidad que las grandes entidades prestamistas muestren en la administración y economía del medio circulante. . . El progreso que ha habido últimamente en este país, singularmente en el distrito de Londres, en relación con el empleo y economía del dinero entre los banqueros, y en la manera de concertarse los pagos comerciales. . . consiste principalmente en la utilización creciente de giros bancarios para los pagos generales en Londres; el artificio de reunir a diario todos los títulos bancarios en un local común donde son compensados unos con otros; la intervención de los agentes de letras comerciales; y algunas otras novedades en las' prácticas de los banqueros de Londres, han tenido el mismo efecto de hacer innecesaria para ellos la conservación de los grandes depósitos de dinero que antes estaban obligados aguardar". Esta concisa explicación sigue siendo exacta.

Sabemos que las existencias de oro y de plata del mundo occidental han aumentado rápidamente durante las últimas décadas, aunque no poseemos estadísticas definitivas al respecto. Pero parece ser que la producción anual de plata casi se ha decuplicado desde la mitad del siglo XIX.

El acervo de oro también se ha decuplicado entre 1840 y 1855, pero su aumento ha sido más lento durante los cuarenta años siguientes; últimamente ha vuelto a ser rápido. (4)

Mientras tanto, el uso del oro en la orfebrería ha aumentado mucho; y la parte considerable del mismo que se emplea en dorar queda inutilizada para nuevos empleos. Es posible, no obstante, que en el curso de algunos pocos siglos las existencias de oro lleguen a ser pequeñas y que su poder adquisitivo esté expuesto a grandes cambios debidos a pequeñas causas. En tal caso surgirán fuertes argumentos en pro de basar todos los pagos a largo plazo en unidades de medida de poder adquisitivo general que gocen de evidente autoridad.

En Inglaterra, una compra importante se realiza, generalmente, no por la transferencia de dinero, sino por la de un cheque (u otro documento) que proporciona un título sobre dinero. Por esta razón la demanda de dinero en Inglaterra no es típica de las condiciones generales, ni siquiera en el mundo occidental; pero, por ahora, hagamos caso omiso de la influencia que en los precios ejercen los cheques y otros documentos privados; más tarde se dirá algo al respecto.

3) El valor total de la circulación de un país, multiplicado por el número medio de veces que cambia de manos con fines comerciales en un año, es, evidentemente, igual a la cantidad total que importan las transacciones realizadas en dicho país por pagos directos en dinero en el citado año. Pero esta misma definición no indica las causas que gobiernan la rapidez de circulación del dinero; para descubrir éstas debemos considerar las cantidades de poder adquisitivo que los ciudadanos de tal país deciden conservar en forma de dinero.
Los hechos fundamentales son: 1) cada cambio en la rapidez de circulación de las mercancías tiende a originar un cambio correspondiente en la rapidez de circulación del dinero y de los sucedáneos de éste, y, 2), el principal de estos sucedáneos son los cheques y, en algunos casos, las letras de cambio. Pero los motivos que gobiernan la velocidad de circulación del dinero no son evidentes; consideremos, pues, cuáles pueden ser.
Aparecerá, al tratar de averiguarlos, que los cambios en la velocidad de circulación del dinero están ligados a los cambios en la cantidad de poder adquisitivo disponible que los ciudadanos de un país encuentran conveniente conservar en su propia posesión. Esta cantidad está gobernada por causas diversas, siendo fácil de comprender la principal de ellas. Es bien cierto que, relativamente, pocas personas analizan los motivos que les impulsan a obrar en tales materias, pero se advierten sugerencias implícitas de tales motivos en observaciones tales como: "he guardado una cantidad de dinero mayor de la que realmente necesito; podía haber usado parte de ella en comprar artículos de uso personal o en alguna inversión". Se producen reflexiones opuestas cuando una persona ha gastado o ha invertido casi todo el dinero que tiene a su disposición y no puede, por tanto, aprovechar una buena oportunidad cuando ésta se le presenta. O puede estar obligado a comprar a los comerciantes al por menor, que le cargan un precio alto y le surten géneros de inferior calidad, aprovechando la ventaja de conocer que no puede protestar, ya que en este caso le pueden perjudicar exigiéndole un pago inmediato. El consumidor puede, desde luego, vencer la dificultad obteniendo crédito de un banco, pero no siempre es posible utilizar este recurso. (5)

Esta exposición general indica la naturaleza general de la demanda de un país de poder adquisitivo disponible en forma de dinero; o, por lo menos, de disponibilidad inmediata de dinero, tal como se deriva de conservar una considerable suma de él en cuenta corriente en un banco.

Para precisar más este concepto, supongamos que los habitantes de un país, juntos unos con otros (e incluyendo, por tanto, todas las variedades de carácter y profesión) estiman que les vale la pena conservar en su poder, por término medio, un poder adquisitivo disponible equivalente al décimo de su ingreso anual, más la quinceava parte del valor de sus propiedades; entonces, el valor total de la moneda del país tenderá a ser igual a la suma de dichas cantidades. Supongamos que la suma de sus ingresos puede cifrarse en cinco millones de arrobas de trigo (en un año normal) y la de sus propiedades en veinticinco millones de la misma unidad. En este caso el valor total del dinero sería un millón de arrobas de trigo, porque, a dichos tipos, cada uno podría tener tanto poder adquisitivo disponible a su disposición como desee, después de compensar, unas con otras, las ventajas de una mayor disponibilidad inmediata y las desventajas de colocar una gran parte de sus recursos en forma que no pueda producirle ingreso directo ni otros beneficios. Si en dicha ocasión el total de dinero contiene un millón de unidades, cada una equivaldrá a una arroba; si contiene dos millones de unidades cada una equivaldrá a media arroba; etc.

Así, la posición es ésta: en cada estado de desarrollo de la sociedad hay una parte de su ingreso que los individuos estiman conveniente conservar en forma monetaria y que puede ser un quinto, un décimo o un vigésimo. Una mayor disponibilidad de recursos en forma de dinero les proporciona mayor facilidad y comodidad en sus negocios y les coloca en situación ventajosa para sus tratos, pero, por otra parte, les inutiliza recursos que pueden producirles un beneficio compensador si los emplean, por ejemplo, en adquirir un mayor número de muebles o artículos mejores, o un ingreso monetario si los invierten en nueva maquinaria o más ganado. En un estado primitivo de la sociedad, incluso en alguno tan avanzado como el de la India, sólo los ricos se preocupan de conservar una parte de sus recursos en efectivo. En Inglaterra, excepto los muy pobres, todos conservan una buena parte -la clase media inferior guarda una cantidad relativamente muy grande- en tanto que los muy ricos, que pagan todas sus compras por medio de cheques, guardan relativamente una muy pequeña. Pero, sea cual fuera el estado de desarrollo de una sociedad, existe un cierto volumen de recursos que las personas de todas las clases sociales, unas con otras, se cuidan de conservar en efectivo, y, en el caso de que todos los demás factores permanezcan iguales, existe tal relación directa entre la cantidad de dinero y el nivel de precios que, si una aumenta en un diez por ciento, el otro se eleva el mismo diez por ciento. Evidentemente, cuanto menor sea la proporción de sus recursos que los individuos guarden en efectivo más baja será la suma total de dinero, es decir, mayores serán los precios, dada una cantidad igual de dinero.

Esta relación entre la cantidad de circulante y el nivel general de precios puede modificarse permanentemente por diversas causas; primero, por cambios en la población y riqueza, que varíen el ingreso total; segundo, por el desarrollo de las entidades de crédito, que suplen el dinero con otros medios de pago, y tercero, por los cambios en los procedimientos de transporte, de producción y de los negocios en general, que afectan el número de manos por las cuales van pasando las mercancías en su proceso de fabricación y venta, y puede ser modificada temporalmente por las fluctuaciones de la actividad y de la confianza comercial en general. (6)

Sin duda alguna, el valor total del dinero necesario para la vida comercial inglesa es relativamente pequeño. Las clases medias y altas de la sociedad liquidan la mayor parte de sus pagos importantes por medio de cheques, y sólo una pequeña parte de éstos se hacen efectivos, ya que su mayor parte se liquidan meramente transfiriendo de una a otra cuenta bancaria el derecho a reclamar una determinada cantidad de dinero.

Como ya se ha indicado, los metales preciosos (ya sea en forma de barras o de monedas acuñadas) suelen atesorarse con objeto de prevenirse contra necesidades futuras, conocidas o desconocidas. No otra es la práctica que aún prevalece entre los campesinos de todas las partes del mundo. Pero en los países occidentales, incluso los campesinos, si son gente acomodada, se sienten inclinados a invertir la mayor parte de sus ahorros en valores de bolsa, oficiales o bien acreditados, o a confiar su administración a un banco; y, especialmente en los pueblos anglosajones, la mayor parte de la moneda que los particulares guardan se utiliza como previsión para alguna oportunidad en que pueda ser usada como poder adquisitivo directo en un futuro no muy lejano.

4) Influencias que ejercen las ocupaciones y los temperamentos sobre la cantidad de dinero que las personas con ingresos semejantes suelen guardar como disponibilidad inmediata.

La imprevisión de una persona sujeta a un salario semanal puede originar que las monedas de oro o de plata que lleguen a su poder circulen, en general, más rápidamente cuando salgan de su posesión; pero como, a menos de que se trate de una persona excepcionalmente irresponsable, conserva por lo menos un chelín hasta el final de la semana, no gasta probablemente sus monedas de cobre más rápidamente que las demás personas. De igual manera, la imprevisión de quien recibe sus ingresos por trimestre puede producir una elevación de la rapidez media de circulación de las monedas de oro que llegan a su poder, pero como sería muy raro que no conserve por lo menos una libra esterlina, no afectará directamente la rapidez con que las monedas de plata y de cobre entren y salgan de su poder.

Los comerciantes importantes conservan relativamente poco dinero en su poder en los países modernos, en los cuales casi todos los pagos importantes se realizan por medio de cheques. Pero cuando no existen instrumentos de crédito auxiliares del dinero, cada comerciante depende del acervo de poder adquisitivo que conserve en forma monetaria, con objeto de aprovechar las buenas oportunidades que se le presenten. Por instinto, y por experiencia, calcula las ventajas y desventajas de tener grandes existencias en efectivo; sabe que si conserva muy poco poder adquisitivo a su disposición pasará apuros con frecuencia, y que si guarda una cantidad excesiva disminuirá las fuentes materiales de sus ingresos y, además, que encontrará sólo muy pocas ocasiones en que emplear la totalidad de su poder adquisitivo disponible para conseguir un verdadero beneficio.

Resumiendo: la norma conveniente para una persona puede no ser buena para otra en condiciones semejantes; pero, como dijo Petty, "las personas más prósperas conservan poco. . . dinero en su poder, más bien lo gastan y emplean en adquirir productos diversos de los que obtienen gran provecho". (7)

5) Aunque el poder adquisitivo de una unidad monetaria varía, a igualdad de otros factores, inversamente al número de unidades, una emisión creciente de moneda papel no convertible puede rebajar aún más su crédito y, por tanto, disminuir la cantidad de poder adquisitivo disponible que los particulares deseen conservar. Es decir, puede rebajar el valor de cada unidad en proporción mayor al aumento de su número.

Hasta ahora no hemos tenido en cuenta la influencia que el prestigio de una moneda ejerce en el deseo de la población respectiva de conservar una parte de sus recursos, directamente en metálico en su bolsillo o en un banco o, indirectamente, en forma de valores o títulos cotizables en bolsa que producen una renta fija expresada en dinero.

Pero esta influencia puede ser muy importante, si está en peligro el crédito de la moneda. De hecho, todo aumento desproporcionado en el volumen de moneda inconvertible tiende fácilmente a rebajar el valor de cada unidad en proporción superior a dicho aumento: porque rebajará el crédito de la moneda y porque inducirá a todos a conservar en tal forma una cantidad de sus recursos menor a la que de otra manera conservarían. Conforme se aumenta el circulante, cada unidad representará, por consiguiente, una parte inferior de esta misma parte más reducida de sus recursos, y su valor sufrirá así una doble reducción. El valor total de la moneda papel inconvertible no podrá, por consiguiente, incrementarse por un aumento de su cantidad: todo aumento de su cantidad, que pueda juzgarse se repita, rebajará el valor de cada unidad en proporción superior a dicho aumento.

Esta noción de que la cantidad de poder adquisitivo disponible que necesita la población de un país en un tiempo dado es una cantidad fija está implícita, aun cuando no se manifieste de manera explícita, en la doctrina ahora tan extendida de que el valor de una unidad monetaria varía, a igualdad de otros factores, inversamente al número de unidades y a su velocidad media de circulación.

Esta "doctrina cuantitativa" contribuye eficazmente al estudio del problema sólo hasta cierto punto, pues no indica cuales son los "demás factores" que se presume que permanecen iguales para poder justificar la proposición, y no explica cuáles son las causas que rigen la "velocidad de circulación".

Se trata, casi, de una perogrullada, porque si en una columna de un libro de contabilidad se registran cuidadosamente todas las transacciones en dinero de un año, con sus valores, y en otra se especifica el número de unidades monetarias empleadas en cada transacción, las sumas de ambas columnas serán idénticas. La segunda columna representaría, desde luego, el valor total del número total de cambios de propiedad de todas las unidades monetarias, y esto es lo mismo, en otras palabras, que el valor total del dinero multiplicado por el promedio de los cambios de propiedad de cada unidad, dejando aparte los debidos a donaciones, robos, etc.

Los demás factores, que se presume que permanecen iguales para los fines de la exposición, incluyen: a) la población; b) el volumen de operaciones verificadas por habitante; c), el por ciento de dichas operaciones que se verifica directamente en dinero; y d), la eficiencia (o velocidad media de circulación) del dinero. Sólo si se cumplen estas condiciones puede comprobarse la validez de la doctrina, y, si se cumplen, la doctrina es casi una perogrullada.

6) El dinero se diferencia de otras cosas en que un aumento en su cantidad no ejerce influencia directa en la suma de servicios que proporciona.

Moneda papel inconvertible.

El carácter excepcional de esta doctrina "cuantitativa" del valor del dinero ha sido descrito de muchas maneras distintas. Pero el hecho central en la exposición que ahora realizamos es que 1m aumento en la cantidad de dinero de mI país no aumenta los servicios totales que proporciona. Esta declaración no es incompatible con el hecho de que un aumento de la cantidad de oro en el sistema monetario de un país aumenta su capacidad para obtener productos exportando oro, y le proporciona también la ventaja de poder convertir parte de su dinero en artículos de lujo y ornamento. Significa meramente que la finalidad de una moneda es, ante todo, facilitar las operaciones comerciales, y, para cumplir esta finalidad, necesita estar definida con toda claridad y ser aceptada por la generalidad de las gentes. A continuación, necesita representar un poder adquisitivo estable; pudiendo ser lograda tal estabilidad por una moneda papel in convertible en tanto que el gobierno, primero, pueda evitar que circulen billetes falsificados, y, segundo, pueda llevar al convencimiento de las gentes de manera absoluta que no se emitirán billetes en número excesivo. Las monedas de oro tal vez se consideren como verdadero dinero en la creencia de que la naturaleza no permitirá un aumento violento de la suma de dinero extraída de su seno. Si se descubriera (en contra de la opinión de geólogos y mineralogistas de que tal cosa es físicamente imposible) una mina de oro que contuviera un volumen de este metal tan vasto como el mineral que contiene una mina de carbón, las monedas de oro dejarían de prestar toda utilidad. (8)

Evidentemente, la estabilidad del valor de las monedas de oro se debe a veces a la estabilidad de la demanda de oro para fines ornamentales y para algunos usos industriales; pero el descubrimiento, si esto fuera posible, de un gran yacimiento de oro, produciría la gran dificultad de encontrar buenos usos para su empleo. Podríamos concebir un planeta cuya constitución fuera diferente de la del nuestro, en el cual una pequeña cantidad de mineral de hierro -por ejemplo, el necesario para fabricar una sierra- tuviera un valor en cambio superior al de medio kilo de oro. (9)

Si un gobierno fuerte regula una moneda inconvertible, el volumen de su _misión se determinará de tal suerte que el valor de cada una de sus utilidades se mantengan a un nivel fijo. Este debe ser tal que, primero, el nivel medio de precios permanezca inalterable según un sistema fidedigno de números índices; segundo, que este nivel medio se ajuste por sí mismo a los cambios generales en los precios en países cuyas monedas están ligadas efectivamente a los metales preciosos; o, tercero, que el gobierno del país en cuestión publique una lista cuidadosamente redactada de los precios generales dentro de su territorio respectivo, ajustando a los mismos el volumen de sus emisiones, es decir, por ejemplo, que un millar de unidades permita la adquisición, por término medio, de una suma uniforme de productos en general, a base de un plan como el sugerido en el capítulo III del libro I de esta obra.

Los billetes "convertibles" -esto es, billetes que puedan ser cambiados con toda certeza, al ser presentados, por oro u otro metal autorizado- ejercen aproximadamente la misma influencia en el nivel nacional de precios que el que ejercen las monedas acuñadas legalmente de valor nominal idéntico. Evidentemente, si surge la más pequeña duda acerca de su convertibilidad absoluta en moneda acuñada legal, cundirá la desconfianza respecto a los mismos, y si llegan a no ser totalmente convertibles, su valor caerá por bajo de la cantidad de oro (o plata) que nominalmente dicen representar.

Debe tenerse en cuenta que este capítulo se refiere a la demanda de dinero sólo cuando las condiciones del crédito en general son normales. Cuando el crédito se conmueve, entonces es aconsejable adoptar medidas anormales, o, si' fuese posible decir, medicinales, en relación a la oferta de dinero. Algo se dice al respecto en relación con las fluctuaciones de crédito en el Libro IV de esta obra.

NOTAS

(1) Este asunto se analiza con mayor detalle en la obra del autor Principios de Economía, Libro III, capítulo VI, así como en las notas del apéndice matemático y en el apéndice C de la misma obra.

(2) Así Petty, en su Taxes and Contributions (1667), consideraba cómo los títulos de propiedad de las tierras, bajo un buen sistema de registro público, y los "certificados expedidos por los depositarios de metales, tejidos, lienzos, cueros y otros productos de primera necesidad", en unión de los "créditos lombardos" y de los bancos de depósito, hacían que "fuese necesario menos dinero para las atenciones del comercio". Quería decir, sin duda, menos cantidad de dinero de poder adquisitivo igual al anterior y la misma cantidad de dinero de un poder adquisitivo inferior. Locke hizo un interesante estudio sobre este asunto, de! que se ocupó también el genio irresponsable y desequilibrado, pero fascinante, de John Law Harris y el agudo, pero menos conocido, CantilIon, en unión de otros, prepararon el camino a Hume y a Adam Smith.

(3) Ricardo es la figura principal entre ellos, y su gran prestigio ha dejado en la sombra la obra de los demás.
El profesor Hollander (Quartely Journal of Economics, 1911) ha demostrado cómo casi todas las partes de la doctrina de Ricardo fueron anticipadas por uno u otro de sus predecesores, pero su genio magistral, como ocurre con Adam Smith, le llevó a realizar la superior tarea de construir, con un número de verdades fragmentarias, una doctrina coherente.
Y esta doctrina constituye una fuerza constructiva precisamente por ser un todo orgánico.

(4) El profesor Lexis, en el artículo sobre el oro que publicó en Handwörterbuch der Staatswissenschaften, dice que cuatro quintos de la producción de oro entre 1801 y 1908 se obtuvieron durante los últimos sesenta años de dicho período.

(5) Es evidente que una persona particular que compra a base de crédito a largo plazo sin un motivo especial para ello paga más caro por sus compras, por una u otra razón, pues el comerciante trata de obtener una ganancia sobre su capital y los particulares raramente obtienen algo más que un pequeño tipo de interés para el suyo. No siempre beneficia a los comerciantes el llamar la atención sobre este hecho, en parte porque, cuando los clientes tardan mucho en liquidar, no están en posición de reclamar contra los fraudes que observan entre los géneros que se les sirve. El beneficio total que esto produce a los comerciantes, en unión del que les suponen las ventas al contado, varía con el importe del trabajo extraordinario de contabilidad, el riesgo de las malas deudas y otras circunstancias. En algunos casos, el obrero que sólo esté atrasado en sus pagos una semana se encuentra obligado a pagar un interés no menor de medio penique por chelín cada semana, esto es, un 200 % al año, teniendo en cuenta únicamente el interés simple.

(6) Esta exposición reproduce la contestación que di a las preguntas 11,759 a 11,761 formuladas por el Comité para el Estudio de la Situación Monetaria de la India en 1899. Una considerable parte de esta discusión sobre los problemas de moneda y crédito puede asimismo encontrarse en mis contestaciones a las preguntas 11,757 a 11,850 del cuestionario de dicho Comité y en mis contestaciones a las preguntas 9,623 a 10,014 y 10,121 a 10,126 del cuestionario formulado por la Comisión del Oro y de la Plata durante los años 1887 y 1888.

(7) Petty pensaba que el dinero "suficiente" para la nación era "aquél que se necesite para pagar las rentas de medio año de todas las propiedades rurales de Inglaterra, una cuarta parte del alquiler de las propiedades urbanas, los gastos de una semana de toda la población, y alrededor de una cuarta parte del valor de todas las mercancías exportadas". (Véase: preguntas 23 y 25 de Quantulumcunque, el capitulo IX de Political Arithmetic y el capítulo VI de Verbum Sapienti). Locke calculaba que "una cincuentava parte de los salarios, un cuarto de las rentas de los propietarios de tierras y una vigésima parte de los ingresos anuales de un corredor, en moneda disponible, puede ser bastante para mantener el comercio de cualquier país". Cantillon (1755), después de una larga y sutil exposición, deduce que el valor preciso es un noveno de la producción total del país, o, lo que él estima equivalente, un tercio de la renta de la tierra. Adam Smith, más próximo al escepticismo moderno, dice: "es imposible determinar la proporción", aun cuando "diversos autores la han calculado en un quinto, en un décimo, un vigésimo o una treintava parte del valor total de la producción anual".

(8) La complicada y cuidadosa impresión de los billetes de banco determina el que las buenas imitaciones sean muy caras y, por tanto, permite su fácil descubrimiento. La falsificación de los billetes del Banco de Inglaterra se evita, como es bien sabido, por procedimientos y medidas realmente excepcionales.

(9) Este ejemplo puede multiplicarse. Si los diamantes llegaran a ser abundantes, revolucionarían y ampliarían varios tipos de industrias para las cuales el acero no es bastante duro, pero en ese caso sería preciso utilizados con gran mesura para el adorno personal. Por otra parte, si una baja en el precio de la lana, o de cualquier otro producto realmente útil, determinara que se consumiese una mayor cantidad del mismo a un coste total inferior, produciría un aumento aproximadamente proporcional en la riqueza real del mundo; los ricos ganarían solo un poco, pero los pobres podrían tener un abrigo mucho más caliente.

Reroducido por evaristo-hernandez el 10/06/2007 18:47

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